Del mismo modo que nuestras sociedades avanzan y las ciencias y las tecnologías se desarrollan, así el lenguaje experimenta ese tipo de avances y muestra toda una serie de desarrollos al servicio, siempre, de los hombres, que son los que conforman las sociedades.
Alvin Tofler afirma: «Estamos creando una nueva sociedad, no una sociedad cambiada», y es aquí donde radica nuestro debate.
La red de redes ha irrumpido en los actos cotidianos de los seres humanos y ha cambiado la fisonomía de las relaciones de las personas, las ciudades, los conglomerados urbanos, las actividades rurales y un largo etcétera.
También el lenguaje ha experimentado dichos cambios y nuevos términos son incorporados con la única finalidad de representar esas nuevas realidades, nuevos conceptos y nuevos objetos. Todos sabemos que la necesidad de dar nombre a los incesantes avances que se producen, por ejemplo, en el ámbito científico-técnico, es cada vez mayor.
Desde hace algunos años, una de las tareas más incesantes de nuestros organismos e instituciones lingüísticas ha sido la de encontrar el término justo, que, siguiendo las normas gramaticales, defina la realidad tecnológica de forma inteligible para la mayoría de los hablantes.
Dentro de las nuevas tecnologías, vinculadas a la informática, sin duda, ha sido Internet, como gran red de redes, la que en mayor medida ha revolucionado las formas de comunicación entre las personas y afectado, por tanto, este gran descubrimiento a los valores socioculturales y a la comunicación intercultural. Desde finales del siglo xx asistimos al, sin duda, desarrollo de la sociedad de la información y del conocimiento.
Decía John Naughton en A brief history od the future: the origins of the Internet (1999), haciendo referencia a la influencia de Internet en la sociedad, que Internet
(…) ostenta el mismo rango que la imprenta, el ferrocarril, el telégrafo, el automóvil, la energía eléctrica y la televisión. Algunos lo equiparan con la imprenta y la televisión, las dos tecnologías que más han transformado el entorno comunicativo en el que vivimos. Sin embargo, su potencial es aún mayor que el de estas últimas, porque aprovecha el recurso intelectual que la imprenta vino a aportar a la humanidad sin los obstáculos inherentes a la naturaleza de la televisión que consiste en emitir de uno-para-muchos.
Si Internet ha supuesto una importante revolución tecnológica, también lo ha sido desde el punto de vista lingüístico y cultural. Muchos estudiosos se muestran preocupados por la gran influencia del inglés en el mundo de Internet y que ello pueda suponer el fin de otras lenguas. Es cierto que la mayor parte de los millones de internautas y de las páginas que encontramos están en inglés. Sin embargo, también es cierto que, en el caso del español, estamos ante un aumento considerable de páginas y usuarios de habla hispana. En la actualidad, el español es una lengua que avanza y se establece con éxito; por ejemplo, en parte del territorio estadounidense llega a convivir, no completamente, porque el camino es largo y afecta a muchos factores, pero sí parcialmente, con el inglés. Hoy día los hispanos de todas las edades se sienten más libres a la hora de hablar en español y defender su derecho. Recordemos cómo, a mediados de los ochenta, la lengua inglesa se había convertido en un problema ideológico en Estados Unidos y habían surgido, incluso, movimientos como English Only (‘solo inglés’) contra los servicios públicos y la educación bilingüe, por ejemplo. En estos momentos, los jóvenes bilingües no están sintiendo el mismo grado de presión que habían sufrido sus mayores. Esto es verdaderamente positivo para la difusión del español. En este sentido, es lógico pensar que también Internet será reflejo de esa posible convivencia lingüística.
En relación con el lenguaje de Internet y de las nuevas tecnologías, podríamos afirmar que es un lenguaje claro, sencillo y preciso. Goza de las mismas características que el lenguaje científico-técnico (puesto que es un lenguaje vinculado a la informática), al que se le añaden algunas fórmulas específicas y nuevas capaces de servir al nuevo medio. El rasgo más señalativo y particular que podría representar el sentir del nuevo medio y que también se manifiesta en el lenguaje es la inmediatez. Internet es un medio interactivo capaz de crear mensajes en tiempo real y, a su vez, ser recibidos por el usuario con la misma inmediatez. Una noticia sucedida en cualquier lugar del mundo puede llegar en tiempo real a millones de usuarios. Este es el gran fenómeno de Internet.
Para hablar del lenguaje de Internet, lenguaje de la red, se ha venido utilizando el término ciberlenguaje, del mismo modo que se habla de ciberpragmática o ciberlingüística. El Diccionario Panhispánico de Dudas define ciber- como
(…) elemento compositivo prefijo, creado por acortamiento del adjetivo cibernético, que forma parte de términos relacionados con el mundo de las computadoras u ordenadores y de la realidad virtual: ciberespacio, cibernauta, etc. Se recomienda su uso en la creación de nuevos términos pertenecientes al ámbito de las comunicaciones por Internet, lo que permite sustituir por voces propias numerosos anglicismos que circulan hoy en español.
