La biblioteca escolar ante las demandas del escrilector digitalLucía Fraca de Barrera

1. Introducción

Con la llegada de Internet y de la comunicación ciberespacial, las condiciones del lector y del escritor se están modificando. Como bien lo acota don José Manuel Sánchez Ron (2013: 23), «El universo digital marca el inicio de un nuevo itinerario para la libertad de palabra». En los nativos digitales se está desarrollando un tipo de lectura multisensorial y multidimensional. El cambio fundamental radica en que se escribe y se lee en línea, en una soledad conectada.

La escuela no debe ignorar, y mucho menos asumir, que tal acontecimiento no le concierne ni le interesa. Todo lo contrario. Hoy se presentan retos importantes en lo relativo a la consideración del libro, y más específicamente a la biblioteca escolar como espacio para la lectura recreativa y como ámbito natural para la búsqueda de información científica, tecnológica o de otro tipo.

En tal sentido, en la presente comunicación se abordarán algunas características de la escrilectura estratégica de los nativos digitales y se discutirá acerca del modo como la biblioteca escolar puede cumplir con los retos que tales escrilectores demandan.

2. Dimensiones de transformación en los modos de lectura

Leer en pantalla es una operación muy diferente de la lectura en papel: mucho más de lo que podría parecer. Esto significa que se han producido cambios en los modos de buscar, de encontrar, de acceder a la información y obviamente, de procesarla. Cassany (2012:15) declara que «Hoy es imposible imaginarse el día a día sin la Red. Y también las aulas o las escuelas». Tales transformaciones han impregnado todos los ámbitos del espectro humano: el neurológico, el social y el discursivo.

Desde la dimensión neurológica, por ejemplo, la lectura multimodal y multisensorial requiere de la confluencia de ambos hemisferios cerebrales para el procesamiento, la obtención de la información y la construcción de conocimientos. Creemos que debe comenzar a verse y estudiarse como una forma de comunicación, de conexión y de interactividad, fluida, dinámica, veloz, en donde juegan un papel fundamental las estrategias y las habilidades de orden psicológico, social, organizacional y tecnológico que el nuevo lector pone en práctica en su convivencia internáutica.

Algunas investigaciones han señalado que en la lectura el cerebro procesa de manera distinta de acuerdo con los distintos sistemas escritos. Así, se ha demostrado que al leer kanji (tipo de escritura china), se activan zonas del cerebro distintas a si se está leyendo en una lengua alfabética como el español.

Por otra parte, en un reporte del diario El País, de España (2008), se subraya al respecto que en un informe pionero sobre hábitos de búsqueda de información en Internet, dirigido por expertos del University College de Londres (UCL), se indica que podríamos hallarnos en medio de un gran cambio de la capacidad humana para leer y pensar. El estudio observó el comportamiento de los usuarios de dos páginas web de investigación, una de la British Library y otra del Joint Information Systems Comittee (JISC), un consorcio educativo estatal que proporciona acceso a periódicos y libros electrónicos, entre otros recursos. Al recopilar los registros, los investigadores advirtieron que los usuarios «echaban vistazos» a la información, en vez de detenerse en ella. Saltaban de un artículo a otro y no solían volver atrás. Leían una o dos páginas en cada fuente y clicaban [sic] a otra. Solían dedicar una media de cuatro minutos por libro electrónico y ocho minutos por periódico electrónico. «Está claro que los usuarios no leen online en el sentido tradicional; de hecho, hay indicios de que surgen nuevas formas de lectura a medida que los usuarios echan vistazos horizontalmente a través de títulos, páginas y resúmenes en busca de satisfacciones inmediatas», constata el documento: «Casi parece que se conectan a la Red para evitar leer al modo tradicional» (Grau, 2008).

Desde la perspectiva social, son importantes las características de las comunidades que habitan el ciberespacio: la identidad disfrazada, la horizontalidad en las relaciones, la cortesía y formas de tratamiento, la interactividad, la velocidad y el dinamismo en la fugacidad de la relaciones, las nociones de temporalidad y de espacialidad y de otros tantos aspectos, positivos y negativos que ameritarían una incursión transdisciplinaria ciberespacial de otro tipo. A nuestro modo de ver se está desarrollando una nueva interacción social, cuyas consecuencias no podemos predecir en estos momentos, pero que cambiarán nuestras maneras de relacionarnos, y obviamente la facultad que las sustenta: el lenguaje.

