La lengua española es el lugar de encuentro de muchas nacionalidades. El español de Puerto Rico, una de ellas, como uno de los dialectos representantes del español del Caribe, comparte con las otras comunidades de la zona rasgos fonológicos, sintácticos y léxicos caracterizadores de esa modalidad caribeña y también otros muchos, la mayoría, con el resto de las comunidades que hablan español. En este trabajo insistimos en los aspectos distintivos.
Las características sintácticas del español caribeño, de las que vamos a hablar hoy aquí, son ya conocidas. Los artículos dedicados a describir los rasgos que lo diferencian del resto del español general han alcanzado cierta notoriedad a partir de los años setenta.1 Aunque no hay coincidencia total entre los lingüistas en cuanto a cuáles son exactamente esos rasgos caracterizadores, los más repetidos hacen referencia a la frecuencia de los sujetos pronominales antepuestos, la reducción de la flexión morfológica verbal y la ausencia de inversión sujeto-verbo en contextos obligatorios (una muestra de los autores que han tratado estos temas sería: Suñer, 1986; Morales, 1989 y ss.; D’Introno, 1989, 2005; Pérez Leroux, 1999; Toribio, 1993).
Los rasgos citados se manifiestan en expresiones como las siguientes:2
Partimos del hecho de que estas oraciones serían poco frecuentes en el español general, que en estos contextos preferiría elidir o posponer el sujeto pronominal.
En esta primera presentación vamos a discutir el primer rasgo, muy relacionado con los otros y sobre el que hemos publicado ya algunos artículos. Queremos insistir aquí en que este proceso está motivado por principios universales del discurso que son compartidos por otras variedades del español no caribeñas, postulado que empezamos a presentar en Morales (1989) y que desarrollamos aquí con más cuidado. Conviene tener en cuenta que algunos de los modelos teóricos postulados parecen dar a entender que nos encontramos ante un dialecto que se encuentra a caballo de dos sistemas lingüísticos diferentes y en proceso de cambio hacia otro sistema distinto del español estándar. Este trabajo pretende demostrar que los datos empíricos encontrados no dan pie para establecer un modelo muy diferente del asignado al español general, solo indican que este dialecto recurre con mayor frecuencia que otras variedades a estrategias marcadas de tematización de sujeto.
Los hechos presentados han favorecido que el español de Puerto Rico, y el español dominicano en particular, hayan recibido distintas interpretaciones que lo distancian de las lenguas que permiten el sujeto tácito o lenguas de sujeto nulo (pro-drop languages), grupo al que pertenece el español. En general, los modelos relacionan la característica de poder elidir el sujeto pronominal con la riqueza flexiva de las formas verbales y postulan que en los dialectos en que las flexiones verbales desaparecen por el debilitamiento de las consonantes finales surge como compensación la no elisión del sujeto pronominal.4 Siguiendo esa dirección, algunos autores proponen modelos paramétricos que le asignan rasgos especiales a la CONC (ordancia) verbal (flexiones verbales).5 La naturaleza especial de CONC, categoría debilitada en los dialectos que pierden las consonantes finales, le impide identificar al sujeto y obliga a que este sea expresado. Algunos de estos dialectos pueden tener opciones paramétricas dobles (Toribio, 1993). Para esta autora, la modalidad del español dominicano, caribeño en general, es un dialecto en transición que puede exhibir, por ahora, propiedades asociadas a ambos sistemas; en este caso, a una lengua de sujeto nulo y a otra de sujeto obligatorio, es decir, tiene doble parámetro, retiene una gramática de sujeto nulo y a la vez es un dialecto de sujeto no nulo.6 Según D‘Introno (2005), más cauto en la interpretación del fenómeno, la pérdida de las marcas flexivas verbales debilita la condición de M ligamento (M-binding Condition), por la que el sujeto se identifica con la flexión verbal en el español general. La debilidad de las marcas flexivas en el español del Caribe hace que la condición sea menos efectiva y que se acreciente el uso del sujeto pronominal expresado.7 Como vemos, en todos los casos se establece una relación de causa efecto entre debilitamiento de las flexiones verbales y la aparición del sujeto pronominal.
