El español en Estados UnidosAntonio Garrido Moraga
Director del Instituto Cervantes de Nueva York (Estados Unidos)

La reciente publicación de un titular en la portada del USA Today, redactado en español, con la rotunda afirmación de que si se quiere progresar en Estados Unidos se debe hablar español, tiene un significado muy importante por lo que supone de constatación de una realidad más allá de cualquier especulación o de cualquier buen propósito. Es el reconocimiento expreso, en el diario de mayor difusión del país, de una realidad lingüística que articula una compleja realidad socio-cultural y —lo que interesa verdaderamente en el desarrollo de Estados Unidos—, sostiene un mercado en expansión imparable. Sin temor a simplificar, es indiscutible que la importancia del español en este país es económica. Nos referimos a más de treinta millones de hispanos que aumentan cada día su capacidad de consumo y que cada vez ocupan puestos de mayor relevancia en todos los ámbitos; no en vano, dentro de muy pocos años será la minoría más importante.

La comparación del Anuario Hispano de 2001 con las ediciones anteriores demuestra claramente lo dicho; basta hacerlo en el parámetro de la actividad empresarial para comprobar un crecimiento cuantitativo muy significativo y una diversificación de la actividad igualmente importante. El análisis del Anuario nos ofrece datos fiables sobre el crecimiento de la escolaridad y el importante aumento de los titulados universitarios. No obstante, la minoría hispana tiene niveles de renta inferiores a la media porque realiza trabajos que no requieren especialización y se enfrenta a grandes problemas como es la legalización del estatus de emigrante de sus miembros; la emigración ilegal, con todo lo que conlleva, es una dolorosa realidad que en clave de humor cervantino ha reflejado Roberto Quesada en Big Banana. Sin embargo, el esfuerzo continuado de la comunidad hispánica va superando estas situaciones, se va integrando en la realidad del país e incrementa de forma muy notable su valor mercantil.

Las razones del interés por el idioma común se pueden comprobar analizando el perfil del alumnado del Instituto Cervantes de Nueva York y sus intereses. Nos encontramos con profesionales jóvenes, con buena preparación, convencidos de que el conocimiento de la lengua y también de la cultura en español es un camino seguro para ascender y ganar más. Esta realidad se debe contextualizar, lógicamente, en los otros parámetros de análisis. La importancia creciente de lo hispánico tiene claras repercusiones políticas, como se ha visto en la última campaña electoral y en la mayor presencia de hispanos en las dos cámaras y en los diferentes departamentos de la administración en todos sus niveles. El voto hispano es un valor en alza y lo que genéricamente podemos llamar moda latina es también un hecho que va desde la cocina hasta la música. Volviendo al terreno educativo, en la edición de la MLA (Modern Language Association) del año 2000 —se trata de la asociación de profesores de lengua más importante del país—, de un total de 877 puestos de trabajo que se ofrecieron a los docentes, más del cincuenta por ciento fueron para profesores de español, en concreto, 460.

La comunidad hispana es la más dinámica y emergente en el seno de la sociedad americana y se trata de la tercera comunidad hablante de español después de México y de España. Al tratarse de una comunidad en clara expansión y que se desarrolla en el país más poderoso, su importancia es aún mayor para el futuro de la lengua de lo que sería en otro marco de referencia; de su dinamismo da idea la campaña del English Only y los intentos de suprimir la educación bilingüe por parte de grupos que ven una amenaza, ciertamente imaginaria, al modelo que estiman de valor universal con claro olvido de la realidad mestiza de Estados Unidos a lo largo de su historia. Como ha señalado Lázaro Carreter, el futuro del español en Estados Unidos pasa por la tercera generación bilingüe con tendencia al inglés por razones obvias, acompañado de una mayor presencia del idioma español en todos los niveles con paulatino aumento de su prestigio. En consecuencia, el momento es clave para el Instituto Cervantes en este país. El futuro inmediato nos plantea un reto apasionante que exige a los centros actuales, y a los que se creen, ser referentes de la lengua y de la cultura en español con atención especial a la formación del profesorado, terreno en el que es necesario desarrollar una acción coordinada y eficaz, especialmente en lo que se refiere a acciones conjuntas con Educación y Exteriores.

