Poco a poco se desvanece el axioma de que somos monolingües y de que, por ello, la educación debe utilizar una única lengua vehicular. Con las escuelas bilingües, el aprendizaje de lenguas extranjeras, la educación intercultural bilingüe, la enseñanza de contenidos en un idioma extranjero o la normalización de las lenguas minorizadas, necesitamos un enfoque más plurilingüe de la educación, que incluya todas las competencias lingüísticas, que fomente la interrelación entre idiomas, que reconozca el papel que juegan la traducción y la mediación, o que favorezca el desarrollo verbal global del aprendiz. Solo de esta manera seremos humildes e inclusivos y respectaremos la dignidad lingüística de cada hablante
Agradezco la invitación para venir a un congreso tan magno como este. Estaré contento si consigo aprovechar estos valiosos diez minutos plenarios para transmitir mi opinión sobre cuestiones tan decisivas como la educación plurilingüe y la interculturalidad. Quiero compartir con ustedes una confesión, una tesis académica y cinco propuestas metodológicas, además de un epílogo.
Nací en Cataluña. Desarrollé la capacidad humana innata del lenguaje con el catalán. Estudié Filología Catalana y empecé mi vida profesional en esta lengua, dando clases y escribiendo libros. Estoy orgulloso de ser un hablante nativo catalán.
En la escuela aprendí castellano. Me inicié también profesionalmente con esta lengua, publicando libros y dando charlas. Hoy en día la gran mayoría de mis lectores y colegas son hispanohablantes y latinoamericanos. Con ellos he aprendido mucho y he crecido como persona. También me siento orgulloso de haber alcanzado este hito.
Utilizo otros idiomas en mi vida personal y laboral, pero estos son los más importantes. Me siento orgulloso de ser bilingüe. Si volviera a nacer, quisiera ser también bilingüe o trilingüe o cuatrilingüe... Pero esta no es la confesión.
Lo que quiero explicar es una preocupación sociolingüística, personal e íntima, que me ha atenazado durante muchos años: ¿Se puede trabajar con una de las lenguas más poderosas del planeta y conservar, al mismo tiempo, la sensibilidad de un hablante minorizado? ¿Puedo enseñar una lengua históricamente imperialista y, al mismo tiempo, respetar la diversidad lingüística y contribuir a reconocer los derechos de las minorías? ¿Cómo? ¿Cómo puedo enseñar español, o enseñar en español, y ser inclusivo, humilde y comprensivo con el resto de los hablantes?
Encontré la inspiración en uno de los libros de un profesor de inglés bilingüe nacido en Sri Lanka, Suresh A. Canagarajah. Se titula Resisting Linguistic Imperialism in English Teaching y recibió en 1999 el premio al mejor libro de la Modern Language Association of America. Las preguntas anteriores no dejan de ser paráfrasis o reformulaciones de este título.
Creo que mi inquietud anterior surge al darme cuenta de que la educación lingüística sigue hoy anclada en el monolingüismo. Hallamos en el aula muchas prácticas arraigadas en el imaginario de que, esencialmente, un cerebro posee una sola lengua y de que la educación funciona mejor si partimos de este axioma:
Pero estos cinco puntos carecen de fundamento científico, por muchos motivos:
En resumen, el imaginario monolingüe de que un cerebro posee un solo idioma carece de fundamento. Nuestras prácticas verbales cotidianas emplean varias lenguas y capitalizan todo nuestro conocimiento plurilingüe. Por ello, debemos avanzar hacia modelos educativos fundamentados en la realidad plurilingüe de las personas y en la investigación científica.
Estas son mis cinco propuestas para avanzar hacia una educación plurilingüe, respetuosa e inclusiva, que reconozca la diversidad y la dignidad de todas las lenguas y sus hablantes:
Brevemente, la intercomprensión (Martín Peris, 2019) propone incrementar la comprensión de lenguas de una misma familia tipológica (románicas, anglogermánicas, eslavas, etc.). Lo hace con prácticas de lectura de textos completos y equivalentes en estos idiomas, mostrando la evolución que ha seguido cada idioma y sus regularidades, además de formar al aprendiz en estrategias de comprensión. Hay materiales y propuestas para diversos grupos idiomáticos y se utiliza más con adultos que jóvenes, pero no se ha implantado de manera generalizada en ningún país.