Efectivamente, en el español de Puerto Rico se han encontrado sujetos pronominales explícitos en secuencias comunicativas neutrales, no contrastivas ni focales, es decir, en los casos de continuidad de tópico.8 Este uso de pronombres plenos en contextos neutrales, que se muestra en los ejemplos, sobrepasa la norma establecida, dado que la realización pronominal es el recurso utilizado por el español para los casos contrastivos o «enfáticos» (Gili Gaya, 1964). Los ejemplos se obtuvieron de grabaciones de lengua oral de San Juan y Madrid:
Nada en estos párrafos que mantienen continuidad de tópico clara indica que estamos ante contextos de secuencia temática diferente; el sujeto elidido de Madrid y el expresado antepuesto de San Juan parecen llevar a cabo la misma función, la de continuar el tema establecido en el párrafo, no presentan valores contrastivos ni focales.9 Como vemos, las soluciones son diferentes, en Madrid se tiende a elidir el sujeto correferente y en San Juan a anteponerse o, por lo menos, a elidirse mucho menos. Esta tendencia a la anteposición en San Juan se refleja en los datos cuantitativos. Así se ve en la tabla 1:
San Juan | Madrid | Buenos Aires | |
yo, tú | 421/777 (54 %) | 195/708 (28 %) | 218/721 (30 %) |
índice | .64 | .40 | .45 |
él, ella (+ plu.) | 180/517 (35 %) | 33/419 (8 %) | 70/397 (18 %) |
índices | .69 | .26 | .51 |
arb. (uno, tú) | 132/191 (69 %) | 19/85 (22 %) | 58/121 (48 %) |
Las diferencias cuantitativas son patentes, San Juan ofrece los porcentajes más altos10 y Madrid los más bajos. Sin embargo, conviene señalar que existe un comportamiento similar en las tres modalidades analizadas, son las primeras personas, los interlocutores de la comunicación (tú y yo), las que muestran los porcentajes más altos en las tres. En todas ellas han sido las primeras personas las más afectadas por la no elisión. El que eso suceda se puede considerar un reflejo de la jerarquía temática que rige a los referentes del discurso (Givón, 1976), es decir, los más idóneos para ser actantes posibles. En ella, son los pronombres personales, y dentro de estos, las dos primeras personas, las que ocupan el grado más elevado de esa jerarquía. Son los temas por excelencia porque el hablante tiende a ser el punto de referencia y el argumento más presupuesto en la conversación y por ello con tendencia a ser reforzados.
Esta disposición a la anteposición de sujeto pronominal que presenta el dialecto puertorriqueño, recogida también en investigaciones de otros autores (Cameron, 1993, 1995) y que se ve como poco natural por hablantes de otras modalidades, puede resultar una estrategia necesaria para los puertorriqueños. Según las expresiones de una asistente puertorriqueña al foro en que se discutían estos temas, la señora veía muy natural expresar el sujeto cada vez «porque esa persona es la que hace la acción y no otra y hay que decirlo». Es decir, veía en el sujeto expreso la única manifestación del actante oracional y, además, tenía interés en que su comunicación fuera efectiva. Se crea con ello un proceso de tematización marcada, casi obligatoria, que puede extenderse a otras personas, como se refleja en los datos de las terceras personas del dialecto puertorriqueño. Desde luego, se observa que el proceso no está tan activo en las otras modalidades, aunque hasta ahora estos hechos no han sido probados empíricamente en muchas de ellas.11
Estas tendencias arrastran también a las formas de sujeto arbitrario (tú y uno), que en las tres modalidades manifiestan porcentajes altos de anteposición. Todo parece indicar que, por estar incluidos en ellos el hablante y el oyente (cuando se dice Tú vas allá y nadie te hace caso, ese tú incluye al hablante, al oyente y a cualquier otra persona), tú y uno siguen la misma estrategia que las primeras personas.
