Rodolfo Gutiérrez Palacios

Lengua e inmigración: conocimiento del español e integración de los inmigrantes1Rodolfo Gutiérrez Palacios
Catedrático de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Oviedo (España)

El estudio del papel que desempeña la lengua del país de destino en los logros de integración de los inmigrantes cuenta con una gran tradición académica, que se refleja en la disponibilidad de una abundante literatura de referencia. A partir de un fundamento teórico claro, la consideración de la lengua como un componente del capital humano (Borjas, 1994; Chiswick y Miller, 2007 y 2008; García Delgado, Alonso y Jiménez, 2008), la investigación ha venido confirmado que, a igualdad de otros factores, el dominio, nativo o adquirido, de la lengua del país de destino otorga al inmigrante una ventaja potencial que se debería reflejar en su integración social, en general, y sus logros en el mercado de trabajo, en particular. De todos modos, esta investigación ha sido mucho más abundante en el contexto norteamericano (Chiswick y Miller, 2007) que en el contexto europeo (Heckmann y Schnaper, 2003; Zimmerman, 2008).

En el caso de España, donde la inmigración es un fenómeno relativamente reciente, apenas había sido posible abordar con los datos necesarios estas cuestiones hasta la fecha. Se dispone de investigaciones cercanas sobre el papel que juega una segunda lengua en el mercado de trabajo (Ginsburg y Prieto, 2007), el valor de la lengua para los extranjeros de origen comunitario (Solé, 2006; Alarcón, 2007), la inserción laboral de los inmigrantes económicos (Blázquez y Ramos, 2008; Garrido y Miyar, 2008; Fernandez y Ortega, 2009) o sobre las diferencias salariales entre los trabajadores españoles y los inmigrantes (Carrasco y Ortega, 2005; Muñoz de Bustillo, Carrera y Antón, 2009). El grueso de estas investigaciones se limita a atribuir habilidades lingüísticas a los inmigrantes diferenciándolos, simplemente, en dos grupos en función de su origen, los hispanohablantes y los no hispanohablantes. La disponibilidad de los microdatos de la Encuesta Nacional de Inmigrantes 2007 (Reher, 2008; INE, 2009), que incluye observaciones sobre la lengua materna de los inmigrantes y sobre el nivel de dominio del español de los que tienen otras lenguas maternas, ofrece nuevas oportunidades para analizar la influencia de la lengua española en los procesos de integración de los inmigrantes en España.

Por otra parte, buena parte de la investigación sobre el valor de la lengua para los inmigrantes se ha centrado en los logros en el mercado de trabajo, bien de empleo o bien de rentas. No obstante, la lengua es un recurso que tiene valor en ámbitos que exceden al del logro económico. La lengua es un medio genérico de intercambio que facilita el acceso a recursos y posiciones en todos los ámbitos de la vida social, no solo en el mercado de trabajo, por lo que se puede esperar que su dominio se refleje también en otras dimensiones de la integración de los inmigrantes en la sociedad receptora.

Este artículo tiene como principal objetivo el analizar la influencia del conocimiento del español sobre diversos aspectos de la integración social de los inmigrantes en España aprovechando los nuevos datos que ofrece la Encuesta Nacional de Inmigrantes 2007 (ENI, 2007). Más en concreto, el contenido del artículo se estructura sobre tres cuestiones: en la primera sección nos preguntamos cuáles son los perfiles lingüísticos de los inmigrantes y cómo es el proceso de conocimiento del español de quienes tienen otra lengua materna; la segunda sección se centra en la influencia del conocimiento del español en un par de dimensiones de la integración laboral, el logro de empleo y la movilidad hacia empleos cualificados; en la tercera sección se indaga sobre la relación entre el dominio de la lengua y dos dimensiones de la integración social en un sentido más amplio, una basada en un indicador sintético de integración, otra relativa al logro educativo de los hijos de los inmigrantes.

1. Las habilidades lingüísticas en español de los inmigrantes

Los autores que han desarrollado con mayor profundidad y extensión un modelo de aprendizaje del idioma para los inmigrantes han sido Chiswick y Miller (2001, 2008). Según su modelo, el dominio del idioma se puede explicar a través de tres tipos de factores: los incentivos económicos, la eficiencia en el aprendizaje y la exposición a la lengua. La competencia lingüística resulta atractiva para los inmigrantes porque conduce a logros explícitos, como son el incremento de la probabilidad de obtener un empleo y el aumento salarial que puede significar el acceso a ocupaciones relativamente mejores; un incentivo indirecto de la lengua es que con ella se facilita —y, por tanto, se abarata— el consumo de bienes y servicios en general. La exposición alude a las oportunidades de aprendizaje formal e informal de la lengua, que se concretan, principalmente, en la proximidad lingüística con la lengua de origen, el tiempo de permanencia en el destino y la dedicación a formación lingüística y el menor peso en ese país de la población inmigrante de procedencia común (pues una comunidad inmigrante pequeña reduce las oportunidades de integrarse sin conocer la lengua del país). La eficiencia del aprendizaje es una relación entre la exposición a la lengua extranjera y el dominio de la misma. En este sentido cabe esperar que niveles similares de exposición a una segunda lengua se reflejen en una mayor competencia cuanto más joven sea una persona o cuanto mayor sea su nivel educativo. La mayor eficiencia de los más jóvenes es evidente, mientras que el mayor nivel educativo suele ir acompañado de un mayor dominio de la lengua propia, lo que facilita el aprendizaje de la lengua extranjera.