Esta realidad hay que analizarla también en su perspectiva diacrónica porque no se trata de la floración de un día. Ya a finales de los años veinte del siglo pasado se afirmaba que el aprendizaje del español en Estados Unidos tenía una clara finalidad utilitaria, y desde 1914, desde la Primera Guerra, se acrecentó este aprendizaje por la necesidad de estrechar relaciones comerciales con los países hispanoamericanos. En 1922, ya era el español la primera lengua que se estudiaba en las escuelas de enseñanza secundaria de Nueva York con más de treinta y tres mil estudiantes frente a los veintitrés mil que estudiaban francés. La enseñanza del idioma empezó en el último tercio del xviii, pero su desarrolló fue a lo largo del xix con nombres como Ticknor, Irwing, Longfellow, Lowell, W. H. Prescott, etc. La creación de la Hispanic Society, con sus impresionantes colecciones, de la mano de Huntington en 1904 es un hito en la presencia cultural de España y la nómina de estudiosos se va ampliando hasta nuestros días, a los norteamericanos, hay que añadir el trabajo desarrollado por españoles como Velázquez de la Cadena, cuyo diccionario se sigue editando, Cuyás, Bonilla y San Martín, Altamira y los intelectuales y artistas del exilio republicano, así como el impresionante conjunto de los hispanoamericanos que han desarrollado su creación en el país con una creciente importancia en los departamentos universitarios.

En el plano sincrónico más reciente, es oportuno señalar que la Fundación Duques de Soria organizó en el Instituto Cervantes de Nueva York, en el mes de julio, unas jornadas sobre el presente y el futuro del hispanismo mundial; en ellas, se prestó atención considerable a la situación en Estados Unidos y se señalaron problemas y soluciones. Un aspecto llamativo de la cuestión es que, siendo la enseñanza del español la más demandada en los centros educativos, su importancia no se ve reflejada en los órganos de decisión de estos centros, herencia, sin duda, de un modelo cultural académico que no refleja la realidad. Otro aspecto es la necesidad de una mayor presencia de contenidos en Internet. No se trata de tener muchos portales sino de tener contenidos suficientes en cantidad y calidad; en este sentido, el Centro Virtual Cervantes se presenta como herramienta muy eficaz tal como se comprobó en su presentación en el Congreso Internacional de Hispanistas celebrado recientemente en Nueva York. También se señaló la necesidad de una mayor colaboración entre los que enseñamos español y cultura en español, vengamos de donde vengamos, dentro del espacio geográfico de la comunidad hispánica. Se destacó asimismo la necesidad de fomentar las traducciones al inglés de obras en lengua española y no exclusivamente literarias; precisamente en la traducción de obras científicas y en la normalización de la terminología, se encuentra una de las claves más importantes del futuro del idioma. En este terreno, una planificación rigurosa con convenios con las empresas productoras de programas es fundamental. Este tipo de encuentros es imprescindible para analizar con metodología rigurosa el estado de la cuestión. Nos encontramos ante una situación que tiene unas raíces históricas profundas como se presenta en Hispanics in U. S. History y en títulos de la misma orientación; aunque queda mucho por hacer en todos los ámbitos, como sucede en el terreno de los materiales didácticos, por seguir en el campo educativo, y en consecuencia, en el reconocimiento del español en la estructura del sistema y, por ende, en la sociedad respecto a la importancia de la aportación histórica de los hispanos.

El II Congreso Internacional de la Lengua Española es un foro privilegiado para debatir los temas que afectan al español en Estados Unidos en sus muy diversos registros. Por ello, habrá dos secciones: una dedicada a aspectos fundamentalmente lingüísticos, otra a aspectos que se refieren más a los ámbitos culturales coordinada por el profesor Julio Ortega.

