Constanza Mekis

El Programa de Bibliotecas Escolares como Centros de Recursos para el Aprendizaje (CRA) del Ministerio de Educación de ChileConstanza Mekis

1. Comprender el lugar de la lectura y de las bibliotecas escolares hoy

Si quisiéramos contemplar el panorama de la lectura que enmarca hoy en día la biblioteca escolar, veríamos dos situaciones muy contrastadas. Por una parte, nunca la comunidad científica, desde tan variadas disciplinas, había producido tantos conocimientos sobre las distintas dimensiones que la lectura conlleva. Por otra parte, un persistente discurso advierte no solo sobre las crecientes amenazas que se ciernen, si no sobre la lectura misma, sobre el libro que, desplazado por las nuevas tecnologías, los más pesimistas pronostican que podría desaparecer.

Cuando hablamos de la biblioteca escolar, actualmente, lo hacemos situados entre esos dos polos. El de una gran cantidad de información sobre qué es la lectura, cómo fomentarla, qué efectos produce, quiénes están implicados, etc., que funcionan como focos de exigencias y certezas posibles sobre lo que hay que hacer. Y, por el otro, el de una gran cantidad de amenazas, que gavillan a la vez una serie de temores que pueden paralizar la acción.

Los defensores de la lectura sueñan con que esta exista en distintos lugares: el hogar, el aula, las bibliotecas públicas o escolares, y que de las innumerables lecturas nazca una red de diálogos en que libros, lectores y autores crezcan y aprendan, esparciendo los beneficios de esta interacción a toda la población.

A este sueño suele oponérsele una pesadilla. Un mundo en que la desinformación sobre la importancia de la lectura y la exclusiva influencia de la cultura de masas mediática genere un exceso de información superficial y una apatía por los libros. En ese contexto, es fácil imaginar que la biblioteca escolar se vería afectada por una menor cantidad de recursos, una mala gestión, y una exclusiva dependencia ante el imperio de lo novedoso. Sería este un mundo, desolador, en que el valor del trabajo de la biblioteca escolar y su misión no serían valorados, donde existiría una absoluta indiferencia hacia su trabajo.

Es evidente que en este contexto la biblioteca escolar no puede ser lo que alguna vez fue: un lugar extremadamente rígido, donde muchas veces se enviaba al alumno castigado y donde los libros estaban guardados, con una colección estrictamente canónica.

Para responder por un lado a las exigencias que plantean las distintas comunidades científicas y, por otro lado, a los distintos desafíos que plantea la actualidad, la biblioteca escolar tiene que ser ágil y responder en varios frentes al mismo tiempo. La homogeneidad de la biblioteca escolar del pasado no puede dar cuenta de la diversidad global del mundo contemporáneo. Nuestra cultura es, como propone Néstor García Canclini, una suma de culturas híbridas,1 en continuo mestizaje, donde el exceso de información acelera el ritmo de los intercambios hasta un punto que pareciera oponerse a la lectura más pausada de la literatura. Al mismo tiempo, los estudiantes de todo el mundo, antes evaluados al interior de sistemas nacionales de educación, poco a poco son evaluados mediante pruebas internacionales, como PISA, que los exponen a comparaciones con realidades y culturas lejanas.2

¿Qué rol le cabe cumplir a la biblioteca escolar en este contexto? Como espacio de aprendizaje, la biblioteca escolar se convierte en el núcleo pedagógico de la comunidad educativa, abierta a múltiples formas y soportes de información. Atenta a la diversidad del entorno global y local al mismo tiempo, mejora al ser activa y propositiva, con una gestión que se anticipe a los desafíos. Es integrando la diversidad que la biblioteca escolar puede transformarse en un gran laboratorio de ideas, en el nudo central del aprendizaje y del placer de la lectura en la comunidad educativa. Solo así, como el lugar en que la diversidad encuentra un flujo para circular, la biblioteca escolar podrá constituirse en un centro de aprendizaje en que el exceso de información de nuestros días encuentre un sentido humano y un orden que permita la creatividad.

Por otro lado, la biblioteca escolar establece un vínculo fuerte con la comunidad educativa. No puede encerrarse o refugiarse en prácticas del pasado, más jerárquicas, donde el estudiante era un receptor pasivo de contenidos más que un lector autónomo en pleno desarrollo de sus habilidades de información, con gustos propios. Por eso, la biblioteca escolar acoge, e invita a la comunidad educativa a participar del mundo de la lectura y el aprendizaje en sus distintas formas.

No cabe duda de que, en los últimos años, han surgido nuevas formas de leer. No solo en cuanto a géneros que han ido adquiriendo mayor relevancia, riqueza y legitimidad (pienso en la novela gráfica, el libro álbum, el cómic), pero también en cuanto a soportes de lectura. La lectura digital se ha abierto paso hasta convertirse en una realidad ineludible. Si bien el formato libro todavía no encuentra un lugar definido en ese nuevo entorno, a través de Internet nos hemos acostumbrado a leer textos informativos, periodísticos, blogs, enciclopedias y diccionarios, entre muchos otros tipos de textos que circulan en la Red.

Recordemos la manera en que Gabriela Mistral describía, con deleite, el acto de leer:

Pasión preciosa de fojear el mundo por mano más hábil que la propia; pasión de recorrer lo no recorrido en sentimiento o acción; arribo a posadas donde dormir soñando unos sueños, si no mejores, diferentes del propio. Y pasión del idioma, hablado por uno más donoso, o más ágil, o más rico que nosotros. Se quiere como a la entraña a la lengua, y eso no se sabe sino leyendo en escritura feliz un logro del prójimo, que nos da más placer que la nuestra, que nos llega a producir una alegría pasada a corporal, a fuerza de ser tan viva.3

No cabe duda de que gran parte de lo que afirma Mistral sigue siendo igualmente válido para nosotros, aun si el arcaísmo fojear nos remite a una imagen perteneciente al soporte de lectura más tradicional de los últimos siglos: el libro. Es de esperar que, en el futuro, los escritores encuentren nuevas maneras de describir el proceso de la lectura, elaborando metáforas y analogías que integren las nuevas prácticas y los nuevos soportes.

Si a esto le sumamos una aguda conciencia de lo que podríamos llamar —parafraseando a Antonio Cándido— el derecho a la lectura,4 y un compromiso creciente de un gran número de instituciones gubernamentales, asociaciones profesionales, fundaciones educacionales, profesionales de distintas ramas, etc., que obran para fomentar la lectura en distintos contextos y para distintos fines, tendremos una imagen aproximada del contexto actual en que se desempeñan miles de bibliotecas escolares en el mundo de hoy. Tal vez nunca antes en la historia se había tenido tanta conciencia sobre la importancia de la lectura, al mismo tiempo que nunca antes se habían percibido tantos obstáculos para su desarrollo.

2. Veinte años de trabajo continuado

La situación recién planteada traza, más que una situación inmóvil, una trayectoria cultural en que la biblioteca escolar se inserta. De alguna forma, esta dinámica no se inició con el surgimiento de Internet, sino antes, con la masificación de los grandes medios de comunicación, y el lugar cada vez más preponderante que, en nuestra cultura, ocupa la imagen. Es en esta dinámica, entonces, en la que queremos situar el nacimiento del Programa de Bibliotecas Escolares Centros de Recursos para el Aprendizaje (CRA) del Ministerio de Educación de Chile. Es en esta trayectoria en la que deseamos situar el presente de los CRA y sus desafíos futuros.

El Programa de Bibliotecas Escolares CRA se enmarca en la reforma educativa, comenzada en los años noventa, centrada en alcanzar objetivos de calidad y equidad en los contextos y resultados del aprendizaje escolar, redefiniendo el papel de la educación como una de las bases para el desarrollo de una sociedad más justa. En ese entonces, un 65 % de las escuelas no contaban con una biblioteca. Y donde la había, su existencia era precaria debido a su bajo nivel de administración, su desvinculación entre prácticas pedagógicas y recursos de aprendizaje y, a la vez, a la desconexión total entre las expectativas de los usuarios —alumnos y docentes— con respecto a la oferta de la biblioteca.

Fue en 1994, frente a la necesidad de mejorar el entorno de la comunidad escolar desde el punto de vista del currículum, que, en un trabajo conjunto entre el Ministerio de Educación de Chile y el Banco Mundial, se concretó un ambicioso proyecto. Este pretendía renovar el rol que hasta ese entonces tenían las bibliotecas en Chile, implementando bibliotecas escolares para la educación media. Se buscaba así que los estudiantes «experimenten, en forma sistemática y a lo largo de su experiencia escolar, una relación con el conocimiento, de indagación, sistematización, interpretación y uso, que a su vez los lleve a descubrir y aprender claves sobre cómo se aprende»,5 con la convicción de que esto traería beneficios importantes en su formación como individuos y ciudadanos.

Este primer programa, llamado MECE-Media (Mejoramiento de la Calidad de la Educación Subvencionada), se planteó crear o actualizar una biblioteca en cada uno de los planteles educativos subvencionados, con la idea de instaurar Centros de Recursos para el Aprendizaje (CRA), para que pudieran prestar servicios educativos y culturales más allá de la comunidad escolar en que se insertaban.

En ese entonces, la colección de libros y otros recursos incluía más de mil títulos por establecimiento, y fue adquirida y distribuida en tres etapas finalizando el año 2000. En un comienzo, se crearon dos componentes a cargo de la dotación de materiales a los CRA al interior del MINEDUC: Bibliotecas y Material Didáctico. En septiembre de 1997 se decidió integrar ambos componentes en uno solo, dado que desde un inicio ambos componentes tuvieron la misma cobertura y procesos similares en cuanto a selección de materiales por parte de los liceos.

El año 2003, ya cubierta casi toda la enseñanza media, el programa CRA dirigió sus esfuerzos a ampliar la cobertura en la enseñanza básica municipal y particular subvencionada. De esta forma, en 2002 y 2003, se comenzó con la entrega de algunos recursos para algunos niveles de enseñanza básica, y ya en 2004 se implementó la creación de los CRA propiamente tal, con 405 escuelas y el 2005 se implementaron 340 más.

En 2006 se produjo un salto cualitativo, pues, tras un importante aumento de presupuesto, se pasó a implementar alrededor de 1000 CRA por año. El 2009 ya se contaba con una cobertura de 6967 establecimientos (5048 de educación básica y 1919 de educación media).

