La unidad y conservación del idioma: esbozo histórico y problemática actualJosé Joaquín Montes Giraldo
Profesor del Departamento de Lingüística del Instituto Caro y Cuervo y miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua (Colombia)

1. La fuente u origen de las preocupaciones idiomáticas

Cuando observamos la actual preocupación de amplios círculos de hablantes en las distintas lenguas por la persistencia y unidad de su idioma cabe preguntarse si tal preocupación ha sido rasgo general y constante a través de la historia de las diversas comunidades hablantes. No parece haber sido así si damos fe a lo que dice Vossler quien liga tal preocupación con el surgir del nacionalismo, primero en Italia «como oposición particularista contra la idea universal de la Edad Media, como sacro egoísmo», pues como lo señala el mismo autor (Vossler, 39), «En Nápoles, por ejemplo, durante toda la época del dominio romano pudo la lengua griega perdurar sin oposición alguna […] Nunca fueron los romanos enemigos de las lenguas de los pueblos dominados por ellos».

Pero luego el nacionalismo idiomático pasa de Italia a Francia en donde adquiere renovados bríos y en donde sus ciudadanos empiezan a considerar su idioma como bien nacional y por tanto a preocuparse por su cuidado:

Desde los días del Renacimiento hasta el presente se consideran en Francia el ennoblecimiento de la lengua, la fijación del uso lingüístico y de la ortografía, la codificación del vocabulario, la unificación de las formas fónicas y escritas no solo como una cuestión nacional sino como asunto claramente estatal y político. En este espíritu dictaron los reyes sus prescripciones idiomáticas y de ellos recibieron los filólogos y artistas sus tareas, fundó Richelieu la Académie Française y los grandes maestros de la lengua pusieron su genio al servicio del Rey Sol (Vossler, 140).

Pero también la República surgida de la Revolución francesa, no solo el ancien régime, entra por la senda del idioma como bien nacional digno de defenderse. Como lo dice Bochmann (240), luego de un breve período libertario favorable a los idiomas oprimidos, el gobierno revolucionario adopta una política abiertamente imperialista y glotofágica al proponerse suprimir los idiomas minoritarios a favor de una rígida unificación idiomática. Ello, como lo dice el mismo autor (241), puede explicarse porque sobre los revolucionarios sigue actuando el dirigismo de la Academia Francesa y también las ideas de los filósofos de la Ilustración que ven al hombre como único conformador de la sociedad y por tanto de su lengua y porque se considera que puede extenderse el pensamiento democrático por medio de la unificación idiomática. Y como lo dice otro estudioso, Karl Ille:

Las tentativas de intervención sobre la lengua —que se multiplican durante la fase de dominación jacobina en el seno de la Convención— son igualmente notables. El ideal de una sola norma de francés obligatoria para todos los ciudadanos alcanzaba aun a las realizaciones fonéticas que según proposiciones como la de Doumergue, hubieran debido uniformarse.

De modo que la idea de Cuervo de la lengua, propiamente el idioma, como símbolo o componente de la patria (cualquier cosa que esto signifique, ver Idioma, nación, norma, Academia, 5) se inserta en una tradición respetable si no muy antigua. Y diversos estudiosos demuestran también que en algunas comunidades indígenas el idioma se considera como componente básico de la etnicidad (Ver sobre ello, las referencias a E. Jackson en Montes, 1995, p. 29).                                              

2. El problema de la unidad o posible fragmentación del español

2.1. Unidad relativa del español en comparación con otros idiomas de amplia extensión internacional

López García, 77-85, afirma que el español conserva relativamente mucho mejor su unidad que otros idiomas de amplia extensión internacional como el francés, el portugués y el inglés y que esto se debe a su carácter inicial de koiné y a que la Reconquista incluyó gentes de muchas provincias que se integraban en la lengua de los reconquistadores, los castellanos.

2.2. Esbozo histórico del problema de la unidad del idioma

Como lo expone Guitarte en su excelente estudio La unidad del idioma. Historia de un problema, este es «uno de los problemas recientes de la filología española» (lo que refuerza lo expresado antes con la cita de Vossler). Luego dice que «el problema de la unidad de la lengua es el de la convivencia de las dos mitades en que se divide el dominio del español: España y América» y que «el conflicto se inicia con la constitución del español de América en los comienzos de la conquista y colonización».

