Enseñamos escolarmente la lengua materna para enseñar a pensar, para aprender a ser sensibles a nuestro mundo humano y material, para obtener socialmente el beneficio de una participación crítica, para ser libres.
Páez, I. (1985)
En una investigación dirigida a conocer el desempeño en la lectura realizada en Venezuela, entre 1989 y 1992, se concluyó que en los estudiantes de cuarto grado de la Educación Básica, el nivel de comprensión fue muy pobre y de un rendimiento general muy heterogéneo y, por su parte, los estudiantes de noveno tuvieron un rendimiento ligeramente más alto.
Por otra parte, hoy en día, dentro de los nuevos recursos tecnológicos, la comprensión y producción de textos orales, escritos y ciberlingüísticos son aún más exigentes, y la escuela debe formar a los usuarios que tales innovaciones exigen.
La respuesta es bastante obvia: proporcionar herramientas a los docentes con el objeto de optimizar sus prácticas y actualizarlos en contenidos pedagógicos y de las ciencias del lenguaje, relativos a la didáctica estratégica y a la lingüística textual y discursiva respectivamente.
Toda acción pedagógica debe comenzar por determinar el tipo de educación del ser humano que se va a configurar, realizada en entornos de socialización: el hogar, la escuela, la universidad. La educación es la formación del ser humano para la vida en una sociedad y en una cultura determinadas. Centrada en el bien común, en el desarrollo de nuestras libertades sociales, comunitarias y democráticas como habitantes de América Latina, es lo que hemos llamado una Pedagogía Integradora Estratégica.
La misma consiste, además, en una filosofía de la enseñanza y el aprendizaje y en un camino didáctico para desarrollar las competencias discursivas en los alumnos de Pre-escolar, y de Educación Primaria (Fraca de B., 2003). Se plantea como objetivos los siguientes:
La noción de ser estratégico es definida como la aptitud general que permite al ser humano tratar y resolver problemas particulares y diversos con la mayor eficacia posible, en situaciones específicas y con los recursos más útiles. Ésta alcanza su máxima expresión en el pensamiento y la conciencia. Implica actuar inteligentemente. Es determinar el qué, el porqué, el para qué y el cómo de nuestras acciones, esencialmente comunicativas y cibercomunicativas.
Se implementa mediante una didáctica estratégica sustentada en el Pentaedro Didáctico Estratégico y en el Eje Pedagógico Integrador, entre otros macroconceptos.
En el primero, elaborado a partir del Tetraedro del aprendizaje de Jenkins, en Bransford, (1979), se estructuran los cinco elementos de la didáctica: las características del enseñante y del aprendiz, la situación de aprendizaje, los materiales didácticos (libros de texto, libros de lectura, ejercicios, entre otros), las demandas de la tarea y las actividades de aula. Por su parte, el Eje Pedagógico Integrador contempla los distintos momentos de la planificación y su consideración en el quehacer docente: el conocimiento previo que posee el alumno, el conocimiento nuevo, relativo a los contenidos a ser enseñados y aprendidos, y el conocimiento integrado que servirá de base para construcción de nuevos saberes.
Por otro lado, uno de los elementos más importantes dentro de cualquier propuesta pedagógica es la concepción de docente y de alumno y de su hacer en el aula. El docente, debe inventar e inventarse en cada clase y en cada curso, a partir de la reflexión y de la toma de conciencia sobre función formadora y transformadora. Indagar en sus alumnos acerca de sus creencias y experiencias en relación con la utilidad de la lectura y de la escritura en una sociedad como la hispanoamericana, y en el placer que significa encontrarle el goce estético a la literatura y a la ciberliteratura. El alumno, por su parte, deberá poseer un alto grado de motivación hacia el aprendizaje. Debe querer aprender a aprender de manera permanente. Deberá saber para qué aprende y cuál es la finalidad de dicho aprendizaje, su importancia y uso en su entorno social y cultural.
Al inicio de cada año, los docentes de cada grado seleccionan los tipos de texto que serán trabajados, tanto en la lectura como en la composición escrita. Por ejemplo, para el primer grado se seleccionan para el lapso inicial, cuentos y biografías. Para el segundo, algunos tipos de textos informativos, incluyendo los descriptivos. Para el tercero, textos instruccionales y poéticos, tales como recetas de cocina, adivinanzas, retahílas y poesías infantiles. Se emplean materiales lingüísticos naturales, reales y significativos para los estudiantes, escogidos con una finalidad específica, e incorporados desde los primeros niveles educativos. La planificación del currículo se organiza en Proyectos Pedagógicos Integradores que permiten agrupar los distintos contenidos programáticos.
Asimismo, la Pedagogía Integradora Estratégica, se implementa mediante el diseño, planificación y realización de estrategias de aprendizaje que impliquen tareas específicas en las que el alumno deba reconocer, manipular y regular de un modo estratégico, sus capacidades cognoscitivas y lingüísticas para convertirse en un comunicador autónomo, independiente y consciente, tanto en la lengua oral, en la escrita, como en los entornos virtuales.
Consistió en la elaboración de un conjunto de ejercicios seleccionados y diseñados por los propios alumnos con la mediación docente, para el incremento del saber ortográfico. Sus principios básicos se concentraron en la observación, la toma de conciencia y la creación de nuevas prácticas para la solución de desviaciones ortográficas presentes en los distintos grupos. Se llevó a cabo en tres fases: planificación de las estrategias, aplicación de las mismas y producción y edición del Manual.
Luego de la experiencia (Fraca 2008), los alumnos y docentes señalaron la importancia y el valor de la una adecuada grafía en la producción escrita y tomaron conciencia sobre la responsabilidad de ser escritores estratégicos en relación con la redacción y la ortografía.
Tiene el propósito de favorecer el desarrollo de las competencias escriturarias relativas a la ortografía. Estas le permiten al alumno pensar, observar, reflexionar y actuar sobre los hechos y fenómenos del lenguaje escrito.
El observar los casos, reflexionar acerca de sus causas y contextos de aparición y luego intentar crear una normativa de uso, resultan mucho más beneficiosos que el tedioso aprendizaje y memorización de reglas ortográficas, de dictados dictadores y de copias adormecedoras. Dentro de la actividad diseñada se aplican las pautas fundamentales de toda didáctica estratégica: Observación e interpretación de los casos ortográficos estudiados y del contexto en los cuales aparecen, a través de la presentación de casos específicos, proporcionados por los docentes o los alumnos. Reflexión acerca del aspecto ortográfico y de las posibles causas de ocurrencia. Y la Acción transformadora en la presentación de soluciones, explicaciones y normas que le permitan al estudiante integrar a su conocimiento ortográfico, las formas de explicar y solventar sus ineficiencias y desviaciones. Este aspecto es el más importante, pues el alumno asume una actitud responsable y estratégica en la búsqueda y aplicación de soluciones motivadoras, novedosas y significativas.
Uno de los aspectos en los cuales se hace mayor énfasis es en la responsabilidad que todo escritor tiene ante el lector. La toma de conciencia en el mejoramiento de la ortografía que todo alumno asume, es uno de los pilares fundamentales de la acción educativa transformadora que proponemos.
Por último, la Pedagogía Integradora Estratégica a la que he aludido brevemente, se plantea como objetivo transformar el quehacer pedagógico para la enseñanza y el aprendizaje de la lengua materna, partir de acciones estratégicas, constructivas, reflexivas y críticas. Es sólo un ejemplo de los múltiples y variados caminos que podemos configurar en nuestro devenir como docentes.
A continuación, abordaré lo relativo a una posible Pedagogía Integradora Iberoamericana para la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura.
Toda decisión de este tipo implica la consideración de las características que nos definen como hispanoamericanos. Sólo apuntaré brevemente algunas ideas: