Leonardo Gómez Torrego

La Gramática en Internet Leonardo Gómez Torrego
Científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid (España)

Me dispongo a escribir unas páginas sobre las características gramaticales en Internet. Voy a entender gramática como la suma de morfología y sintaxis. Es obvio que aquí se va a tratar la sintaxis lingüística, no la sintaxis técnica, es decir, la sintaxis informática entendida como conjunto de normas que regulan la estructura de las expresiones de un lenguaje, como puede ser la llamada sintaxis operativa que preside las direcciones electrónicas de páginas web o de correos electrónicos, o la sintaxis de programación. Por tanto, no me ocuparé, entre otras cosas porque no es mi cometido y porque en este terreno soy un ignorante integral, de comentar, por ejemplo, la sintaxis de una URL («Localizador Universal de Recursos»), es decir, de una dirección de hipertexto en la que aparece en primer lugar el protocolo como http seguido de los dos puntos y dos rayas oblicuas; en segundo lugar el dominio con su nombre, y a continuación la dirección de la página. Un ejemplo de este tipo de sintaxis sería el siguiente: http://www.lgomez.com/chat1.htm.

Por otra parte, hablar de la Gramática en Internet supone entenderla de dos formas que aquí abordaremos por igual: la Gramática de los textos que se escriben en Internet, ya sean chats, correos electrónicos, grupos de noticias o foros de debate; y la Gramática en torno a Internet, es decir, todos aquellos aspectos morfológicos o sintáctico que tienen que ver con el lenguaje de la Red: tipos de estructuras sintácticas como las apositivas, la mayoría con sustantivos siglados en aposición; formación de derivados neológicos; comportamiento morfológico de ciertos prefijos como el seudoprefijo e- (de electronic) o el elemento compositivo ciber-, y, sobre todo, aspectos relacionados con el género y el número de muchos de los términos que hoy pululan alrededor de Internet y, en general, de la Informática, y que plantean problemas de difícil solución desde la óptica de la Gramática Normativa.

1. La Gramática de los textos de Internet

Es la sintaxis, sin duda, el plano gramatical que más me interesa en este apartado. Por lo que he podido investigar desde la pequeñísima base de datos de los correos electrónicos enviados a mí y a otras personas de mi entorno familiar y de amigos, desde algunos foros de debate en los que he participado, así como desde algún chat que he presenciado, pero en el que no he intervenido directamente, puedo afirmar que no se perciben rasgos idiosincrásicos o específicos de envergadura entre la sintaxis de un texto en Internet y de otros textos fuera de la Red, o sea, en otro soporte distinto. No obstante, hay que reconocer que sí es posible hablar de grados en la aparición de ciertos fenómenos: más oralidad en los textos de Internet, al menos en géneros como el chat y el correo electrónico; menos subordinación; más presencia del presente verbal, más tendencia a la condensación y, por consiguiente, a la elipsis de elementos; mayor acumulación de deícticos temporales relacionados con el presente del hablante, etc. Todo ello lo comentaremos más adelante. Pero, en líneas generales, no podemos asegurar que Internet haya generado una sintaxis nueva del español. Es cierto que por condiciones pragmáticas muy concretas relacionadas con el acto comunicativo en la Red, como son la inmediatez, la rapidez con se envían los mensajes, el espacio desde el que se envían (unas veces desde un aeropuerto, otras desde un Internet-café o cibercafé), el cansancio en el momento de enviar un correo electrónico (muchas veces hemos tenido que soportar bastantes minutos leyendo los correos que nos han llegado) y otras circunstancias influyen en una cierta relajación lingüística por parte del emisor que, a veces, puede convertirse en desaliño, con discordancias y anacolutos más o menos destacados. Es cierto que la actitud de quien escribe una carta por correo electrónico no suele ser la misma que si la escribiera en el soporte de papel. En efecto, a la hora de escribir una carta convencional, el escritor adopta una cierta compostura litúrgica, mucho más reflexiva, más reposada, desde el encabezamiento de la carta, pasando por las fórmulas vocativas con que se dirige al receptor, hasta el texto y las despedidas, más formularias y corteses. En el soporte electrónico, por el contrario, la actitud es mucho menos ritual, de mayor precipitación, y hay mucho menos escrúpulo a la hora de construir y engarzar los enunciados. Interesa sólo el contenido y se evita, por tanto, cualquier tipo de recreación estilística, bien en su vertiente narrativa, bien en la descriptiva: no hay concesiones en los textos electrónicos a la expansión estilística ni a las digresiones, tan sustanciosas muchas veces en una carta convencional.

