Jaime Ortega Carrascal

La expansión del español en Brasil y el peligro del «portuñol»Jaime Ortega Carrascal
Delegado de la Agencia EFE en Brasil

Cuando hablamos de la convivencia del español y el portugués, especialmente en Brasil, muchos pensamos en el Mercosur y las enormes posibilidades de todo tipo, incluso lingüísticas, abiertas por el Tratado de Asunción1 que dio vida a ese mercado de 240 millones de habitantes. Sin embargo, es preciso recordar que se trata de dos lenguas hermanas que han coexistido a lo largo de los siglos a pesar de que no siempre España y Portugal o Brasil y sus vecinos han atravesado momentos políticos e históricos tan favorables como el actual.

Quiero en estos minutos centrarme principalmente en la convivencia que se da en Brasil, ese gigante de 190 millones de personas, porque es el campo más fértil para la difusión del español como segunda lengua por factores demográficos, culturales y económicos, sin que eso signifique dejar de lado a Portugal.

Si volvemos sobre la historia de Brasil, vemos que el español nunca fue una lengua extraña en ese país de dimensiones continentales pese a que su territorio vino a corresponderle a Portugal por el Tratado de Tordesillas (1494). En la conquista y colonización de Brasil hubo hispanohablantes, principalmente jesuitas como José de Anchieta, uno de los fundadores de la ciudad de São Paulo, y es muy significativo el hecho de que la primera obra publicada de un autor nacido en Brasil fue escrita en castellano por Manoel Botelho de Oliveira (1636-1711). Se trata de Hay amigo para amigo, una comedia de capa y espada que Botelho de Oliveira, un abogado y político nacido en Salvador (Bahía), publicó de forma anónima en 1663 en Coimbra, en la imprenta de Tomé Carvalho, según una reciente investigación del profesor Enrique Rodrigues-Moura.2

El español en la educación pública brasileña

Pese a que a lo largo de la historia España y Portugal han tenido periodos de distanciamiento, en los que vivieron de espaldas el uno al otro, y de los conflictos por territorio de Brasil con algunos de sus vecinos, especialmente en el siglo xix, el español se ha mantenido nunca dejo interesar a los brasileños. Prueba de ello es la obra de Antenor Nascentes (1886-1972), filólogo y lingüista nacido en Río de Janeiro que dejó una rica obra sobre lo que algunos expertos denominan «portugués brasileño» y que destacó además como notable estudioso de la lengua española.

A Antenor Nascentes debemos Um ensaio de phonetica differencial luso-castelhana,3 en el que analiza los elementos griegos que se encuentran en el español, publicado en 1919 como tesis de concurso para un puesto de profesor de español en el Colegio Pedro II, así como una Gramática de la lengua española (1920), la Antologia espanhola e hispano-americana (1941) y la Gramática da lingua espanhola para uso dos brasileiros (1943). La dedicación de Nascentes a nuestra lengua es más loable aun si tenemos en cuenta que en la primera mitad del siglo pasado el español había dejado de ser idioma de uso diplomático y era el francés el que por entonces dominaba en el mundo, acosado a su vez por la hegemonía del inglés, y Brasil no era ajeno a esa tendencia.

Posteriormente, la Reforma Capanema de 1942 4 dio un impulso a la enseñanza del español en Brasil al incluirlo entre las lenguas obligatorias del bachillerato clásico y científico, en el que, además del portugués, los estudiantes tenían que aprender dos clásicas (latín y griego) y dos lenguas vivas extranjeras (español y francés o inglés). Esta ley perduró hasta 1961 cuando fue sustituida por la Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional.5

Entre los muchos intentos de implantar el español como segunda lengua merecen destacarse también la Constitución del Estado de Río de Janeiro de 1989 que en el Artículo 317, inciso 3º, establece: «La lengua española pasa a constar del núcleo obligatorio de disciplinas de todas las series del segundo grado de la red estadual de enseñanza, teniendo en cuenta, primordialmente, lo que establece la Constitución de la República en su artículo 4º, párrafo único».6 Otra ley, de 1995,7 fijó la obligatoriedad de la inclusión del español como lengua extranjera moderna en las escuelas públicas del estado de Río de Janeiro «como componente curricular del primero y segundo grados», gracias en parte a la dedicación a esta causa de las asociaciones de profesores de español.