A la fecha, luego de veinte años de funcionamiento del programa, existen 10.680 bibliotecas escolares CRA a lo largo del país: 8297 en educación básica y 2383 en educación media. Esto corresponde al 95,4 % de la población estudiantil de educación básica, y a un 87,7 % en enseñanza media. Esto corresponde, respectivamente, a 1.975.032 y 855.161 estudiantes. Año a año, seguimos avanzando en la implementación de bibliotecas escolares. Al mismo tiempo, surgen nuevos desafíos para mejorar constantemente el funcionamiento de los CRA existentes.

Sin duda, estas cifras contundentes son motivo de satisfacción, pues el sistema público y subvencionado de la educación chilena cuenta con una cobertura nacional casi completa en lo que respecta a bibliotecas escolares. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Una vez alcanzada la cobertura, el desafío es fortalecer los usos de las bibliotecas escolares basados en los Estándares para las Bibliotecas Escolares CRA.6 Una parte importante de nuestros esfuerzos hoy se destinan a fomentar y encauzar procesos permanentes de autoevaluación de los CRA, así como a definir un marco de variables para un sistema de información periódico que permita monitorear la trayectoria que recorren las bibliotecas escolares y las brechas que existen con respecto al nivel esperado en los estándares.

3. El placer de leer y la pasión por aprender

Estas cifras, sin embargo, nos dicen poco de lo que hay detrás de ellas, del horizonte que se busca alcanzar. Antes que nada, el programa de Bibliotecas escolares CRA busca dejar atrás la idea de que la biblioteca es un lugar de castigo, o en que los libros no son accesibles para los usuarios, y cuya vinculación pedagógica no permite acercar a los estudiantes a un aprendizaje autónomo. Lo que busca el CRA es convertirse en un espacio formativo, de información y recreación. La colección y los servicios del CRA van más allá de los que prestaba la biblioteca tradicional, ya que cuentan con material audiovisual, publicaciones periódicas, material concreto y otros recursos interactivos que apoyan la enseñanza. Además, son espacios abiertos a la comunidad escolar que cuentan con lugares acogedores, luminosos, con espacios lectores y estanterías abiertas.

Este programa CRA se ha propuesto dar a la lectura su importancia primordial para el desarrollo del alumno, poniendo énfasis en la motivación y en el placer de leer, así como en el desarrollo de habilidades de información que permitan investigar y aprender de manera autónoma. A esto contribuyen los coordinadores pedagógicos y encargados de actuar como mediadores y gestores del buen funcionamiento administrativo y pedagógico de estos centros. También está entre sus propósitos el contribuir a mejorar y enriquecer los aprendizajes en la educación del país, y en las escuelas y liceos financiados por el Estado.

De esta forma, las Bibliotecas Escolares CRA buscan responder a la complejidad y heterogeneidad de tipos, soportes y habilidades de lectura posibles de experimentar y desarrollar. Restringir la lectura a solo un tipo de género o a un solo tipo de soporte implica renunciar a entregar una experiencia completa de lo que la lectura significa en el mundo contemporáneo. Desde este punto de vista, lo digital no constituye una amenaza en que se oponen dos soportes enemigos, sino dos formas posibles de leer que merecen nuestra atención.

El CRA busca crear una colección que abarque varias etapas de vida de los lectores, pero que también apele a los distintos miembros de la comunidad educativa: niños, jóvenes, profesores, paradocentes, personal administrativo, padres y apoderados, todos ellos potenciales usuarios de la biblioteca. Para que la biblioteca CRA sea el corazón de la escuela y cautive a los lectores, su colección busca ser atractiva, variada y actual, incluyendo libros de ficción y de no ficción, así como todo tipo de recursos de aprendizaje.7 Por esto, es importante que realicen la selección de los recursos que componen la colección los representantes de cada uno de los grupos que forman la comunidad escolar, incluyendo, ojalá, a los estudiantes. Es relevante señalar que, entre el año 2009 y el 2012, aumentó significativamente el indicador de libros por estudiante, pasando de 1,5 a 4,2.

El CRA, al cambiar el horizonte de la biblioteca tradicional, también promueve un cambio en lo que se espera del lector. Al convertirse en verdaderos laboratorios de aprendizaje, se espera que el alumno pueda aplicar los conocimientos adquiridos en el aula para analizar y elaborar información de manera crítica. Se busca así evitar que la biblioteca sea un mero lugar para recopilar datos. El alumno responderá a preguntas esenciales que exigen varias dimensiones de análisis, dejando atrás las investigaciones temáticas en que se suele repetir lo que ya ha sido dicho. Para formar a este lector autónomo y guiarlo en la formulación de preguntas esenciales y los distintos pasos que requiere la investigación, es necesario que el profesor y el bibliotecario apoyen el proceso.8

En el CRA sabemos que la lectura es un proceso de aprendizaje que comienza desde la más temprana edad, y por eso es fundamental contar con el apoyo de las familias. La lectura no comienza en la escuela, sino en el ámbito de la familia, que se encarga de mantenerla en el tiempo y asegurar con paciencia los cimientos lectores. La autonomía será posterior, en un primer momento, la familia lo acompaña en su proceso, siguiendo sus avances y animando a ampliar la diversidad de lecturas.

Como lo mencionamos en el libro Leamos juntos. Orientaciones para fomentar la lectura en familia:

Cualquier tipo de placer presupone una iniciación: implica una educación de los sentidos y saber comprender los deseos propios y del otro. La familia es fundamental para esto. Mientras más un niño oye o ve lecturas en el hogar, más desarrolla su sensibilidad y su deseo de interpretar conscientemente el mundo. Por ello, la lectura se enriquece cuando existe en una familia un uso vasto del lenguaje oral y, también, cuando el niño se acostumbra al uso de la lengua para formular ideas y analizar el mundo. Esto se completa con la lectura de imágenes en el cine, con la compresión de un discurso radial o del lenguaje musical. Al desarrollar desde temprana edad una curiosidad de comprensión en diálogo con el mundo adulto, se crece con una mayor exigencia: con una mayor capacidad crítica.

