En la convivencia lingüística nos preocupamos por la invasión del inglés en el español en la práctica conversacional en los Estados Unidos, y el avance dialéctico del Spanglish. Sin embargo, como lo destacan los colaboradores del volumen colectivo editado por Rodríguez González en 1996, Spanish Loanwords in the English Language: A Tendency towards Hegemony Reversal, es interesante ahondar en la presencia en aumento del vocabulario español en el inglés estadounidense, su preponderancia en referentes geográficos-históricos de estados y ciudades, y miles de palabras más allá de «bravo», «por favor», «nada», «gracias», «adiós» o «hasta la vista, baby» del político y actor austríaco-americano Arnold Schwarzenegger.
Perfectos cognados (palabras que son idénticas en español e inglés, en su ortografía, significado y connotaciones, a pesar de la diferencia en su pronunciación, como: general, similar, piano, hotel, hospital, regular, canal y muchísimas otras) y casi perfectos cognados, como, por ejemplo, acción/action, etc. Presencia de palabras en todos los referentes que abarca el idioma y que en esta ponencia documentaré detalladamente.
No es de extrañar la presencia del español en el inglés y la historia estadounidense basado en la convivencia histórica de estas culturas en los Estados Unidos. Desde ya Estados Unidos es el segundo país hispanoparlante del mundo con más de 50 millones de habitantes hispanoparlantes con una proyección de 138 millones para el año 2050. Por otra parte, el español es el segundo idioma que más se estudia y aprende en los Estados Unidos. Esto además del impacto de la colonización hispana de los Estados Unidos a partir de 1513 y la presencia de Ponce de León desde la Florida hasta el norte en lo que se llama Nueva Inglaterra. Y luego la incorporación de territorios que pertenecieron a México y España, a partir de la guerra de 1848 y a lo largo del siglo XIX, como los estados de Texas, Nuevo Mexico, Arizona, California, Nevada, Utah y Colorado, que desde entonces configuran lo que hoy se llama el Suroeste de los Estados Unidos. Esto provocó que se integrasen palabras del español mexicano al inglés estadounidense como así también sucedió con la incorporación posterior de Puerto Rico en 1898 y las grandes inmigraciones de cubanos y otros países en el siglo XX.
Pero como lo detallan Muñoz-Basols y D. Salazar (2016) esta influencia lexicográfica sociolingüística entre el español y el inglés para empezar proviene de la raíz latina que el español comparte con otras lenguas romances.
Sumando a estas peculiaridades, está el hecho de la importantísima presencia global de español, tal cual lo documenta el investigador David Fernández Vítores, profesor de la Universidad de Alcalá, en la primera sección de El español en el mundo 2019. Anuario del Instituto Cervantes titulada «El español: una lengua viva», con datos como, entre otros, que: 1) el número de usuarios potenciales de español supera los 580 millones; 2) El español es la tercera lengua en el cómputo global y la tercera lengua más utilizada en la Red después del inglés y del chino; 3) Un total de 21.882.448 alumnos estudian español como lengua extranjera; 4) El 8,1 % de la comunicación en internet se produce en español, siendo la segunda lengua más utilizada en Wikipedia, Facebook, Twitter y LinkedIn; 5) Después del inglés, el español es la segunda lengua en la que más documentos de carácter científico se publican. Estas estadísticas explican desde varias perspectivas la relevancia del español en el inglés estadounidense.
Nombre de estados: California (de una isla mítica de la novela española de 1510 Las sergas de Esplandián de Garci Rodríguez de Montalvo); Colorado (por el color rojo del río que simboliza el estado); Florida; Montana (de «montaña»), Nevada, New Mexico (anglicismo por Nuevo México); Texas (adoptado del lenguaje indígena de la población cado en el que tejas que significa «amigos» o «aliados»; Tejas también tiene la connotación de terracota); Arizona (del español «Arizonac», en sí una adopción de la palabra alĭ ṣonak, que significa «pequeña primavera» en el idioma local O’odham. Una etimología alternativa podría ser del vasco haritz ona «buen roble»).
Ciudades: Buena Vista, El Paso, Alamo, Fresno, Las Vegas, Los Angeles (versión acortada del nombre original El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río de Porciúncula), Monterrey. Y con el nombre de muchos santos: San Agustín (fundada en 1565, la ciudad más antigua de Estados Unidos), San Antonio, San Francisco, San Diego, San José, Santa Cruz, Santa Fe. En Colorado, como en otros estados, hay muchas referencias geográficas y de lugares en español, como, por ejemplo: Aurora, La Junta, Pueblo, Limón, Trinidad, entre muchos otros vocablos.
Vocabulario de los cowboys: Si bien no hay nada más estadounidense que un cowboy (vaquero), sin embargo, los primeros en manejar el ganado a caballo fueron los vaqueros que introdujeron esa antigua tradición ecuestre hispana en el Suroeste. Estas son algunas de las palabras hispanas que se utilizan en este contexto en inglés: buckaroo (anglicización de la palabra «vaquero»), jinete, corral, desperado, lasso (lazo), ranch (rancho), rodeo, stampede (estampida), chaps (chaparreras), olé, torero.
Palabras geográficas y meteorológicas: arroyo; breeze (de «brisa»), caldera, canyon (cañón), mesa (Mesa Verde en Colorado), playa, sierra, tornado (de «tronada), hurricane (de «huracán»), El Niño, La Niña.
Animales: armadillo, barracuda, bronco, burro, mosquito, llama, alpaca, chinchilla, iguana, bronco.
Arte, cultura y referentes sociales: señorita, caballero, hombre, amigo, maestro, aficionado, bodega, fiesta, festival, macho, matador, patio, plaza, piñata, pueblo, quinceañera, quixotic (del Quijote de Cervantes que Thomas Jefferson leía y hacía leer), rumba, tango, telenovela, politico, negro, peon, amigo, Lolita (título de la novela en inglés de Vladimir Novokov), hola2.
Guerras y conflictos: armada, conquistador, flotilla, guerrilla, renegade/renegado, vigilante.
En el área del transporte: cargo, embarcardero, embargo, galeón.
Comidas y bebidas: quesadilla, burrito, tacos, chorizo, cilantro, daiquiri, habanero, jalapeño, mojito, nacho, oregano, piña colada, tequila, vanilla, banana, marijuana, cocaina, fajitas, papaya, gusto.
Otras palabras y frases adoptadas: bonanza, cafetería, nada, adios, loco, bravo, barrio, incommunicado, jade, platinum, pronto, savvy (sabio), siesta, suave, adobe, cabaña, «mi casa es su casa», por favor, de nada, «chili con carne».
Palabras españolas en inglés de origen nahualt: avocado (anglicización del español aguacate, del nahuatl ahuacatl), chili, chipotle, chocolate (de xocolatl: agua caliente), cocoa (del español cacao, del nahuatl cacáhuatl), coyote (de coyotl), guacamole (de ahuacalli, ahuacatl + molli, que significa «salsa»), mesquite (de mezquite, del nahuatl mizquitl), tamale (de tamalli), tomato (de tomate), peyote (de peyotl, que significa «oruga»), mezcal (del nahuatl mexcalli).
Se trata de palabras que son idénticas en español e inglés (se escriben lo mismo, significan lo mismo, aunque en cada idioma tengan una pronunciación diferente). Por ejemplo, entre miles de vocablos que califican en esta categoría, mencionamos: general, club, similar, piano, hotel, hospital, regular, actor, radio, sociable, probable, original, tropical, chocolate, metro, idea, escape, lava, visa, inevitable, funeral, cereal, horrible, motor, doctor, melón o banana.
En este caso nos referimos a palabras similares excepto por sus sílabas finales. Podemos separar estos cognados imperfectos por las letras de su finalización. Ejemplificamos esto con el análisis de solo cuatro posibilidades:
Aunque el reconocimiento de estos dos tipos de cognados es importante en el contexto de la convivencia de los dos idiomas y de los préstamos léxicográficos que se efectúan en el hablar cotidiano, es preciso destacar que ciertas palabras con deletreo y sonidos similares no necesariamente comparten el mismo significado en inglés y español. Valgan como ejemplo las siguientes expresiones: «lectura», que en español significa leer y no una conferencia como el inglés lecture; «embarazada», que significa en español encinta y no avergonzada como es el caso de embarrassed; «librería» significa tienda de libros (bookstore), mientras que library es una biblioteca; «vigilante» es un guardia, pero vigilant se refiere a alguien que toma la justicia por sus manos, etc.
La generosidad de los lenguajes y, sobre todo, en una convivencia tan compartida como la del español y el inglés de Estados Unidos, hace que se presten y adopten lexicográficamente palabras y expresiones, no solo del inglés en el español, sino también viceversa del español en el inglés, como hemos intentado documentar, que aparecen con entradas en el diccionario Merriam-Webster y en el Oxford English Dictionary.
Además, existen en la historia de Estados Unidos, hechos que hablan muy elocuentemente de esta relación, como es la presencia hispana que precede a la anglosajona en el territorio estadounidense: numerosos estados fueron hispanos o mejicanos antes de ser parte del país de Estados Unidos a raíz de la guerra de 1848 contra Méjico y de la guerra de finales de siglo XIX contra España y sus colonias caribeñas. Además de otros muy significativos sucesos, como el hecho de que uno de los fundadores de los Estados Unidos, Thomas Jefferson, tal cual documento en mi libro Estados Unidos Hispano y específicamente en el ensayo «Thomas Jefferson y el español: praxis, visión y filosofía política»3, sostenía literalmente en su carta de 1787 a su sobrino Peter Carr que «Español. Préstale mucha atención y procura adquirir un conocimiento exacto del mismo. Nuestras relaciones venideras con España y la América hispánica harán que la adquisición de este idioma sea muy valiosa. La historia antigua de esa parte de América también se ha escrito en ese idioma». Y obligaba a sus hijas a aprender el español leyendo diariamente diez páginas de Don Quijote. Y también curiosamente, que el icónico vate estadounidense, Walt Whitman, prefiriera utilizar en sus poemas ciertas palabras en español en vez de su versión inglesa, como «libertad» en lugar de freedom.
Entre muchos otros expertos, Julia Schultz ha documentado en su libro The Influence of Spanish on the English Language since 1801: A Lexical Investigation (2018) la influencia del español en el idioma inglés en general, a través del tiempo, desde el siglo XVI o, incluso según otros historiógrafos, como John Algeo, la remotan al siglo xiv. Esta larga influencia ha aumentado a causa del crecimiento de la comunidad hispana en Estados Unidos debido al auge de la inmigración y la presencia de hispanoparlantes estadounidenses durante los últimos dos siglos.
Independientemente de los aspectos controversiales de las colonizaciones, cierro esta aproximación al español de Estados Unidos con el sorprendente (y poco conocido) hecho de que la capital de Estados Unidos se llama Washington, D.C. (Distrito de Colombia) porque fue creada por un inmigrante hispano, Pedro Pablo Casanave, originario de Navarra, uno de los líderes de la junta masónica, que llegó a ser el quinto alcalde de Georgetown (la parte más antigua de la capital) y eligió un 12 de octubre de 1792 para colocar la primera piedra de la Casa Blanca y así fundar la capital de Estados Unidos el día de Colón, con el nombre de «Washington, Distrito de Colombia».