Luego, con la creación del Mercosur, las millonarias inversiones de empresas españolas en Brasil en la década del 90 y la creciente expansión del español en el mundo, aumentó el interés por nuestra lengua, lo que se reflejó en una proliferación de cursos, principalmente en institutos privados de las grandes ciudades brasileñas. Es cierto que el Mercosur no ha sido para sus socios el motor que se esperaba en lo político y lo económico, pero sí ha promovido la integración cultural y servido para construir el camino que nos ha conducido al escenario presente.

El panorama después de la Ley del español

Coyunturas históricas, intereses particulares o iniciativas oficiales como las que mencioné anteriormente y muchas otras que hicieron curso en el siglo pasado, entre ellos varios proyectos de ley, desembocaron en la Ley N.º 11.161, del 5 de agosto de 2005, comúnmente llamada «Ley del español», que abrió definitivamente las puertas a nuestra lengua en Brasil.

Esta ley establece la obligatoriedad para las escuelas de enseñanza media, públicas y privadas, de ofrecer clases de lengua española en sus currículos, y el carácter opcional de los alumnos de matricularse en las mismas, mientras que para la enseñanza fundamental la medida tiene carácter facultativo a partir del 5.º grado.

La misma señala: «El proceso de implantación deberá estar concluido en un plazo de cinco años», lo que significa que, como entró en vigencia en el año escolar de 2006, las instituciones educativas tienen que estar adaptadas a la norma ya a partir del 2011, objetivo este que no se alcanzará para esa fecha a pesar de los acuerdos de cooperación en ese sentido firmados por España y Brasil y de la intensa actividad académica de instituciones como el Cervantes.

Los datos más recientes8 indican que unos 7200 centros de enseñanza media, entre públicos y privados, equivalentes a poco más del 30 % del total, ofertan español a sus alumnos y que de los cerca de nueve millones de estudiantes matriculados en la secundaria, unos 2,4 millones, que corresponden a entre el 25 y el 30 %, estudian español.

Llama la atención que, a falta de menos de un año para que concluya el proceso de implantación de la ley, sólo una tercera parte de los planteles esté ajustada a la norma, lo que puede explicarse por el hecho de que en el camino del español hay obstáculos como escasez de profesores y de presupuestos en algunas regiones, en especial en el norte y noreste, las más deprimidas del país.

En Brasil, la aplicación de las directrices nacionales es competencia de las secretarías de Educación de los estados y municipios, pese a que el artículo sexto de la ley señala que el Gobierno nacional «estimulará y apoyará los sistemas estaduales y del Distrito Federal en la ejecución de esta ley».

Es necesario destacar aquí la labor de las «escuelas de frontera», que como veremos más adelante, dan una enorme contribución al aprendizaje correcto de las dos lenguas desde antes de la promulgación de la «Ley del español».

Dentro de la apuesta firme de España por Brasil como tierra abonada para nuestra lengua, los dos países suscribieron en agosto del año pasado un acuerdo de colaboración por medio del cual el Cervantes aportará su experiencia para la formación de profesores a distancia, vía internet, con el fin de que 41 millones de brasileños de entre 7 y 17 años aprendan español.

Cabe destacar que el Cervantes actúa en Brasil como un auténtico promotor no sólo de la lengua española sino de la cultura iberoamericana, con nueve centros abiertos entre 1998 y 2009 en las ciudades de São Paulo, Río de Janeiro, Salvador, Brasilia, Curitiba, Porto Alegre, Florianópolis, Recife y Belo Horizonte, con los que cubre básicamente las regiones sur, sudeste y nordeste, las de mayor densidad demográfica del país. El sur y el sudeste son además las de mayor peso económico y poder adquisitivo.

En esos nueve centros, el Cervantes tenía matriculados 9083 estudiantes en 20089 además de 3369 profesores que asistieron a cursos de perfeccionamiento.

Pero las iniciativas del Cervantes no se circunscriben a Brasil. En Portugal trabaja con el Instituto Camões trabajan para crear un espacio de lenguas iberoamericanas en las que confluyan no sólo el español y el portugués sino todas las lenguas autóctonas de los dos lados del Atlántico. De la misma manera, los ministerios de Educación de España y Portugal firmaron en julio del año pasado un Memorando de Entendimiento para potenciar el aprendizaje de ambas lenguas a manera optativa en los centros escolares de ambos países y más recientemente, el pasado febrero, los rectores de las universidades públicas españolas de Extremadura y Huelva, con sus pares de las portuguesas del Algarve y Évora, acordaron estrechar la cooperación en el espacio educativo ibérico.