Por último, las interacciones comunicativas en la red han dado origen a nuevos formatos discursivos: los foros, el chateo, el correo electrónico, los weblogs, las redes sociales (Facebook, Twitter) y otros por venir. Ellos plantean un estudio más allá de lo propiamente discursivo que involucre no solo lo lingüístico y verbal. Por ejemplo, las nociones de emisor y de receptor, la lectura y la escritura, la escrilectura y otros aspectos de la ciberdiscursividad.

3. El conocimiento lector

La lectura en la Red parece requerir de unas competencias relativas a la identificación no solamente de los aspectos referidos a los grafemas, las palabras y las oraciones, sino a la lectura de palabras clave. El lector realiza una especie de escaneo, saltando de un párrafo a otro, de un texto a otro, de un vínculo a otro. Para Cerrillo Torremocha, (2007) «la mayoría de los usuarios de la Red asegura “leer” rastreando, es decir, saltándose párrafos o bloques de información». Tal carrera pareciera efectuarse desde dos lecturas: la secuencial y la vinculante. La característica fundamental de un lector de nuestros días y de los venideros es la condición de estratega y para la realización de su travesía de lectura toma en cuenta los siguientes aspectos:

  • Identifica el contexto de comunicación y de intercomunicación y sus rutas de acción, ya sean textuales, hipertextuales, vinculantes o de otro tipo.
  • Conoce y determina intencionalmente los propósitos de la lectura.
  • Reconoce los diversos órdenes discursivos y ciberdiscursivos, así como las organizaciones textuales y cibertextuales.
  • Determina el conocimiento previo sobre el tema del texto, antes de la lectura, y lo va controlando cuando lee.
  • Elabora inferencias a medida que va leyendo.
  • Controla y regula su procesamiento cognoscitivo en función de los propósitos de la lectura y de las vinculaciones a que haya lugar en sus rutas de navegación hipertextual.
  • Asimila e integra a su teoría del mundo compartido los significados construidos a través de la interacción con los textos y los cibertextos.
  • Emplea la lectura para fines comunicativos y de interacción discursiva más allá de la construcción de significaciones que le ofrecen los textos.
  • Infiere los rasgos posibles o previsibles de los otros cibernautas que serán sus interlocutores, en atención a la web en la que se adentra.

Tales aspectos no solo describen nuestras maneras de leer y de escribir, sino también «modos distintos de acceder, usar, construir y concebir el mundo», como lo acota Daniel Cassany (2012:26),loque se traduce, agregamos, en una nueva teoría del mundo compartido que, necesariamente, trae consigo innovadores retos en la manera de enseñar y de aprender.

Ello significa que realiza diversas lecturas y construye significados de distinto tipo a partir de diferentes modos de leer. Emplea la lectura multimodal, la lectura vinculante (a través de los hipervínculos), la lectura interactiva en los foros, en los weblogs y en las redes sociales (Facebook, Twitter, YouTube); la lectura crítica al participar como comentarista, al acotar alguna opinión en un foro; la lectura multisensorial, realizada mediante la interacción de diferentes sentidos y modos de leer en diversos formatos; una lectura colectiva en la medida en que, desde la conexión, realiza interpretaciones con otros lectores de la Red. Se podría decir que es un «letrado digital», (Fraca de Barrera, 2006). Cavallo y Chartier nos recuerdan en su libro sobre la Historia de la lectura en el mundo occidental (2001:16) que «un texto está revestido de un significado y de un estatuto inéditos cuando cambian los soportes que le impone a la lectura». De igual manera, el ser humano ha cambiado su saber leer a partir de las transformaciones ocurridas en los soportes textuales y en los formatos de lectura que le ofrece Internet. El mismo Chartier en una entrevista que le hiciera Joaquín Aguirre para la revista Espéculo, en el año 2000, resume las diferencias entre la lectura en papel y la digital. Al respecto precisa que «me parece que como un inventario clásico, breve, de las diferencias (entre lectores digitales y lectores en papel) podemos apañarnos con estos criterios: contexto, materialidad de la obra, postura de lectura e hipertexto».

Con la ciberlectura, precisa Rodríguez Ruiz (2003), el lugar de la obra se dispersa. Los roles se reconfiguran y ya no podemos hablar de un escritor y de un lector como entidades separadas, sino de un escrilector, alguien que despliega una inteligencia colectiva y produce sus propios textos en forma casi simultánea con su recepción. En consecuencia, la alfabetización inicial deberá ir más allá de lo funcional y discursivo, y se deberá abordar la enseñanza de la lectura y de la escritura considerándolas características de la sociedad Red.