Se ha comprobado en varias investigaciones que la clase verbal ofrece resultados importantes en la aparición del sujeto pronominal. Los verbos de actividad mental y comunicativa presentan los datos más representativos. En ellos se da el porcentaje más alto de aparición de sujeto pronominal. Los ejemplos siguientes muestran esos casos:
Los resultados indican que se tiende a expresar más el sujeto pronominal cuando se lleva a cabo una acción mental relacionada con la manifestación de una opinión o comentario y que es la primera persona la más usada en estos casos. Parece ser un rasgo general del español, los hechos se han comprobado en las investigaciones realizadas en Madrid, Caracas y San Juan (Enríquez, 1984; Bentivoglio, 1987; Morales, 1995, 1997), en todos ellos la primera persona ha sido la favorecida. Estos verbos expresan acciones propias de los seres humanos, generalmente se usan en la conversación para incluir el punto de vista del hablante o de los participantes del discurso (yo pienso, yo creo, él asegura, etcétera).12 El que las primeras personas sean las más usadas y que abunde la realización del sujeto en ellas no deja de ser sino una manifestación más de esas tendencias pragmáticas del discurso que privilegia a los participantes de la conversación y refuerzan la interpretación de los datos generales vistos en latabla 1, en cuanto a que son las formas más idóneas para la tematización marcada. Que se refuercen las acciones realizadas por los seres humanos en todos los dialectos, especialmente por el hablante, que es el que opina, dice, cree, etcétera, demuestra la parcialización del discurso a favor de las primeras personas.
Hay casos particulares en que los sujetos pronominales tienden casi categóricamente a anteponerse; se trata de los sujetos contrastivos. En la lengua hablada la referencia contrastiva es un procedimiento retórico que hace que el enunciado en cuestión adquiera relevancia. En estos contextos el hablante señala que su contribución está en contradicción con un enunciado previo o con alguna supuesta creencia por parte de su interlocutor, o simplemente da a conocer que una acción o un actante contradice otra aseveración manifiesta. Chafe (1976) hablaba del foco de contraste como la unidad con información conocida que recibía una estrategia especial de refuerzo expresivo.13 Se trata de casos como:
Los resultados de aparición pronominal en sujetos contrastivos obtenidos en San Juan fueron muy similares a los de Caracas y Los Ángeles; en todos los dialectos la tendencia fue a la realización antepuesta del pronombre (Silva-Corvalán, 1982; Bentivoglio, 1987). En el dialecto puertorriqueño, un 89 % de los sujetos contrastivos aparecían expresados y antepuestos (Morales, 1995). Se trata de uno de los procesos universales de destaque cuya manifestación puede variar según las lenguas, en las modalidades del español se manifiesta con la anteposición del sujeto contrastivo.14 Lo que hay que subrayar aquí es que ante casos de posible confusión de actantes el recurso ha sido realizarlos y anteponerlos.
Ese ha sido también el recurso en las oraciones de relativo de objeto que presentan posible competencia entre el objeto y el sujeto. Se ha postulado que en estas oraciones debe aplicar la regla de inversión verbal que pospone el sujeto, puesto que ya hay otra unidad marcada en la primera posición oracional. Son contextos similares a los de pregunta. Por ejemplo, en ¿Qué quieres (tú)?, que es el foco antepuesto, lo que exige la inversión o elisión del sujeto; en El regalo, que envió (ella), está ahí el relativo que repite a el regalo, que se instala como nuevo tópico y el sujeto debía posponerse o elidirse también (Torrego, 1984).
