En las últimas décadas del siglo xx, el perfeccionamiento de la telefonía, la popularidad de la Internet y los canales de televisión por cable han posibilitado la integración de diversos lugares. Tal desarrollo tecnológico ha intensificado el proceso de globalización que se ha irradiado por el mundo, contribuyendo para una creciente homogeneización cultural de los países.
Se sabe que toda comunicación tiene función y disfunción, y con este motivo hay que discutir qué globalización queremos: ¿la que nos imponen o la información para todos, sin perjuicios a la cultura propia de cada país? La unión tiene que ser por lazos comunes e intereses semejantes, se necesita formar efectivamente una comunidad iberoamericana, una comunidad de quijotes que pueda crear un lenguaje nuevo para lograr un nuevo sentido a la vida de los pueblos lusohispanohablantes.
Después de la segunda guerra mundial, la unificación de los países europeos, a ejemplo de la creación en 1957 de la actual Unión Europea, ha logrado un desarrollo económico y político significativo. El éxito de la Unión Europea ha llevado a los países americanos a percibir la necesidad de crear bloques económicos en América, como ha ocurrido con la institución del Mercado Común del Sur.1 Además, las grandes áreas políticas y el crecimiento de la población del continente asiático —el más grande en extensión y número de habitantes— han demostrado cada vez más la importancia de mantener la unidad del continente americano, el segundo en tamaño y población.
El momento político exige la creación de bloques continentales en defensa de los intereses comunes de América, de los que el MERCOSUR representa, en gran parte, la integración de los países de lengua española y Brasil, atendiendo, en primer lugar, a la necesidad de una corrección histórica, ya que hemos estado volcados para otras naciones y no a los Estados vecinos y, en segundo lugar, a la integración de carácter sociocultural, en la que se inserta fundamentalmente la enseñanza bilateral del español en Brasil y el portugués en los países hispanoamericanos.
La identidad cultural entre Brasil y los países hispanohablantes se revela por el proceso histórico común: cultura precolombina, conquista, ingreso en la modernidad por medio de la colonización, conocimiento de los pensamientos liberales, independencia y formación de los Estados nacionales en América. Otro factor tiene relación con nuestras raíces ibéricas, pues ya en el año 200 a. C. el Imperio Romano había conquistado la Hispania, que correspondía a los territorios actuales de Portugal y España. Después de ocupaciones por otros pueblos, tanto Portugal como España, en el siglo xv, ya estaban consolidados como Estados nacionales.
Nuestras raíces, por lo tanto, han sido generadas en la Hispania, y según el pensador y poeta mexicano Octavio Paz:
Las lenguas nacen y crecen en un suelo; las alimenta una historia común. Arrancadas de su suelo natal y de su tradición propia, plantadas en un mundo desconocido y por nombrar, las lenguas europeas arraigaron en las tierras nuevas, crecieron con las sociedades americanas y se transformaron. Son la misma planta y son una planta distinta.
Unidad y diversidad forman la expresión americana: la cultura como manifestación espontánea de la gente. Como hemos visto, tanto la lengua española como la portuguesa se han originado en Hispania. «Arrancadas de su suelo natal, fueron plantadas en las tierras nuevas», se juntaron a otras culturas y se transformaron en las modernas lenguas española y portuguesa.
En el siglo xxi, el mundo vive la posibilidad de destrucción, se necesita sobrevivir, y la única solución es la unión, la formación de bloques económicos con afinidades propias. La identidad cultural es importante; organizar bloques entre los países de lengua española de América y los de la Península Ibérica nos imprime seguridad, ya que somos vecinos o venimos de una misma raíz.
Por su geografía y diversidad cultural, Brasil requiere una atención especial respecto a la enseñanza de una segunda lengua. En las grandes metrópolis brasileñas es difícil percibir una identidad escolar, que pudiera hacer más fácil esta enseñanza. Los centros urbanos cosmopolitas se caracterizan por la diversidad de hábitos, costumbres, orígenes e intereses. Por otra parte, en las comunidades agrícolas o los núcleos aislados se puede observar una cierta identidad. En los centros de inmigración el perfil sociocultural es otro. Como ejemplo, se pueden destacar algunas situaciones: los estados brasileños limítrofes con los países de lengua española en el sur de Brasil, aunque suelen usar el español, también emplean el alemán e italiano en las Sierras Gauchas, así como en algunas ciudades del Estado de Santa Catarina donde se habla alemán. Estos casos debieran recibir una legislación específica, sin perder la oportunidad de la enseñanza del español, ya que la política de enseñanza de las lenguas extranjeras modernas no puede ser de ámbito regional, sino nacional. Este proceso necesita atender a lo que la Constitución de la República Federativa de Brasil dispone sobre la «integración económica, política, social y cultural de los pueblos de la América Latina».2 El momento político así lo exige, dado que se mantienen acuerdos con países vecinos, a ejemplo del MERCOSUR. En este sentido, la enseñanza de la lengua española es fundamental.