Desde finales del siglo XX en las comunidades españolas bilingües (País Vasco, Cataluña, Galicia, Valencia, Baleares), el TIL o tratamiento integrado de lenguas (monográfico en Textos, 2008; Guasch [coord.], 2010) aspira a romper el aislamiento con que se han enseñado las lenguas oficiales (catalán/gallego/euskera, español, idioma extranjero) en secundaria, con currículums independientes, solapamientos y repeticiones, y con departamentos de profesorado segregados que siguen tradiciones metodológicas propias y particulares. Al contrario, el TIL fomenta crear departamentos globales de lenguas, coordinar la enseñanza de cada nivel, buscar coherencia metodológica entre todas las lenguas o evitar las repeticiones innecesarias de contenido, como en este ejemplo (Figura 1) para adolescentes de 3.º de ESO en España (15 años) (Apraiz et al.: 2012):
Sin duda, es absurdo que un aprendiz deba escuchar tres explicaciones diferentes de lo que es el sujeto gramatical, cada una en un idioma, con ejemplos propios y a veces terminología diferente: ¿por qué lo no enseñamos una sola vez, con ejemplos en las tres lenguas y la misma terminología? Acaba aburriendo tener que estudiar la estructura de una noticia periodística tres veces en un mismo curso: ¿por qué no se enseña una sola vez con ejemplos plurilingües y se practica con cada lengua y temas coordinados en la clase correspondiente?
El Portfolio Europeo de las Lenguas (PEL, 2004) es una propuesta del Consejo de Europa para fomentar el pluriligüismo y documentar la competencia plurilingüe de la ciudadanía de manera estandarizada (Cassany [ed.], 2006), formulada a partir del Marco común europeo de referencia para las lenguas. Consta de un pasaporte que indica los niveles de competencia que tenemos en cada destreza e idioma, una biografía que refleja nuestras experiencias lingüísticas personales y un dossier que incorpora documentos (certificados, diarios, exámenes) que acreditan los datos anteriores. El siguiente abanico lingüístico (Figura 2) es un ejemplo sencillo de tarea formativa para secundaria, en la que cada aprendiz dibuja su competencia lingüística con un color para cada lengua e indicando cuándo empezó a aprenderla (Guía didáctica del Portafolio Europeo de las Lenguas para la Enseñanza Secundaria: 2004, 64; a la izquierda se indica el procedimiento para elaborar el abanico; a la derecha un ejemplo de un alumno catalán de secundaria):
Otro interesante proyecto del Consejo de Europa encaminado a fomentar el plurilingüismo es ClipFlair, que cuenta con la participación de investigadores de varias universidades europeas (Zabalbeascoa, 2013) y que ofrece programas gratuitos y material diverso (vídeos, fragmentos de películas, documentales) en muchas lenguas para promover su aprendizaje a partir del doblaje, la subtitulación y la anotación audiovisual. ClipFlair también ha creado comunidades virtuales de docentes en cada lengua que comparten sus recursos y experiencias.
Finalmente, el desarrollo y la diseminación de internet y todos sus recursos ha multiplicado exponencialmente las posibilidades de aprender lenguas por nuestra cuenta, sin docente ni aula ni libro de texto. Hoy muchos jóvenes aprenden las lenguas que les interesan (japonés, coreano, chino, etc.) al implicarse en prácticas comunicativas del fandom: series, música, videojuegos, fanfiction (Zhang & Cassany, 2019).
En la captura de pantalla y su transcripción comprobamos como jóvenes chinos comentan en línea de manera cooperativa, cada uno desde su casa, con damu (mensajería escrita superpuesta al vídeo) los aspectos socioculturales del episodio que no entienden, como quiénes son Las meninas, qué pintor realizó este famoso cuadro, etc. Este ejemplo también muestra como determinados contenidos hispanos (como las series española El Ministerio del Tiempo o la mexicana La Casa de las Flores) pueden despertar el interés de los jóvenes aprendices chinos, que utilizan su lengua materna para preguntar y responder todo lo que no entienden.
Acabo con cuatro ideas para recordar: