En el mapa lingüístico de las lenguas que presentan mayor demanda de aprendizaje en el mundo, el español ejerce un rol protagónico. La globalización, los movimientos migratorios, la presencia de nuevas tecnologías, entre otros aspectos, demandan nuevos retos en los espacios de enseñanza. El objetivo de la ponencia es reflexionar sobre los desafíos y oportunidades del español, así como generar propuestas en relación con los actuales contextos de enseñanza-aprendizaje.
El crecimiento de nuestra lengua ha sido, sin duda, muy significativo en las últimas décadas. Actualmente, el español cuenta con un mayor predominio y su aprendizaje como lengua extranjera (ELE), segunda lengua (EL2) y lengua de herencia (ELH) se multiplica en las aulas de diversos ámbitos y en los casi 24 millones de estudiantes que la aprenden. Sin embargo, la globalización, los movimientos migratorios, la presencia de nuevas tecnologías, entre otros aspectos, demandan que se asuman nuevos retos en sus espacios de enseñanza. En tal sentido, resulta oportuno reflexionar y sugerir algunos caminos de actuación en los ámbitos lingüísticos, didácticos, profesionales e institucionales del español en aras de su consolidación como lengua de comunicación internacional.
El siglo XXI se define por el notorio avance y desarrollo de la digitalización y las nuevas tecnologías, así como el acceso a la información a nivel global. La enseñanza del español como L2 en comunidades indígenas, según Pérez y Guijarro (2019), por ejemplo, pone de manifiesto ciertas debilidades que imposibilitan óptimos resultados, como la brecha digital entre profesores y alumnos, entornos educativos sin desarrollo tecnológico o con poca atención a la diversidad e interculturalidad.
En este sentido, no solo hace falta una adecuación de materiales didácticos y de la metodología utilizada, sino también enseñar la L2 a partir de la etnoeducación, bajo una perspectiva interdisciplinar, considerando que «no existen culturas hegemónicas o subordinadas, sino que todas están en un mismo nivel, aunque con diferentes cosmovisiones y con necesidades particulares» (Walsh, 2008). Se debe apostar por un bilingüismo aditivo en el que «ambas lenguas son valoradas de igual forma y la adquisición de la L2 refuerza y valora el patrimonio lingüístico y cultural de la L1» (Pérez y Guijarro, 2019: 193).
También resulta importante considerar que la inteligencia artificial (IA) y el procesamiento del lenguaje natural avanzan a pasos agigantados. El desarrollo de la IA en español constituye una oportunidad. La presencia del español en el mundo digital no solo genera nuevos polos de innovación, sino también progreso económico. Es loable el proyecto LEIA, ideado y liderado por la Real Academia Española, el cual tiene como principal finalidad velar por el uso correcto del español en los medios tecnológicos, así como aprovechar la IA para crear instrumentos que propicien el buen empleo del español. Así, la ingeniería lingüística o computacional puede y debe convertirse en un polo de desarrollo para la innovación e investigación aplicada en el ámbito del español (Barcelona Supercomputing Center, 2022).
Del mismo modo, resulta importante destacar el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) «Nueva Economía de la Lengua», en el que distintos agentes institucionales de España buscan sacar ventaja de todo el potencial que el español y lenguas cooficiales pueden tener como medios de crecimiento económico y de competitividad internacional en áreas diversas, como IA, aprendizaje, divulgación cultural, producción audiovisual, ciencia, investigación y traducción.
El aprendizaje híbrido mediado por la tecnología se presenta como una nueva modalidad emergente de la enseñanza de ELE en la era pospandemia. Actualmente existen nuevos espacios y contextos sociales que demandan no solo el desarrollo de una competencia digital docente, sino también de metodologías emergentes (como el aprendizaje invertido).
De esta manera, se generan un continuo de posibilidades dinámicas de aprendizaje que van, según Trujillo et al. (2022: 9-10), «desde las oportunidades formales (en un extremo) hasta las más informales y autónomas (en el otro extremo), (...) [además de] una redistribución de tareas, lo que implica nuevos roles para el profesor (acompañante, guía, mediador, provisor de feedback, etc.)». La innovación y las ventajas de la tecnología deben ser un medio para mejorar los procesos de aprendizaje de ELE y el logro de nuestros objetivos.
Otro desafío para la didáctica del ELE es seguir profundizando en la investigación y en el carácter interdisciplinario y transversal de su enseñanza. Algunas disciplinas de la lingüística como la pragmática o la pragmagramática resultan indispensables para la comprensión del mundo social y cultural del español, así como para la construcción e interpretación de significados y sentidos en contextos de significación. Se trata de enseñar nuestra lengua como un todo y desde una perspectiva panorámica, pragmática y cultural.
La certificación de docentes se presenta como un elemento clave en los procesos de perfeccionamiento, desarrollo y profesionalización de los profesores de español como lengua extranjera (ELE). El reconocimiento formal otorgado a un docente en formación o en ejercicio, bajo estándares de calidad, criterios de desempeño y evaluación, garantiza que el profesor de ELE reúna el perfil adecuado para una práctica profesional eficiente y situada en el contexto donde lleva a cabo su labor. Los futuros desafíos de la enseñanza de ELE demandan, por lo tanto, una constante y reflexiva revisión de nuestros conocimientos, competencias, habilidades, actitudes y perfil docente (Tello, 2021).
Por otro lado, existe la necesidad de formar profesores de español como lengua de herencia (ELH), además del diseño de programas específicos para los alumnos de herencia hispánica. El ELH es una forma importante de mantener la conexión con la lengua y la cultura hispana; por lo tanto, es fundamental promover su enseñanza y aprendizaje en las comunidades hispanohablantes fuera de los países de habla hispana.
El turismo idiomático, como objeto de estudio, recibe cada vez más la atención de académicos e investigadores, quienes reconocen el valor económico y cultural de la lengua española y su potencial en el ámbito del turismo. Sin embargo, son pocos los modelos de desarrollo que combinan el binomio calidad y gestión gubernamental para el desarrollo de su oferta.
Piédrola y Trillo (2020: 161) sostienen que el turismo idiomático tiene un valor estratégico innegable. La relevancia del español radica en su capacidad para atraer como segunda lengua, no solo por el número de hablantes, sino también por su importancia económica y su prestigio cultural. Es pertinente abordar sus posibilidades de desarrollo, tal como lo mencionan Feijoó y Pérez (2018: 184) desde «una perspectiva integral con especial énfasis en una dimensión política e institucional que estimule, resuelva, proteja y regule».
El binomio «turismo y aprendizaje del español y la cultura del destino turístico visitado» constituyen recursos económicos y sociales de gran valor para nuestra región. En este aspecto, tal como lo menciona Baralo (2019: 300-301), la mayor riqueza demográfica de la lengua española se concentra en Hispanoamérica, no solo por su atractivo económico, cultural y social, sino porque representa un creciente mercado de consumo para Estados Unidos, Europa y China.
Ahora bien, queda la tarea de enfatizar la acción coordinada panhispanoamericana a través de agentes gubernamentales, institucionales y académicos que, bajo una perspectiva sinérgica, desarrollen proyectos sostenibles para el fortalecimiento del español.
Finalmente, la labor que corresponde a todos a aquellos que tienen la responsabilidad de difundir y promover el español es seguir consolidándola como una lengua de prestigio y de diálogo intercultural donde lo hispanoamericano, lo mestizo, lo diverso y lo plural forme parte del escenario global.