Es en la formación temprana a la lectura en que estamos sentando las bases de la curiosidad y asombro que luego guiarán los intereses e indagaciones de los futuros lectores.

Los objetivos del programa CRA se centran en el lector escolar, en el que llega del hogar ya iniciado en la lectura y también en aquel que nunca tuvo un libro en sus manos. Para ambos habrá que crear ambientes que se adapten a sus diferencias y sean tan propicios para el que va a ampliar su universo de lectura y crecer como lector, tanto como para el que lee con gusto por primera vez.

Pero también, como lo mencionamos, las bibliotecas CRA buscan constantemente abrirse al conjunto de la comunidad educativa: docentes, apoderados, directivos, vecinos, etc., pues la lectura ha comenzado a entenderse como una tarea social. De este modo, dentro de la comunidad educativa se ha invitado a profesores y padres a participar en todo el proceso de uso de los CRA. Entendemos que este apoyo es clave para que los estudiantes adquieran y desarrollen el gusto por la lectura. Y, en la medida en que docentes y padres son mediadores de la lectura, también buscamos apoyarlos a ellos en esta labor mediante la producción de material pedagógico destinado a mejorar las tareas de fomento a la lectura. Consciente de que cada género, soporte y contexto de lectura merece una atención particular, el CRA también ha generado material de apoyo pedagógico específico para integrar la lectura del libro álbum a distintos sectores de aprendizaje y como herramienta de fomento de la lectura, a través del libro Ver para leer: acercándonos al libro álbum, así como material de apoyo para los mediadores que realizan actividades de fomento a través de la lectura en voz alta, con el libro A viva voz: lectura en voz alta.9 El profesor que lee y que lee en voz alta en sus clases es un docente activo que va a estar siempre buscando, investigando, actualizándose, alerta a todo elemento nuevo para compartirlo con sus alumnos, y será quien los contagie e impulse a leer.

4. El CRA y el equipo pedagógico

No cabe duda de que una de las fortalezas del programa CRA es su labor pedagógica. Consideramos que el CRA establece nexos entre el currículo y el mundo de la lectura y el aprendizaje. Como centro de circulación de información múltiple en constante revisión y renovación, los distintos sectores de aprendizaje pueden nutrirse de material pedagógico para que sus estudiantes se transformen en lectores por placer y en buenos investigadores, y es muy importante subrayar que el CRA no puede limitarse a un solo sector de aprendizaje. Su vocación de diversidad le exige apertura a todos los sectores, a reflejar en su colección esa diversidad y prestar un servicio de calidad a todas las áreas. La biblioteca escolar es un espacio democrático de información: distintas ramas de conocimiento viven en un mismo ecosistema, irradiando esa diversidad a la comunidad educativa.

Uno de los avances del programa durante estos últimos años ha sido la incorporación de la lectura y de los CRA al currículum, y su vinculación al proceso pedagógico. Ha sido un proceso mutuo. Por una parte, el CRA ha elaborado distintas guías y programas que buscan proponer actividades, tanto a docentes como al equipo de la biblioteca, que relacionan el currículum con la colección del CRA.10 Por otra parte, en las bases curriculares de enseñanza básica, recientemente publicadas en Chile, se incluyó como un objetivo de todos los niveles el aprender a usar la Biblioteca CRA como fuente de recreación y consulta. Esto convierte la biblioteca y la lectura en un importante núcleo pedagógico dentro de los establecimientos educativos, y es un llamado a aprovechar todos sus recursos, tanto materiales como humanos.11

Ahora bien, para llevar a cabo su labor pedagógica, los CRA brillan al contar con un equipo comprometido e informado que promueva un ambiente de respeto y confianza. Este equipo, idealmente, cuenta con un coordinador pedagógico y un encargado de la biblioteca escolar. No solo reconocen y representan el valor del CRA, sino también procuran su mantenimiento, cuidado y crecimiento. Mediante el trabajo colaborativo, propician la discusión, la reflexión y la toma de decisiones en conjunto con la comunidad educativa. Otras características importantes del equipo CRA son: tener una actitud receptiva, atender con amabilidad y buena disposición, ser mediadores eficientes de los recursos y motivar a los usuarios.

Mientras el coordinador pedagógico es un docente o educador profesional cuya labor es la de promover y fortalecer los vínculos entre el CRA y el proyecto curricular y pedagógico de la escuela, el encargado, que puede ser un bibliotecario, un docente, un administrativo o paradocente, es quien atiende adecuadamente a los usuarios, motivándolos a la lectura y a la investigación, cuidando el desarrollo y mantenimiento de la colección y el espacio.

Para encarnar la misión del CRA, el coordinador y el encargado deben ser buenos lectores para poder recomendar libros y seleccionar material de calidad, así como animar a la lectura. Pero también deben saber gestionar la biblioteca y generar alianzas de trabajo con otros miembros de la comunidad educativa o de la sociedad civil. Solo así podrán planificar actividades organizadas y sistemáticas, vincular los servicios de la colección de materiales con las necesidades del proceso de enseñanza-aprendizaje del establecimiento, atender a los usuarios fomentando en ellos el hábito de la lectura; coordinar la circulación de recursos, préstamos, devoluciones y búsqueda, así como la tarea de clasificar, cuidar y mantener la colección u ordenar y mantener los espacios.