Como era natural en un régimen colonial, y como lo expone Aldrete según Guitarte, el español de América resultaba una variedad inferiorizada y por tanto «el origen de la cuestión de la unidad de la lengua se halla en esta situación de subordinación de la variedad americana al español peninsular; la historia de la cuestión consistirá en el pasaje de la subordinación a la paridad». Luego Guitarte resume con maestría la larga polémica que puede considerarse iniciada con los escritos de pensadores argentinos influidos por el Romanticismo (Echevarría, Juan M. Gutiérrez, D. F. Sarmiento) quienes en general rechazan la sujeción a la norma literaria peninsular, unos con mayor radicalidad que otros, y llegan a proponer (Alberdi) la necesidad de un idioma argentino totalmente desligado del español peninsular. De estas ideas quedó la reforma ortográfica de Sarmiento y Bello que estuvo vigente en Chile hasta 1927.

En contraste con las posiciones adoptadas en el Río de La Plata, en Bogotá desde 1825 se propuso la creación de una federación literaria «que asegurara el bien inapreciable de un idioma común» (F. A. Martínez, «Estudio preliminar», en Cuervo, Obras, I, Bogotá, ICC, 1954, p. XXXVII). Y cuando la Academia Española quiso tener Academias correspondientes, la Academia Colombiana fue la primera, liderada por Rufino José Cuervo y Miguel A. Caro, entre otros. La ácida polémica Cuervo-Valera, motivada por la citadísima frase de Cuervo —«Estamos pues en vísperas (que en la vida de los pueblos pueden ser bien largas) de quedar separados, como lo quedaron las hijas del Imperio romano», R. J. Cuervo, Obras, I, p. 521— cierra el conflicto idiomático en los límites de los siglos xix y xx. Ya en siglo xx los más destacados pensadores españoles sobre el idioma (Unamuno, Menéndez Pidal, etc.) se apartan decididamente del principio de la norma única peninsular que sonaba todavía con su claro acento imperialista en la frase de Clarín, citada por Rosenblat, «Los españoles somos los amos de la lengua», y la aceptación general, ahora por el conjunto de las Academias, de la pluralidad e igualdad axiológica de las normas española e hispanoamericanas, puede considerarse que cancela de modo definitivo la cuestión.

Superado así el conflicto normativo España-América es legítimo preguntarse ¿tiene aun vigencia el temor (Bello, Lenz, Cuervo, etc.) de que el español llegue a fragmentarse en lenguas diferentes por evolución dialectal interna? Hace tiempo vengo negando esta posibilidad en coincidencia con destacados estudiosos, por ejemplo G. Carrillo Herrera quien decía que el único futuro previsible para Hispanoamérica es el de su unificación, también en lo idiomático, y García de Diego quien considera con plena razón que es ilógico postular la fragmentación de idiomas cuando la historia a la vista no anuncia divisiones sino unificaciones aun de pueblos diversos en lengua, costumbres, etc., lo que desde luego tiene muchísima mayor validez en este siglo de la comunicación instantánea y universalizada. Desechada pues la idea de la fragmentación, ¿qué peligros acechan ahora al idioma?

3. La mundialización y la suerte de los idiomas

Con el surgimiento de la intercomunicación casi total liderada por los grandes poderes transnacionales la suerte de los idiomas minoritarios —pero no solo de ellos— se torna sombría. Últimamente se multiplican pronunciamientos como los siguientes.

Para Hagège hay 5000 lenguas en el mundo de las que 25 desaparecen cada año. Ranka Babjelac-Babic […] por su parte es más optimista, y doblemente: hay 6000 lenguas en el mundo de las que cada año desaparecen 10, lo que en parte debería tranquilizar a Hagège. En cuanto al lingüista británico David Crystal […] calcula 6000 lenguas en el mundo «de las que más o menos la mitad están condenadas a desaparecer en el curso de este siglo», pues «una muere cada quince días», lo que nos daría 24 muertes por año (Jean-Louis Calvet, Lía Varela, «XXème siècle: le crepuscule des langues. Critique du discourse politico-linguistiquemente correct», en Estudios de Sociolingüística, 1-2 (2000), 41-64, en p. 50).

4. El alud anglicizante en español

Hace más de treinta años, desde La política y las políticas, vengo observando y registrando algunos de los copiosos usos anglicados que aparecen a diario. En este escrito haré un resumen, lo más conciso posible de tales usos. Dejo de lado los préstamos léxicos directos para centrarme en aspectos léxico-semánticos y gramaticales.