En relación con la literatura referida al caso español, apenas se dispone de trabajos que estudien el proceso de adquisición de las habilidades lingüísticas de los inmigrantes, dada la proximidad temporal del fenómeno inmigratorio y la escasez de datos. No obstante, existen algunas investigaciones en el ámbito del aprendizaje escolar del alumnado inmigrante extranjero (García Castaño, Rubio y Bouachra, 2008, para una revisión en este campo). Por ejemplo, Navarro y Huguet (2003) analizan el grado de competencia lingüística propio de una muestra de estudiantes de secundaria y comprueban la existencia de diferencias entre las tres categorías de estudiantes autóctonos, hispanohablantes y no hispanohablantes, así como los mejores resultados en lengua española de los estudiantes inmigrantes que llevan más de seis años de estancia o que llegaron a España antes de los diez años de edad.

El colectivo de inmigrantes residentes en España se caracteriza por dos rasgos  que empujan en direcciones contrarias las hipótesis sobre la situación y los determinantes del dominio del español (Miyar y Mato, 2009); de un lado, el gran peso que tiene la migración latinoamericana, que conlleva una elevada presencia de los que tienen como lengua materna el español; de otro lado, la cercanía de la llegada, que apuntaría hacia un bajo nivel de español entre la mayoría de aquellos que no lo hablan como lengua materna.

En el cuadro 1 se presenta una descripción general de las habilidades lingüísticas de los inmigrantes en España. Para casi la mitad de los nacidos fuera de España, su lengua materna es el español, en consonancia con la importancia de la inmigración latinoamericana. En términos agregados se puede afirmar que son pocos los inmigrantes con un grado bajo de conocimiento de español (sólo un 17 % del total declararía que necesita mejorar o no habla), pero esta cifra supone casi un tercio de los inmigrantes con otra lengua materna. Además,  ha de tenerse en cuenta que, dado que el tiempo de residencia condiciona el nivel de dominio del idioma, la ENI podría sobrestimar esta variable como consecuencia de su posible sesgo a favor de los inmigrantes más antiguos. De todas formas, cuando se atiende a las competencias específicas, los resultados son mucho más optimistas, puesto que una gran mayoría comprende y habla el español (el 88 % y el 84 %, respectivamente), porcentajes que se ven algo reducidos en el caso de las competencias escritas.

Cuadro 1. Habilidades lingüísticas en español de los inmigrantes en España
Lengua maternaDominio del español
Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007
Español 45,0 Dominio agregado Muy bien 30,9
Bien 27,4
Suficiente 12,5
Necesita mejorar 13,6
Otra 56,0 No habla 15,7
  Total 100,0
  N 2.493.197
Competencias específicas Comprende 87,6
Habla 84,3
Lee 76,0
Escribe 68,1
Total 100,0      
N 4 526 522     2 493 197

La exposición al aprendizaje es el factor al que se supone una mayor influencia en el dominio del idioma. Pero esa influencia podría también estar condicionada por la proximidad lingüística. El resultado de ello sería la elevada proporción de personas que hablan muy bien español entre aquellas con lengua materna romance (gráficos 1 y 2). Además de una menor presencia de los recién llegados que no hablan español a medida que aumenta la proximidad lingüística, su porcentaje disminuye más rápido con los años de residencia si conocen otra lengua romance. De igual forma, el porcentaje de quienes tienen mayores habilidades lingüísticas aumenta relativamente más rápido entre aquellos que tienen lengua materna romance. En contraste, para los inmigrantes que no pertenecen a esta matriz lingüística el mayor número de años de residencia en España no impide que una proporción significativa —en torno al 35 %— permanezca en alguna de las tres categorías inferiores de habilidad lingüística.

Gráfico 1. Habilidades lingüísticas por años de residencia en España de los inmigrantes con lengua materna romance. Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007.
Gráfico 2. Habilidades lingüísticas por años de residencia en España de los inmigrantes de  lengua materna no romance. Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007.

La ENI proporciona también información sobre competencias lingüísticas específicas. La combinación de dos facetas del lenguaje como son el carácter oral o escrito y el perfil pasivo o activo, clasifica las competencias lingüísticas en cuatro tipos, en función de que las personas sean capaces de comprender, hablar, leer o escribir un determinado idioma. La información se refiere a la posesión o no de estas competencias, no al grado específico de dominio en cada una de ellas. En el cuadro 2 se presenta el porcentaje de individuos que, con una determinada competencia lingüística, poseen otra adicional. De esta forma, en las filas aparece el total de individuos que, en cada caso, comprende, habla, lee o escribe español, y en las columnas, el porcentaje entre estos que, además, comprende, habla, lee o escribe. Por ejemplo, entre quienes comprenden el español, el 96 % lo habla, el 87 % lo lee y el 78 % lo escribe. La diagonal del cuadro, por definición, estará compuesta por el 100 % del grupo.