El Programa de Bibliotecas CRA cuenta también con encargados provinciales y regionales, además del equipo de bibliotecas escolares CRA del nivel central del Ministerio de Educación, que desde sus respectivos niveles coordinan y planifican las diversas acciones relacionadas con las bibliotecas escolares a lo largo del país. Es a través de su coordinación que se realizaron, durante el año 2013, más de cuarenta y cuatro encuentros y jornadas regionales y provinciales con más de cinco mil actores del sistema educacional capacitados.

La formación y profesionalización del equipo es muy importante. Entre 1993 y el 2003, encargados y coordinadores tuvieron instancias de formación presencial. Desde el año 2004, se ofrecen cursos a distancia. A través del curso BiblioCRA, por ejemplo, se ofrecen 120 horas pedagógicas de formación donde el equipo CRA recibe las herramientas básicas para le manejo administrativo y pedagógico de la biblioteca escolar.

Para garantizar el adecuado nivel de formación del equipo CRA, se ofrecen distintos cursos de capacitación a distancia. Así, uno de los cursos trata sobre los «Estándares para las Bibliotecas Escolares CRA». Su propósito es que los coordinadores o encargados CRA conozcan los estándares definidos para las bibliotecas escolares en Chile, que muestran hacia dónde avanzar en cuanto a la implementación de la biblioteca, y apoyan procesos de autoevaluación. Otro curso se detiene en la «Selección de recursos de aprendizaje», con la finalidad de que los coordinadores o encargados conozcan criterios de selección de recursos, sobre la base de distintos conocimientos y estrategias, reconociendo el valor del proceso para fomentar la lectura y la vinculación pedagógica del CRA. Otro curso sobre la «Animación lectora» ofrece a coordinadores y encargados estrategias para animar la lectura mediante distintas estrategias que permiten apoyar la labor del docente desde la visión y los recursos disponibles en el CRA.

Dado que se busca estimular la gestión automatizada de la colección, también se ofrecen cursos y asistencia para el manejo del software ABIES 2.0., que se distribuye a todas las escuelas y liceos que dispongan de CRA. Se trata de un software especializado para bibliotecas escolares de origen español, y que fue adaptado para Chile. Fue una valiosa donación del Ministerio de Educación de España a la República de Chile. Se busca a través de esta herramienta facilitar y agilizar la catalogación y el préstamo. El uso de este programa también permite la producción de indicadores de préstamo que son muy útiles para evaluar el trabajo de la biblioteca.

En efecto, la evaluación y el seguimiento de las bibliotecas escolares, basados en los estándares, son muy importantes para el desarrollo del programa de Bibliotecas Escolares. Por eso, desde el año 2005, distintos instrumentos de autoevaluación son contestados de manera voluntaria en relación con una serie de pautas, objetivos, metas y estándares de calidad del programa.

Durante el año 2011 se realizó la primera Encuesta Censal de Bibliotecas Escolares mediante un cuestionario aplicado vía electrónica, telefónica y presencial, al universo de establecimientos escolares subvencionados (municipales y particulares) de enseñanza básica y media del país.12 Su propósito fue recoger información cuantitativa sobre la existencia y el funcionamiento efectivo de las bibliotecas escolares, teniendo en consideración las áreas e indicadores contenidos en la propuesta de estándares para las bibliotecas CRA.

Con base en los resultados de esta encuesta se estableció un índice general que resume la situación y el funcionamiento de las bibliotecas escolares beneficiadas por el programa CRA, y establece una distribución de acuerdo a su funcionamiento, desde insuficiente (mínimo desarrollo) hasta bueno (máximo desarrollo).

En 2012, aproximadamente 4000 establecimientos respondieron cinco cuestionarios sobre el espacio, el equipo, la colección, fomento lector y gestión pedagógico-administrativa. Con la información de estos distintos cuestionarios, y basándose en los índices de préstamos, pueden elaborarse planes de mejoramiento concretos.

Para impulsar la difusión de buenas prácticas, también se proponen pasantías para que los encargados y coordinadores visiten, en cuatro días, cuatro bibliotecas CRA que muestran un buen desempeño. El quinto día se dedica a elaborar un plan de mejoramiento de la biblioteca escolar, basado en las buenas prácticas presenciadas y analizadas en conjunto. Otro sistema de pasantías, en conjunto con el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, busca, además de fortalecer la relación institucional entre las Bibliotecas Públicas y las Bibliotecas Escolares CRA del Ministerio de Educación, favorecer el desarrollo e intercambio de experiencias y realidades para así consolidar las dinámicas de fomento de la lectura en las comunidades a las que atienden, estableciendo lazos concretos de trabajo conjunto y así permitir un crecimiento convergente entre ambas instancias.

De esta forma, el Programa de Bibliotecas Escolares CRA busca instaurar una alianza entre el proceso de formación y el de evaluación. Mientras que la formación permite desarrollar conocimientos y capacidades para mejorar el servicio prestado por los CRA, la evaluación permite verificar que las acciones que se ejecutan lo hacen de acuerdo a lo planificado, y a los estándares previamente definidos.