Los textos analizados fueron los mismos de San Juan, Madrid y Buenos Aires, y los resultados mostraron que, a juzgar por los datos, en principio ninguno favoreció la posposición o elisión del sujeto pronominal. Así se ve en la tabla 2, cuyos resultados, salvo los de Puerto Rico, son bastante similares a los generales obtenidos en la tabla 1.
San Juan | Madrid | Buenos Aires | |
yo, tú | 56/85 (66 %) | 16/60 (27 %) | 23/62 (37 %) |
él, ella | 28/46 (61 %) | 5/26 (19 %) | 5/32 (15 %) |
Como podemos ver en los ejemplos, estos contextos presentan la particularidad de ofrecer dos tópicos, un protagonista temático, que continúa el tema establecido en el párrafo, y otra entidad que, como nuevo tema, aparece representada por el relativo. Se producen así contextos en los que el sujeto y el objeto, los dos argumentos más idóneos para la tematización, compiten como posibles temas para posteriores enunciados. Se crean contextos propicios para la intervención de factores marcados de topicalización y contraste. En estos contextos particulares todos los dialectos mantienen la misma proporción de anteposición de sujeto, o una muy similar, a la que tenían en los contextos generales. No se aplica la regla establecida, los hablantes mantienen un similar porcentaje de sujeto pronominal aunque esté el relativo también antepuesto. San Juan lo incrementa un tanto.
Los párrafos siguientes muestran esas circunstancias:
El sujeto y el complemento directo de la oración de relativo, los dos argumentos más representativos en la jerarquía temática, pasan a ser temas disponibles de referencia para la información posterior y este hecho favorece el refuerzo de uno u otro de acuerdo con las intenciones comunicativas del hablante. El aumento en el porcentaje de anteposición de sujeto en el dialecto puertorriqueño repite los datos anteriores. En Morales (1992: 683), que analizaba la duplicación con clítico del relativo objeto en los mismos contextos, fue el dialecto porteño el que mostró los niveles más altos de duplicación de objeto.15 La oración siguiente refleja este caso:
En la oración puertorriqueña que presentamos a continuación, se refuerzan ambos:
Los resultados ofrecidos hasta ahora son índices de que en el discurso actúan unos principios pragmáticos generales que privilegian a las personas del discurso dándoles un destaque especial cuando actúan de sujetos. En situaciones de doble tema, sujeto y objeto, favorecen que uno u otro aparezca reforzado.16
Conviene aclarar algunas particularidades, la modalidad de San Juan no presentó ningún caso de sujeto pronominal pospuesto en estos contextos, tanto las primeras personas como las terceras aparecían antepuestas, incluso sin matices contrastivos. Los otros dialectos fueron menos categóricos. Los textos madrileños, que sí ofrecían algunos sujetos pospuestos en estos contextos, los limitaban sobre todo a la primera persona, las terceras se utilizaron preferentemente en la posición antepuesta. Como se ha dicho en otras ocasiones, la posposición de sujeto pronominal puede marcar la continuidad de tópico (Bentivoglio, 1997). El dialecto madrileño podría mantener más activas las funciones asignadas a la primera posición oracional y marcar con ello diferencias pragmáticas entre sus sujetos pronominales, utilizando la anteposición también para los casos más contrastivos o focales. Sin querer dar demasiada importancia a datos que necesitan mayor representación numérica y ampliación de la variación dialectal, podríamos postular que en el español de Puerto Rico se ha debilitado la función de esa posición por el uso reiterado e indiscriminado de pronombres tematizados.
Como prueba final de esta tendencia del dialecto puertorriqueño a anteponer el sujeto pronominal, basta observar las perífrasis de relativo del dialecto sanjuanero.17 Estas construcciones son, como las relativas de objeto, contextos pragmáticos especiales cuya compleja estructura responde a las distintas interacciones que se suceden entre los referentes del discurso y a la necesidad que siente el hablante, en un momento dado, de realizar estrategias expresivas particulares para dar cuenta de sus intenciones comunicativas. En las oraciones seudohendidas (SH)18 que comienzan con lo que (Lo que dice es que tú no la respetas), el 61 % de ellas tenía el sujeto antepuesto, y muchas lo tenían dislocado a la izquierda de la oración (Morales, 2005).
Las cláusulas siguientes sirven de ejemplo:
Podía haber dicho otras oraciones más neutrales: «Lo que pensó fue que (él) no quería que sus hijos se criaran allí…» o «Y lo que hago es que (yo) no voy».
Es significativo que estas oraciones contrastivas en las que la unidad focalizada es la oración subordinada pospuesta (él no quería que sus hijos se criaran allí, yo no voy) hayan servido, además, como las relativas, de espacio apropiado para resaltar de nuevo la tematización marcada del sujeto en el dialecto puertorriqueño.
Los pronombres personales son unidades gramaticales que se utilizan para referirse al hablante, al oyente y a otros referentes del discurso. Para focalizarlos hacen falta procedimientos suplementarios cuya naturaleza viene dada por el sistema gramatical de la lengua de la que proceden. En las lenguas que permiten la elisión del sujeto, como el español actual, la simple realización del pronombre sujeto puede ser un recurso de tematización contrastiva o focalizada. Así se ha comprobado en los contextos de posible confusión entre actantes, llamados de sujetos contrastivos. En ellos, en todos los dialectos, el hablante impone su interpretación recurriendo a la realización antepuesta del sujeto e, igualmente, en las oraciones de relativo de objeto ante un contexto con dos temas activos. Se ha visto, además, que en los verbos de pensamiento y comunicación los sujetos pronominales están representados mayoritariamente por la primera persona, y esta se usa, también en mayor número de ocasiones, antepuesta. El español tiene, así pues, estrategias especiales de refuerzo y, como indican los datos, estas privilegian a las dos primeras personas.
Ante todo, hay que tener en cuenta que la realización pronominal antepuesta al verbo, que se percibe como un recurso marcado, puede carecer de significado comunicativo especial. Si en una comunidad lingüística las técnicas de tematización son recurrentes y se realizan con pronombres sujeto tónicos especialmente, estos pueden a largo plazo convertirse en elementos clíticos obligatorios. Ese podría ser el caso en el español de Puerto Rico, en él la tematización repetida actual no parece ser un recurso expresivo significativo, sino que los hablantes puertorriqueños lo perciben como la manifestación normal del actante.
La aparición reiterada del sujeto pronominal no necesita verse como compensación de la perdida de flexiones verbales, especialmente si consideramos que el refuerzo se da, en mayor medida, en las dos primeras personas y que lo sufren los dos argumentos fundamentales de la oración, sujeto y objeto. El debilitamiento de las consonantes finales actúa, a nuestro entender, como proceso fonético fonológico independiente, así parecen indicarlo los datos generales que no han ofrecido resultados concluyentes (para una discusión completa véase López Morales, 1983). Los modelos actuales basados en ese debilitamiento, si bien últimamente han recibido muchos cambios para acomodarlos a la diversidad dialectal existente, aún están muy ligados al postulado de transición de un sistema a otro. Si partimos de la base de que se trata solo de diferencias cuantitativas y de que los procesos de refuerzo de sujeto pronominal se mueven en la misma dirección en todos los dialectos, nos damos cuenta de la necesidad de insistir en esos principios pragmáticos universales compartidos. El uso abundante del recurso en la modalidad puertorriqueña podría obedecer a tendencias dialectales estables incorporadas en momentos tempranos de su configuración dialectal que siguen un patrón lingüístico simplificado y un tanto más rígido SVO. En ese sentido el sobreuso del sujeto pronominal, nombrado todo el tiempo como recurso «marcado», podría ser universalmente «no marcado», tanto en términos tipológicos como de aprendizaje, si consideramos el lenguaje infantil y las lenguas criollas.