4.1. Los calcos léxico-semánticos

Quizás el estudio de este tema lo inicié en 1974 con Anglicismos semánticos,seguido de Calcos recientes del inglés en español, de 1985; últimamente ha sido sobre todo en BAcol donde he publicado diversas notas sobre el tema. Veamos algunos de los temas tratados en estos estudios y otros sobre los que quizá no me había pronunciado.

Aproximación (acercamiento)
Término que se ha impuesto casi súbitamente en los últimos 10 o 15 años para titular cualquier escrito sobre un tema dado. En 1990 el ICC publicó Carlos A. Solé, Bibliografía sobre el español de América, 1920-1986, en donde entre 3558 fichas solo aparece una vez aproximación. Hoy casi nadie puede escribir un esbozo, ensayo, tratado, análisis, etc. sino un acercamiento/aproximación. Unos pocos ejemplos en gracia de la brevedad: «Dentro de los acercamientos del doctor Lope Blanch (J. Reynoso, en Disquisiciones sobre filología hispánica in memoriam J. M. Lope Blanch; México UNAM, 2004, p. 169); «Estos primeros acercamientos en un área […] permiten a las generaciones posteriores acercarse a los fenómenos de la lengua con el mismo escepticismo con que el doctor Lope se acercó a los primeros postulados» (ID., Ibíd., 170). Pero como sucede actualmente con la mundialización anglicizante los usos del inglés se propagan por doquier (Ver ejemplos de este uso en ruso en Montes, Anotaciones lingüísticas, 86; también tengo ejemplos del mismo uso en francés).
Billón
Casi resulta inútil insistir sobre este anglicismo sobre el que he escrito mucho en Thesaurus, Noticias Culturales, Boletín de la Academia Colombiana, El Espectador, etc. Baste aquí repetir que lo considero altamente nocivo porque los conceptos matemáticos no aceptan la polisemia, han de ser unívocos, por lo que ante el intolerable equívoco de billón ‘un millón de millones’ según el uso tradicional o ‘mil millones’ según el uso estadounidense (uso que rechazan incluso los británicos, ver Anotaciones lingüísticas, 89) muchas personas han dado en abandonar el uso de billón y reemplazarlo por un millón de millones con lo que se está perdiendo un término básico del léxico español; un ejemplo de este reemplazo: «Según la Superintendencia Bancaria y el Banco de la República el sector financiero colombiano recibió del Estado colombiano en cinco años […] un subsidio de 3,4 millones de millones» (Germán Castro Caicedo, Sin tregua, Bogotá, 2003, 182). En cuanto al reemplazo adecuado del nocivo calco, billón, mil millones, hace tiempo vengo proponiendo, aparentemente sin éxito alguno, milmillón, que es absolutamente transparente, icónico, dice por sí mismo lo que significa, pues el millardo propuesto por el Dr. Rafael Caldera no ha pegado.
Replicar
Cualquier hispanohablante con un mínimo de sentido lingüístico de su propio idioma advertirá lo extraño de los siguientes usos de replicar, lo que proviene de que no se está usando el sentido tradicional de replicar en español sino el del inglés replicate, ‘repetir, reproducir’ (ver por ej. Webster’s New Unabridged Universal Dictionary, New York, Barnes & Noble, 1996): «Fueron las Farc aseguró un comandante, repitió un gobernador y lo replicó la prensa» (El Espectador, 1-I-05, p. 4ª); «Dice que el presidente Uribe “no puede seguir sentándose en la emisora toda la mañana. No es algo que pueda replicarse a todos los candidatos”» (El Tiempo, 21-X-01, 2-D).
Relevante, relevancia
Quizás en este caso no pueda hablarse de una copia directa del sentido del término inglés relevant, ‘pertinente, conectado con la materia en cuestión’, pero sí debe de haber habido influjo inglés en la adopción de este sentido muy común hoy en español (El DRAE, 2001 solo trae los sentidos ‘sobresaliente, destacado, importante’). Veamos unos pocos textos: «lo que se necesita es una serie de normas acerca de cómo seleccionar la información relevante» (Analecta Malacitana XXVI (2003)-2, 463); «Nos encontramos ya con un cuerpo relevante […] El primer aspecto relevante en el punto» (Daniel Cassany en ponencia en el XIII Congreso de ALFAL, San José); «La presencia de estar en expresiones de edad es relevante por dos razones» (Boletín de Lingüística, Caracas, 16 (2001), 143). Hoy casi en cualquier página de un escrito cualquiera no deja de aparecer un relevante, relevancia. Y el que este término se haya hecho común en diversas lenguas arguye también a favor de la mundialización anglicizante. Tengo ejemplos del alemán y del ruso; una muestra: «Damit wird die Relevanz sprachlich-propositionalen Elements» (Romanistisches Jahrbuch, 53 (2000), 269-70); «naibolee polnoe osvešchenie poluchili faktî fonetiki kak naibolee relevantnîe pri rešenie voprosa» (IAN, 59 (2000)-5, p. 4). (Es decir: la explicación más detallada la recibieron los hechos de la fonética como los más importantes para la solución del problema). En diccionarios alemanes y rusos de mediados del siglo xx no aparece este sentido.