La situación, en este ámbito, es compleja, porque muchas veces el cuerpo docente no tiene formación apropiada en fomento lector o en estrategias de alfabetización básica. Al año, egresan en Chile alrededor de cincuenta bibliotecarios de la educación superior, que suelen ser absorbidos por otras áreas laborales. Al mismo tiempo, tener un equipo bien capacitado es fundamental para el buen uso de la biblioteca escolar, por lo que, en el futuro —si bien en el presente los cursos, capacitaciones, talleres y pasantías que se ofrecen ayudan a paliar esta carencia—, se hace necesario establecer alianzas estratégicas con universidades para fortalecer la formación inicial docente en el ámbito de la lectura.

El ideal es que todos los estudiantes de pedagogía tengan un acercamiento a estos temas en su malla curricular básica para incorporarlos luego en los distintos sectores de aprendizaje. En el futuro, esperamos que se propongan programas de especialización docente en el fomento a la lectura y el campo bibliotecológico, y que las universidades creen programas de posgrado destinados a formar docentes en este campo con una formación pedagógica equivalente a 400 horas.

Por otra parte, el programa mismo ha sido objeto de estudio y evaluación constante, proporcionando información cualitativa y cuantitativa de su implementación. A la fecha, más de veintidós estudios se han hecho sobre los diversos aspectos de la realidad de las Bibliotecas Escolares CRA en Chile. Esto ha permitido conocer mejor sus alcances, sus logros, deficiencias y necesidades. Como ejemplo, podemos mencionar dos estudios complementarios sobre las bibliotecas escolares realizados el año 2008: uno cuantitativo a cargo del Centro de Investigación y Desarrollo (CIDE) de la Universidad Alberto Hurtado y otro cualitativo que fue realizado por el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA-USACH) y Asesorías para el Desarrollo.13 Fue a partir de esos resultados y considerando las proyecciones del programa que, durante el año 2010, se generaron los Estándares para las Bibliotecas Escolares CRA.

El desarrollo de redes de trabajo y de colaboración es fundamental para mejorar la labor del CRA. Desde el nivel central, se invita a las bibliotecas escolares a generar vínculos con otras instituciones, generando convenios de atención a los estudiantes; a establecer alianzas de colaboración entre bibliotecas cercanas, así como instancias para renovar y actualizar la colección. El campo para desarrollo de redes de trabajo es amplio. Existen numerosas iniciativas públicas y privadas, planes de lectura, fundaciones, corporaciones, ONG, asociaciones de editores, libreros, autores, ilustradores, universidades, institutos y centros de investigación que buscan también promover la lectura. Es la suma de vínculos entre la biblioteca escolar, entre los distintos miembros de la comunidad escolar orientados hacia fines pedagógicos y los distintos actores que apoyan el fomento de la lectura y el aprendizaje que generará los mejores resultados.

5. La inspiración poética y antipoética del CRA

No hemos mencionado un aspecto central en el concepto de las bibliotecas escolares CRA. Se trata del aspecto creativo de su labor. Esto pasa por el cuidado en el diseño y el aspecto visual de su espacio y de sus presentaciones, pero también por su carácter innovador en cuanto a las acciones que emprende. Se busca así mejorar la visibilidad y la comunicación entre la biblioteca escolar y la comunidad educativa. Se promueve el ocupar espacios donde no se acostumbraba llevar mensajes atractivos que fomentaran la lectura en su diversidad. El ideal es que toda la escuela sea un espacio para la lectura. Es fundamental que la biblioteca sorprenda, y que cuando invite a leer no sea, disimuladamente, una obligación, sino que realmente motive a leer y convoque a nuevos y asentados lectores.

Ampliar el territorio de la lectura a espacios inéditos de la escuela sorprende e intriga. No se trata de llevar un mensaje a favor de la lectura, como podría hacerlo un lema como «todos a leer», sino de revelar su riqueza y su diversidad de manera creativa. Se busca así producir un efecto grato y atractivo que cautive a la comunidad escolar, recordándole a cada uno que la lectura tiene que ver con el mundo de los libros, pero también va más allá de ellos.

El CRA sale en búsqueda de sus usuarios fuera de la biblioteca de distintas maneras. Integrándose a las redes virtuales, mediante el uso de TIC: blogs, Facebook, podcast, vídeos de actividades en YouTube o páginas web para la biblioteca escolar. Utilizando una estética colorida, viva y motivada, los espacios del establecimiento educativo se vuelven lugares en que se dan a conocer libros, historias, autores, etc. Diversos talleres han sido realizados para incentivar este uso creativo de la biblioteca escolar. Se busca, por ejemplo, crear objetos lectores que promuevan la lectura juvenil, como una escalera lectora, en que en el espacio entre cada peldaño se adhieren citas de libros y autores, o el taller de kamishibai en cartón o, el más reciente, llamado el RealizArte, que ofrece herramientas para planificar estrategias para exhibir la lectura y los libros de manera creativa.

Dentro de este taller se promueve el diseño de baños lectores. Este proyecto concretiza la intención de abrir la lectura a nuevos espacios, y de establecer una relación lúdica entre la lectura, el espacio y los lectores. Para eso, el atractivo visual de las propuestas es importante. Se propone un tema y luego el baño se llena de libros, información sobre autores, objetos evocadores y lúdicos. La sorpresa que genera un baño lector funciona muy bien para difundir el interés por la lectura. La instalación, en que el baño se transforma completamente para darle vida al mundo de los libros, se convierte así en un foco de atención y objeto de conversación colectiva.