4. La biblioteca escolar ante las nuevas necesidades del lector

Mark Prensky, en su libro Enseñar a nativos digitales (2011: 9), plantea tres aspectos importantes para la discusión acerca de la educación actual.En primer lugar, el referido al cambio que está ocurriendo en nuestros estudiantes, comoresultado de sus experiencias con la tecnología fuera de la escuela, y ya no están satisfechos con una educación que no se dirige de forma inmediata al mundo real en el que viven.Segundo, que la pedagogía consistente en «contar y hacer exámenes» se ha vuelto cada vez menos efectiva. Por último, la tecnología digital que está entrando ahora más o menos rápidamente en nuestras aulas, usada correctamente, puede ayudar a volver atractivo y útil para su futuro el aprendizaje de nuestros alumnos conectado con la realidad.

La biblioteca escolar no escapa a tales planteamientos y en ese sentido deberá contemplar, además, la motivación, el trabajo cooperativo y la profesionalización docente en el uso de las nuevas tecnologías.

5. La biblioteca como el espacio para el aprendizaje de los nativos digitales

Uno de los aspectos que hoy en día preocupa radica en la condición del enseñante en relación con las expectativas de los alumnos. Si nos basamos en el principio de que hay que saber para poder enseñar, nos encontramos con una brecha didáctica importante: el alumno posee más experiencias y un mejor saber sobre la comunicación y la interacción comunicativa en la Red que sus maestros.

Creemos que no se trata de comprar un computador portátil, una tableta, o instalar wifi en las aulas de una escuela. Requiere de mucho más tiempo el cambiar las prácticas, los conocimientos y los valores de las personas que tienen que usar esta tecnología. Va más allá de eso. En una investigación realizada por Gvirtz y Necuzzi en 2010 y reportada por Cassany (2012), se reveló que maestros y alumnos necesitan más tiempo para modificar los hábitos e incorporar esas nuevas formas de escritura, comunicación y aprendizaje (p. 43). Los maestros más que los alumnos, agregamos. Todo ello radica en el establecimiento de la relación entre nativos digitales —los alumnos— e inmigrantes digitales —los docentes—.

A pesar de que los alumnos hoy en día requieren del desarrollo de nuevas competencias para ser escrilectores competentes, la biblioteca escolar no debe perder su objetivo fundamental: la promoción de la lectura recreativa y la formación de los alumnos para la búsqueda efectiva de datos y fuentes seguras de información. Más en concreto, la tarea de los estudiantes es usar la tecnología; la de los docentes, entrenar y guiar para que aprendan más efectivamente con estos recursos. Por ello, los maestros deben enfatizar y formarse todavía más en lo que ha sido parte de su trabajo, cómo hacer buenas preguntas, ofrecer contextos de aprendizaje significativos; velar por el rigor de la respuesta o evaluar la calidad del trabajo del estudiante.

La biblioteca escolar debe seguir siendo concebida como el espacio educativo que alberga una colección organizada y centralizada de todos aquellos materiales informativos necesarios, bajo la supervisión de personal cualificado, y cuyas actividades se integran plenamente en los procesos pedagógicos de la institución educativa. Asimismo, debe proporcionar múltiples servicios de información y ofrecer acceso —por diferentes vías— a fuentes de información y materiales complementarios que se encuentran en el exterior. Constituye, además, un lugar favorable para el estudio, la investigación, el descubrimiento, la autoformación y la lectura recreativa de obras literarias o de otro tipo.

Por otro lado, es menester dejar de considerar la biblioteca escolar como un espacio de reclusión de alumnos que llegan tarde al colegio o de los expulsados del aula por portarse mal. La biblioteca escolar debe ser concebida como el espacio de la lectura placentera, del encuentro con la información y la posibilidad de recrear mundos posibles a través de la literatura.

A partir de lo señalado, a continuación presentamos algunos de los retos que se le presentan a la biblioteca escolar y al bibliotecario:

  • El establecimiento y planificación de programas de actualización en tecnologías de comunicación y en estrategias pedagógicas digitales, tanto para los docentes no ciberalfabetizados como para los alumnos que así lo requieran.
  • Las funciones del responsable de una biblioteca escolar hoy se corresponden más con la formación de lectores y la mediación con la información, que con la gestión de una sala de lectura.
  • Actualmente, el bibliotecario debe mediar entre las necesidades del alumnado y de los docentes, por un lado, y los fondos documentales y las herramientas de búsqueda, que son mucho más complejas y dinámicas, por el otro.
  • El establecimiento de las relaciones entre la planificación de contenidos curriculares relacionados con los programas de estudio y las necesidades y funciones de la propia biblioteca y de sus usuarios.
  • Incorporación de programas y de tipologías textuales propias de la Red para ayudar a desarrollar las competencias escrilectoras de los usuarios de la biblioteca.

