Para cubrir la demanda de traducción en sus 23 lenguas oficiales las instituciones de la Unión Europea disponen de servicios de traducción. Su tamaño depende de la carga de trabajo de cada institución y oscila entre los 1750 traductores de la Comisión Europea y los 50 del Banco Europeo de Inversiones. En cuanto al número de traductores de lengua española, la Comisión Europea cuenta con 87 y el Banco Europeo de Inversiones, sólo con uno.
La Dirección General de Traducción de la Comisión Europea está compuesta por seis direcciones, cuatro de ellas se ocupan de la traducción propiamente dicha. Una de ellas se encarga de las traducciones destinadas a ser publicadas en Internet, de las que se realizan en las delegaciones de la Comisión en los Estados miembros y de la corrección de un buen número de originales publicados en inglés y francés. Las tres direcciones restantes, que cuentan con 23 departamentos de traducción, se ocupan de la traducción del resto de la documentación escrita.
Los departamentos de traducción constan de varias unidades especializadas por temas, compuestas por unos 25 traductores cada una, y un grupo de coordinación, que en el caso de la lengua española se compone de tres personas, encargado de velar por la coherencia terminológica en el interior del departamento y entre los servicios de traducción de la misma lengua de las demás instituciones europeas.
La demanda de traducción que estos departamentos gestionan la constituyen, por regla general, documentos legislativos y todos aquellos que por su importancia, urgencia o grado de confidencialidad tienen que ser traducidos en el interior de la institución. El resto del trabajo de traducción se subcontrata.
Esta subcontratación se realiza mediante un sistema de licitaciones temáticas con múltiples adjudicatarios, con quienes la Comisión firma contratos de cuatro años de duración. Tras la firma de los contratos, se publica una lista en la que figuran todos los adjudicatarios clasificados en función del resultado de la valoración de sus ofertas. Esta clasificación es muy importante porque determina el orden que se seguirá a la hora de ofrecer los primeros trabajos de traducción. Ello implica que, de encontrarse en la cabecera de la lista un subcontratista con capacidad suficiente para realizar todo el trabajo ofertado, no se propondrá trabajo alguno al segundo de la lista. De todas formas, como se verá más adelante, el orden de esta lista inicial cambia a lo largo de la vigencia del contrato en función del nivel cualitativo de las prestaciones efectivas de los subcontratistas.
A continuación, se detallan los medios y los mecanismos que se utilizan para garantizar la coherencia terminológica en el interior del departamento de lengua española de la Comisión y, por supuesto, con respecto a las publicaciones en español de las demás instituciones de la Unión Europea.
Aunque todos los documentos traducidos por los funcionarios de la Dirección General de Traducción requieren un alto nivel de calidad, para una pequeña parte, aproximadamente un 15 % para la lengua española, no es preceptiva su revisión. El resto de los documentos son sistemáticamente revisados. No obstante, en casos justificados, que siempre son consignados, caben excepciones a ambas reglas.
Esta simple clasificación de los documentos en dos categorías, emparejadas con un sistema de control de calidad y con el registro obligatorio de los intervinientes y de todas las incidencias del proceso dignas de mención, permite que en caso de producirse algún problema durante el proceso de traducción, ya sea de calidad o de cualquier otro tipo, sea más fácil detectar su causa y plantear posibles soluciones.
La revisión de la traducción siempre la lleva a cabo una persona distinta de la que haya efectuado la traducción. Cuando se creó el departamento, debido a la falta de experiencia profesional de muchos de los traductores contratados, se impuso la necesidad de contar con un cuerpo de traductores especializados en tareas de revisión. Hoy en día, transcurridos más de 25 años, la veteranía de los miembros del departamento les permite realizar indistintamente ambas tareas.
La labor del revisor consiste, por un lado, en verificar la calidad intrínseca de la traducción y, por otro, en comprobar su coherencia terminológica interna y la documentación en la materia y las fuentes de referencia más generales.
Además de este control anterior a la finalización de la traducción, cada tres meses, una pequeña muestra de la producción del departamento es sometida a un control de calidad a posteriori. El objetivo de este control adicional consiste en verificar la calidad real de las traducciones ya finalizadas y, de paso, la eficacia de los medios aplicados para suministrar un trabajo de calidad. Este control, como no está sujeto a la premura de los plazos de traducción, permite una libertad total a la hora de seleccionar la muestra.
Los resultados de ambos procesos de control de calidad pasan a engrosar las normas de la Guía interna del departamento, de la que se habla más adelante. Es importante subrayar que estas normas, como tales, son de obligado cumplimiento.
