Normas en conflicto y diccionario. A propósito del tratamiento de los préstamos del mapuzugun en la vigesimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española Belén Villena Araya
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso / Centro de Estudios Indígenas e Interculturales (Chile)

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Resumen

En la presente ponencia se analiza, desde un punto de vista cualitativo, la inclusión y el tratamiento de los préstamos del mapuzugun en la vigesimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española (RAE, 2014) y cómo las normas que sustentan las decisiones tomadas por los lexicógrafos entran en conflicto con una nueva norma de escribir y pluralizar estas voces, surgida como un acto de reconocimiento a los usos propios de hispanohablantes mapuches. Se presenta, también, el debate normativo surgido en torno a este tema y se problematiza el papel del diccionario académico ante estas dos normas actualmente en conflicto en el español de Chile.

Introducción

La influencia de las lenguas indígenas en las distintas variedades geográficas del español de América ha sido uno de los temas más estudiados y polémicos de la dialectología hispanoamericana. En la actualidad, aunque no hay consenso en torno al impacto de estas lenguas en los esquemas fonológicos y sintácticos de la lengua española, sí lo hay en lo que respecta a su importante influencia en el nivel léxico, con préstamos amplia y muy tempranamente documentados. En el caso del español de Chile, numerosos estudios han puesto de manifiesto la presencia de préstamos de lenguas indígenas como el aimara, el quechua y, sobre todo, el mapuzugun (Oroz, 1966; Palacios, 2015; Prieto, 1979; Rabanales, 2000; Sánchez, 2010; Fernández-Silva, Villena y Ramírez, en prensa). Esta última lengua es la lengua del pueblo mapuche, el pueblo originario más numeroso residente en territorio chileno y que más influencia ha ejercido en la conformación de la variedad chilena del español. Según el Censo del año 2017, 2.185.792 personas —el 12,8 % de la población chilena— consideran que pertenecen a un pueblo originario, de las cuales 1.745.147 —el 79,84 % de la población indígena total y el 9,93 % de la población chilena— se considera mapuche (Instituto Nacional de Estadísticas, 2018). Asimismo, el mapuzugun es la lengua originaria que más hablantes tiene en territorio chileno; se estima que posee entre 100.000 y 200.000 hablantes con diversos grados de competencia (Zúñiga, 2006: 41-44) y unos 250.000 si se consideran también las zonas de Argentina donde se habla esta lengua (Eberhard, Simons y Fennig, 2020).

Los primeros préstamos que se conocen del mapuzugun fueron los registrados durante el siglo XVI en cartas, crónicas, poemas y parlamentos relativos a la conquista del Reino de Chile (Oroz, 1980; Chávez 2014a y 2014b). En estos textos se recurrió al léxico del mapuzugun para designar la nueva realidad del territorio, con elementos hasta entonces desconocidos de la fauna, la flora, los accidentes geográficos, la toponimia, las relaciones sociales, la vida cultural y la organización mapuche (Contreras, 2002: 55). En el siglo siguiente, crónicas como la Historica Relación del Reyno de Chile(...), de Alonso de Ovalle (1646) siguieron registrando e incorporando nuevos elementos del mapuzugun (Gómez Pablos, 2018). Con respecto a los préstamos del mapuzugun vigentes en la actualidad, Gilberto Sánchez (2010) constató que 302 fueron incorporados a la vigesimosegunda edición del Diccionario de la Lengua Española (RAE, 2001), voces que son, en su mayoría, fitónimos (37,41 %) y zoónimos (23,50 %). En su análisis, Sánchez (2010) también constató que no se señala la procedencia de algunas de estas voces, por lo que su condición de préstamo del mapuzugun solo puede ser reconocida por quienes conocen esta lengua; que algunos préstamos, de uso general en Chile, no están incluidos en este diccionario, como bailahuén (planta medicinal), pino (contenido de la empanada chilena), ulmo (un árbol); y que sería necesario corregir —en algunos casos— las formas originales consignadas, dado que no son del todo exactas.

En este contexto, en la siguiente presentación analizamos, desde un punto de vista cualitativo, la inclusión y el tratamiento de los préstamos del mapuzugun en la vigesimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española (RAE 2014) (en adelante, DLE) y cómo las normas que sustentan las decisiones tomadas por los lexicógrafos entran en conflicto con nuevas normas de escribir y pluralizar estas voces, surgidas como un acto de reconocimiento a los usos propios de hispanohablantes mapuches. Asimismo, presentamos el debate normativo surgido en torno a este tema y problematizamos el rol del diccionario académico ante estas dos normas actualmente en conflicto en el español de Chile.