6. Un proyecto en marcha

Desde hace dos años se está desarrollando un proyecto dentro de la biblioteca escolar de una institución educativa ubicada en Caracas orientado hacia dos direcciones: el favorecimiento de la lectura como fuente de placer y diversión, y la consideración de la biblioteca como el espacio para la investigación y la búsqueda de datos y de información con la incorporación de las nuevas tecnologías.

De acuerdo con lo anterior se plantea los siguientes objetivos:

  1. Promover en los estudiantes la visita y permanencia en la biblioteca escolar como espacio para la lectura recreativa y de investigación.
  2. Otorgarle a la biblioteca sus funciones como el lugar adecuado para la lectura recreativa y de investigación, y no como el espacio para el confinamiento o la penalización.
  3. Dar a conocer a los alumnos la literatura infantil mediante la lectura de textos de autores venezolanos.
  4. Ofrecer a los alumnos conocimientos acerca de la organización y sistema de codificación de los distintos volúmenes que integran la biblioteca escolar.
  5. Fomentar en los alumnos de primero a tercer grado la lectura recreativa mediante estrategias de promoción de la lectura de diversos textos literarios en libros físicos y digitales.
  6. Favorecer en los estudiantes de cuarto y quinto grado, la lectura de investigación en la biblioteca. Este objetivo será trabajado en conjunción con las tareas y contenidos curriculares, y auxiliado con medios informáticos.

El proyecto se desarrolla conjuntamente con el trabajo escolar y en concordancia con los objetivos de cada grado. En reuniones semanales entre la docente, la encargada de la biblioteca y la profesora asesora, se dan orientaciones y se planifican las distintas estrategias que se pondrán en práctica en las sesiones semanales con los alumnos.

7. El reto para los pequeños: la lectura recreativa

Se realiza con los alumnos de primero a tercer grado de primaria. Consiste en favorecer en los estudiantes el gusto por la lectura placentera y con fines estéticos. Asimismo, se ofrecen orientaciones sobre la importancia de la biblioteca escolar y de su función dentro de la institución educativa. La selección de los materiales de lectura se realiza conjuntamente con los docentes, la coordinadora del área de lengua y la profesora asesora. Asimismo, los alumnos pueden traer libros de sus hogares para ser leídos en la hora de biblioteca. En algunas sesiones se leen textos en los ordenadores que se encuentran disponibles para los alumnos.

8. La lectura como fuente de información

Está dirigida a los estudiantes de cuarto a sexto grado de primaria. Tiene la finalidad de promover en ellos la búsqueda de información relativa a tópicos y contenidos curriculares. También se ofrecen datos bibliográficos sobre fuentes electrónicas. Del mismo modo, se dan orientaciones sobre la importancia de la biblioteca escolar, y de su función investigativa dentro de las instituciones educativas. En algunas sesiones se entrena a los alumnos sobre la veracidad y confiabilidad de algunos sitios web y de las características científicas que deben poseer.

Se espera que los estudiantes puedan crear foros y espacios de discusión y de interacción digitales relativos a algunos tópicos curriculares con el apoyo de la biblioteca escolar y de los recursos tecnológicos de que dispone.

9. A modo de conclusión

Uno de los aspectos que deben ser considerados en todo planteamiento educativo actual es el relativo a la superación de la brecha entre los nativos y los inmigrantes digitales. Los alumnos saben más sobre el empleo de la tecnología que los docentes. Es una realidad y debemos considerarla. En este sentido, el docente-bibliotecario debe aprovechar tal situación y valerse de los alumnos para solventar cualquier vacío tecnológico. En este sentido, la didáctica cooperativa y compartida es fundamental.

La lectura y la escritura en el ciberespacio debe comenzar a verse y estudiarse como una forma de comunicación, de conexión y de interactividad, fluida, dinámica, veloz, en donde juegan un papel fundamental las estrategias y las habilidades de orden psicológico, social, organizacional y tecnológicas que el nuevo escrilector pone en práctica en su convivencia internáutica.

En este sentido, la biblioteca escolar como apoyo a la acción docente debe asumir los retos que los escrilectores del siglo xxi requieren: un lugar agradable para la lectura placentera y la búsqueda de información que esté a favor y se auxilie de las nuevas tecnologías y los distintos modos de leer y de escribir.

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