El lenguaje es una herramienta no solo de comunicación, sino que de desarrollo. El castellano heredado de la Madre Patria une a Latinoamérica y se traduce como una ventaja para el intercambio y cooperación ante el resto de países en el continente.
Siendo el idioma una expresión cultural primaria y patrimonio esencial de la identidad de los pueblos, es preciso preservar su integridad, cuidando, empero, que ello no resulte en factor de aislamiento.
Desde que Colón en 1492 descubrió el nuevo continente atrayendo la atención de una España regodeada por los sortilegios de la conquista; la llegada de intrépidos exploradores y conquistadores a tierras ignotas en busca de inédita aventura y de súbita fortuna, la obsesión de unir a los habitantes y sus culturas bajo una misma religión y lengua, significó un reto de extraordinarias dimensiones.
La cultura nativa no era una unidad inexpugnable, sino la representación profusa de subculturas regionales explayadas a lo largo y ancho del inexplorado continente. Los deslumbrados españoles, se encontraron con diversos grupos de abigarradas costumbres, creencias y dialectos, viéndose obligados a usar intérpretes indígenas para relacionarse y promover el comercio. Así fue que Hernán Cortés al llegar a México, conoció a Malinali Tenepatl, la Malinche (Doña Marina) quien, desentrañando la incógnita palabra y descifrando los recónditos arcanos, lo auxilió a comunicarse con los nativos que comerciaban en la región.
La Conquista logró su cometido en unificar, gran parte del continente americano, bajo una misma lengua, aunque hubo pueblos y gentes que se escaparon de la influencia ajena. Sus descendientes se han mantenido aislados hasta la fecha preservando intacta su identidad autóctona. Aunque ello signifique el resguardo de un valor patrimonial y cultural para el mundo entero, estos grupos étnicos sufren las consecuencias del marginamiento, alejados de recursos y servicios a los que tiene acceso el resto de la población; privados de una educación del tamaño de su necesidad o del elevado escaño que disfrutan los más privilegiados del siglo veintiuno.
Cotejadas con los indicadores de desarrollo de los organismos multilaterales, las comunidades indígenas en el continente cargan con el peso deprimente de guarismos vergonzosos para la humanidad. Figuran como las principales víctimas de la marginalidad y padecen el dolor ingrato de la extrema pobreza. Su rezago, entre otras consideraciones, parte de la misma inhabilidad de comunicarse directamente con el resto de la población que comparte el español, que les impone extremas dificultades para incorporarse a las actividades del comercio nacional e internacional, y favorecerse de una clientela accesible al universo iberoamericano. La discriminación y aislamiento cultural en muchos casos se profundiza por el uso de significados peyorativos que aluden factores étnicos.
Los productos culturales indígenas, la mágica expresión de su idiosincrasia: la música, la artesanía, sus leyendas y fábulas, y hasta el embrujo fascinante de su tradición oral, entre otros, tienen un alto valor adquisitivo en el comercio mundial. Entender y hablar el español significa para los nativos una herramienta básica para insertarse al mercado exterior sin necesidad de intermediarios, y así mismo acceder a la tecnología, al ciberespacio, que perfilan una vía directa y expedita de comunicación y negociación. Para un sector de consumidores interesado en convivir con la naturaleza y el medioambiente, hay atracción por lo primigenio, lo orgánico y lo verde. Y en ese sentido, las culturas indígenas, con creces contribuyen al enriquecimiento del ecoturismo, un mercado cada día más atractivo y creciente en el mundo entero.
Un estudio de Banco Mundial de 1994-2004, Pueblos Indígenas, Pobreza, desarrollo humano en América Latina, concluye que los pueblos indígenas representan diez por ciento de la población de la región, entre 28 a 43 millones de indígenas, y el grupo más desfavorecido en América Latina. El trabajo realizado en Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú señala que la incidencia de pobreza en América Latina es alta, y se evidencia más severamente en la población indígena. Los indígenas son más profundamente afectados por las crisis y representan una recuperación más tardía.
Los estudios iniciados en 1994 muestran en el transcurso de diez años los mismos índices de probabilidades de pobreza para los pueblos indígenas, de 13 a 30 por ciento dependiendo del país. La baja escolaridad les afecta enormemente y se traduce en desventajas, baja inserción en el mercado y menores retornos en ganancias laborales.
Para reducir los niveles de pobreza y contribuir al desarrollo de la región los coautores del Estudio, Gillette Hall y Harry Patrinos, recomiendan desarrollar y apoyar programas de educación bilingüe bicultural o multicultural para mejorar entre otros aspectos, la calidad y el tiempo de escolaridad.
Las tareas de gestión cultural deben encargarse a los expertos en el manejo de la cultura, es decir, a los antropólogos. En nuestro medio, la labor antropológica no se ha comprometido con la profundidad de responsabilidades que corresponde a este fascinante quehacer revelador.
Hay esfuerzos, sin embargo, en distintos países que ofrecen programas a los pueblos indígenas de educación bilingüe de buscar un enfoque más integral, de incorporar todo aspecto que refuerce la autoestima y la identidad, sin menoscabar la cultura nativa y, a la vez, facilitar la comprensión de una segunda lengua.
Los programas de Educación Bilingüe Intercultural (EBI) que impulsan las agencias de cooperación, bancos multilaterales y ONG, son apropiados para los pueblos indígenas latinoamericanos porque integran a esas comunidades con conciencia de mantener y fortalecer su identidad cultural. «Los objetivos de desarrollo de milenio preconizan, como segunda prioridad, después de la lucha contra la pobreza extrema, el acceso de la educación básica de calidad para todos. La Cumbre de Dakar 10 años después de Jomtien, ha reiterado el derecho a una educación básica de 10 años para todos a cumplirse entre 2015. La Educación Bilingüe Intercultural se coloca al interior de estas metas, como uno de los factores que conducen a mayor equidad de acceso y a una mayor calidad de educación para los pueblos indígenas del mundo» (Abram, Matthias L.p iv).