Se afirma, en Teoría de la Información, que la materia que no se trata no adquiere relevancia; ello no quita que la realidad demande atención sobre determinados temas. En el Instituto Cervantes de Nueva York se organizan anualmente unas jornadas sobre los muchos aspectos que se refieren a las lenguas en contacto. En concreto, este año se han tratado temas como la traducción y el spanglish con intervenciones de alto nivel científico como fue la del profesor López Morales. Se prestó atención al spanglish por haber entrado en los medios de difusión y en muy concretas actuaciones de otras clases. La mayoría de los especialistas concluyó en señalar la ligereza con la que se trata el tema y el peligro que supone que los medios de comunicación magnifiquen un fenómeno al que se lleva prestando atención científica desde hace años, pero que bajo ningún concepto se puede considerar como la nueva lengua que sería el futuro idioma de este país como se ha llegado a afirmar. Es propósito del Instituto Cervantes de Nueva York continuar con estos encuentros y el del año 2002 se dedicará a la historia del español en Estados Unidos.

El interés por el español en Estados Unidos es creciente y se puede comprobar en los contenidos de los Anuarios del Instituto de 2000 y 2001; en ellos, hay aportaciones muy valiosas sobre el español en Florida, de López Morales; la situación del español en Estados Unidos, de Silva-Corvalán; la situación del español en la enseñanza primaria y secundaria, de Gómez Dacal; la población hispana de Estados Unidos, también de Gómez Dacal y el español en los medios de comunicación de Amparo Morales. Estas investigaciones ofrecen una radiografía bastante completa de la situación actual que se irá completando con más enfoques, como por ejemplo, análisis de los materiales que se usan en la enseñanza: diccionarios y textos, análisis de contenidos, nivel de formación de los profesores, etc. En los paneles que se celebrarán en el congreso tendremos ocasión de debatir estos y otros aspectos.

El punto de partida es la creciente valoración positiva del idioma. La mayoría de los hispanos, como ha señalado Silva-Corvalán, desean mantenerlo y transmitirlo a sus hijos aunque se echa en falta una actitud práctica más activa. Me atrevo a afirmar que progresivamente esta actitud va cambiando hacia formas más concretas de actuación, basta señalar la gran oposición a los cambios del programa bilingüe que se ha producido en la ciudad de Nueva York este año. Pienso que este cambio, en gran medida, tiene su origen en la comunidad anglófona que ve en el español un mercado presente con grandes posibilidades de expansión en el futuro inmediato. De ahí que la valoración de esta comunidad también sea más positiva en líneas generales, con lo que se consigue un efecto de afirmación o, si se quiere, de reconocimiento externo que da confianza a la comunidad hispana. Las ofertas de trabajo para bilingües son cada vez mayores en número y en calidad, ofertas que llevan aparejadas unas mejores retribuciones y una mayor consideración laboral y social. Lejos quedan las presiones que sufrieron las primeras generaciones de emigrantes en las escuelas para que abandonaran su lengua en favor del inglés. De todas maneras, son cambios lentos aunque muy importantes y apreciables en la última década. En ciudades como Nueva York o Los Ángeles el uso del idioma amplía sus espacios, se diversifica. El mayor número e importancia de los medios de comunicación en español, con su consiguiente rendimiento económico originado en una mayor publicidad, que se origina a su vez en un crecimiento de la actividad mercantil, confirma lo anterior.

En consecuencia, todos los esfuerzos serán pocos para, desde la realidad y sin discursos más propios de cierto idealismo romántico, analizar y sugerir medidas para el mantenimiento y expansión del español en Estados Unidos. Creo que una de las iniciativas más felices del congreso es haberse preocupado especialmente por la presencia de los medios de comunicación en lengua española. El futuro es un reto esperanzador.