Habría que concluir, pues, que un mismo emisor puede adaptar inconscientemente su forma de escribir y, por tanto, la sintaxis de sus textos en relación con el soporte en el que escribe. He oído a muchos colegas comentar que el ordenador los bloquea a la hora de escribir; que notan que su estilo y, por tanto, su sintaxis no es la que suele ser habitual cuando escriben con pluma y papel. En general se quejan de que sus escritos resultan más apelmazados, menos fluidos, más prosaicos, etc. Por ello, no es raro encontrarse con bastantes escritores que escriben el texto primero en el papel para luego trasladarlo al ordenador.

Sin embargo, esta situación no es general. Hay quienes ponen el mismo esmero y el mismo escrúpulo en el soporte electrónico que en el papel. Quienes están sensibilizados con el buen escribir serán incapaces de robarle una coma, un punto y coma o el signo de los dos puntos, etc. a sus textos. Hilvanarán los enunciados con rigor sintáctico; estructurarán su texto en los párrafos correspondientes, y evitarán cualesquiera discordancias o concordancias mal hechas, cualquier posible anacoluto o frase truncada. Y todo ello porque estas personas no se sentirán satisfechas si no releen lo que acaban de escribir en la pantalla. Precisamente, esa ausencia de la relectura, sin duda debida casi siempre a premuras agobiantes de tiempo, es la que está detrás de ese descuido gramatical, sintáctico sobre todo, que, como he dicho, se ve en general aumentado en los escritos de Internet. La relectura, pues, se hace obligada para evitar desaliños gramaticales (y ortográficos). Claro que para que un escrito, bien sea en Internet, bien sea en papel, incluso releído, pueda quedar impecablemente escrito, se necesita por parte del emisor un buen conocimiento del idioma. Y eso no suele abundar.

En otro orden de cosas, parece claro que no debemos hablar de una sola sintaxis en Internet. Ésta se verá siempre condicionada, por ejemplo en los correos electrónicos, por circunstancias varias. Así, no estructuramos sintácticamente igual un texto cuando el mensaje se lo enviamos a un amigo o a una amiga que cuando lo dirigimos a un desconocido que ocupa un cargo cualificado en un Organismo cualquiera; ni será la misma sintaxis la de un mensaje que pretende parecerse a la carta convencional que la del mensaje cuyo contenido es el de una nota, un aviso, o una observación que le mandamos al receptor. Y, seguramente, la sintaxis de un mensaje será distinta si disponemos de un tiempo suficiente como para estar relajados y permitirnos una cierta dosis de reflexión, que si estamos obligados a responder urgentemente, sin apenas tiempo. En el primer caso, quizá reelaboremos más el texto y hasta nos explayemos más en el espacio; en el segundo caso, preferimos la concisión, la brevedad, por lo que es previsible una sintaxis más condensada, más elíptica y con menos carga de subordinaciones, con ausencia o escasa presencia de elementos nexuales largos.

En cualquier caso, insisto, no hay diferencias específicas de relieve entre los escritos en soporte electrónico y los escritos en otros tipos de soporte: una nota posiblemente la escribamos igual en un papel que en un ordenador; y una carta, que seguramente resulta menos ritual en el correo electrónico, diferiría muy poco en un medio y en otro en lo que a la sintaxis se refiere. Lo que sí parece resentirse en los escritos de Internet es, no tanto la sintaxis, como el estilo, aunque es cierto que muchas veces estos dos planos están muy conectados.

Y después de estas consideraciones generales, de carácter introductorio, paso a comentar las características sintácticas de dos de los géneros informáticos más llamativos: el chat y el correo electrónico. Y es que entre las circunstancias más arriba mencionadas que pudieran influir en el tipo de sintaxis, se encuentran las de los géneros informáticos.

El chat

Es sabido que un chat es una conversación que mantienen los participantes en una conferencia en línea para enviarse mensajes escritos entre sí, en tiempo real; es decir, en una inmediatez temporal. Se trata, por consiguiente de un texto escrito oralizado, a medio camino entre el habla y la escritura.