4.2. La alteración de la estructura morfosintáctica

4.2.1. La voz pasiva

Como puede verse en mi trabajo La actual crisis de la voz pasiva en español, la construcción pasiva con ser ha sido tradicionalmente muy minoritaria frente a la construcción seudorrefleja con se: ser + participio 531, 15,28 %; refleja con se, 2696, 77,6 % según datos de Ricós Vidal citados en mi trabajo. Esta situación se ha invertido completamente en las últimas décadas, sobre todo en los medios de comunicación (periódicos, radio, televisión) que parecen seguir incondicionalmente la tercera norma del español impuesta desde Miami de que ha hablado la colega venezolana María Josefina Tejera, en Lengua, variación y contexto, Madrid, 2003, p. 861-73. Algunos ejemplos del uso anglicizante son los siguientes:

  • Periódicos escritos, radio, televisión

    Esta información fue filtrada por un responsable israelí […] En enero sólo fue señalado un disparo de mortero […] Todos estos obuses de mortero fueron lanzados desde la franja de Gaza (El Espectador, 21-IV-01, 3A), La ciudad es cruzada por un río podrido (El Tiempo, Dominical, 3-VII-03); la señora […] fue capturada […] fue cobijada por una orden de aseguramiento (RCN, 30-VII-03, 2 y 5’ p. m.).

  • Textos de empresas comerciales, bancarias, de servicios

    Las líneas […] fueron recibidas a satisfacción y reinstaladas […] el valor no le será descontado (En carta de ETB, 13-II-2002); Este cajero está siendo atendido por el supervisor (En cajeros automáticos); Su llamada está siendo transferida (Autómata en Compensar, julio, 2003).

  • En estudios lingüísticos (y otros), textos literarios

    Aquellas fueron preservadas y cultivadas en dos proyectos; La organización formal […] fue estudiada a través de la gramática […] La organización persuasiva y ornamental […] fue estudiada a través de la retórica […] A menudo esta competencia es ganada por los retóricos (P. Lorena en trad. de R. A. Beaugrande, Curso internacional de análisis del discurso en las ciencias sociales, la cultura y el territorio, Bogotá, ICC, Univ. Nacional, 2002, p. 788); un conjunto de variables independientes cuyo status mental nunca es precisado […] se trata de probar con ejemplos […] que los términos […] son considerados alternantes (Lexis, XXIII-2, 1999, 438). En Estudios Lingüísticos, Univ. de Alicante, 14 (2000), 217-24: dicho modelo […] ha sido precisado por diversas publicaciones; formulación y explicitud con que ha sido concebido; una cuestión que puede ser considerada ya clásica; una explicación alternativa mediante la cual dicho afijo es entendido [y muchos más].

  • En discurso filosófico

    L. Castillo, discurso filosófico y desarrollo autónomo de la gramática: Anuario de Letras, México, XLI, 2003: El lenguaje es analizado en el contexto lógico del Organon (p. 46); de modo que su importancia es derivada del polo primario palabra-cosa , p. 47; La crítica a esta teoría es estructurada por los estoicos en base a argumentos lógicos (53).
    En cambio en Miguel de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, Buenos Aires, México, Espasa-Calpe, 1950, en tres páginas, 37-39, no encuentro una sola pasiva con ser, sino construcciones con el reflexivo: «me inunda las entrañas; no dársele un ardite; en que se trata de ellos mismos; me enternece, me asombra y espanta; desplacentándose del mundo; cuando no se hacían para los vivos más que chozas, elevábanse túmulos» [¡Qué contraste entre el lenguaje de un gran filósofo de hace medio siglo y el lenguaje agringado de hoy!].

  • Enunciados orales y escritos de alumnos del Seminario Andrés Bello

    Las hipérboles fueron divididas en dos segmentos; la lengua materna es definida por Théban; Es vendida una lata de agua (¡) [y muchísimos más].