Inclusión y tratamiento de los préstamos del mapuzugun en el DLE

Los préstamos del mapuzugun recogidos en la vigesimotercera edición del DLE reciben distintos tratamientos desde el punto de vista etimológico. La información etimológica que de ellos se entrega no es sistemática: la más completa es aquella que incluye la lengua de origen, su étimo y ofrece un análisis lexicogenésico del mismo, así como el significado de sus partes, como se hace con el lema «pehuenche. (Del mapuche pewen 'pino' y che 'gente')». En los casos en los que el étimo del lema es una palabra monoléxica (aunque también en unas pocas poliléxicas como cachanlahua), se incluye el étimo, en algunos casos con su significado y en otros sin él, como ocurre con «cuicuy. (Del mapuche cuycuy 'puente')» y «chequén. (Del mapuche chequeñ)», respectivamente. Pero también hay casos en que solo se menciona la lengua de origen como en «nalca. (Voz mapuche)» y en «chirigüe. (De or. mapuche)». Y otros, en los que no hay ningún tipo de información etimológica, por lo cual, como señala Sánchez (2010), su condición de préstamos del mapuzugun solo puede ser reconocida por quienes conocen esta lengua, como sucede con «lonco», «cahuín», «boqui» y «bollén».

En el tratamiento de estos préstamos, lo que sí es sistemático es el empleo de la ortografía del español en su escritura, aunque no ocurre lo mismo con la escritura de sus étimos. En ellos constatamos la presencia de distintos sistemas ortográficos: junto con la ortografía de la lengua española —la más empleada—, se utilizan también diferentes sistemas ortográficos creados para escribir el mapuzugun. Es así como constatamos el uso de la ortografía empleada por el misionero jesuita Andrés Febrés en su obra de 1765, obsoleta en la actualidad, presente, por ejemplo, en la escritura de los étimos de «pitao. (Del mapuche pithau 'callo')», donde se emplea el dígrafo <th> para representar el fonema africado ápicoalveolar retroflejo áfono /tr/ del mapuzugun; y de «maitén. (Del mapuche maghtén)», donde se emplea el dígrafo <gh> para representar el fonema fricativo velar sonoro /γ/ del mapuzugun. También constatamos el uso del alfabeto del misionero capuchino Félix de Augusta empleado en su obra de 1916, y también obsoleto, presente, por ejemplo, en la escritura de los étimos de «natri. (Del mapuche natreŋ)», donde se emplea el símbolo fonético /ŋ/ para representar el fonema resonante nasal velar sonoro del mapuzugun; y de «petra. (Del mapuche pǝtra)» donde se emplea el símbolo fonético /ǝ/ para representar una de las realizaciones fonéticas de la vocal alta cerrada posterior no redondeada /ï/ del mapuzugun. Por último, constatamos el uso de los sistemas ortográficos actuales del mapuzugun, presentes, por ejemplo, en la escritura de los étimos de «guala. (Del mapuche wala)» y «gualve. (Del mapuche walwe 'maizal')». Hablamos de sistemas ortográficos en plural dado que el mapuzugun cuenta en la actualidad con al menos tres alfabetos en competencia, coincidiendo la escritura de los étimos antes mencionados con estos tres alfabetos.

Por otro lado, en la vigesimotercera edición de este diccionario se incluye, como glosónimo general del mapuzugun, el lema mapuche, considerado como etnónimo (en su primera acepción: «Dicho de una persona: De un pueblo amerindio que, en la época de la conquista española, habitaba en la región central y centro sur de Chile, y que hoy constituye el pueblo indígena mayoritario de Chile») y como glosónimo (en su cuarta acepción: «Lengua araucana que hablan los mapuches en la zona central de Chile y en la Argentina»). Esta denominación corresponde a un exoglosónimo; el pueblo mapuche emplea otras denominaciones para su lengua, las que son distintas, dependiendo de la identidad territorial de la que se trate.

Normas en conflicto

Los usos y normas recogidos por el diccionario académico en lo referente a la adaptación de los préstamos del mapuzugun y a su glosónimo general entran en conflicto con otros usos y normas que, si bien no han sido suficientemente sistematizados hasta el momento, sí son visibles en ciertas intervenciones en medios de comunicación, en páginas de preguntas y respuestas, en redes sociales y en algunos manuales de buenas prácticas y protocolos institucionales y académicos. Algunas de estas intervenciones son las siguientes.