En un chat, muchos de los rasgos gramaticales propios de una conversación informal están presentes. Por ello, se vuelcan en un chat todos aquellos recursos propios de las funciones apelativa y expresiva como vocativos continuos, imperativos o fórmulas varias de mandato, interrogaciones normales y retóricas, interjecciones y frases interjectivas, etc. Por otra parte, como en una conversación entre varias personas, es normal que las frases aparezcan truncadas, incompletas, debido a interferencias con otros participantes. La sintaxis elíptica se explica por que los participantes suelen dejar implícito cualquier tipo de información que se supone que el interlocutor sabrá extraer por sí solo. Ello implica un mayor esfuerzo interpretativo por parte del receptor, y, si no se tiene cuidado, se podría perturbar la comunicación. Por ello, lo elíptico no suele ir más allá de lo que exige una comunicación con éxito. La sintaxis resulta distorsionada o fragmentada y poco elaborada. La subordinación es escasa, por lo que el subjuntivo tiene escasa presencia: los enunciados se desparraman a veces sin conectores, o con conectores exclusivos de la lengua oral. Las conjunciones subordinantes se limitan a que, si y poco más, mientras que abundan las coordinantes, sobre todo copulativas y disyuntivas. Como la referencia discursiva suele ser la del participante en el momento en que se comunica con los demás, el presente de indicativo es la forma verbal más empleada; y con ella todos los elementos deícticos relacionados con el presente del emisor: los demostrativos este-a-os-as, los adverbios y construcciones adverbiales como ahora, ya, en este momento; las formas pronominales personales y posesivas que tienen que ver con los ejes del diálogo yo/ (vosotros-as) mi, mío, tu, tuyo, vuestro-a…).

Como el participante del chat se encuentra desinhibido porque no tiene que soportar la presencia física de los otros interlocutores, es muy normal, sobre todo si se trata de personas jóvenes (los que más chatean, sin duda), que se lancen por el ordenador formas y expresiones jergales como el adjetivo-adverbio guay, los vocativos tío-a, tronco-a, capullo-a, expresiones del tipo passsa contigo o la construcción preposicional negativa, tan de moda en los tiempos que corren, para nada. Asimismo, en el chateo juvenil aparecerán regímenes de verbos propios de la jerga de los jóvenes que contrastan con los de la lengua estándar: alucino contigo, eso mola cantidubi, estoy flipando, me abro (por me voy), etc. De la misma manera, el sufijo deverbal -e se hace presente en sustantivos de esa jerga como alucine, cague, vacile, despitote, desmadre…, y expresiones intensificadoras como la tira de, cantidad de, mogollón de. En resumen, todos los rasgos de la jerga juvenil de la lengua hablada terminan volcándose con gran facilidad en los chats.

Ahora bien, como el chat, tal y como se ha dicho, es no sólo oral sino también escrito, el participante del chat puede permitirse algunas licencias que posiblemente no se permitiría en la conversación directa in praesentia. En efecto, dado que un emisor en chat puede temer que el interlocutor o interlocutores puedan desaparecer de la conversación, no es raro que en ocasiones prefiera un estilo y una sintaxis telegráficos, eliminará preposiciones, conjunciones, artículos…, es decir, todos las partículas que puedan sobreentenderse sin apenas dificultad. Esto no se hace nunca en la lengua hablada. De la misma manera, mientras que en ésta los participantes se permiten intercalar muletillas continuas (¿no es verdad?, ¿me entiendes?, o sea, un suponer, lo típico) y elementos fáticos como a ver, bueno, así que…, empleados para comenzar una conversación, en el chat se evitan precisamente para hacer más ligera la comunicación. De modo que, aunque el chat hace guiños continuos a la oralidad de una conversación normal, también puede presentar algún rasgo idiosincrásico como género híbrido que es entre oralidad y escritura.