Desde la creación del Mercosur, Argentina también ha potenciado iniciativas para el fomento del español y la divulgación de la cultura hispanoamericana en Brasil con iniciativas como el Instituto Cultural Brasil Argentina, una extensión del consulado en Río de Janeiro.

Más importante aún, el Congreso argentino aprobó el 17 de diciembre de 2008 la Ley 26.46810 que fija la obligatoriedad de todas las escuelas secundarias del país de incluir «una propuesta curricular para la enseñanza del idioma portugués como lengua extranjera», que será de carácter optativo para los estudiantes. En el caso de las escuelas de las provincias fronterizas, la inclusión del portugués debe hacerse desde el nivel primario, y se fijó el año 2016 como fecha a partir de la cual debe aplicarse de manera obligatoria esta norma recíproca de la «Ley del español» en Brasil. En otros países suramericanos como Bolivia, Colombia, Chile, Perú y Venezuela funcionan centros culturales brasileños que ofrecen cursos de portugués regulares e intensivos y emiten los certificados de aprendizaje como lengua extranjera.

No hay cifras disponibles sobre alumnos de portugués en Argentina y demás países vecinos, pero en Brasil hay unos cinco millones de estudiantes de español, incluidos los de cursos libres, mientras que los profesores suman cerca de 6000, a todas luces insuficientes para atender la creciente demanda, por lo que se calcula que se necesitan unos 11 500 más en los centros de enseñanza media para cumplir la ley, contra los 200 000 que se pensaba hace cinco años que eran necesarios. El Ministerio de Educación considera, por su parte, que se necesitará un poco más del doble de esa cifra, unos 26 000.11

El «portuñol» y los «falsos amigos»

Contar con profesores calificados es fundamental para una enseñanza de calidad del español que por su origen romance tiene grandes semejanzas estructurales y léxicas con el portugués y por lo mismo ambos están expuestos, principalmente en las regiones de frontera, perderse en los laberintos del «portuñol» una mezcla de vocablos de ambas que por el aumento de intercambios políticos, comerciales, empresariales, culturales y hasta deportivos ha comenzado a proliferar más allá de las áreas limítrofes y comienza a hacer carrera en las grandes ciudades.

Cualquier persona que hable una segunda lengua por un periodo prolongado de tiempo está naturalmente expuesta a las interferencias de ésta en el léxico de la materna, pero el fenómeno del «portuñol» es más complejo porque con su amplia penetración en grandes zonas urbanas afecta la sintaxis y la gramática del español y del portugués. Tan popular ha comenzado a hacerse esta mezcolanza que ya se utiliza en numerosos «blogs» e inclusive hay ya libros escritos en esta variante lingüística.

Sus defensores argumentan que el «portuñol», también denominado «fronterizo» en algunas regiones de Uruguay o Dialecto Portugués de Uruguay (DPU),12 está llamado a ser el idioma del Mercosur a largo plazo, pero algunos estudiosos consideran que la integración regional debe conducirnos al bilingüismo español-portugués y no a la superposición o combinación de ambas.

Sin embargo, no se puede ignorar la existencia de los DPU, que forman parte de una rica tradición oral de los campesinos del norte de Uruguay, y que guardan diferencias con el «portuñol» que empieza a hacerse masivo.

Cito aquí a Antenor Nascentes que ya en 1919 señalaba las dificultades que suponen las semejanzas del español y el portugués:

Quem fala portuguez lê e comprende o espanhol, com deficiencia, é verdade, mesmo sem ter aprendido. A inmigração, o theatro, a vizinhança de republicas espano-americanas tornam o espanhol uma lingua familiar aos nossos ouvidos.

Mas a semelhança (parece um paradoxo) é a maior difficuldade para quem maneja as duas linguas…13

Pero más allá del debate sobre el fenómeno del «portuñol», el uso de esta variante lingüística conlleva para sus hablantes el riesgo de caer en la «trampa» de los «falsos amigos», que surgen por el uso de vocablos de una lengua que se asemejan a los de otra en su forma oral o escrita pero cuyo significado es diferente.