Cuadro 2: Relación entre las competencias idiomáticas en español de los inmigrantes
  ComprendeHablaLeeEscribeN
Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007
Comprende 100,0 96,0 86,6 77,6 2 182 964
Habla 99,8 100,0 88,7 79,9 2 101 666
Lee 99,7 98,3 100,0 89,3 1 895 385
Escribe 99,8 99,0 99,7 100,0 1 697 715

De esa información se pueden extraer tres rasgos del proceso de adquisición de competencias lingüísticas. En primer lugar, la existencia de un orden previsible que reflejaría una prioridad en la posesión de habilidades pasivas respecto a las activas, y de habilidades orales frente a las escritas; todos aquellos capaces de hablar, también lo son de comprender; de igual modo, los que son capaces de escribir, también lo son de leer; paralelamente, todos aquellos que son capaces de leer, también lo son de comprender. En segundo lugar, los cuatro tipos de competencias están muy relacionados entre sí y, aunque una no implique la otra, la incorporación al capital humano de los distintos aspectos del lenguaje se efectúa de manera conjunta, de modo que lo más probable es que o bien se tengan todas las competencias o bien no se tenga ninguna. Por último, la posesión de unas u otras competencias se relaciona con el nivel declarado en la variable agregada sobre el idioma; por ejemplo, todos los que declaran algún nivel de español en la pregunta global son capaces de comprender o hablar, mientras que las competencias escritas (y sobre todo la que se ejerce de modo activo) son menos frecuentes entre quienes declaran un peor dominio del español. Por ejemplo, entre los que señalan que necesitan mejorar, poco más de la mitad son capaces de leer o escribir, mientras que entre quienes lo hablan muy bien esas cifras se acercan al 100 %. Este hecho apoyaría la idea de que las habilidades escritas configuran un grado superior en el dominio del idioma.

2. El español y el acceso al empleo de los inmigrantes económicos

El análisis del valor de la lengua en el acceso al empleo ha recibido tradicionalmente menos atención que el análisis de los ingresos, quizás por la predominancia de los trabajos procedentes de los Estados Unidos, país que tradicionalmente ha ofrecido tasas de desempleo relativamente reducidas, en comparación con Europa. Para la inmigración en España, con un peso importante de población inmigrante de lengua materna española y con un aprendizaje rápido de una buena parte de inmigrantes de otros grupos lingüísticos, tiene un interés singular conocer si ese dominio de la lengua es un recurso útil para acceder al empleo y para reducir el riesgo de desempleo. Aún más interés tiene valorar el papel de la lengua en el acceso a empleos cualificados, ya que la investigación viene confirmando un nivel alto y persistente de sobrecualificación de los inmigrantes (Fernandez y Ortega, 2008), así como la baja movilidad ascendente de sus trayectorias laborales (Garrido y Miyar, 2009).

2.1. Lengua y acceso al empleo de los inmigrantes económicos

Una primera aproximación al estudio de los logros laborales de la población extranjera en España a través de la ENI 2007 viene dada por los rasgos relativos a la ocupación en el momento de la encuesta y la posible influencia de las habilidades idiomáticas en español. Para contrastar esta influencia se han utilizado las dos formas, ya mencionadas, de observar el conocimiento del español en la ENI: el grado de conocimiento del español (regular, bien, muy bien, etc.) y las competencias (si lo comprende, lo habla, lo lee o lo escribe).2

La diversa configuración que caracteriza a la población extranjera en España hace necesario distinguir, de cara a un análisis de logros laborales, a colectivos muy diferentes en cuanto a los recursos de que disponen para el empleo y en cuanto a la motivación para trabajar en España. Aquí se ha optado por diferenciar al subgrupo de los inmigrantes económicos, obtenido al restringir la muestra a los inmigrantes que no proceden de la Unión Europea de los 15, los Estados Unidos, el Canadá o el Japón. La exclusión de estos colectivos tiene por objeto el estudio de una población más homogénea, dado que los residentes en España originarios de estos países pueden, por una parte, introducir una gran heterogeneidad si ocupan empleos de muy alta cualificación, como puestos ejecutivos, técnicos de alto nivel, profesionales, etc. Este colectivo presentará también otras características diferenciales, como un mejor reconocimiento u homologación de los estudios, así como tendrá, posiblemente, diferencias no observadas. Adicionalmente, los ciudadanos europeos que residen en España sin alcanzar los 65 años y fuera del mercado de trabajo pueden sesgar el análisis del empleo, haciendo que la inactividad —por ejemplo, por prejubilación— se interprete erróneamente como un fracaso laboral. Por último, una razón añadida para que el análisis se centre en los inmigrantes económicos reside en la posibilidad de que los extranjeros procedentes de la UE-15 y del resto de países citados se beneficien, en el mercado de trabajo, del conocimiento de una segunda lengua como el inglés.