La enseñanza del español en Brasil recibió gran impulso cuando, en 1981, algunos docentes3 de las universidades de Rio de Janeiro crean la Asociación de Profesores de Español del Estado de Rio de Janeiro, anticipándose a las leyes que instituyeron la enseñanza obligatoria del español. Desde 1983 otros Estados han ido adhiriéndose a la iniciativa de Rio de Janeiro, creando en pocos años diversas asociaciones en Brasil. Desde entonces, la enseñanza y la demanda del español han seguido creciendo.
Cabe destacar este crecimiento en el Estado de Rio de Janeiro, donde en 1985 la lengua española fue incluida en las pruebas de selectividad organizadas por las universidades; en 1989 pasa a formar parte del núcleo obligatorio de asignaturas de todos los niveles de los colegios del Sistema de Enseñanza del Estado4 por la Constitución del Estado; en las últimas décadas se han realizado varios concursos públicos para profesor de español del Estado de Rio de Janeiro. Solamente en el Município do Rio de Janeiro han ingresado por medio de concurso público, en 1999, noventa y ocho profesores de español; en 2000, ciento cincuenta profesores y, en 2001, ochenta.
El intercambio cultural y académico entre las Asociaciones de Profesores de Español se intensifica con encuentros bianuales en diferentes ciudades de Brasil, como por ejemplo los congresos brasileños de profesores de español realizados en Rio de Janeiro (1985), São Paulo (1987), Porto Alegre (1989), Curitiba (1991), Brasília (1993), Santa Catarina (1995), Belo Horizonte (1997), Vitória (1999) y Fortaleza (2001).
Las Asociaciones de Profesores de Español tienen por reto fomentar y difundir el español, así como las literaturas y culturas de los países que integran la comunidad de lengua española. También organizan eventos, seminarios y cursos.
La creación del Instituto Cervantes en São Paulo, en 1998, ha propiciado a los profesores de español el acceso a una diversidad de cursos de excelencia. Este año ha sido creado el Instituto Cervantes en Rio de Janeiro y ya estamos sintiendo el dinamismo de esta institución en nuestro Estado.
La Directiva de la Asociación de Rio de Janeiro se ha preocupado por la difusión y venta de libros publicados en los países de lengua española, elementos fundamentales para la divulgación de las nuevas tendencias de la enseñanza del español como lengua extranjera. Con este motivo divulga y expone, en sus boletines y eventos, materiales audiovisuales y bibliográficos de las editoriales de España e Hispanoamérica. Entre ellas se destacan: Arco Libros, Difusión, Edelsa, Santillana, SGEL, Ao Livro Técnico y SUR. Estas editoriales siguen colaborando con la asociación: por ejemplo, Difusión ha elaborado el programa del curso Español como Lengua Extranjera (2000) y Ao Livro Técnico realiza la composición y distribución del boletín de la asociación.
La producción académica en lengua española en Brasil es relevante: tesinas y tesis sobre lengua española y literaturas hispánicas; libros nacionales y extranjeros; ensayos, artículos y entrevistas en revistas especializadas tanto en Brasil cuanto en el exterior.
Respecto a las publicaciones, en el ámbito nacional, se destaca la revista de la APEEJ5 —ahora en su volumen 4—, que cumple un papel preponderante en la difusión de las letras hispánicas, publicando estudios de los afiliados y especialistas invitados, dedicados a la crítica literaria de obras de España e Hispanoamérica y a la metodología de la enseñanza del español como lengua extranjera.
Por otra parte, el Boletín Hispánico de la Asociación de Rio de Janeiro divulga becas de estudio, lecturas de tesis, publicaciones, cursos, seminarios, eventos, etc.
Además de la revista y el boletín, la asociación ha publicado libros como: Mitos españoles: imaginación y cultura;6 Cuento Hispanoamericano 1;7 Cuento Hispanoamericano 2;8 Vanguardia Hispanoamericana y Tiempo Literario.9
También deben destacarse otras iniciativas como el Seminário Permanente de Estudos Hispano-Americanos de la Universidade Federal do Rio de Janeiro que edita la revista América Hispânica y los Cadernos Monográficos; la Faculdade de Letras de la Universidade Federal Fluminense, que publica Cadernos da UFF, dedicado a las literaturas hispánicas; la Universidade do Estado de São Paulo que publica Cuadernos de Recienvenido; 10la Universidade Estadual de Londrina que publica la revista Humanas y la revista Signum, ésta del programa de Máster en Estudios del Lenguaje, en su 4.º número.
Ya en el ámbito internacional, la Consejería de Educación y Ciencia de la Embajada de España en Brasil subvenciona la Colección Orellana, destinada a ediciones bilingües español-portugués, así como el Anuario Brasileño de Estudios Hispánicos, con asesoramiento del Instituto Cervantes en São Paulo y de especialistas brasileños. También el Instituto Cultural Brasil-Argentina de la Embajada de la República Argentina en Brasil, con su sede en Rio de Janeiro, publica estudios de profesores brasileños.
Se intenta estimular la enseñanza del español en Brasil, ya que hay un anhelo de la población respecto al aprendizaje del idioma de Cervantes. El profesor Francisco Moreno, en su estudio sobre la actualidad del español en Brasil, afirma que hay «una mirada interesada hacia el español»;11 sin embargo esta mirada no se dirige al español de las naciones vecinas, aunque fuera importante económicamente para los países de Latinoamérica, incluso Brasil. Se desean conocer estos países, al igual que España, pero falta divulgación de su historia, costumbres, arte y, además, la valoración de su cultura. Según la periodista María Andrés, «se echa de menos una mayor participación conjunta de los gobiernos latinos para llevar a cabo algún tipo de política de promoción del español».12 Por ejemplo, en los consulados de las naciones vecinas de lengua española no se encuentran, en Rio de Janeiro, revistas y periódicos que puedan divulgar su historia y cultura, tampoco hay carteles o materiales de propaganda. El único órgano diplomático que se preocupa con la imagen de su país en Rio de Janeiro es el Instituto Cultural Brasil-Argentina de la Embajada de la República Argentina, que mantiene una biblioteca con un acervo expresivo, principalmente sobre historia y literatura argentinas. También el desarrollo científico y económico con marchas y contramarchas no estimula el deseo de conocer estos países.
Al contrario de los países de Hispanoamérica, España adopta una política cultural eficaz: tiene proyectos culturales, ofrece becas de perfeccionamiento al profesor de español, ofrece asesoramiento de especialistas en lengua y literatura españolas. En cuanto a los proyectos culturales, en los últimos años, se han observado las siguientes exposiciones en Rio de Janeiro: Dalí monumental (Museu Nacional de Belas Artes, 1998); Esplendores de Espanha: de El Greco a Velázquez (Museu Nacional de Belas Artes, 2000); Cervantes & Dom Quixote (Biblioteca Nacional, 2001). Y también las presentaciones del Ballet Nacional de España (Theatro Municipal do Rio de Janeiro, 2001) y del ballet flamenco: Antonio Canales (Theatro Municipal do Rio de Janeiro, 2001).
