Propuesta de nueva acepción de la palabra «fantasmagoría» Antonio Culebras
Academia Norteamericana de la Lengua Española
Universidad del Estado de Nueva York
(Estados Unidos)

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Resumen

El idioma español se utiliza en medicina como instrumento de comunicación. Está altamente contaminado por anglicismos. El idioma deberá ser: preciso, correcto, parco, escueto, sobrio, moderado y elegante. Me referiré a un trastorno relativamente común en neurología que afecta al 50 % de los enfermos con Parkinson, conocido como ‘trastorno del comportamiento del sueño REM’, una traducción literal del inglés. He propuesto al Instituto de Lexicografía del DLE el término «fantasmagoría» como tercera acepción: ‘episodio intenso y anormal durante el sueño, caracterizado por una actividad motora consonante con un ensueño, habitualmente de carácter desagradable y contenido persecutorio’. La propuesta fue presentada en mayo de 2022.

Lamentablemente el idioma español que se utiliza en medicina como instrumento de comunicación está altamente contaminado por anglicismos, aun cuando en español ya existan términos similares. Es un problema de desidia más que de ignorancia.

El idioma deberá ser: preciso, correcto, parco, escueto, sobrio, moderado y elegante.

Ejemplo de anglicismo

Me referiré a un trastorno relativamente común en neurología que afecta al 80 % de los enfermos con Parkinson, a enfermos con demencia de los cuerpos de Lewy (100 %), con otras enfermedades neurodegenerativas y con demencia de Alzheimer. Se ve también en individuos con narcolepsia. En los escritos médicos se conoce como ‘trastorno del comportamiento del sueño REM’ o ‘trastorno conductual del sueño REM’. Este título es la traducción literal del inglés. A pesar de ser largo, torpe y contaminado con un anglicismo —REM de Rapid Eye Movement—, se utiliza con frecuencia en la literatura neurológica en español. Para obviar un título tan desmañado, he propuesto la palabra «fantasmagoría» para denominar el trastorno. Clínicamente, los episodios se caracterizan por gran inquietud motora, con abundantes movimientos de las extremidades, intentos de agarrar las sábanas, patadas, acción de incorporarse y vocalizaciones. En estadios avanzados hay salidas de la cama, carreras por la habitación, chillidos y voces. Algunos pacientes sufren contusiones o fracturas, o infringen lesiones al cónyuge. El contenido de persecución o daño inminente domina el ensueño que es una ilusión de los sentidos o figuración vana de la inteligencia; la actividad motora muestra relación con el contenido, como si los pacientes intentaran actuar sus propios ensueños. El riesgo de accidente es alto, en particular si los afectados abandonan el lecho. A la mañana siguiente los pacientes recuerdan el suceso. La actividad motora se controla con medicación apropiada. Los episodios son consecuencia de un trastorno cerebral que experimentalmente se puede reproducir en el gato. Se debe distinguir de la pesadilla (ensueño intenso cargado de angustia, sin actividad motora), del sonambulismo (deambulación durmiendo, sin ensueño, ni memoria del suceso) y del terror nocturno (descarga emotiva terrorífica durante el sueño, sin ensueño, ni memoria del suceso).

Sorprendentemente, el trastorno fue descrito por primera vez en medicina hace apenas 35 años (1986) por el Dr. Carlos Schenck y colaboradores de Minneapolis (Estados Unidos). Se conocía a nivel popular desde la antigüedad y Cervantes hizo su transcripción en el Quijote con su elocuencia acostumbrada (cf. Cap. 35, Primera parte):

En esto, oyeron un gran ruido en el aposento, y que don Quijote decía a voces: -¡Tente, ladrón, malandrín, follón; que aquí te tengo, y no te ha de valer tu cimitarra! Y parecía que daba grandes cuchilladas por las paredes...y en la derecha, desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todas partes, diciendo palabras como si verdaderamente estuviera peleando con algún gigante. Y es lo bueno que «no tenía los ojos abiertos, porque estaba durmiendo y soñando que estaba en batalla con el gigante»; que fue tan intensa la imaginación de la aventura que iba a fenecer, que le hizo soñar que ya había llegado al reino de Micomicón, y que ya estaba en la pelea con su enemigo; y había dado tantas cuchilladas en los cueros, creyendo que las daba en el gigante, que todo el aposento estaba lleno de vino.

Propuesta de nueva acepción de la palabra «fantasmagoría».

En la 23.ª edición del Diccionario de la Lengua Española publicada en octubre de 2014 y actualizada en diciembre de 2022, se leen las siguientes acepciones del término «fantasmagoría»:

1. f. Arte de representar figuras por medio de una ilusión óptica.

2. f. Ilusión de los sentidos o figuración vana de la inteligencia, desprovista de todo fundamento.

Basado en la segunda acepción y con ánimo de ejercer al máximo economía en el lenguaje, he propuesto una tercera acepción para el término «fantasmagoría» de este modo: ‘episodio intenso y anormal durante el sueño, caracterizado por una actividad motora consonante con un ensueño, habitualmente de carácter desagradable y contenido persecutorio’.

Utilicé por primera vez la palabra «fantasmagoría» en un artículo publicado en la Revista Neurológica Argentina en 1988. Posteriormente, lo he incluido en numerosos escritos y presentaciones verbales (ver citas bibliográficas).

Objetivo

He seguido el lema de la RAE: Limpia, fija y da esplendor.

Limpiar el idioma

Obviar el uso del anglicismo REM (Rapid Eye Movement), de alta prevalencia en la literatura médica en español. La traducción literal MOR (Movimientos Rápidos Oculares) no se ha popularizado.

Fijar el concepto

Utilizando el término «fantasmagoría» se ejerce economía en el idioma evitando la frase torpe y poco ágil ‘trastorno conductual del sueño REM’ o ‘trastorno del comportamiento del sueño REM’.

Dar esplendor

«Fantasmagoría» es un término elegante con un aura de misterio, como corresponde a todo lo que concierne al sueño, que inmediatamente evoca el concepto de ensueño anormal.

Comentario

La propuesta fue presentada al Instituto de Lexicografía del Diccionario de la Lengua Española en mayo de 2022 y estamos esperando su resolución.

Bibliografía

  • Cervantes Saavedra, M. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Edición digital. Cap. 35, Libro Primero.
  • Schenck, C., Bundlie, S. R., Ettinger, M. G. y Mahowald, M. W., (1986), «Chronic behavioral disorders of human REM sleep: a new category of parasomnia», Sleep, 9 (2), pp. 293-308.
  • Culebras, A. (1988), «REM sin atonía y fantasmagorías», Revista Neurológica Argentina, 14 (13), pp. 151 -163.
  • Culebras, A. y Moore, J. T. (1989), «Magnetic resonance findings in REM sleep behavior disorder», Neurology, 39, pp. 1519-1523.
  • Culebras, A. (1993), La medicina del sueño. Barcelona: Editorial Áncora.
  • Culebras, A. (2017), «Don Quijote, el sueño y las fantasmagorías», conferencia en la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana. (Ver Anales).
  • Culebras, A. (2017), «Don Quijote, el sueño y las fantasmagorías», conferencia en la XXXVII Asamblea de ALDEEU. Zamora, 19 de julio de 2017. (Ver Anales).
  • Culebras, A. (2022), «Sueño y fantasmagorías en El Quijote, con propuesta para una acepción nueva del término «fantasmagoría». Discurso de investidura en la Academia Norteamericana de la Lengua Española (Ver Anales).