En mayo de 2017, un usuario de la página de preguntas y respuestas Spanish Language Stack Exchange comentó:

Aquí (en Chile) es habitual oír acerca de “los mapuche”, sin -s, tanto en los medios masivos como a nivel oficial o académico, y tanto de boca de mapuches como de “chilenos”. Pero no se trata de una aspiración de la /s/ propia del lenguaje relajado, sino de una pérdida completa y sistemática, como demuestran los siguientes ejemplos: “Niños mapuche de La Araucanía cumplieron sueño de conocer Palacio La Moneda gracias a CONADI” (en el sitio web oficial del Gobierno de Chile) (...) (y) “Los mapuche en la sociedad chilena actual” (un libro, entre muchos). Si tú fueras y dijeras “hey, eso está mal según la ortografía de la RAE” al menos recibirías una carcajada, pero lo más probable es que causarías indignación. Yo nunca he escuchado una justificación de este plural sin -s, la verdad aquí nadie se lo pregunta. En todo caso, la forma habitual sigue siendo con —s.

A continuación, el usuario formuló su pregunta:

¿Se explica o justifica de alguna forma esta desviación de la norma cuando se habla de etnias, o en algún otro caso?1

Otros usuarios le respondieron intentando justificar el uso de una u otra de las variantes morfológicas en cuestión.

Años antes, en 2013, el lingüista Scott Sadowsky, en su texto «¿"Los mapuche" o "los mapuches"?», publicado en el blog de difusión científica Tercera Cultura, dio cuenta de este caso de polimorfismo, diciendo:

Hoy en día, es cada vez más común que la palabra mapuche se use tanto para el singular como para el plural en el castellano de Chile: el mapuche, los mapuche.

El lingüista sostuvo que, aunque no hay ninguna razón lingüística (ni por eufonía, ni por pluralidad léxica, ni por la adopción de la morfología de la lengua de origen) que respalde el uso del plural invariable, no poca gente emplea esta variante, e, incluso, parece ser una tendencia que va en aumento. Para Sadowsky, sería razonable pensar en una motivación ideológica como explicación a este fenómeno, en particular, en el empleo de esta forma como expresión de solidaridad con el pueblo mapuche.

Normas de formación de plural en español

El Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2005), en su artículo temático sobre el plural, señala que, en español, hay dos marcas para formar el plural de los sustantivos y adjetivos: -s y -es. Asimismo, señala que existe la posibilidad, aunque no es lo normal, de que permanezcan invariables. Algunos de estos casos se dan en palabras esdrújulas terminadas en -l, -r, -n, -d, -z, -j (como polisíndeton, pl. (los) polisíndeton; cáterin, pl. (los) cáterin) y en ciertas palabras terminadas en grupos consonánticos como compost y test, debido a que la adición de una -s en estos casos daría lugar a una secuencia de difícil articulación en español. Sin embargo, en lo que respecta a los nombres de tribus o etnias, es tajante al señalar que:

No hay ninguna razón lingüística para que los nombres de tribus o etnias permanezcan invariables en plural; así pues, estas palabras formarán su plural de acuerdo con sus características formales y según las reglas generales: los mandingas, los masáis, los mapuches (...).

(RAE, 2005)

No obstante, a pesar de la claridad en la formulación de estas reglas, en la red social Twitter podemos encontrar en la actualidad intensos debates en torno a este fenómeno de variabilidad morfológica. Algunos usuarios interpelan a la Real Academia Española pidiéndole que sancione el uso correcto; como ejemplos, en orden cronológico, encontramos los siguientes:

(...) @RAEinforma perdón que me meta, pero mapuche es palabra que en sí misma implica plural -gente de la tierra-. Con S es reundante (sic)

(13 de marzo de 2014)

En castellano «mapuche» y, plural, «mapuches». En mapudungun «mapuche» y en plural «pu mapuche». Eso que, en plural, es siempre «mapuche», creo, es errado. Me corrigen @RAEinforma (...) please.

(16 de noviembre de 2018)

Mapuche, significa «gente de la tierra», lo que implica una concepción plural del término. Sin embargo, en castellano, qué es más correcto para tratar en plural dicha denominación: Los/Las mapuche o mapuches?
@RAEinforma
#dudaRAE

(1 de julio de 2019)

@RAEinforma tenga a bien aclarar ésto (sic), por favor: «comunidades mapuche» (mapuche en singular, no plural”. No es la primera vez que aparece en la prensa local. A modo de referencia, los mapuches son uno de los tantos autóctonos precolombinos en Chile.

(30 de mayo de 2021)

Las respuestas de la Real Academia Española fueron:

imagen de un tuit de la Real Academia Española en respuesta a usuarios que preguntan por la pluralización de la palabra mapuche
Figura 1.Tuits de la Real Academia Española en respuesta a usuarios que preguntan por la pluralización de la palabra mapuche

La Real Academia Española, sin embargo, no ha sido la única institución o figura de carácter normativo que, ante estas dudas, ha sancionado el uso correcto explicitando la norma vigente de formación de plural en español. En varias ocasiones (p. ej. en 2011, 2013 y 2021), la Fundación del Español Urgente ha recordado que:

Las denominaciones de las etnias, pueblos, tribus y comunidades indígenas son nombres comunes que forman el plural según las normas generales: los mapuches, los godos, los navajos, etc.

En marzo de 2018, el Representante del lector del diario La Tercera —a quien le fue encomendada la función de defender la voz del público y acoger cuestionamientos sobre la manera en que el diario presenta sus contenidos—, en su columna «¿Al rescate de la lengua mapuche?», sostuvo que

En las noticias que publican muchos diarios y revistas sobre estas comunidades lingüísticas y culturales, a menudo se encuentran nombres con mayúscula inicial y sin variación en el plural. Por ejemplo: «(...) la convocatoria al diálogo con los Mapuche».

Frente a estos usos, y basándose en lo ya señalado antes por la Fundación del Español Urgente, concluye que:

(...) del mismo modo que no se escribe los Mongol, los Godo o los Apache, sino los mongoles, los godos y los apaches, no hay razón alguna para no hacer lo mismo con los mapuches, los aimaras, los mayas, los muiscas, los aztecas y otros pueblos o tribus.

Emergencia de nuevas normas

En sentido contrario, se ha ido creando una nueva institucionalidad normativa que, ya sea por declaraciones explícitas o por el mismo uso de determinadas formas, ha ido fijando una norma alternativa que apoya el uso del plural etimológico de los préstamos del mapuzugun. Es así como el Manual de buenas prácticas para la difusión mediática de temas mapuche, elaborado por las periodistas mapuches Paula Huenchumil Jerez y Stefanie Pacheco-Pailahual con el objetivo de «contribuir a un ejercicio responsable de las comunicaciones, que promueva una sociedad que respete sus diferencias culturales» (2021: 14), presenta un un listado de malas prácticas lingüísticas en las que incurren los medios de comunicación al referirse a los pueblos indígenas. La segunda de ellas dice:

¿CÓMO NO DEBE USARSE? “MapucheS”. ¿CÓMO SE RECOMIENDA? “Mapuche, pueblo mapuche.” En el idioma mapuche, mapudungun/mapudugun o mapuzungun/ mapuzugun, que significa el “idioma de la tierra”, (mapu: tierra y dungun: palabra), mapuche significa gente de la tierra (mapu: tierra y che: gente), por lo tanto, habla de un conjunto de personas. Es decir, en el mapuzugun o en el idioma mapuche no se usa la “s” para señalar el plural de las palabras, como lo hace el castellano, debido que se pluraliza anteponiendo “pu”, como por ejemplo; zomo (mujer), se dice pu zomo (mujeres). Por lo tanto, lo correcto es escribir mapuche sin una “s” final.

(Huenchumil y Pacheco-Paillal, 2021: 67)

En esta sugerencia se observa también el uso de la denominación mapuzugun como glosónimo general de la lengua mapuche, a la vez que se constata su falta de normalización ortográfica, lo que da cuenta de la falta de un alfabeto único, socialmente aceptado, en la escritura del mapuzugun. Junto con lo anterior y con el objetivo de propiciar un cambio en los medios de comunicación, este manual ofrece un glosario de palabras en mapuzugun, en el que incluye las palabras gillatun y logko/lonko (Huenchumil y Pacheco-Paillal, 2021: 22-23), palabras incluidas en el DLE, pero que en este manual se incluyen con ortografía mapuche, promoviendo su uso en los medios de comunicación. Por último, este manual también ofrece recomendaciones para informar sobre el pueblo mapuche; una de ellas señala que:

(...) al mencionar autoridades tradicionales mapuche, lo más adecuado es mencionarlas en mapuzugun y luego entre paréntesis o entre guiones, en castellano. Por ejemplo, werken (vocero).