La relación entre el grado de conocimiento del español y diversos indicadores de empleo aparece recogida en el cuadro 3, donde queda reflejada una posición laboral relativamente favorable para los inmigrantes económicos que dominan la lengua española y para quienes constituye su lengua materna. Las tasas de empleo estimadas se refieren a la semana anterior a la realización de la encuesta, en 2007, mostrando un orden de magnitud cercano al 80 por ciento entre los hombres y al 60 por ciento entre las mujeres. Se observan diferencias significativas en tasa de empleo entre quienes hablan el español bien, muy bien o como lengua materna y el resto, que ponen de manifiesto la influencia de la lengua tanto para los hombres como para las mujeres. El español también parece influir en la proporción de hombres extranjeros que tiene más de un trabajo y en la proporción de hombres asalariados con contrato indefinido. En la práctica totalidad de los casos sobresale el grupo de hablantes que tiene el español como lengua materna respecto al resto de inmigrantes.

Continuando con esta línea de análisis, los gráficos 3a y 3b muestran la relación entre competencias idiomáticas de quienes no tienen el español como lengua materna y su tasa de empleo. De nuevo se proporcionan datos para inmigrantes económicos menores de 65 años y para hombres y mujeres, mostrando entre estas últimas unas mayores diferencias de empleo en función de la comprensión, del habla y de la lectura. Las competencias verbales muestran asimismo una mayor discriminación en la tasa de ocupación de los hombres. Se desprenden de estos datos dos conclusiones: primera, las diferencias son más elevadas entre el colectivo femenino que entre los hombres, lo que resulta coherente con el hecho de que las mujeres tienen una menor tasa de ocupación y, por tanto, disponen de un mayor recorrido potencial de mejora gracias a factores que contribuyan positivamente a incrementar dicha tasa. En segundo lugar, entre los hombres se observa que, más que una prima del español en tasa de ocupación, aparece una penalización por el desconocimiento del español en el caso de las competencias orales.

Cuadro 3. El empleo de los inmigrantes económicos menores de 65 años según su grado de conocimiento del español
Qué tal habla españolTasa de empleoProporción que tiene más de un trabajoProporción de asalariados con contrato indefinido
HombresMujeresHombresMujeresHombresMujeres
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la ENI 2007
No habla 71,4 29,2 0,7 5,6 27,5 36,3
Necesita mejorar 76,1 50,9 1,5 8,1 30,5 34,3
Suficiente 76,2 52,3 1,2 8,7 37,2 30,4
Bien 81,4 59,3 1,7 5,2 42,2 46,1
Muy bien 80,6 59,8 4,6 8,9 53,8 49,3
L. materna español 80,1 67,2 5,4 9,3 53,9 51,4
Total 79,3 61,0 3,7 8,5 47,0 48,2
Gráfico 3a. Tasas de empleo de los inmigrantes económicos menores de 65 años cuya lengua materna no es el español, según diferentes competencias en español (hombres). Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007.
Gráfico 3b. Tasas de empleo de los inmigrantes económicos menores de 65 años cuya lengua materna no es el español, según diferentes competencias en español (mujeres). Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007.

2.2. Lengua y  acceso al empleo cualificado

Para abordar el análisis del empleo cualificado se han agrupado las ocupaciones de los tres niveles superiores de la Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO): dirección de las empresas y de las administraciones públicas, técnicos y profesionales científicos e intelectuales, y técnicos y profesionales de apoyo. El cuadro 4 muestran esos datos sobre la proporción de inmigrantes que se encuadran en esa categoría agregada para nivel educativo y en función de sus habilidades lingüísticas. Lógicamente, las proporciones más elevadas corresponden al grupo de los titulados universitarios y las más reducidas, a los niveles educativos más bajos. Se ha introducido un rasgo adicional que, de forma indirecta, puede reflejar la experiencia laboral, como es el período de llegada a España (los inmigrantes más recientes carecerán de la experiencia de quienes llegaron hace más de diez años). La conclusión principal que se extrae de estos datos es que el español aparece asociado a una proporción significativamente mayor de trabajadores cualificados, para cada nivel de estudios y para ambos períodos de tiempo de llegada a España. Cabe resaltar que entre los titulados superiores —grupo llamado a protagonizar especialmente el empleo cualificado— casi la mitad (47,5 %) de quienes dominan el español ocupa un puesto cualificado, elevándose esa cifra al 69,3 % si se atiende a los llegados hace más de diez años y alcanzando un 30,5 % de los inmigrantes de la última década. Las cifras correspondientes a los titulados superiores que no dominan el idioma resultan significativamente más reducidas, con la excepción del grupo que, llegado antes del año 2000, no culminó la enseñanza primaria, dentro del cual aparecen  numerosos directivos.

