1) ¿Cuáles son, en su opinión, los aspectos de la variación gramatical en el mundo hispanohablante que han sido mejor estudiados y cuáles necesitan más investigación?
Los aspectos tradicionalmente más destacados de la variación gramatical han sido los de interés normativo, o bien los vinculados con la sociolingüística y la pragmática, como el dequeísmo, las formas de tratamiento y, en particular, el voseo, la concordancia, el leísmo, el doblado de clíticos, los complementos de los adverbios locativos: abajo de la cama, atrás de la puerta, cerca de mí. Así, el dequeísmo se entendía como una violación a «la» gramática del español, por lo que ocupaba un lugar incómodo entre la incorrección y la agramaticalidad. Sin embargo, esta segunda opción quedaba desmentida por estar ampliamente registrado en gran parte de las variedades. Hoy la gramática del español se ha enriquecido tanto por la información reunida como por la solidez teórica alcanzada; de hecho, es tal vez la mejor estudiada del mundo, como lo ponen de manifiesto las obras de referencia como la GDLE y la NGLE, además de las numerosas colecciones dedicadas a su estudio y a su enseñanza.
Aun así, aún queda mucho por hacer en lo relativo a las zonas marginales a las variedades estándar, como la oralidad informal, los vernáculos, rurales y urbanos, los cronolectos juveniles, las variedades de contacto. Estas cuestiones pendientes son más visibles en el español americano, como lo demuestra, en los corpus disponibles, la clara asimetría con el español peninsular, sobre todo con el material oral, que, además, suele quedar acotado al registro formal, como las grabaciones de las sesiones de las cámaras legislativas.
2) Sabemos que los términos «español rioplatense», «español centroamericano», «español caribeño», «español peninsular» etc. resultan ser a veces demasiado simplificadores, ya que existe variación, tanto geográfica como social, en el interior de las áreas geográficas a las que corresponden. Ello hace pensar que la antigua cuestión —suscitada desde hace tiempo por no pocos investigadores— sobre dónde hemos de detener la introducción de variables sociolingüísticas sigue siendo actual. ¿Cuál sería su respuesta particular a esta pregunta?
Entre las dimensiones sociales que la sociolingüística tiene en cuenta, algunas resultan relevantes, como la relativa al nivel de estudios alcanzado o al registro. En cambio, parecen poco pertinentes para los fenómenos gramaticales el sexo, salvo por ciertas preferencias, anecdóticas y sesgadas, como el empleo del diminutivo que se atribuye a las mujeres o la alternancia en el trato de vos o tú según el sexo de los interlocutores en Guatemala. La edad puede interesar para seguir la dinámica de las innovaciones que, sobre todo el cronolecto juvenil, introduce, por ejemplo, en sustantivos cuantificativos: banda, mogollón, pila, bocha; o en la Argentina, los sintagmas verbales formados por el clítico acusativo femenino singular la, denominado inherente o marginal, con verbos transitivos e inergativos como romperla, pelearla, remarla, cantársela y otros más de 200 registrados en twitter, lo que obsta a su análisis como expresiones lexicalizadas.
3) El estudio de la variación gramatical exige acceder a variables históricas (procesos de gramaticalización, diferencias en la evolución del español clásico en América, etc.) y también a diferencias tipológicas (fundamentalmente, préstamos y calcos de otras lenguas como efectos del contacto lingüístico). Estos factores amplían considerablemente el horizonte de cualquier investigador que aborde los fenómenos de variación, a la vez que complican inevitablemente su tarea. Sin embargo, otros lingüistas entienden que es posible estudiar la variación gramatical concentrándose en las estructuras gramaticales que se ven afectadas, sin atender necesariamente a su posible origen y sin intentar explicar su distribución geográfica. ¿Cuál es su punto de vista?
Depende. Para entender el marcado del plural en el dativo en el caso de Ya se los dije, generalizado en prácticamente todo el español de América, no es necesario acudir a préstamos o calcos de otras lenguas, sino que basta con reconocer el rasgo más notable que diferencia el español americano del peninsular, la pérdida de vosotros, y con ella la distinción del trato cortés para la 2ª plural: Ya se lo dije a ustedes (aunque también a usted). Ahora bien, la distinción entre uno o más alocutarios es muy importante desde el punto de vista comunicativo y, de hecho, se salvó recurriendo a la marca de plural en el único clítico posible, dado que se está subespecificado para el número.