Pero la propagación de estos esquemas al habla ordinaria, incluso de personas cultas, es también notable; así un miembro de la Academia Colombiana de la Lengua ha dicho: «los resultados han estado siendo comunicados», etc.

No creo que haya error en decir que en las consideraciones y razonamientos en diversas materias, en cualquier materia, había predominado abrumadoramente la construcción seudorrefleja o pronominal que casi ha desaparecido en la actualidad. Ejemplos de la forma tradicional, castiza, pueden encontrarse en cualquier buen tratadista del siglo xx, por ej. Amado Alonso, Estudios lingüísticos. Temas españoles, p. 151-59, usa veinte construcciones con se, por ejemplo:  «En primer lugar se supone ya hecha en las mentes; Un libro […] destinado a publicarse; Se puede comparar; basándose en este juego; el artículo empezó a usarse», etc., etc., mientras que solo aparecen dos construcciones con ser: «El proyecto fue luego abandonado», y «El que fuesen dotados», construcciones que como se ve no se refieren a razonamientos o consideraciones intelectuales.

Como conclusión de estos copiosos ejemplos, que son solo una mínima parte de los que tengo coleccionados, puede repetirse, como ya lo dije en mi artículo del Boletín de filología, que el uso actual, enteramente anglicado, está violando todas las normas que habían tenido vigencia en el uso de la pasiva con ser, afectando o destruyendo un sistema muy refinado, como lo expresé en algún trabajo anterior, que el español posee (había poseído al menos) para expresar los diversos grados de participación del sujeto en la acción.

4.2.2. La predeterminación

Desde 1993, en Thesaurus, XLVIII, 683-89, traté este fenómeno que consiste en alterar el esquema básico del español (y de las demás lenguas romances) cambiando el orden normal en estas lenguas, determinante-determinado por el inverso, es decir, poner el elemento que modifica a un sustantivo antes, no después del elemento modificado, por ej., Capital Parqueaderos, Salitre Plaza Centro Comercial, RTI Televisión, Jorge Barón Televisión, etc., etc., en vez de Parqueaderos Capital, Televisión RTI, etc.

Como sucede con la mundialización otras lenguas (¿todas?) están también afectadas por el fenómeno. Tal es el caso del francés, en donde según Étiemble, cit. por M. Wandruszka, en Romanistisches Jahrbuch, XXXI, 1980, 56-72, «puede perderse la conciencia de una dirección única en la especificación lo que se demostraría con casos en que el mismo referente puede expresarse mediante la secuencia A-B o B-A (chanson succes o succes chanson)».

4.3. La pérdida de distinciones sintácticas

Aplicar
Por evidente influjo del inglés apply el correspondiente verbo español anula la diferencia entre la forma transitiva y la pronominal, aplicarse:

Esto, naturalmente, aplica a las treinta islas (E. Uribe B., El Espectador, 22-I-06, 28A); Desde mañana aplica la congelación de la canasta familiar (Caracol, 14-XII-05, 9 p. m.); cuando se cree […] que Dios lo está usando a uno para «promover una visión bíblica del mundo» no aplican las normas acostumbradas (El Espectador, 18-VII-04, 17A); Para el sujeto 3 esta norma no aplica (alumno del SAB); Esta propiedad tampoco aplica a cualquier verbo (En Bosque y Demonte, Gramática, 2, p. 1526).

Destacar
También en el caso de aplicar se pierde la distinción entre el pronominal y el simple transitivo:

Junto a él empezaban a destacar sus más brillantes discípulos (H. López M. en Disquisiciones de filología hispánica, 136); Destacaban sobre la totalidad de su continente […] unos ojos abarrotados de angustia (Germán Espinosa, Cuando besan las sombras, Bogotá, Alfaguara, 2004, p. 88).

Pero el esquema se propaga a otros verbos como indicio de una posible desaparición del pronominal:

La guerra iniciaría en casa (El Tiempo, 25-II-06, I-17).

4.4. El abusivo y superfluo su

Otro de los graves atentados contra la sintaxis del español es el abuso del posesivo su (y de otros posesivos, por influjo del inglés, ver mi artículo, «Posesivo anglicado, forma interna y su reflejo de la evolución histórico-social», en BACol, LI, n.º 209-210, 121-28).

  • Este uso se ha hecho casi general en diversos medios de comunicación:

    Luz Marina Otálvaro […] perdió sus dos piernas; Fue sacado de la Unidad y golpeado salvajemente en sus piernas (El Espectador, 17-X-2000, p. 5A); Tiene rasguños en el 98 % de su cuerpo (El Tiempo, 15-III-06); joven con heridas en su cara (Caracol, 15-VII-05, 10 p. m.).  

  • En obras literarias:

    Vuelve sus ojos hacia el agua en movimiento (Cruz Kronfly, p. 15); Agachado mueve sus labios como conversando a solas (Íd., 61); Rosario estiró su mano […] —tenía su mano mojada de lágrimas […] se corrió el pelo que caía sobre su cara; recogió el periódico que había caído y lo acercó a su boca […] después volvió a meter la cara entre sus manos (Franco, 182); ataque de gota que encadenaba su pie, su costado, su cuello y su mano derecha (William Ospina, Ursúa, Bogotá, 2005, p. 62); Embute su pañuelo […] en el bolsillo de su saco. Detiene su ejercicio y se inclina […] Todavía inclinado restriega […] su mejilla y su pecho (Héctor Rojas Erazo, Celia se pudre, Bogotá, Ministerio de Cultura, 2002, p. 180, 308); El sitio estaba casi vacío y el sol […] caía tibio sobre su cabeza (Piedad Bonet, Para otros es el cielo, Bogotá, Alfaguara, 2003, p. 213) [Creo que en todo el libro —de 213 páginas— la autora no utiliza un solo dativo posesivo]. Pero el esquema anglicado se propaga también al posesivo mí: Para atraer la buena suerte al echarme agua de un recipiente sobre mi cuerpo; subía como humo envolvente enrollándose por mis pies; no podía quitarme el olor que había impregnado mi cuerpo (Arturo Alape, El cadáver insepulto, Bogotá, 2005, p. 161, 209).

  • En instrucciones para el manejo de aparatos (audífonos):

    Nunca ponga pilas en su boca; Sosténgalo […] entre sus dedos pulgar e índice; Entonces utilice su dedo para; después de que lo remueva de su oído use sus dedos cuidadosamente

4.5. La negación

La construcción no + sustantivo, rara o inexistente en español hasta mediados del siglo pasado, se ha hecho altamente frecuente, y así quienes protestan contra el Tratado de Libre Comercio escriben en los muros: No TLC, y ciertos tecnolectos (medicina) parecen haber adoptado este esquema de modo completo: en una historia clínica, Bogotá, 30-XI-05, aparece: no cianosis peribucal […] no signos de sangrado […] no sobreagregados […] no dolor […] no edemas.

4.6. El verbo

  • Futuro: Lo estaré llamando la semana entrante (persona hablando por celular, Bogotá, 3-V-05); [el precio] será pagado por una aseguradora (BBC Noticias, en emisora de la Univ. Jorge Tadeo Lozano, 3-I-05); Hoy a las once de la mañana van a estar viajando [etc.].
  • Infinitivo por subjuntivo: Esta línea de conducta es probable conducir a guerra económica (Ricardo Mosquera M., Globalización y Alca, Bogotá, Univ. Nacional 2004, p. 119).
  • Presente: La casa de los pingüinos Adélie está siendo transformada por el hielo (El Tiempo, Lecturas, I-IV-2006, 12A); El resto de las demandas están siendo analizadas (El Espectador, I-IV-96, 12A). Alumnos o exalumnos del Seminario Andrés Bello: Entonces yo lo estoy llamando; Le estoy enviando el trabajo corregido; Yo me estoy comunicando con el profesor Montes en el curso de la presente semana.

5. Implicaciones del anglicismo

5.1. El léxico

Es obvio, y generalmente aceptado, que los préstamos léxicos puros (forma y contenido), aunque no siempre son deseables (cuando no responden a una necesidad sino al espíritu colonizado que cree elegante imitar los usos de la metrópoli) son los menos nocivos. Pero los calcos léxico-semánticos (injerto de un sentido extraño en la semántica de una voz) ya no parecen tan inocuos; y en casos como el de los conceptos matemáticos (billón, ‘mil millones’) son verdaderamente desastrosos: como lo hemos visto en este caso la polisemia inaceptable lleva al abandono del término tradicional y descompone todo un microsistema léxico (conceptos matemáticos), vía por la cual, como lo ha mostrado Marius Sala en «La disparition des langues et la polysémie», Révue roumain de linguistique, VII-2, 289-99, las lenguas pueden abandonarse al no saber ya sus hablantes el significado de sus palabras por lo que prefieren dejar su idioma. En cuanto a acercamiento, considérese la pobreza que implica un solo término en vez de la riqueza expresiva que puede comportar el poder elegir entre una serie de sinónimos el más adecuado para el caso y véase la torpeza del texto citado de las Disquisiciones de filología hispánica con la repetición cacofónica de términos iguales o de la misma raíz.

5.2. La gramática

5.2.1. La voz pasiva

En La actual crisis de la voz pasiva escribí:

Ahora bien, el objetivismo extremo y la indiferenciación entre pasiva e impersonal que revela la forma pasiva del inglés y su imitación en español actual (destacar siempre como sujeto gramatical el objeto de la acción, así esta no tenga agente expreso ni siquiera precisable) es sin duda extraño a la cosmovisión tradicional del español en donde más que «detachment from reality» de que ha hablado algún autor, hay una refinada estructura para expresar grados de (im)personalidad como lo he expresado de tiempo atrás (Ver ahora «El «se» del español y sus problemas», en Estudios filológicos, 38 (2003), 122-34).

5.2.2. El posesivo anglicado

Como lo he señalado atrás con ejemplos de Cruz Kronfly, Rojas Erazo, Piedad Bonet, William Ospina, Jorge Franco, Arturo Alape, los actuales escritores colombianos han abandonado casi de modo total (¿o sin casi?) una de las estructuras más básicas y típicas del español, el dativo posesivo, que como lo muestra P. Westgaard, citado en mi trabajo sobre posesivo anglicado, sin ser exclusiva del español sí es mucho más acusada en él. Se deja pues una estructura más ligada al sentimiento individual a favor de una que recalca la propiedad, lo que como lo ha expresado Clark, 115, se integra en una evolución ya milenaria que prefiere el haber antes que el ser.

En lenguas indoeuropeas se ha dado el paso ser > haber y correlativamente la persona pasa del dativo de experimentador al nominativo: Mir ist Angst (‘Me da miedo’) - Ich habe Angst (‘Tengo miedo’), proceso que en romance se inicia desde el latín: Mihi amicus est, Mihi necesse est, etc.[…] pasa a Tengo a un amigo, necesidad, etc. También ejemplifica el cambio ser > haber el fut. amabo, amatus sum, etc. que pasa al futuro romance con haber […] Se expresa que el relativismo lingüístico no valoró suficientemente el hecho de la gramaticalización de ciertas categorías como reflejo de la evolución sociocultural. Y que la extensión de una concepción centrada en la acción y la posesión a costa de la centrada en el sentimiento se hace responsable de la estructura transitiva y de la extensión de verbos de haber (J. J. Montes, en reseña de Hans Geisler, «Sein und haben als sprachliche Organisationsprinzipien», en Thesaurus, XLVII, 1992, 464-65).

No entraré a intentar un análisis de las posibles implicaciones de los usos verbales anglicados, aunque es evidente que descomponen el sistema sintáctico-semántico del idioma.

6. Perspectivas

6.1. Optimismo infundado

El lamentado colega español Antonio Quilis tenía una visión positiva de la suerte del español, basándose principalmente en su número de hablantes y en el previsible aumento de estos. Pero no toma en cuenta el deterioro que experimenta el idioma por el alud exógeno al que sí se han referido otro autores. No incluyo aquí, por ejemplo, al español (alrededor de 220 millones) ni al portugués (170 millones), a pesar de estas cifras que lo justificarían plenamente, pues la mayor parte de los hispanohablantes y de los lusófonos se encuentran en el nuevo continente, y basta con haber vivido en México, Brasil o Argentina para saber cuán fuerte es la americanización y sobre todo cuánto progresa (Hagège, 290).

Los elementos que favorecerían el incremento del uso del español en el mundo y que, en principio, son los que preocuparían a los valedores del inglés, son para autores como Marcos (2000) simples mitos. Así, la extensión geográfica del español, su peso en los Estados Unidos o el uso delinternet no garantizan un crecimiento en número de hablantes de esta lengua (M. Mele y A. Rodríguez, 201).

6.2. Lengua y política

Lo que cada vez me parece más claro es que la suerte de la lengua está ligada de modo indisoluble al acontecer político y que lo de «la lengua compañera del imperio» no es algo que haya tenido validez solo en una oportunidad sino algo de vigencia permanente; que en estas condiciones lo único que permitiría esperar un cambio en la perspectiva de la supuesta lengua futura universal sería un cambio en el actual balance político mundial, lo que, aunque lejos de estar a punto de realizarse, tampoco es inconcebible.

6.3. ¿Hacia la lengua única?

Desde hace ya bastantes años se oyen voces que presagian en el largo plazo la lengua universal única. Si esto podía preverse a comienzos del siglo xx, ¿qué decir de este siglo xxi? Parece claro que de no interrumpirse el curso actual de la historia por alguna catástrofe inesperada esta previsión acabará realizándose. Puede, sí, preguntarse si esa lengua será el inglés cuyo actual predominio es innegable (¿acaso el chino, quizá —la posibilidad no debería excluirse de modo total— el español?). Lo que también parece claro es que de mantenerse el actual balance de poder en el mundo la lengua única no sería una perspectiva agradable o auspiciosa. Algún anglófono ha expresado la aspiración al imperio idiomático universal, al menos con el juicio categórico de que el inglés es la mejor de las lenguas.

En los ochenta se daban opiniones del tono de la de Clairborne (en Bailey, 1999, 270) que no están alejadas de la declaración antes citada de Gingrich: «Some readers will suspect me of exageration if not outright cultural chauvinism. Can I really be claiming that English is not merely a great language but the greatest? Yes, that is exactly what I am saying and I don’t consider myself any sort of chauvinist» (en Merle y Rodríguez, 197).

Casi de la misma forma categórica se han primado obras en lengua inglesa sobre otras, y el mismo Newspeak de George Orwell se ha tomado como premonitorio del futuro que espera a esta lengua, pero cuidándose de señalar que uno de los propósitos de esta lengua era anular buena parte del pensamiento (Mele y Rodríguez, 197).

Y la marcha hacia la lengua única parece estar acompañada por el ocaso de la palabra.

En resumen, el sonido musical, y en menor medida la obra de arte y su reproducción, empiezan a ocupar en la sociedad culta un lugar que antes estaba firmemente sostenido por la palabra (Georg Steiner, Lenguaje y silencio, Barcelona, Editorial Gedisa, 1994, p. 49).

El poeta de Pervigilium Veneris escribió en una época de decadencia, en medio del derrumbe de la cultura clásica. Sabía que las musas pueden callar: perdidi musam tacendo, nec me Apollo respicit: sic Amyclas cum tacerent, perdidit silentium. ‘Perecer por el silencio: la civilización que Apolo no mira nunca más no sobrevivirá mucho tiempo’ (Steiner, 55).

El paso del tiempo, sin embargo, me convenció de que la sociedad industrial ha comenzado a marchar en sentido opuesto y de que, con los nuevos sistemas de educación, el hombre acabará padeciendo de una dislalia general, un sorprendente déficit de lenguaje. Lo grave es que en psiquiatría toda dislalia motriz o sensorial corresponde a una psiconeurosis. Y yo hallo que en la medida que empobrece su lenguaje, el hombre marcha hacia una psiconeurosis general (Germán Espinosa, La aventura del lenguaje, Bogotá, Planeta, 1992, p. 375).

Y como lo denuncian diversos autores, los poderes dominantes solo piensan en el hombre como consumidor acrítico y satisfecho y como mano de obra barata y disponible.

El nuevo hombre, que al fin también en Italia los reformados estamentos escolásticos y universitarios llevarán a plasmar, no debe saber de lugares ni de tiempos […] ni saber de dónde viene o a dónde ir. El sistema, conceptualizado en alguna fórmula sico-sociológica logrará, así sea dando lugar a localismos bufonescos y por tanto inocuos, proporcionar a los súbditos el equilibrio necesario para que puedan desarrollar la función en la que consiste su dignidad, esto es, la de consumidores acríticos e indefensos (Carlo Maria Mazzucchi, en Aevum, Roma, Anno LXXI-2, agosto 2001, p. 522).

El filósofo Jürgen Habermas igualmente ha señalado la perversión que la ideología mercantil ha producido en la opinión publica, convirtiendo los ciudadanos en simples consumidores (Matelart y Matelart, en Patiño, 37).

Porque en la actualidad, y como denuncia Meillasoux, «el designio inconfesado de disponer a escala mundial de una mano de obra abundante y barata, es decir de vidas humanas a buen precio, domina la coyuntura económica mundial» (Luis Díaz, G. Viana, en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, LIX-1, 2004, p. 248).

Lamento haber presentado en este congreso un panorama tan sombrío y pesimista. Pero creo firmemente que de continuar el desarrollo del mundo unipolar en la forma en que se desenvuelve actualmente con la ola mundial anglicizante, el español (y las demás lenguas) parecen condenadas a desaparecer.

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