Cuadro 4. Proporción de empleo cualificado para cada nivel de estudios de los inmigrantes económicos menores de 65 años, según período de llegada a España y conocimiento del español
EspañolLlegados desde 2000Llegados hasta 1999Total
No lo habla muy bienHabla muy bien o es su lengua maternaNo lo habla muy bienHabla muy bien o es su lengua maternaNo lo habla muy bienHabla muy bien o es su lengua materna
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la ENI 2007
Educ. primaria incompleta 0,0 0,0 11,0 0,0 3,9 0,0
Educación primaria 1,5 1,3 1,6 7,5 1,6 3,2
Educación secundaria (IC) 0,7 3,9 5,6 13,3 1,5 7,8
Educación secundaria (IIC) 2,1 6,0 17,0 19,0 5,0 10,2
Educación universitaria 11,5 30,5 38,2 69,3 18,2 47,5
Total 2,8 10,3 14,4 31,2 5,3 17,90
N (miles) 550,3 974,6 153,9 560,7 704,3 1535,3

Por otra parte, las tasas de empleo cualificado de los grupos que hablan español muy bien o cuya lengua materna es el español se acercan asimismo a los registros de grupos que, con un nivel educativo superior —o bien con una mayor antigüedad en nuestro país— no dominan el idioma. Esta comparación sugiere que la lengua podría ser un factor cooperativo, junto con otros recursos, para posibilitar las transiciones al empleo cualificado.

El interés de valorar el papel que juegan los recursos lingüísticos en relación con el acceso al empleo cualificado puede afinarse más mediante análisis de regresión que permitan analizar la combinación de estos recursos con otros activos que, como se ha visto, resultan determinantes para las trayectorias ocupacionales ascendentes de los inmigrantes económicos. La duración de la estancia en España y los títulos educativos constituyen los recursos fundamentales, pero pueden añadirse otros como la existencia de propuestas de trabajo anteriores a la llegada a España o la posesión de la nacionalidad española. Las propuestas de trabajo anteriores a la emigración pueden ser relevantes si, como cabe esperar, se producen con mayor frecuencia para puestos de trabajo de mayor responsabilidad, mientras que la nacionalidad permite superar las restricciones legales para el acceso al empleo público, que acoge un volumen muy significativo de empleo cualificado. Una variable adicional será si la titulación educativa ha sido obtenida en España.

El cuadro 5 recoge los resultados de regresiones que analizan, respectivamente, la probabilidad de ocupar un empleo cualificado y la probabilidad de transitar desde un primer empleo en España que no era cualificado hacia un empleo actual que sí lo es. En ellos se observa que los recursos educativos constituyen la clave para el acceso al segmento superior del mercado de trabajo, como cabía esperar, dado que disponer de credenciales educativas constituye una condición necesaria para el ejercicio profesional. Los resultados muestran que, tras el nivel educativo, la lengua ejerce una influencia significativa, junto con la nacionalidad, tanto para la ocupación actual de un empleo cualificado como para la transición hacia este. Tanto si se desagrega la habilidad lingüística en cinco niveles —incluyendo lengua materna— como si se analiza de forma agregada en dos niveles solamente, los coeficientes indican la superioridad de los inmigrantes que hablan español muy bien o que tienen lengua materna, en relación con el resto.

Por tanto, si la educación es una condición necesaria para el empleo cualificado, la lengua parece que también lo es, a juzgar por estos resultados. Si bien es cierto que, como se ha visto anteriormente, el acceso de los inmigrantes económicos a trabajos en los tres niveles superiores de la CNO resulta minoritario, también lo es que el hablar bien español contribuye a superar la segmentación ocupacional que caracteriza a la inmigración económica.

Cuadro 5. Coeficientes de regresión logística sobre las probabilidades de trabajar en un empleo cualificado y de haber transitado de un primer empleo no cualificado a un empleo actual cualificado. Inmigrantes económicos menores de 65 años ocupados
  Trabajar en un empleo cualificadoTránsito de un primer empleo no cualificado a un empleo actual cualificado
MujeresHombresMujeresHombres
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la ENI 2007
Constante -0,568 -1,657 -1,321 -2,649
Edad -0,019 0,030 -0,027 0,021
Años en España 0,073 0,044 0,047 0,021
Llegados después de 2000 -0,603 -0,647 -0,522 -0,518
Casado 0,447 -0,071 0,390 -0,044
Educación (ref. Universidad) Primaria incompleta o menos -20,401 -3,051 -19,646 -3,851
Estudios primarios -3,295 -3,323 -2,737 -2,405
Est. secundarios primer ciclo (IC) -2,648 -2,340 -2,329 -1,570
Est. secundarios segundo ciclo (IIC) -1,877 -1,817 -1,438 -1,205
Nacionalidad española 0,273 0,623 0,182 0,488
Propuesta de trabajo 0,468 0,693 0,263 0,661
Habla español (ref. lengua materna) No habla 0,016 -0,559    
Necesita mejorar -0,555 -0,637    
Suficiente -0,887 -1,819    
Bien -0,754 -0,537    
Muy bien 0,181 0,197    
Habla español (ref. otros) Muy bien o lengua materna     0,781 0,680
N incluidos en el análisis 3391 3521 3391 3521
-2 log de la verosimilitud 1655,986 2283,762 1515,052 2175,834

En definitiva, el análisis de la relación entre lengua española y empleo cualificado muestra que las habilidades lingüísticas en español acercan a los inmigrantes a puestos cualificados, permitiendo afirmar que la lengua española, como recurso ante el empleo de los inmigrantes, acompaña a los factores tradicionales que conducen a la cualificación laboral, como es fundamentalmente la educación. La confirmación de que el español importa en las trayectorias hacia el empleo cualificado, una vez que los inmigrantes se encuentran en España, resulta coherente con los resultados obtenidos en el capítulo de este libro que aborda la inserción social, en el sentido de que la lengua constituye un capital genérico cuyo rendimiento se produce a medio plazo.