En cuanto a la incidencia del sustrato de las lenguas indígenas sobre el español, fue negado sistemáticamente por lingüistas como Amado Alonso (La tesis indigenista de Rodolfo Lenz) o por J.M. Lope Blanch. Sin embargo, hoy cobra fuerza, por ejemplo, para explicar la reducción del sistema de clíticos del español andino a los rasgos de caso y género: le y lo, según el carácter animado o no del referente, en el español de Ecuador, y solo a lo en Bolivia y el noroeste argentino:
a. ¿Le viste al Santi el día de su cumpleaños?; Le vi a la profe de pilates. ¿Les viste a las candidatas?
(Palacios (coord.). Ecuador p. 171).
b. Cerrámelo las ventanas. Esos juguetes lo venderán a buen precio.
(íb. Bolivia. p.227)
c. la platita lo tengo aquicito nomás; Se me lo ha perdido (el perro) / Traémelo la pinza.
(Leandro Arce, Variación lingüística: estudios sobre el español hablado en Catamarca).
4) Se dice a veces que las opciones lingüísticas que se consideran desprestigiadas, desacreditadas o simplemente incorrectas lo son porque las academias de la lengua lo estipulan así. Lo cierto es que las diferencias relativas al descrédito de ciertas expresiones lingüísticas se dan igualmente en los países en los que no existen academias de la lengua. Por otra parte, existen opciones gramaticales y léxicas que están desacreditadas en unas áreas hispanohablantes, pero no en otras, lo que no parece deberse al influjo de las academias en esos territorios. ¿Cómo cree usted que deben enseñarse en la escuela las diferencias de (des)prestigio a las que se acaba de aludir?
Ciñéndome a la última pregunta, por razones de tiempo, entiendo que la labor docente debe comenzar alentando la consciencia de las diferencias como un conocimiento interesante: nosotros lo decimos así, pero nuestros vecinos -sea de barrio, de región, de país, de continente- lo dicen de otro modo, y despertando en lo posible la curiosidad acerca de los posibles análisis de las variantes. El objetivo es evitar el prejuicio y la estigmatización hacia los hablantes, a la vez que mostrar que algunas formas son más aceptadas que otras, o más adecuadas a diferentes situaciones. Así, en sus Lecciones de gramática castellana (1885) Marcos Sastre recomendaba a los maestros tolerancia hacia los dos rasgos que consideraba ya consolidados en nuestra habla: el seseo y el voseo. En cambio, aconsejaba severidad en la corrección de vulgarismos y ruralismos que consideraba impropios de los futuros ciudadanos, como aonde, ajuera, antiayer, redepente, endenantes o tuavía, e insistía en corregir la pérdida de la —d— en los participios (sentao, parao) y restituir los grupos consonánticos cultos en dotor, descrito o inorancia. Su prédica fue sin duda eficaz, como lo demuestra la persistencia de la d en palabras acabadas en -ado, que distingue al habla argentina culta de la de casi todo el mundo hispanohablante, así como el cuidado en la pronunciación de los grupos cultos, atestiguado en los participios descripto, inscripto, transcripto. La incidencia de la labor normativa de la RAE difiere según los tiempos y los países, y tiene que ver con el fantasma del peligro que suponen los cambios respecto al genio o la unidad de la lengua, aún reconocible en el DPD, pero no en la NGLE.
5) Una pregunta frecuente en los estudios sobre la variación lingüística es la relativa a los límites que debemos suponer en tales procesos. Los llamados microparámetros suelen atender a diferencias de escala reducida en las lenguas de una determinada familia, o entre las variedades de una misma lengua. En lo que respecta al español, es esperable la variación en el uso de los tiempos, los modos, los determinantes, los pronombres átonos o la concordancia, pero lo cierto es que también se registra variación en las estructuras argumentales y en diversos aspectos de la subordinación. ¿Entiende usted que la variación gramatical en el mundo hispánico es esperable en determinados dominios de la gramática o piensa, por el contrario, que no hay por qué suponer que se circunscribe necesariamente a ellos?
La variación se ha definido como una diferencia específica y analizable entre dos estructuras que tienen el mismo significado y aparecen en el mismo contexto, como ocurre entre los siguientes enunciados del español chileno y el argentino:
... comís harto, cuatro marraquetas al desayuno
... comés demasiado, cuatro flautas en el desayuno
En ellos se reconocen diferencias en la morfología del voseo, en los cuantificadores y en el léxico. Sin embargo, también hay variación cuando una misma palabra recibe diferentes interpretaciones, como ocurre, por ejemplo, con igual: la epistémica en el español europeo: Está lloviendo, pero igual mañana escampará, y la concesiva en el rioplatense, Está lloviendo, pero voy a visitarte igual. Incluso es posible entre una construcción composicional, como la chilena No te vaigas tan luego y la locución rioplatense: ¿Tan luego ahora te vas?, equivalente a un adverbio de precisión (justo ahora), aunque con una carga expresiva más marcada.