Palabras como acordar/acordar ('despertar'), barata/barata ('cucaracha'), billete/bilhete ('nota'), borracho/borracha ('caucho'), niño/ninho ('nido'), brinco/brinco ('arete'), embarazo/embaraço ('vergüenza'), exquisito/esquisito ('extraño, raro'), largo/largo ('ancho'), polvo/polvo ('pulpo'), oficina/oficina ('taller'), presunto/pressunto ('jamón'), por citar sólo algunas, son ejemplo de las similitudes engañosas que podemos encontrar entre el español y el portugués y que dan lugar a malentendidos.

El impacto de esta mezcla es tan fuerte en algunas regiones que ya en 1991 las autoridades de Santana do Livramento, ciudad brasileña vecina de la uruguaya Rivera, decidieron instituir la enseñanza del español en las escuelas públicas para frenar el avance del «portuñol», lengua franca en la vida cotidiana y en el comercio transfronterizo.

Ese proyecto fue el embrión de las anteriormente citadas «escuelas de frontera», que han sido impulsadas por Brasil y Argentina mediante un convenio de integración cultural14 firmado en 2004 y aplicado desde marzo de 2005 para fomentar el bilingüismo en la enseñanza fundamental, acompañado de un módulo común para la formación histórica, geográfica, cultural y artística.

Mediante este convenio, que Brasil quiere ampliar ahora a Paraguay, Uruguay y Bolivia, profesores de lado y lado de la frontera imparten clases de español o portugués una o dos veces por semana en el país vecino, lo que permite que desde los primeros años, los niños de las zonas limítrofes incluidas en el programa reciban una auténtica educación bilingüe, fundamental para el buen uso del español y el portugués y para asegurar la continuidad en el tiempo de esa convivencia lingüística que forma parte del patrimonio de la comunidad iberoamericana.

Bibliografía

  • Benítez Pérez, Pedro y Álvaro Martínez-Cachero Laseca: «El español en Brasil. Situación actual y perspectivas de futuro». Anuario del Instituto Cervantes 2009 - El español en el mundo, 2009.
  • Braga Norte, Diego: «A hora do espanhol (será mesmo?)», en Revista Educação, edición 150, octubre 2009. São Paulo. Editora Segmento Ltda.
  • http://revistaeducacao.uol.com.br/textos.asp?codigo=12782
  • Bueno, Eduardo: «História do Brasil». São Paulo. Publifolha, 1997. pp. 33-39 y 137-144.
  • Faulstich, Enilde: «O portunhol é uma interlingua?», Universidad de Brasilia, ponencia presentada en el Institut Universitari de Lingüística Aplicada (IULA), Universitat Pompeu Fabra (UPF), Barcelona, 1997.
  • http://e-groups.unb.br/il/liv/enilde/documentos/interlingua.pdf
  • Grijelmo, Álex: El genio del idioma. Madrid. Taurus, 2004, p. 257.
  • Nascentes, Antenor: Estudos filológicos. Volume dedicado à memória de Antenor Nascentes, organizado por Raimundo Barbadinho Neto. Academia Brasileira de Letras, Coleção Antônio de Morais Silva: Estudos de Lingua Portuguesa, Rio de Janeiro, 2003 vol. I, 746 p.
  • Nascentes, Antenor: «Um ensaio de phonetica differencial luso-castelhana: dos elementos gregos que se encontram no espanhol». Río de Janeiro Typ. do Jornal do Commercio, 1919. pp. 4-11.
  • Otero Brabo Cruz, María de Lourdes: «Diccionario de falsos amigos (español-portugués/portugués-español): Propuesta de utilización en la enseñanza del español a lusohablantes», UNESP - Campus de Assis. Ponencia presentada en el XV Congreso de Asele, Sevilla, 2004.
  • http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/15/15_0630.pdf
  • Penha, João Alves Pereira. «Filólogos Brasileiros». Franca: Editora Ribeirão Gráfica, 2002, p. 67-72.
  • Rodrigues-Moura, Enrique: «Manoel Botelho de Oliveira em Coimbra. A comedia Hay amigo para amigo (1663)», en Revista Navegações, Vol.2, n.º 31. Porto Alegre, 2009, pp. 31-38.

Notas