3. Dominio del español e integración social

En un estudio previo se han observado influencias positivas del conocimiento del español sobre diversas dimensiones de la integración social de los inmigrantes en España; aunque esas influencias se mostraban, en general, débiles y se asociaban más al aprendizaje del español que a la comunidad de lengua materna y se reforzaban claramente con el tiempo de estancia (Gutiérrez y Miyar, 2009). Según esos resultados, el conocimiento del español como lengua materna se vinculaba a niveles más altos en algunos indicadores parciales de la integración, como una menor participación en el envío de remesas, una mayor movilidad residencial, una calidad superior en la vivienda y una más alta participación en asociaciones cívicas no específicamente de inmigrantes. Por otra parte, la ventaja del buen aprendizaje del español entre quienes no lo tienen como lengua materna se reflejaba en que mantienen menos contactos con su comunidad de origen, tienen un porcentaje superior de permisos de residencia permanente, hay una frecuencia más alta de quienes han hecho inversiones, residen en zonas con menos problemas y, sobre todo, sus hijos han conseguido niveles educativos más altos, superiores incluso a los de los inmigrantes hispanos.

Para proporcionar una visión algo más global de la que se resulta de esos datos parciales de integración social, en este apartado se ofrecen dos análisis adicionales de la influencia del dominio de la lengua: uno, a partir de una medida agregada de integración social; otro, sobre el logro educativo de la segunda generación de inmigrantes.

La ENI permite elaborar un índice de integración social a partir de algunos  indicadores parciales, en la línea de los que se vienen utilizando ya en diferentes versiones en la literatura internacional (Entzinger y Biezeveld, 2003; Niessen, Huddleston y Citron 2007). Se ha elaborado combinando un doble criterio, conceptual y metodológico: por un lado, que sea una dimensión sobre la que se pueda mantener expectativas razonables de verse favorecida por la posesión de la lengua española como capital genérico; por otro lado, que pueda definirse operativamente como una variable dicotómica para todos los individuos de la muestra, asignando el valor 1 a las respuestas que reflejen una situación clara de superior probabilidad de integración y el valor 0 a respuestas en la dirección de menor probabilidad de integración. Estos cinco indicadores parciales son los siguientes en la expresión a la que se otorga valor 1: tener planes para permanecer en España, tener al menos dos episodios de movilidad residencial interprovincial, tener vivienda en propiedad, no tener más de un problema en la vivienda y participar en asociaciones no específicamente de inmigrantes. Con estos indicadores, se construye el índice sintético de integración (ISI), que toma un valor entre 0 y 1 para cada individuo de la muestra, tras dividir por cinco la suma de sus valores en los cinco indicadores parciales. En el gráfico 5 se recogen las medias del ISI para los diferentes grupos según conocimiento de la lengua, distinguiendo entre inmigrantes económicos y no económicos.  

Gráfico 4a. Indicador sintético de integración de los inmigrantes según conocimiento de la lengua (según lengua materna). Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007.
Gráfico 4b. Indicador sintético de integración de los inmigrantes según conocimiento de la lengua (según dominio hablado del español). Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007.

Estos datos sirven para confirmar que los inmigrantes con conocimiento de la lengua española tienen, en general, niveles más altos de integración, aunque la diferencia a su favor en el ISI es muy ligera. Además, este resultado ofrece interesantes matices en lo que se refiere a la comparación entre inmigrantes económicos y no económicos. Entre los primeros, tanto quienes comparten el español como lengua materna como quienes lo hablan en el mejor nivel tienen un ISI más alto que todos los demás grupos de lengua o de menor nivel de habilidad oral. Pero no se pueden obviar tres observaciones adicionales. En primer lugar, que esa diferencia de un ISI más alto es muy ligera, ya que no pasa de una décima en ninguna de las comparaciones, y más ligera aún en el caso de la lengua materna que en el caso de haber aprendido a hablarla bien o muy bien. En segundo lugar, entre los inmigrantes no económicos, la ventaja de ser de lengua materna española se muestra más clara, con un ISI no sólo más alto sino que se diferencia más de los otros grupos lingüísticos; pero no ocurre lo mismo con el aprendizaje de la lengua, puesto que entre este grupo de inmigrantes incluso quienes dicen no hablar español son los que presentan un ISI más alto. En tercer lugar, la escala de distancia teórica entre las lenguas maternas no se refleja en una escala similar de niveles de integración; tanto entre inmigrantes económicos como no económicos, quienes proceden de una lengua indoeuropea o del grupo de otras lenguas presentan un ISI más alto que el de grupos de menor distancia lingüística respecto al español, como es el caso de los inmigrantes de lenguas romances o de lenguas afroasiáticas.