Según esta definición, a partir del prefijo ciber- podremos crear términos en español como ciberarte, cibercafé, cibercharlas, cibercriminal, ciberestafa, cibernovela y un largo etcétera de formas pertenecientes al ámbito de las comunicaciones por Internet.
En relación con su escritura, el Diccionario Panhispánico recomienda evitar la grafía anglicada cyber- y hacer uso de la grafía española ciber-.
Este mismo Diccionario añade a la definición del término ciber- una breve exposición del sentido que aporta este elemento compositivo y dice que «puede expresarse mediante el adjetivo electrónico pospuesto al sustantivo correspondiente: mensaje electrónico, buzón electrónico, comercio electrónico, etcétera».
La definición de ciber-, expuesta en el Diccionario Panhispánico a partir del término cibernética, definida por el Diccionario de la Real Academia en su acepción electrónica como «Ciencia que estudia comparativamente los sistemas de comunicación y regulación automática de los seres vivos con sistemas electrónicos y mecánicos semejantes a aquellos», nos lleva a hablar del lenguaje de Internet como un lenguaje específico dentro del lenguaje científico-técnico. Un lenguaje que, como todos los lenguajes, encuentra en su plano léxico-semántico y en el plano discursivo las variantes más señalativas y específicas que lo caracterizan.
Hemos apuntado ya que los rasgos más señalativos característicos del lenguaje en Internet son la claridad, la sencillez y la precisión. Como rasgo relevante tenemos que destacar la inmediatez. Estos rasgos son permanentes tanto en las manifestaciones de la lengua oral como en la lengua escrita. Hablamos por Skype, escuchamos o participamos en una entrevista, mantenemos videoconferencias… Asimismo, también enviamos mensajes electrónicos, mensajes cortos con el móvil y en el Skype, participamos en un chat o en un foro. Internet y las nuevas tecnologías nos permiten acceder al mundo de la comunicación desde cualquier lugar del mundo y con cualquier usuario del mundo sin marcar fronteras.
Otro factor muy importante, y que también se manifiesta en el lenguaje, es la influencia de Internet y las nuevas tecnologías en los medios de comunicación. Los media se han visto transformados notablemente con la llegada de Internet. La inmediatez y la interactividad han sido los rasgos que han llevado en la actualidad a los media a un nuevo hacer que también tiene su reflejo en el lenguaje. Los textos ya no serán extensos, la precisión es, por tanto, imprescindible. Aparecen los links o enlaces y las noticias relacionadas, por ejemplo, que amplían profundamente los mensajes. Nos encontramos con banners como formatos más utilizados en el sector publicitario. Internet es información y es conocimiento. Uno se informa o informa, pero también se forma. Es lo que se llama sociedad del conocimiento.
Hablar del lenguaje y analizar la lengua oral o escrita en todas y cada una de las aplicaciones que Internet y las nuevas tecnologías nos ofrecen sería una tarea amplísima. Sin embargo, sí es necesario apuntar, para poder debatir más tarde, cómo se construye este lenguaje específico, cuáles son los mecanismos con los que cuenta la lengua española hoy para poder expresar de una forma clara y precisa toda esta realidad virtual a la que asistimos.
En todo acto de comunicación, tanto oral como escrita, hay que tener en cuenta los elementos que lo conforman. No solo son necesarios el emisor, el receptor y el mensaje. La situación comunicativa y la intención comunicativa, así como el contexto, son elementos básicos y decisivos que marcarán la naturaleza de la lengua, es decir, la naturaleza del código utilizado en la comunicación, sin olvidar el registro idiomático. No hacemos uso de la misma lengua cuando escribimos un correo electrónico comercial o profesional que cuando escribimos un correo electrónico a un amigo. No mantenemos el mismo nivel de lenguaje cuando hablamos con nuestro superior o cuando hablamos con un familiar. No utilizamos el mismo lenguaje en las diferentes situaciones comunicativas o en aquellas en las que la intención comunicativa es diferente.
Este mecanismo de selección en el nivel del lenguaje que se da en todo tipo de comunicación, también se utiliza en Internet y en las nuevas tecnologías. Se ha venido hablando en varias ocasiones de que el lenguaje de Internet es un lenguaje descuidado. Con frecuencia se escucha que Internet deteriora el lenguaje precisamente por el rasgo de inmediatez o rapidez que lo caracteriza. Sin embargo, todos conocemos la red y nos damos cuenta de que estas afirmaciones no son del todo reales. Sí es cierto que la necesidad de ser rápidos cuando tenemos que responder, por ejemplo, un buen número de correos electrónicos, hace que en ocasiones caigamos en errores tipográficos. También se pueden registrar errores ortográficos ocasionados por las carencias de algunos programas informáticos, que no permiten añadir los acentos o la letra ñ, por ejemplo.