Como ilustración de lo dicho, reproducimos aquí un texto de conversación virtual, traducción del inglés, que recoge Francisco Yus en su excelente libro Ciberpragmática1:

Hola, eres nueva?
Hola, no tío
Bien, edad/sexo/lugar por favor?
Lisa, 22 años mujer Los Ángeles, tú?
Brad 22 hombre, Nueva York
Guay, tienes una foto personal para intercambiar?
Sí, claro, pero en qué tipo de formato está?
La mía es JPEG pero no puedo enviarla por DCC, no funciona. Pero puedo mandarla por e-mail
Guay, envíala, normal o desnuda?
Cómo? Lo siento no me va eso, adiós
No pasa nada. Hasta luego.

En primer lugar, las interjecciones formularias de saludo y despedida son las familiares, a pesar de que los intervinientes no se conocen: hola, adiós, hasta luego. Abundan los enunciados interrogativos, pues se piden datos personales el uno al otro. El vocativo tío, repetido por Lisa, y la exclamación con el adjetivo-adverbio juvenil guay nos introducen de lleno en un ambiente juvenil. La suma de los sustantivos edad/sexo/lugar, por un lado, y Lisa, 22 años mujer Los Ángeles así como Brad 22 hombre, Nueva York son clara muestra de sintaxis condensada y elíptica, propia del chat, que difícilmente se darían en una conversación real. La condensación sintáctica se plasma también en el uso del verbo intercambiar, que aparece sin c. directo explícito. Todas las formas verbales aparecen en presente de indicativo, salvo envía, forma de imperativo. No hay una sola forma del modo subjuntivo. Tampoco aparece en el texto una sola oración subordinada, salvo la final para intercambiar. En cuanto a conjunciones, sólo aparece la coordinante pero (tres veces). El texto gira en torno a los ejes dialógicos yo/tú: La mía, ¿tú?, , me y las formas verbales en 1.ª y 2.ª persona; sólo aparece un conector, propio de la lengua oral: bien en dos ocasiones). Típicamente oral es también la interrogación-exclamación que expresa extrañeza ¡Cómo! A pesar de la inexistencia en la conversación virtual del canal auditivo, aparece dicha exclamación, que quiere representarnos ficticiamente la conversación real. Por último, ciertas fórmulas de cortesía como lo siento y no pasa nada nos ofrecen un clima de educación entre los intervinientes.

Se trata de un texto en el que se suceden los enunciados cortos, generalmente configurados con oraciones simples. En algún momento, se suceden elementos yuxtapuestos («…pero no puedo enviarla por DCC, no funciona», «Lo siento, no me va eso») y estructuras nominales (normal o desnuda); los sustantivos encadenados con cifras, antes mencionados.

El correo electrónico

Se llama así a cualquier mensaje electrónico enviado desde un ordenador a otro. Aunque se pueden enviar imágenes, archivos de sonido, programas de ordenador, etc., a mí solo me interesa aquí el texto escrito y su sintaxis.

Como ya anuncié más arriba, la sintaxis de los textos de correo electrónico depende en gran medida del tipo de interacción (mensaje personal, foro de debate, lista de distribución) y, también, del tipo de destinatario (un amigo o amiga, un compañero o compañera de trabajo, una personalidad relevante en un Organismo, etc.). En cualquier caso, y haciendo una fuerte abstracción, podemos señalar algunas características sintácticas generales de los textos del correo electrónico.

En primer lugar, tales textos, sobre todo los que tienen un aspecto epistolar y aquellos que podrían semejarse a una nota escrita en papel que le pasamos a un destinatario conocido, participan también de oralidad, y se acerca en algún momento a la conversación electrónica, sobre todo si cuando escribimos el mensaje esperamos que el destinatario esté atento a su rápida y urgente recepción. Esto es así, hasta el punto de que en ocasiones la fórmula de cortesía introductoria no es un vocativo (querido Juan) ni siquiera una fórmula de saludo (hola), sino un buenos días o buenas tardes, fórmulas que están cargadas de oralidad: se finge una presencia física entre los interlocutores. En ocasiones, esa urgencia hace que ni siquiera haya fórmula de cortesía o saludo en el texto, que suele ser breve, por tanto de sintaxis condensada y, una vez más, bastante elíptica, con muchos elementos implícitos. No obstante, el grado de informalidad en el correo electrónico es bastante menor que en el chat.

En los correos electrónicos se plasman multitud de actos ilocutorios, bien con verbo o fórmula realizativos, bien sin ellos, como los de alertar, disculparse, pedir, agradecer, opinar, confirmar, disculpar, informar, invitar, etc.