Entre los países que incluyen programas de Educación Intercultural Bilingüe en América Latina están México, Ecuador, Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, y Paraguay. Otros estados todavía no han adoptado el sistema de enseñanza y podrían beneficiarse de las experiencias exitosas que han tenido las escuelas de la EBI en la región.
El estudio de Matthias Abram del 2004 para el Banco Interamericano de Desarrollo cita ventajas obtenidas del sistema EBI frente a la escuela tradicional castellana para niños indígenas, logrando fortalecer la identidad y la autoestima, reduciendo la repitencia, disminuyendo la deserción en las niñas, y motivando su tiempo escolaridad hasta la secundaria. Con la EBI los alumnos, curiosamente, aprenden mejor el castellano que en el sistema tradicional.
Según Abram, hay dos maneras de impartir la educación bilingüe. La modalidad de transición usa la lengua materna como medio para instruir el idioma oficial, mientras la modalidad de mantenimiento utiliza las dos lenguas a la vez durante toda la educación básica. La Educación Bilingüe Intercultural concilia la enseñanza de la lengua materna reteniendo el acervo cultural indígena con la lengua castellana y la otra cultura.
Para que los niños aprovechen el sistema de didáctica bilingüe, ya sea en el modelo de transición o de mantenimiento, deben mantener la lengua materna como la lengua de enseñanza, lo cual les brinda un sentido de pertenencia y enfoque cultural, además de reforzar la participación y empoderamiento de la comunidad indígena. Los indígenas tienen sus características culturales propias y debe respetarse su identidad que comprende la pertenencia a una comunidad, diferente al estado individualista moderno. Los derechos indígenas se entienden que pertenecen a las colectividades. (Cimatadore, Eversole y McNeish). Por ende, el derecho a la educación, y el enfoque de educación bilingüe, también deben conformarse a lo que quiera el pueblo indígena participante.
«Una educación intercultural no solo implica el bilingüismo en zonas de alta incidencia de población indígena, sino pasar a un modelo educativo con vocación multicultural, reflejada en contenidos, valores, convivencia intra-escuela y prácticas pedagógicas. El respeto a la diversidad étnica y cultural, la educación cívica apoyada en la ciudadanía plena de todos, la flexibilidad curricular frente a distintas realidades sociales y culturales con que llegan los niños a las escuelas, así como el fomento a las prácticas comunicativas basadas en el respeto al otro y la reciprocidad en la comunicación, son elementos básicos en este cambio de concepto» (Hopenhayn p. 64).
Existen opositores a todos los modelos de educación bilingüe, quienes citan que se puede producir una contaminación de la cultura indígena o sostienen que es otro esfuerzo de colonización. (Hopenhayn p. 57). Ello implica que se deben evaluar esas críticas constructivamente, y reconocer que las mismas comunidades indígenas están exigiendo que se implemente en sus territorios el modelo de la EBI.
Varias organizaciones colaboran en este cometido. Tal es el caso de la Organización de Estados Americanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), que tiene como fin la difusión de la lengua española y portuguesa y el perfeccionamiento de su enseñanza, la conservación y preservación en minorías culturales. Además, fomentar la educación bilingüe para conservar la identidad de los pueblos indígenas con un enfoque de plurilingüismo.
Recordamos que el bilingüismo también es una herramienta importante para facilitar las actividades económicas y empresariales. El bilingüismo funcional se da cuando una de las dos lenguas, usualmente la segunda, se focaliza en la actividad comercial y de mercado. (Abram, p. 55).
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas del 13 de septiembre de 2007 garantiza que los estados signatarios acatarán las medidas y compromisos correspondientes para afianzar la identidad y el patrimonio cultural de las comunidades nativas. El artículo 36 dice: «Los pueblos indígenas, en particular, los que están divididos por fronteras internacionales, tienen derecho a desarrollar los contactos, las relaciones y la cooperación, incluidas las actividades de carácter espiritual, cultural, político, económico y social, con sus propios miembros y asegurar la aplicación de este derecho».
Asimismo, la declaración establece que los pueblos indígenas tienen que acceder a los medios de información sin discriminación. El modelo EBI puede facilitar el intercambio cultural y acceso al comercio a través de los medios informativos y de comunicación. En la Declaración del Encuentro Internacional de los Pueblos Indígenas de septiembre de 2006, donde participaron organizaciones e instituciones indígenas de México, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile, Paraguay, Argentina y Bolivia, se hace un llamado pidiendo acceso equitativo a los medios y recursos tradicionales como a las nuevas tecnologías para asegurar el desarrollo de sus comunidades y la reducción de la brecha digital.
La tecnología por vía del internet permite la traducción entre lenguas o agregar nuevas lenguas. Es un mecanismo eficaz que las comunidades indígenas pueden utilizar complementariamente con la educación intercultural bilingüe. Su uso y alcance facilitan a los que buscan por vía del comercio salir adelante y hasta convertirse en empresarios con alcances internacionales.
El reto a futuro consiste, efectivamente, en lograr la integración de los pueblos indígenas a un mundo cada día más interconectado y globalizado, sin menoscabar ni inferir en la riqueza cultural que ofrece su individualidad. La región iberoamericana puede nutrirse significativamente de los aportes de los pueblos originarios, que se muestran deseosos de participar y formar parte del entorno del cual por siglos se han mantenido aislados.
OEI (Organización de Estados Iberoamericanos).