Tanto la lengua escrita como la hablada en Internet, y en general en la red, gozan de las mismas características con que se manifiestan en otro tipo de lenguaje técnico, a las que se añaden esos elementos distintivos producto de la red. Desde el punto de vista gramatical, la lengua escrita se caracteriza por el uso de oraciones simples y compuestas, coordinadas y subordinadas, principalmente estas, de carácter adverbial o circunstancial. Los mensajes han de ser claros y para ello se utilizará una construcción gramatical sencilla que permita lanzar mensajes concisos.
Sin embargo, hay aplicaciones en Internet que requieren de un lenguaje más coloquial, incluso en la lengua escrita. El sector de los jóvenes también ha influido notablemente en el lenguaje utilizado en estas aplicaciones. Por ejemplo, el Messenger, los mensajes escritos en el Skype o los correos electrónicos de carácter más familiar. En este caso, los rasgos de la lengua escrita alternan con rasgos de la lengua oral, como son la espontaneidad, las frases incompletas, el descuido, en ocasiones, de la construcción gramatical, la falta de letras mayúsculas, la omisión en la acentuación de las palabras. Y, a su vez, se ven acompañados dichos mensajes de fórmulas que no se dan en la lengua escrita, como por ejemplo el uso de abreviaciones en las que se combinan términos con signos numéricos, salu2, términos cortados como finde por fin de semana, la presencia de los mensajes en letras mayúsculas con la intencionalidad de dar un grito o la aparición de los emoticonos como expresión de la emoción a través de iconos.
Los emoticonos son conocidos también con el nombre de smileys (‘sonrisas’) porque empezaron siendo iconos de caritas sonrientes. Los primeros iconos fueron ideados por científicos americanos para transmitir por Internet los gestos faciales que no lograba la escritura convencional. Luego los mismos internautas desarrollaron una gran variedad y así tenemos sentimentales, emotivos, descriptivos y representativos de actitudes y situaciones personales. Los emoticonos se forman a partir de la combinación de letras claves y símbolos del teclado. El Diccionario de Ciencias Sociales define el término y aporta además un Glosario de Emoticonos.
En relación con el léxico y el plano semántico en general, el lenguaje de Internet cuenta con una afluencia importante de términos específicos, los tecnicismos, que definen su propia naturaleza. Estos tecnicismos se construyen a partir de la composición, como hemos visto en la formación de palabras del tipo ciberespacio, cibernauta, etcétera. También los términos que se obtienen a partir del prefijo tele-, que indican aquellas operaciones que se hacen a través del correo electrónico: telecompra, teletaquilla, telerreserva, etc. Los tecnicismos se obtienen también a partir de la acronimia, y así tenemos términos como SMS, iPod, PC, DVD, RDSI, PDA, etcétera. Sin embargo, los tecnicismos más frecuentes que aparecen en este tipo de lenguaje son los extranjerismos y los anglicismos, y así utilizamos términos como laptop, notebook, clipboard y handheld-computer, que alternan con el término portátil del español. En los correos electrónicos, también llamados e-mail, utilizamos subject, ‘tema o asunto’;CC, ‘carbon copy’, en español ‘con copia’, y BCC, ‘blind carbon copy’, en español ‘con copia oculta’. No podemos mencionar todos los términos específicos que configuran el ciberlenguaje porque sería un listado amplísimo.
Sin embargo, y analizando el panorama que nos ofrece Internet y las nuevas tecnologías, advertimos que el lenguaje busca continuamente mecanismos adecuados capaces de representar el mundo virtual. El español, sin duda, está dando respuesta a esta nueva realidad aunque, como afirmaba Walter Benjamin hace ya algunos años: «Todo documento de cultura es, de alguna manera, un instrumento de barbarie». Caminamos hacia Internet a toda velocidad. Hacia una mezcla de géneros que incluirá la prensa, la radio y la televisión a través de circuitos novedosos e integrados. Estamos al comienzo todavía de un gran proceso y es preciso adaptarse. También el idioma tratará de adaptarse a los nuevos medios que contribuirán a su difusión, sin duda. En estos momentos, por ejemplo, el futuro tiende a la diferenciación de contenidos: texto, vídeo y audio. Esa será la nueva división de los medios. Internet reúne las condiciones para darlos todos. Programación a la carta, multiplataforma, Internet como vía de retroalimentación… El usuario va a decidir qué quiere ver, cuándo quiere verlo y a través de qué soporte. Aquí está el fenómeno que nos llevará a una nueva forma de emitir y de recibir mensajes. No hay fronteras. El futuro de Internet y de las nuevas tecnologías, sin duda, serán decisivos para la difusión de las lenguas, serán decisivos para la difusión del español.