Como en el correo electrónico suele haber, como ya he apuntado, un cierto grado de informalidad (a pesar de la rigidez de los datos que encabezan cualquier correo), no es extraño que se produzcan omisiones de pronombres y verbos auxiliares; que abunden los saludos y despedidas con interjecciones o frase interjectivas coloquiales, amén de cualesquiera otros coloquialismos, frente a la complejidad retórica de otros escritos no electrónicos. Las estructuras morfosintácticas tienden a la sencillez (enunciados con yuxtaposición y coordinación siempre breves; poca presencia de subordinación; muchas oraciones simples; nexos locucionales escasos del tipo a no ser que, a pesar de que, dado que, una vez que, como quiera que, a causa de, con respecto a, de cara a… los cuales son más propios de textos más solemnes y no de textos urgentes e improvisados; rara presencia de oraciones pasivas perifrásticas y de estructuras subordinadas de participio y gerundio. Poca presencia igualmente de locuciones adverbiales adversativas del tipo no obstante, sin embargo… En general, se puede decir que en el correo electrónico prima la comunicación como tal, no la forma. Por ello, en muchos casos se rehúye la preocupación por el estilo (elegante, fluido…) y se incurre en una sintaxis amazacotada, desaliñada y, en ocasiones, incorrecta.

Por otra parte, como ya hice notar a propósito del chat, la forma verbal dominante es el presente de indicativo, pues la referencia obligada es el presente del emisor. Los elementos deícticos, también en la conversación electrónica, suelen ser aquellos que se aglutinan en torno a ese presente: ese, ahora, en este momento, ya, hoy, siguiente, próximo… Los pronombres y formas verbales dominantes, como corresponde a una situación dialógica, son los de primera y segunda persona. Los enunciados imperativos (con formas verbales del modo imperativo, o con otras expresiones semejantes), así como los interrogativos y también los exclamativos son relativamente frecuentes en correos electrónicos de carácter familiar, en los que el emisor puede exteriorizar estados anímicos concretos, o bien dirigirse al receptor para guiar su voluntad (función apelativa). Asimismo, junto con el presente, son también frecuentes aquellas otras formas verbales que se vinculan a esta forma verbal como los pretéritos perfecto y perífrasis incoactivas del tipo acabar de+infinitivo, estar+gerundio, ponerse a+infinitivo, etc.

La rapidez e inmediatez rigen en el envío de mensajes electrónicos; por ello, es normal que el emisor irrumpa en el texto con elementos lingüísticos o conectores de gran poder anafórico; es decir, se contesta a una correo recién recibido sin necesidad del apoyo lingüístico del contenido de ese correo. Así, se puede empezar un correo electrónico con conectores anafóricos del tipo en efecto, claro que sí, bueno, bien, de acuerdo, por fin, y otros semejantes, o bien con fórmulas interjectivas como gracias, muy agradecido. Se trata de, en cierto modo, un comienzo in media res. Estas irrupciones momentáneas y espontáneas son otra muestra más del tipo de sintaxis elíptica y condensada a la que ya me he referido varias veces.

Desde el punto de vista de la Gramática normativa, existe una tensión entre los que escriben sin preocuparse de la corrección gramatical (les interesa el mensaje rápido y el contenido, pero no la forma) y los que corrigen cuidadosamente sus mensajes con una relectura. Sin embargo, en iguales condiciones, puede afirmarse que, por lo general, en el correo electrónico hay mayor tendencia a la relajación formal, por lo que no son infrecuentes algunos anacolutos, muchos queísmos y quesuismos, concordancias indebidas, discordancias, usos incorrectos de ortografía sintáctica con las formas porque, por que, por qué y porqué, o bien con conque, con que, con qué, con aun y aún, con sino y si no, etc.; repeticiones innecesarias de una palabra, infinitivos fáticos de tipo deciros que, ambigüedades producidas por el mal uso de la sintaxis.

Veamos ahora algunos correos electrónicos, con lo que poder ilustrar algunas de las afirmaciones sintácticas comentadas:

Estimado profesor:
Ante todo mis saludos, y deseandole que le vaya bien.
He estado un poco alejado de su programa por razones de trabajo, pero a partir de hoy lo escuchare, pues en ningún momento quiero perder el vinculo con usted.
Un abrazo

Se trata de un correo escrito con gran cortesía y prácticamente idéntico al de una carta convencional: la fórmula vocativa y la fórmula de despedida indican amistad, pero al mismo tiempo, respeto. Lo más destacable, sin embargo, es que, al margen de la ausencia de tildes, el primer renglón es un claro anacoluto. En efecto, no se puede coordinar un sintagma nominal con una oración de gerundio: mis saludos, y deseandole…Nunca sabremos si se trata de ignorancia de quien esto escribe, o de descuido por no releer el texto. Por otro lado, obsérvese el uso del presente (quiero perder), del pretérito perfecto (He estado) y del dominio de la coordinación (… y deseándole…; pero a partir de hoy; pues en ningún momento…). Los polos dialógicos son el yo del emisor (mis saludos, la 1.ª persona de los verbos) y el usted con sus variantes le, lo y su. Repárese igualmente en el deíctico de actualidad y proximidad hoy.

feliz verano a todis
baterias no se recargan (en ecosel, quiero decir) pero sí pilas cerebrales
abrazos

Correo éste en el que el saludo de entrada es portador de una gran carga de oralidad: se desea a los destinatarios un verano feliz. Se nota, pues, una gran proximidad e intimidad entre los interlocutores. El uso de todis con i parece una manifestación lúdica de englobar el género-sexo todos-todas, lo que otros hacen con el símbolo @ (arroba) o con la barra -os/-as. Se focaliza el sustantivo baterias por aparecer como sujeto delante del verbo, lo que no es normal en las pasivas reflejas. Llama asimismo la atención la ausencia de mayúsculas, de signos de puntuación (salvo una coma) y la de tildes. Por otra parte, el texto es muy breve, y su sintaxis es de coordinación.

Buenos días, Leonardo.
Este mensaje es simplemente para recordarte que me envíes, por favor, los ficheros de A POR y COMO/CÓMO.
Muchas gracias y que tengas un buen día.
Un abrazo

Es éste un correo impecablemente escrito, donde, además, aparece subordinación final y subordinación completiva. Llama la atención la irrupción de la fórmula buenos días, como si el destinatario estuviera presente físicamente delante del emisor. Esa proximidad física y afectiva se desprende también del enunciado desiderativo que tengas un buen día y de la fórmula por favor, pues se supone que el correo va a ser leído inmediatamente. Una vez más, rasgos de oralidad en un texto escrito. Los polos dialógicos son (te) y yo (me).

Querido Antonio:
Muchas gracias. No te preocupes por la fecha de entrega de calificaciones. Estamos a tiempo. Mándalas, por favor, a la siguiente dirección: […].
Muchas gracias, de nuevo.

El carácter anafórico del principio del texto es patente. Se dan las gracias por algo que se supone ha ocurrido antes, pero que no se explicita en el texto. La sintaxis está configurada por una serie de enunciados que son, todos, oraciones simples encadenadas. La fórmula por favor y los imperativos no te preocupes y mándalas indican el acto ilocutorio del mandato o petición.

Tenemos una duda, cuando utilizar concejo y cuando consejo si nos estamos refiriendo a un organismo público que de dedica a alguna tarea específica.
Saludos.

Mensaje éste escrito con gran desaliño sintáctico: se pone una coma donde lo obligado sería los dos puntos; se emplea el infinito utilizar sin el apoyo de un verbo auxiliar, al margen de no distinguir el emisor el cuándo interrogativo (no lo acentúa) del relativo. Parece que quien lo escribe no ha releído el texto, pues aparece de en vez de se.

2. La gramática en el entorno de Internet

Pero la Gramática tiene interés no sólo en los textos de Internet; también hay que informar sobre los aspectos morfológicos y sintácticos que representan en algún sentido novedades o tendencias nuevas. Así, a nadie se le escapa que el prefijo o seudoprefijo e- (de electronic) empieza a generar nuevos sustantivos que designan nociones relacionadas con la Informática. Hoy se escribe e-business, e-comercio, e-vídeo y muchas otras palabras. Frente a los prefijos normales, que se escriben junto a la base léxica, pero sin guión, (excepto ex-+sustantivo), este seudoprefijo se escribe con guión. Parece, pues, que los morfólogos y los ortógrafos deberán seguirle la pista.

