No cabe duda que los últimos cuatro años han marcado un hito en la presencia de España en Brasil. Es interesante observar este fenómeno desde numerosos puntos de vista, más quisiera hacer referencia a dos en particular, el económico y el que afecta al estudio del español en algunas de sus facetas.
No sé si ambos asuntos están íntimamente relacionados entre sí, mas lo que si es una realidad incuestionable es que nunca antes España había invertido tanto en Brasil y nunca antes la demanda del español fue tan grande.
La implantación del Plan Real en 1994 supuso la introducción de una ansiada estabilidad económica y monetaria en Brasil que acabó con el problema histórico de la hiperinflación. Paralelamente, Brasil decidió abrir sus fronteras y el mundo descubrió las buenas oportunidades de negocios que, tanto por las privatizaciones de diferentes sectores estratégicos como por el desarrollo de nuevos negocios, se ofrecían en Brasil.
España fue uno de los países que antes se interesó por el proceso de apertura que acontecía en Brasil y de una manera progresiva, las empresas españolas fueron entrando en la vida económica de un país que representa un mercado de 170 millones de potenciales consumidores y que es actualmente la octava economía del mundo.
Desde hace varios años, España venía realizando cuantiosas inversiones en la región, sin embargo, en el caso de Brasil, la apuesta fue ambiciosa y decidida. No era fácil ya que el nivel de las inversiones era muy superior al que se había realizado en otros países y los riesgos latentes por la debilidad de algunas estructuras económicas, evidentes. De cualquier forma, las perspectivas de negocio eran también muy superiores.
Los resultados se han ocupado de darles la razón. No en vano, en los años 1998, 1999 y 2000, España fue el mayor inversor extranjero en Brasil. Actualmente, la inversión española supera los 25 000 millones de dólares. A pesar de estas cifras, Estados Unidos continúa siendo globalmente el mayor inversor en Brasil.
La primera conclusión que se puede extraer de esta situación es que España y sobre todo el empresariado español, cree en Brasil, o lo que es más importante, que se pueden hacer buenos negocios. Se es consciente que Brasil tiene que resolver todavía una serie de problemas estructurales en su Economía pero se confía en su buen desempeño de cara al futuro.
En algunos casos, los resultados están siendo espectaculares. La compañía Telefónica anunció recientemente que más del 20 % del beneficio neto de todo el Grupo procede de Brasil (apenas tres años después de la adquisición de Telesp). Por otra parte, el Banco Santander Central Hispano ha comprado en los últimos cuatro años, cinco bancos brasileños, ocupando en la actualidad la tercera posición entre los mayores bancos privados de Brasil.
Es interesante constatar igualmente que salvo en alguna excepción muy aislada, la sociedad brasileña ha aceptado la llegada de estas nuevas ideas y capitales en los diferentes sectores económicos en los que España ha invertido.
Por otra parte, desde 1991, cuatro países protagonizan un proceso de integración regional llamado MERCOSUR, y es Brasil quien está lamado a liderar no solo este bloque comercial sino toda la región. Brasil representa el 75 % del PIB de todo el Mercosur y el 50 % del PIB de toda América Latina. Más allá de las relaciones comerciales que Brasil mantiene con los EE. UU. y la Unión Europea, los intercambios con países de la región, representan un porcentaje muy significativo en la Balanza de Pagos brasileña.
Pero si económicamente la presencia de España ha sido extraordinaria, que decir de la expansión del idioma español en Brasil en estos últimos cinco o seis años.
Es indudable que siempre se ha «hablado» español en Brasil, no solo por la enorme presencia de emigrantes españoles (el Consulado General de España en São Paulo tiene registrados más de 85 000 pasaportes españoles), sino también porque Brasil tiene frontera con todos los países de América Latina salvo con Chile y Ecuador y en casi todos ellos, el idioma oficial es el castellano.
En este sentido, es impresionante asistir al crecimiento que se ha producido en la enseñanza del español en los últimos años.
Prácticamente el 70 % de las escuelas privadas de idiomas han incluido el español como una de las lenguas que ofrecen a sus alumnos. El problema que se ha producido es que no existen suficientes profesores de español con la titulación adecuada. Esta situación está motivando que se contraten personas de terceras nacionalidades incluso sin titulación (italianos, franceses) que ni siquiera tienen el español como lengua materna y que lo hablan por diferentes razones.
En las Escuelas Públicas también la escasez de profesores de español es una amarga realidad. En 1998, el Gobierno brasileño presentó en el Parlamento una propuesta por la que se declararía obligatoria la enseñanza del español en las escuelas públicas. El proyecto ha pasado por varias vicisitudes ya que determinados Grupos de presión (no solo de otros países) se oponen. Se cuestiona que vulnere algún precepto constitucional.
Con independencia de argumentos jurídicos (también los hay a favor y muy consistentes) el proyecto parte de una realidad en Brasil y es esa integración regional y la fuerte demanda que ya existe del español en las escuelas. Se desconoce si el actual estado de tramitación (que en determinados momentos ha llegado a tener el voto en contra del propio ponente gubernamental) ofrecerá al final la solución que confirme dicha obligatoriedad, mientras tanto la demanda continua creciendo.
En este sentido y según fuentes de la Cátedra de Literatura Española de la Universidad de Sao Paulo (USP), una de las más prestigiosas del país, esta universidad ha visto crecer en los últimos tres años, el número de alumnos matriculados en la Facultad de Letras (especialidad Español) en un 40 % al año de media. Al mismo tiempo y según fuentes de la misma entidad docente, desde hace tres y dos años respectivamente, se ha introducido la asignatura de español en las Facultades de Turismo, de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior.
Vinculado a lo anterior, también merece destacarse otro fenómeno importante que está teniendo lugar en Brasil y es el crecimiento del número de brasileños que deciden viajar a España para realizar cursos de español en alguna de las Universidades y Escuelas privadas de nuestro país.
Para la Administración Turística española se ha convertido en una motivación cada vez más importante para viajar a España, por eso desde la Oficina Española de Turismo en Sao Paulo se ha trabajado intensamente en la mejora de la comercialización de las escuelas y los cursos de español en España.
Se desconoce realmente cuantos brasileños fueron a España a realizar cursos de español, en los últimos años. Ni siquiera la Asociación Brasileña de Agencias de Viajes Especializadas en Cursos en el Exterior (BELTA), entidad que representa el 80 % de los cursos de idiomas en el extranjero que se comercializan en Brasil, dispone de datos oficiales. Sólo disponemos de informaciones aisladas suministradas por alguna de las agencias que la integran. Así, Central de Intercambio, una de las tres mayores agencias ha casi duplicado el número de alumnos que contrataron cursos en España entre 1998 y 2000.
Se trata de números que no llegan a batir la demanda que el inglés despierta hacia mercados como EE. UU. o Canadá, pero es importante el crecimiento observado.
Por otra parte, en España, y para algunas escuelas como Enforex (con escuelas en Madrid, Marbella, Barcelona, Salamanca y Sevilla), los brasileños ya son la tercera nacionalidad entre los extranjeros que contratan cursos de español.
La importancia que el Turismo de Lenguas tiene para España es cada vez mayor. Entre otras razones, desestacionaliza nuestro turismo y se dirige frecuentemente hacia destinos de interior, favoreciendo su desarrollo. En otro orden de cosas, la estancia media de los estudiantes es muy superior a la del resto de los turistas que nos visitan.
En el caso de los brasileños la importancia es, si cabe, mayor ya que a diferencia de otros estudiantes, fundamentalmente europeos, los brasileños realizan un gasto medio superior a 3000 dólares (fuente: Asociación Belta), viajan frecuentemente por la región (inclusive a destinos de larga distancia) los fines de semana y se integran en la vida española de una manera más intensa.
Otro fenómeno curioso a la hora de analizar las características del brasileño que decide venir a estudiar español a nuestro país es el elevado número de ellos que eligen Barcelona para realizar sus cursos. Es sorprendente como este destino tiene mayor fuerza que otras ciudades españolas, aún cuando el español tiene una exposición menor en la vida cotidiana de la ciudad frente al catalán.
En el caso de los brasileños se da otra interesante circunstancia que es la escasa competencia estructurada que existe en otros países de habla hispana. No existe apenas comercialización de cursos de español para brasileños en países de América Latina que se oferten en Brasil. Incluso se da la circunstancia de que es en ocasiones más barato estudiar un mes en una ciudad española, alojándose en familias o en Colegios Mayores que en Argentina, cuya economía está dolarizada.
De cualquier forma, el auge de este tipo de cursos de español en España entre los brasileños plantea una serie de desafíos que las diferentes Administraciones y agentes implicados debemos dar solución. Sin ánimo de ser exhaustivos señalaría dos.
Por un lado, el tema de los visados cuya tramitación se torna excesivamente onerosa y demorada para los aspirantes que se plantean realizar una año académico en España y por otro, la organización de algunos cursos por parte de algunas escuelas españolas que colocan a los brasileños en las mismas aulas que estudiantes japoneses o americanos. Es sabido que debido a la proximidad de los idiomas portugués y el español, un brasileño aprende más rápidamente nuestro idioma que un japonés. Se deben prever alternativas para que un viaje de estas características no se convierta en una pérdida de tiempo.
El brasileño mira con más atención a España y cada vez se muestra más interesado en estudiar en nuestro país y no solamente español. Existe una poderosa demanda latente y potencial de brasileños que desearían realizar estudios de postgrado o un doctorado en España.
Creo que España está llamada a desempeñar un papel mucho más destacado en el mundo de la enseñanza del español para extranjeros. Nuestro país tiene la gran ventaja de ofrecer un sistema de formación «de calidad» y la virtud e poner a disposición del que le visita una extraordinaria oferta complementaria cultural y artística.
Si el turismo contribuye al acercamiento de las culturas entre los pueblos, este tipo de turismo idiomático ha de favorecer que españoles y brasileños no solo nos conozcamos mejor sino también nos comprendamos mutuamente.