Otra de las tareas del departamento consiste en comprobar la calidad de las traducciones subcontratadas. Esta comprobación se lleva a cabo para todas ellas y durante todo el periodo de vigencia del contrato. Se trata de un requisito previo e indispensable para poder proceder al pago. En función de su calidad, las traducciones son evaluadas y se les atribuye una puntuación que influye directamente en la clasificación del adjudicatario en la lista mencionada anteriormente. De esta forma, el orden de esta lista se va alterando hasta convertirse en fiel reflejo del nivel cualitativo de las prestaciones reales de los subcontratistas. El que se llegue antes o después a este punto depende enteramente del flujo de trabajo, que idealmente tiene que ser regular y de volumen suficiente para llegar a todos o casi todos los subcontratistas listados. Si se dan estas condiciones, se logra la finalidad principal del sistema, que consiste en que sólo los traductores más fiables reciban el trabajo subcontratado.
Como queda expuesto, todo el trabajo de traducción, tanto el que se subcontrata como el que se realiza internamente, es gestionado por la Dirección General de Traducción y, en consecuencia, los traductores del departamento son directamente responsables de garantizar la calidad de todas las traducciones publicadas en su respectiva lengua, independientemente de la categoría del documento e independientemente de que para ello se haya contado o no, con la colaboración de subcontratistas.
En cuanto a las fuentes documentales, y sin mencionarlas de forma exhaustiva, cabe citar los tratados, la legislación, y, en general, los documentos ya traducidos en cualquiera de las instituciones comunitarias, nacionales o internacionales.
En este contexto, las memorias de traducción son un elemento que facilita enormemente la coherencia de los nuevos proyectos de traducción con respecto a la documentación previamente publicada. Este banco de datos, que contiene todos los textos traducidos en el departamento, alineados con los correspondientes textos en lengua original, es imprescindible para realizar un trabajo de calidad. En la Dirección General de Traducción, hay un servicio que se encarga, en concreto, de buscar en la memoria los antecedentes pertinentes para los originales que llegan para ser traducidos. Cada departamento recibe con cada original la memoria seleccionada por este servicio. Después, el departamento decide en qué medida ha de tomarse en consideración la memoria facilitada y no es infrecuente que éste haga búsquedas complementarias.
IATE, el banco de datos de terminología, común a todas las instituciones comunitarias, es una fuente fundamental de información y se nutre en gran parte de términos propuestos por traductores de dichas instituciones. Muchos de esos términos surgen del trabajo cotidiano de los traductores y deben recorrer un largo camino hasta ser validados e incluidos en dicho banco de datos. Cuando un traductor cree necesario iniciar una investigación terminológica de cierta importancia, recurre al terminólogo de su unidad para que éste asuma esta tarea e informe de ello a los demás traductores del departamento, con lo que se evita el riesgo de duplicar esfuerzos, porque no es infrecuente que varios traductores se encuentren con el mismo problema terminológico más o menos simultáneamente. Si el término tiene suficiente interés para ser incluido en IATE, el terminólogo se encargará de preparar la ficha correspondiente y de incluir en ella toda la información que se considere pertinente.
Siguiendo con las fuentes documentales y centrándonos en la lengua española, cabe mencionar, por un lado, el Libro de estilo interinstitucional, común a todos los servicios de traducción de lengua española de las instituciones comunitarias y, por supuesto, a la Oficina de Publicaciones de la UE, y, por otro, la ya citada Guía interna del departamento de lengua española de la Comisión, que constituye un complemento del Libro de estilo y está centrada en el ámbito de trabajo de la Comisión. La Guía es un documento que se actualiza de forma permanente y se nutre de las conclusiones de los revisores y de toda observación considerada de utilidad, ya venga del interior o del exterior del departamento.
También hay que citar Punto y coma, una publicación periódica, común a varias instituciones, que constituye una iniciativa de los traductores de lengua española de las instituciones de la UE para promover la coordinación terminológica, la resolución de dudas o el debate y, en general, la puesta en común de todo tipo de cuestiones ligadas al trabajo de traducción.
Otro elemento de primordial importancia lo constituyen los contactos del departamento con universidades o instituciones en el ámbito de la lengua en general o en sectores específicos y, muy especialmente, los que se mantienen con expertos nacionales, de instituciones comunitarias o internacionales, del sector público y del privado. A este respecto es interesante subrayar que algunos de los contactos más importantes del departamento tienen su origen en comentarios o críticas que dichos expertos le han ido enviando desde su creación.
Para concluir, me gustaría insistir en que esta breve descripción del departamento de lengua española y de su funcionamiento no es, en absoluto, exhaustiva y pasa por alto, además de otras actividades que llevaría mucho tiempo detallar, los mecanismos de búsqueda de fuentes terminológicas o documentales que utilizan los traductores a diario.