Otro de los prefijos o, mejor, elemento comparativo, propio del ámbito informático es ciber. Con él se han formado, entre otras, las palabras ciberespacio, cibercafé y ciberadicción. Y con hiper, se habla de hipertexto, hipervínculo e hiperenlace.

En lo que a la sufijación se refiere, debe reseñarse la tendencia a generar verbos neológicos con -ear (chatear, formatear y, más modernamente, cliquear o clickear), al lado de otros con -izar, sufijo enormemente productivo en castellano en los últimos tiempos: informatizar, digitalizar, inicializar, computadorizar o computarizar. El sufijo -eo lo tenemos en chateo y escaneo, y -alia es familiar en Informática como Letralia, navegalia, oralia, Hispanalia, muestralia, entre muchos otros. No nos olvidemos del ya añejo disquete y su derivado disquetera.

Con el componente net inglés se han formado compuestos como Internet, Intranet, Telnet, BITNET, ETHERNET y, con el orden cambiado, Netiquette (de net+etiqueta).

Como elementos neológicos deben tenerse en cuenta, entre otros, los acrónimos módem, CD-ROM, emoticono, bit, kilobit, Telemática, telecos (las telecos: las telecomunicaciones). Y son muchos los sustantivos formados con siglas como http (hipertext transfer protocol), la WWW (World Wide Web), los SMS, el SPAM, el PC, una URL, la CPU, etc.

En lo que al género se refiere, el diccionario deberá recoger la palabra Internet como ambigua en cuanto al género, pues se usan indistintamente el/la Internet. Este sustantivo, además, presenta algún rasgo de nombre propio cuando, además de escribirse con mayúscula inicial, puede funcionar como sujeto sin artículo y sin otros determinativos: «Internet apasiona a los jóvenes». La palabra web presenta igualmente dos géneros, pero no son equivalentes o, lo que es lo mismo, no se trata de un sustantivo ambiguo: cuando se habla de la web se alude a la palabra página; cuando se habla de el web, se omite la palabra sitio. No obstante, en otros casos, los sustantivos elididos son los masculinos servidor [web], navegador [web], correo [web], espacio [web].

Los problemas gramaticales del número son también numerosos. No se sabe si debe dejarse la palabra web invariable en el sintagma páginas web o si debe añadírsele una -s (páginas webs). Yo he visto ambas formas. Incluso cuando web se ha usado como sustantivo no apositivo y sin determinativos, siempre he visto webs: «es mejor acudir a webs». Este texto apareció en el diario El País de 17-6-2001, en la página 3 de su suplemento «Negocios». Incluso podría proponerse el plural webes, como de club tenemos clubes; pero este plural sería totalmente anómalo porque la -b no es consonante final española. Habrá que ver también cómo se pluralizan palabras como intranet (yo he visto «las intranets»), o los sustantivos software y hardware, o hacker y cracker, si no reciben traducción en castellano. No parecen descabellados los plurales respectivos hárdwares, sóftwares, háckeres y cráckeres (quizá háqueres y cráqueres). Más problemas presenta el plural del nuevo sustantivo puntocom. En efecto, esta palabra que ha surgido con valor adjetival en sintagmas como empresas puntocom, se ha convertido en sustantivo cuando se habla de las [muchas, miles…] puntocom. ¿Pluralizamos en puntocomes o, como hacen algunos, en puntoscom? Lo razonable, dada la complejidad del neologismo en su configuración morfológica, sería dejarlo como invariable. El problema se plantea cuando aparece la palabra sin determinativos: «ya no aceptan puntoscom»; «hasta 60 000 personas han sido despedidas en lo que va de año en puntoscom». (El País, ibidem). Y si se registra chat, habrá que pensar en un plural chats (no *chates), como se hará con argots y robots, y como se hace con mamuts, plural más razonable que el forzado mamutes, aunque hay que reconocer que fagot presenta los plurales fagots y fagotes. Por su parte, tanto clic como clip deberán hacer sus plurales como clics y clips.

Uno de los rasgos más sobresalientes del lenguaje informático es el de la abundancia de las estructuras sintácticas apositivas. Unas veces el sustantivo en aposición puede ser prefijal como antivirus en programa antivirus (como los neologismos faros antinieblas, dispositivo antirrobo o productos antipolilla en la lengua estándar) o hipertexto en documentos hipertexto. Otras veces es un sustantivo normal como en correo basura (formado igual que contrato basura o comida basura en la lengua general), menú Herramientas, campo Dirección, comando Opciones de Internet, entre muchos otros. No son raras las estructuras apositivas con el segundo sustantivo como nombre propio (entorno Dos, entorno Windows), o como nombre extranjero. El caso más significativo se da con web: página web, gente web, navegador web, servidor web, correo web, etc. Pero la estructura apositiva más llamativa es aquella en que el elemento apositivo es una palabra siglada, a veces con cifra incluida: menú OSD, entrada DV, pantalla LCD, terminal RDSI, redes UMTS, Pocket PCiPAQ, sonido MP3, tarjeta PCMCIS S-6 K, líneas RDSI y ADSL, memoria RAM, dirección IP, código (página, documento) HTML, dominios DNS, programa ICQ, sistema operativo MS-DOS, tecnología WAP, lector CD-ROM, Dispositivo 3G, etc. Con frecuencia, los elementos apositivos siglados pueden funcionar como autónomos: los SMS, el SPAM, el IRC, el DVD, el DVB, una URL, la CPU, la http, un PC

Pueden considerarse también estructuras apositivas aquellas en que aparece como segundo componente la construcción preposicional inglesa on line (en español, en línea), que aparece unas veces en una sola palabra (online), otras en dos (on line) y otras con guión (on-line). Así, tenemos empresa online, agencias online, formación (educación) on line, servicio online, trabajo online, rincón online, mensajería online, soluciones online, reserva online, pago online, [hacerlo de] forma online, etc. Se habla de la online, como elemento autónomo, y llega a emplearse como un adjetivo en estructuras de superlativo relativo: «La Agencia Tributaria, la más online del mundo», y como adverbio en «debemos seguir online las tendencias…» (en ABC, suplemento «Tecnologik@», 28-6-01, p. 7). Incluso he detectado en el diario El País (ibídem), la estructura apositiva con el antónimo offline: «jugadores offline».

Una aposición especial es la de dominios .es por aparecer en la estructura el punto que precede a .es. También se sustantiva este componente: Los .es.

Por último, debemos reparar en usos retóricos como el de clic en «Todas [las lenguas grandes y pequeñas] están a un clic de distancia» (El País, ibídem); en el uso de Red, con mayúscula diacrítica para resaltar su uso antonomásico; el adjetivo relacional virtual en tantos sintagmas (recetas virtuales, encuentros virtuales…), que a veces se convierte en adjetivo calificativo: besos (abrazos…) virtuales; en las locuciones verbales como hacer clic, hacer doble clic, o nominales (autopistas de la información, disco duro, tecnologías de la información [de la comunicación], pirata informático…); en el empleo de un sustantivo con forma latina, pero que nos ha llegado desde el inglés como multimedia, usado bien solo: el/los multimedia, bien en aposición: sistema [información] multimedia (se podría hacer un esfuerzo de adaptación al castellano en multimedio/-os); en el empleo de verbos con regímenes diferentes de los de la lengua estándar, como colgarse [el ordenador], o bajarse alguien un programa, una imagen, un archivo, etc.; en el plural tecnologías, muy próximo a otros también modernos como las políticas o las libertades, es decir, sustantivos abstractos usados en plural como concretos; en los mensajes cortos que se envían desde la Red a los móviles utilizando abreviaturas muy violentas gramatical y ortográficamente, hasta el punto de que una preposición como para se escriba (y quién sabe si se leerá) xa; en el empleo técnico del verbo visualizar, o en el de reiniciar, que en la Red no es sinónimo de reanudar, o en la expresión fijada GUARDAR COMO.

En fin, se ha podido ver que hay ciertos rasgos gramaticales destacables, aunque no claramente idiosincrásicos, de los textos en Internet, pero también una gramática especial en el lenguaje usado en torno a la Red

Notas

  • 1. Yus, Francisco (2001): Ciberpragmática. Barcelona, Ariel Lingüística.Volver