La integración de los inmigrantes en el sistema educativo es una de las dimensiones más sólidas del ciclo de integración y también de las más investigadas. La adquisición de la lengua del país de acogida suele figurar como uno de los factores determinantes de esa integración. No es fácil probar que las habilidades lingüísticas de los propios alumnos inmigrantes son una precondición del logro educativo y no un resultado endógeno al propio logro educativo. Lo que parece más seguro como precondición del logro educativo de los hijos son las habilidades lingüísticas de los padres. Los informes PISA de 2001 y 2003 han proporcionado resultados que prueban que, de modo bastante generalizado, los estudiantes de familias de inmigrantes que no hablan en su hogar la lengua en que se evalúa su rendimiento académico tienen muchas más probabilidades de situarse en niveles más bajos de ese rendimiento (PISA-OCDE, 2006). Ese peor logro académico vendría explicado por un par de factores asociados al escaso dominio de la lengua por parte de los padres: bien el que los hijos han aprendido peor la lengua vehicular de la educación por la menor exposición a la misma en el hogar, o bien la mayor dificultad de los padres para ayudar a los hijos en los deberes que se asignan para hacer en casa.

La ENI 2007 tiene la singular ventaja de que proporciona observaciones para el conocimiento lingüístico de los padres y para el logro educativo de los hijos, aunque esta segunda información solo está disponible para los hijos mayores de cuatro años que siguen conviviendo con los padres, con lo que se desconoce el logro educativo de los que ya se han emancipado. Por ello, el indicador que se ha elaborado para este estudio se refiere a los hijos que están en edades entre 16 y 19 años. Estableciendo ese límite de edad se consigue, de un lado, limitar el riesgo de perder los casos que tienen una mayor probabilidad de haber abandonado ya el hogar de los padres y, de otro lado, se puede observar el logro de niveles educativos que superan el nivel de escolarización obligatoria. Esto acota mucho el tamaño de la submuestra para el estudio del logro educativo, por lo que se ha optado por definir una sola variable de conocimiento del español, en lugar de las dos que se venían usando hasta ahora (lengua materna y aprendizaje): esta variable registra en uno de sus valores a los inmigrantes de lengua materna española y en el resto a los otros inmigrantes según su nivel de conocimiento hablado del español tal y como se preguntan en la ENI (gráfico 5).

Gráfico 5. Distribución porcentual de los niveles educativos terminados de los hijos de inmigrantes según dominio del español de los padres (hijos de 16-19 años que llegaron a España antes de tener 15 años y que conviven con los padres). Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de la ENI 2007.

Todo parece indicar que los inmigrantes cuyos padres tienen mayor dominio de la lengua consiguen superiores niveles educativos, pero de nuevo se aprecia que lo hacen con diferencias más bien pequeñas y que el aprendizaje del español como segunda lengua iguala o mejora el logro de quienes lo tienen como lengua materna. Si se toma como logro la educación secundaria obligatoria, la frecuencia de los hijos que han alcanzado ese nivel educativo aumenta de manera suave pero constante con el grado de competencia lingüística de los padres. La diferencia entre los hijos de los hogares en que los padres no hablan español y los que son de lengua materna va del 33 % al 44 %, una diferencia muy importante si se tiene en cuenta que se trata del nivel de escolarización obligatoria y de un tramo de edades a partir de las cuales ya no es probable que se complete ese nivel si no se ha conseguido ya. Pero también es cierto que los porcentajes de los que llegan a tener ese nivel educativo varían muy poco entre padres con competencias medias y altas en español: esa frecuencia es la misma para hijos de padres de lengua materna española y para quienes lo hablan muy bien, al tiempo que es muy similar entre quienes lo hablan bien y suficiente.

El porcentaje de hijos que consiguen al menos el segundo ciclo de educación secundaria sería un indicador más apropiado, ya que se refiere a un nivel postobligatorio y podría reflejar mejor la influencia de factores del ámbito familiar como el que se está analizando. En este caso, el porcentaje de hijos que logran ese nivel asciende según lo hace la competencia hablada de los padres, hasta llegar a un máximo del 17,5 % entre los hijos de padres que hablan bien español. Las diferencias son dignas de destacar, porque los hijos de este grupo de inmigrantes que han aprendido al mejor nivel el español logran estudios postsecundarios en un porcentaje que multiplica por seis el de los hijos de quienes tienen el menor nivel de dominio (hablan mal), que solo consiguen ese nivel en un 3,2 %,  y superan ampliamente el logro de los hijos de los otros escalones de bajo dominio del idioma (los que necesitan mejorar y los que tienen un nivel suficiente). Pero también es cierto que los hijos de padres de lengua española rebajan a la mitad, un 9 %, la proporción de sus hijos que han conseguido completar la educación postsecundaria. Una vez más se encuentra un resultado en el que los inmigrantes de lengua española están por debajo en el logro de integración social que quienes han aprendido bien el español.

4. Conclusión

Este trabajo ha partido de la hipótesis de que el conocimiento de la lengua dominante en la sociedad receptora es un activo que se incorpora a otros de los que conforman el capital humano del inmigrante y es también un recurso genérico de integración social en un sentido multidimensional. La conclusión principal que se extrae de los análisis realizados es que el dominio del español, tanto si es nativo como si es adquirido, tiene una influencia positiva, aunque modesta, sobre el éxito laboral y de integración social de los inmigrantes en España; también, que esos rendimientos positivos son más claros en los logros laborales de los inmigrantes que en los logros de integración social. Los resultados son teóricamente previsibles, pero interesantes en los matices y novedosos en el contexto de la investigación sobre la inmigración en España.

En primer lugar, por lo que se refiere a los perfiles de dominio del español, se ha puesto en evidencia que, aun con la proximidad de la llegada, el proceso de adquisición de un nivel suficiente de conocimiento del español es rápido y exitoso para los muchos inmigrantes que tienen como lengua materna o conocen una lengua romance, pero no tanto para los que no conocen una lengua de ese tipo, entre los que una tercera parte aún tiene un conocimiento muy deficiente diez años después de su llegada. Esto hace que las expectativas sobre este proceso de logro de habilidades lingüísticas de los inmigrantes sean relativamente optimistas, aunque pueden ser preocupantes para grupos de asiáticos o africanos, con menor nivel educativo y elevada lejanía lingüística, con riesgos de carencias lingüísticas serias. Aproximaciones más analíticas a la explicación de este proceso de adquisición del español demuestran el carácter determinante del nivel educativo y de la escolarización de la segunda generación (Miyar y Mato, 2009), lo que apunta a la importancia de las políticas educativas de amplio espectro, y no solo de las políticas lingüísticas, como medio de reducir los riesgos de penalización económica y social por esas carencias de dominio de la lengua.

En segundo lugar, se ha mostrado que el dominio del español mejora el acceso al empleo de los inmigrantes económicos y el tipo de empleo que caracteriza a este colectivo en España. Se han obtenido diferencias significativas en cuanto a tasas de empleo —especialmente entre las mujeres— y tasas de acceso a empleos cualificados. Esto se ha llevado a cabo calculando la probabilidad de que los inmigrantes trabajen en empleos cualificados y la probabilidad de experimentar transiciones laborales, una vez en España, desde primeros empleos no cualificados hacia empleos cualificados. La positiva influencia del español se mantiene para hombres y mujeres cuando se controlan otros factores como el nivel educativo, la edad, la duración de la estancia, la nacionalidad, el estado civil y la existencia de una oferta de trabajo previa a la llegada a España. Otros análisis han demostrado que el conocimiento del español se refleja también en un premio en los ingresos salariales medios (Mato y Gutiérrez, 2009). Es cierto que los resultados otorgan una influencia moderada a la lengua, pero cabe subrayar el sentido positivo de esta influencia y la consistencia de las estimaciones para los diferentes logros laborales, más aún cuando el colectivo de referencia de esta investigación está limitado a los inmigrantes económicos. Además, probado que el valor del español se potencia con la duración de la estancia, es de esperar una intensificación de los rendimientos del recurso idiomático entre este colectivo a medio y largo plazo, mejorando su acceso a empleos de superior cualificación.

Por último, los resultados del efecto del idioma sobre la integración social apuntan también a una influencia positiva aunque débil. Una influencia que es más clara para los inmigrantes que no son de lengua materna española pero que la han aprendido hasta hablarla con un buen dominio. Es relevante también que se haya probado esa influencia con un indicador multidimensional de integración social y con una dimensión de integración de la segunda generación de la entidad que tiene el logro educativo. Por otra parte, resulta evidente que la influencia del español es más positiva sobre los logros laborales (empleo y salario) que para los de integración social. Este resultado sería congruente con el carácter dominante de la inserción laboral de los inmigrantes en su fase inicial, caracterizada por niveles altos de ocupación, de segregación ocupacional y de escasa movilidad laboral ascendente. Ello hace razonable que la influencia del capital lingüístico común se aprecie más en la integración laboral que en otras dimensiones de la integración social y que, en conjunto, refleje el predominio de un determinado patrón de integración, o asimilación, segmentada (Portes, 1993; Zhou, 1999).

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Notas

  • 1. Este trabajo se ha desarrollado como parte de las actividades del proyecto de investigación «El valor económico del español: una empresa multinacional», dirigido por José L. García Delgado, José A. Alonso y Juan C. Jiménez, y financiado por la Fundación Telefónica. Volver
  • 2. La ENI también contiene información sobre el conocimiento de las lenguas cooficiales en Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia y País Vasco. Un análisis más completo del efecto de los conocimientos lingüísticos sobre logros en el mercado de trabajo y logros de integración social requeriría tener en cuenta también el nivel de conocimiento de esas otras lenguas y no solo del español. Volver