6. Retos venideros

Sin duda, hay muchos elementos más que podrían ser mencionados. Pero es difícil sintetizar veinte años de implementación del programa de Bibliotecas Escolares CRA en detalle, sin extenderse más allá de los límites que este texto permite. Sin embargo, hemos mencionado sus grandes líneas: la formación pedagógica, la vinculación curricular, la creación de redes de trabajo, la autoevaluación, el equipo de trabajo, el desarrollo de la colección, el fomento de la lectura, la originalidad y la creatividad como medios de difusión del trabajo del CRA, entre otros.

A medida que el programa se ha ido desarrollando, vemos también que ha aumentado la institucionalización del CRA, adquiriendo mayor relevancia y presencia en distintos ámbitos legales relacionados con la educación. Esperamos que en el futuro la biblioteca escolar sea un elemento central para garantizar los estándares de calidad que se esperan de los establecimientos. Poco a poco, la lectura se ha posicionado como un asunto de interés público y, por lo mismo, la biblioteca escolar, aumentando su cobertura y presencia, ha adquirido mayor importancia socialmente. Hoy en día, el Programa de Bibliotecas Escolares CRA hace parte de las políticas públicas que, situándose en el corazón del sistema educativo, se preocupan del fomento de la lectura, y de garantizar una educación de mayor calidad es indisociable del desarrollo de la lectura como práctica diversa.

Los desafíos que tenemos por delante son considerables. Educar a los niños, niñas y jóvenes como individuos capaces de practicar la lectura por placer y como medio de estudio y de investigación; cultivar las habilidades necesarias para esto, requiere un apoyo y cuidado constantes de muchos actores involucrados, que necesitan estar informados y actualizados tanto sobre la producción editorial como sobre las habilidades requeridas para promover la lectura.

Al mismo tiempo, en la medida en que se necesita un gran compromiso para llevar adelante esta tarea, es muy importante difundir la importancia de la lectura en el proceso formativo de las personas, así como los beneficios que brinda y los riesgos de no desarrollar adecuadamente las capacidades mínimas de desarrollo lector. En este sentido, capacitar a los actores involucrados en base a la producción de conocimientos de las distintas disciplinas científicas que estudian la lectura en su diversidad, se vuelve también importante para entender a cabalidad la importancia de su labor.

Sin duda, queda mucho por hacer. Lo que sí podemos mencionar, y nos llena de orgullo, es que el Programa de Bibliotecas Escolares CRA ha jugado un papel clave en el desarrollo de las bibliotecas escolares en el país, y cumple un rol destacado en el fomento de la lectura y, de esta forma, ha incidido positivamente en los procesos de enseñanza y aprendizaje.14 La publicación del Centro de Estudios del Mineduc Serie Evidencias, en su edición del 2013, llamada El Centro de Recursos para el Aprendizaje: avances y desafíos, señala lo siguiente:

La experiencia del Programa CRA […] da cuenta de una política pública que en veinte años ha tenido numerosos avances y cuya permanente evaluación ha permitido convertir los obstáculos en desafíos para nuevas mejoras. Ello demuestra la importancia de evaluar y así mejorar las políticas públicas en una sociedad compleja y cambiante.15

Esta realidad es un gran estímulo para seguir trabajando y alcanzar los estándares definidos. También nos llama a estar muy atentos, aunque entusiastas y confiados, ante los desafíos venideros, porque, al reconocer el valor de la lectura en su diversidad de prácticas, soportes y géneros, por mucho que el entorno cambie, nos mueve la profunda convicción de que las habilidades y posibilidades que la lectura implica y brinda seguirán siendo fundamentales para el desarrollo de los niños, niñas y jóvenes. El placer de la lectura es un tesoro cultural. Al preservarlo, les legamos a nuestros niños, niñas y jóvenes un futuro mejor. Por eso, el Programa de Bibliotecas Escolares CRA actúa siempre convencido de la importancia de su labor, pues sabe que la biblioteca escolar es uno de los lugares privilegiados en que se transmite la riqueza de la cultura a las nuevas generaciones.

Bibliografía

  • Cándido, A. (1995), El derecho a la literatura, Ensayos y comentarios. México, São Paulo: Unicamp-FCE.
  • Centro de Estudios Mineduc (2013), «El centro de recursos para el aprendizaje: recursos y desafíos». Serie evidencias. Año 2, 23, p. 7. Disponible en: http://centroestudios.mineduc.cl/index.php?t=96.
  • Cox, C. y Mekis, C. (1999), «El Centro de Recursos para el Aprendizaje en la reforma educacional de Chile», Integrando el Centro de Recursos para el Aprendizaje al currículum. Santiago: Seminario Internacional de Educación, Programa Media. Mineduc.
  • Equipo Bibliotecas Escolares CRA (2008), Ver para leer: acercándonos al libro álbum. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA, Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/ver_para_leer.
  • —(2010), Para buscar e investigar: Herramientas para el estudiante. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA, Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/para_buscar_e_investigar.
  • —(2009), Leamos juntos: orientaciones para fomentar la lectura en familia. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA. Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/leamos_juntos.
  • —(2013), Apoya a tu hijo en su camino a leer. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA. Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/leer.
  • —(2013), A viva voz: lectura en voz alta. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA, Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/avivavoz_web.
  • García Canclini, N. (1990), Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México D. F.: Grijalbo.
  • Mistral, G. (1995), Magisterio y niño. Santiago: Editorial Andrés Bello.
  • OECD (2003), Conocimientos y aptitudes para la vida. Resultados PISA 2000. París: OECD.
  • Unidad de Currículum y Educación, Ministerio de Educación de Chile, (2012), Bases Curriculares Educación Básica. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Educación, Ministerio de Educación de Chile.