(Huenchumil y Pacheco-Paillal, 2021: 70)

En el mismo sentido, la Subdirección Nacional de Pueblos Originarios del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio publicó en 2014 el texto Recomendaciones para nombrar y escribir sobre pueblos indígenas y sus lenguas, reeditado en 2020. Este texto surge con el objetivo de mencionar correctamente a los pueblos originarios, lo que se considera, ante todo, un acto de reconocimiento y de visibilización de estos pueblos en la sociedad actual. Para ello, se señala que es importante respetar la autodenominación, es decir, las formas en que los distintos pueblos prefieren ser llamados (Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, 2020: 4). Una de las recomendaciones de este texto es no aplicar la -s al etnónimo mapuche (Ibidem: 7). En cuanto a las recomendaciones sobre cómo escribir los nombres de las lenguas indígenas, recomienda el uso de mapuzugun como glosónimo general, mencionando, además, los nombres de las distintas variantes territoriales. Asimismo, señala que la lengua del pueblo mapuche es la única cuyo glosónimo no coincide con su etnónimo (a diferencia de lo que ocurre con otras lenguas indígenas, como la lengua quechua y la aymara) (Ibidem: 9). Por último, hay otros manuales y protocolos que, aunque no entregan directrices sobre la adaptación ortográfica y morfológica de los préstamos del mapuzugun ni sobre el glosónimo general de la lengua mapuche, sus usos sí pueden considerarse normativos debido a que han sido publicados por la administración pública o por universidades. Ejemplos de aquello son el Manual de protocolo mapuche para funcionarios, publicado en 2018 por la Municipalidad de Nueva Imperial, y el Protocolo de Atención a Usuarios y Usuarias Mapuche en Tribunales y Juzgados de la Macrorregión Sur, publicado en 2019 por académicos de la Universidad Católica de Temuco y de la Universidad de Chile; en ellos se usa el plural etimológico mapuche, los préstamos (como logko/lonko) se escriben según la ortografía del mapuzugun y se emplea la denominación mapuzugun como nombre general de la lengua mapuche.

Discusión

Como se ha podido constatar a partir de esta breve exposición, la inseguridad de los hablantes en torno a la formación del plural de la palabra mapuche; las presiones normativas por parte de las instituciones que regulan el uso formal de la lengua española en torno al respeto de los criterios lingüísticos; y la formulación, por parte de entidades reconocidas socialmente, de nuevas reglas de escritura y de formación del plural en los préstamos del mapuzugun, en cuya base está el reconocimiento y la visibilización del pueblo mapuche por medio de la aceptación de sus usos, especialmente los de autodenominación (tanto de ellos mismos como de su lengua) nos permite postular la coexistencia de dos normas en conflicto, las que son reconocibles tanto en los usos individuales de mapuches y de no mapuches, como en los medios de comunicación, en la producción científica y en los documentos producidos por la administración pública.

Esto coincide con lo señalado por Concepción Company en 2016, en el VII Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Puerto Rico, acerca de la toma de conciencia colectiva de la multinormatividad de la comunidad hispanohablante. Al respecto, la autora sostiene que

«(...) es un hecho innegable que hoy nadie —sea un hablante simplemente, sea un profesional de la lengua— niega que el mundo hispanohablante es policéntrico y multinormativo.

¿Las razones de tal policentrismo y multinormatividad? Una de ellas,

(...) una gran densidad demográfica actual de Hispanoamérica, una gran complejidad étnica y una gran y muy heterogénea complejidad social. Estos tres ángulos generan una altísima complejidad en la conformación de núcleos de convivencia, generan policentrismo, demandan reconocimiento del otro y generan normas y subnormas lingüísticas guiadas por criterios no siempre similares.

En este contexto, ¿cómo debería ser, pues, el tratamiento de estas voces en el DLE? ¿Debería hacer eco de estas normas en conflicto, por ejemplo, a través de una nota de uso o, más bien, debería cambiar de norma? ¿Debería escribir los préstamos del mapuzugun con alguno de sus alfabetos actuales y presentarlos en cursiva, tal como hace con los lemas blues, boîte o pizza? ¿Debería abrirle la puerta a una metodología de trabajo intercultural? Como dijo Francisco Moreno Fernández en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado el 2019 en Córdoba (Argentina),

El espacio hispanohablante es un espacio de interculturalidad. Intercultural fue la gestación de la propia lengua española en la Península e intercultural fue su adaptación a la realidad social americana.

El trabajo colaborativo, intercultural, con hablantes y estudiosos del mapuzugun permitiría, además, del lado del español, corregir las formas etimológicas de los préstamos que presentan inexactitudes y homogeneizar su escritura, a la vez que, del lado del mapuzugun, contribuiría a la normalización de su ortografía y de su glosónimo general. A partir de un trabajo de esta naturaleza, reconociendo y respetando los usos lingüísticos del otro, podríamos avanzar en uno de los grandes retos de la política panhispánica actual; en palabras de Concepción Company (2016): «Lograr situaciones comunicativas sociolingüísticas de consenso y no de conflicto».

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Notas