En mi labor profesional, como profesora de la Universidade Federal do Rio de Janeiro, al empezar mis clases sobre literatura hispanoamericana, me doy cuenta que los alumnos de graduación conocen poco de los países vecinos de lengua española. Se comprueba, así, en Brasil, la inadecuación de los currícula como instrumento director para la enseñanza de geografía, historia y artes en los colegios, en los que se valoran más las antiguas culturas de Egipto y Grecia que la de los países americanos. Esto es un dato que el escritor cubano José Martí ya señalaba, en el siglo xix, a través de su ensayo Nuestra América:
La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas.13
Apoyada en esta concepción y en el origen común de las lenguas española y portuguesa, la Hispania, sólo se puede reivindicar una comunidad iberoamericana de naciones, en la que los países que la integran tengan el compromiso de hacerse presentes en el mundo. Seguimos proyectando una visión de indios, selva y carnaval. En el contexto brasileño, la dificultad está en ser reconocido como país que fue cuna de hombres ilustres, como por ejemplo: Alberto Santos Dumont, el inventor del avión; Oscar Niemayer, uno de los más importantes arquitectos contemporáneos; Antônio Francisco Lisboa, conocido como el Aleijadinho, el escultor barroco que produjo más obras en todo el mundo; el padre José Maurício Nunes García con sus músicas sacras del siglo xviii; Cândido Portinari, el pintor modernista que decora con su mural la sede de la ONU; Villa Lobos, el maestro de música erudita que supo valorar la cultura popular brasileña. Además, poseemos conjuntos arquitectónicos de rara belleza, como las ciudades barrocas de São João Del Rei, Ouro Preto, Mariana, Sabará; los ladrillos del centro histórico de la ciudad de São Luis; el centro histórico de la ciudad de Salvador; el art nouveau del centro de la ciudad de Rio de Janeiro. En esta ciudad, en sus plazas y museos, se puede encontrar, a excepción de Francia, la mayor colección en bronce de esculturas francesas en el mundo. Tampoco Brasil es conocido por sus riquezas económicas y naturales. Abrigamos la Amazônia, la gran floresta mundial; el Pantanal, reserva natural importantísima en la preservación de la flora y fauna; la Floresta da Tijuca, la única floresta urbana del planeta; el Parque Florestal de Iguazú donde se encuentran las cataratas más hermosas del mundo, las cataratas de Iguazú. Así como Brasil, cada país de nuestra América posee riquezas innumerables no sólo económicas, sino también culturales, que merecen ser conocidas.
La industria editorial de lengua española que se presenta en Brasil es insuficiente. Aunque se tenga una avalancha de libros didácticos, hay que evaluar estos libros: algunos muy buenos y otros con fines más comerciales. La abundancia de colores, el insuficiente contenido, la ausencia de métodos coherentes con la realidad brasileña, la edición fragmentada de novelas y cuentos, que da idea de una abrangencia literaria, cuando en verdad no expresa ni el contenido de la obra ni el estilo del autor, suelen ser los principales rasgos de los libros inadecuados.
La industria editorial debería preocuparse también con las obras literarias que a su vez ensanchan la necesidad de conocer el contexto de los países de sus autores, lo que abriría el mercado para ciencias sociales y otras áreas. Incluso, en mayo de este año, en la Bienal del Libro en Rio de Janeiro, he percibido una vez más la falta de libros tanto de literatura como de historia y geografía.
Si por una parte se plantea el español como recurso económico, por otra hay que preocuparse no sólo con la venta de libros didácticos de español, sino también con los medios que enriquecen el aprendizaje y conducen el aprendiz a la verdadera comprensión de una segunda lengua. Se piensa que el libro didáctico formará lectores permanentes de español; por el contrario, uno sabrá leer…, sabrá escribir… y todo inútil… El concepto de lectura es mucho más amplio: no basta descodificar los signos lingüísticos, hay que percibir el contexto, hay que leer el mundo. Con este fin, la industria editorial necesita abrir un abanico que incluya, además de libros didácticos, libros de historia, geografía, literatura, crítica, estudios de las categorías gramaticales y nexos frasales. El mercado no debe limitarse a la producción editorial de España, sino también a la que se produce en Hispanoamérica. Hay renombrados escritores, como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Benedetti, Ernesto Sábato, José Emilio Pacheco, Blanca Varela, Elena Poniatowska, Antonio Cisneros, Álvaro Mutis, Ernesto Cardenal, […] y estudiosos, como José Moreno de Alba, Juan Miguel Lope Blanch, Leopoldo Zea, Miguel León-Portilla, Edmundo O'Gorman, Noé Jitrik, Julio Ortega, Juan José Saer, Cintio Vitier, Roberto Fernández Retamar y otros. Lo que falta es una política cultural en torno a la difusión de la lengua española y las culturas de los países de la América Hispánica. Creo que la distribución es el problema principal: los libros producidos en Hispanoamérica rara vez llegan a Brasil.
En este momento, en que se discute el español como recurso económico y el español en la Sociedad de la Información, hay que plantear un documento conjunto de los países hispanohablantes en el que se comprometan a una efectiva divulgación de sus culturas y producciones, para lograr un mercado sin fronteras de la lengua española.