Notas

  • 1. N. García Canclini (1990), Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México D. F.: Grijalbo. Volver
  • 2. Es importante tener en cuenta que la OCDE ha señalado que el uso de recursos de la biblioteca escolar es un factor de importancia para mejorar el desempeño de los estudiantes en pruebas como PISA OECD. Véase: OECD (2003), Conocimientos y aptitudes para la vida. Resultados PISA 2000. París: OECD, p. 21, p. 220 y siguientes. Volver
  • 3. G. Mistral (1995), Magisterio y niño. Santiago:Editorial Andrés Bello, pp. 102-103.Volver
  • 4. A. Cándido (1995), El derecho a la literatura, Ensayos y comentarios. São Paulo, México: Unicamp-FCE, pp. 149-173. Volver
  • 5. C. Cox y C. Mekis (1999), «El Centro de Recursos para el Aprendizaje en la reforma educacional de Chile», in Integrando el Centro de Recursos para el Aprendizaje al currículum. Santiago de Chile: Seminario Internacional de Educación, Programa Media. Mineduc, pp. 26-27. Volver
  • 6. Equipo Bibliotecas Escolares CRA (2011), Estándares para las Bibliotecas Escolares CRA. Santiago: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA, Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/est_ndares_bibliotecas_escolares_cra. Volver
  • 7. Para tener una idea del catálogo actual de las bibliotecas escolares CRA disponible véase: Catálogo CRA Bibliotecas Escolares 2012 (2012), parte 1, http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/catalogo_cra_2012_parte_1; Catálogo CRA Bibliotecas Escolares, parte 2, http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/catalogo_cra_2012_parte_2; así como el Catálogo de publicaciones periódicas 2013, http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/catalogo2013.Volver
  • 8. Se ha elaborado un material específico de apoyo. Véase: Equipo Bibliotecas Escolares CRA (2010), Para buscar e investigar: herramientas para el estudiante. Santiago: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA, Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/para_buscar_e_investigar. Volver
  • 9. Equipo Bibliotecas Escolares CRA (2008), Ver para leer: acercándonos al libro álbum. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA, Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/ver_para_leer; (2013) A viva voz: lectura en voz alta. Santiago de Chile: Unidad de Currículum y Evaluación, Centro de Recursos para el Aprendizaje-CRA. Ministerio de Educación. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/avivavoz_web. Volver
  • 10. Nos referimos al Programa Lector BiblioCRA Escolar y a Mis lecturas diarias. El primero consiste en un programa de uso de la Biblioteca, desde Pre-kinder a cuarto medio, con más de 560 lecciones disponibles para todos los niveles educativos. El segundo programa consiste en la entrega de una antología literaria o informativa, para cada estudiante de segundo básico a cuarto medio del sector municipal y particular subvencionado. Su objetivo es poner a disposición de niños y jóvenes textos de calidad, variados y apropiados para su nivel lector. De esta manera, los estudiantes tendrán abundante contacto con los libros y los docentes contarán con la posibilidad real de incorporar diariamente la lectura en su planificación. Creemos firmemente que la lectura debe transformarse en una metodología de trabajo constante, presente en la planificación diaria y en todos los subsectores de aprendizaje. Se han considerado dos tipos de antologías: obras literarias e informativas.Volver
  • 11. Véase: Unidad de Currículum y Educación, Ministerio de Educación de Chile (2012), Bases Curriculares Educación Básica. Santiago: Unidad de Currículum y Educación, Ministerio de Educación de Chile. En los ejes de la organización curricular del sector de Lenguaje y Comunicación, por ejemplo, se afirma que «el uso de bibliotecas y recursos propios de las TIC constituyen elementos que se destacan en esta propuesta curricular», p. 38. En los objetivos de aprendizaje se señala que el estudiante de sexto básico, por dar un ejemplo, debería «asistir habitualmente a la biblioteca para satisfacer diversos propósitos (seleccionar textos, investigar sobre un tema, informarse sobre actualidad, etc.)», p. 80.Volver
  • 12. Aplicación Encuesta Censal en las Bibliotecas Escolares CRA de los establecimientos educacionales subvencionados del país, agosto 2011. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/encuesta_censal_2011. Volver
  • 13. Bibliotecas escolares en Chile. Lectura y bibliotecas escolares: Argentina, Brasil, Chile y México - Instituto IDEA, Asesorías para el desarrollo y OEI. Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/bibliotecasescolaresenchile?e=2904731/3632379. Volver
  • 14. Véase: Estudio de investigación: Las Bibliotecas Escolares ¡Funcionan! Disponible en: http://issuu.com/bibliotecas_cra/docs/importancia_de_la_biblioteca. Volver
  • 15. Centro de Estudios MINEDUC (2013), «El centro de recursos para el aprendizaje: recursos y desafíos». Serie evidencias. Año 2, 23, Mineduc, p. 7. Disponible en: http://centroestudios.mineduc.cl/index.php?t=96.Volver