La actividad editorial universitaria en la actualidad1 va ligada a las tres funciones que desempeña (o se espera que desempeñe) la universidad en la cultura contemporánea, de lo cual la tradición educativa jesuítica landivariana resulta ser un buen ejemplo:
Es decir, que a las universidades les corresponde contribuir al avance, a la preservación y a la difusión del conocimiento en la sociedad.
Para cumplir con dicho cometido, existe en muchas universidades lo que podría denominarse el «circuito académico»: académico-docente-investigador-editor-bibliotecario.
Lo anterior puede traducirse en la siguiente fórmula: A + B = C, de donde la letra «A» le corresponde a la comunidad académica (profesores-investigadores); la letra «B» le toca a la editorial y la letra «C» a la biblioteca universitaria. La actividad editorial y la biblioteca, que en el presente cuentan, adicionalmente, con todas las posibilidades del entorno digital, tienen el objetivo en común de facilitar el acceso de los nuevos conocimientos y al pensamiento significativo hacia toda la comunidad académica, como hacia un público más amplio, es decir, la vida intelectual que se produce en la universidad.
En virtud de lo anterior, «publicar», como la natural culminación de toda investigación, deviene en una parte fundamental, necesaria y legítima de la actividad universitaria.
En resumen, toda investigación que se realice en cuanto al trabajo de las editoriales universitarias, habrá de considerar el concepto mismo de universidad: la función formativa, informativa y cultural de una universidad en una determinada sociedad; la forma como esté concebida y organizada la docencia y la investigación en su seno; y, con la autonomía correspondiente, la vinculación directa de dichas actividades con la actividad editorial; el desarrollo de la actividad editorial con calidad, y la inserción social de la vida académica.
La edición universitaria resulta ser un reflejo donde puede apreciarse toda o casi toda la problemática social, cultural, económica, científica y hasta política del ambiente universitario, lo que a la vez permite el diseño de «hojas de ruta» para poder solucionar o encaminar de la mejor manera este trabajo al interior de nuestras universidades. Es necesario entonces procurar vencer los obstáculos existentes en la propia universidad junto a los relacionados con la problemática concreta de la industria y comercialización de los libros.
En la etapa medieval, las nacientes universidades crearon un floreciente mercado del libro manuscrito en el que, dado el incremento de la demanda académica, llegó a superarse la capacidad de los denominados «copistas», a quienes me referiré más adelante.
De lo anterior surgen las condiciones propicias para la revolución tecnológica que significó la creación de la prensa de tipos móviles, de la que también hablaré luego.
La actividad editorial universitaria propiamente dicha surge en Inglaterra, unos años después de la invención de la imprenta por parte de Johannes Gutenberg. Es así como en 1478 se imprimió el primer libro en la Universidad de Oxford: una exégesis teológica atribuida a san Jerónimo, probablemente una exposición del credo de los apóstoles. Después, en 1521 se publicó en la Universidad de Cambridge El arte de escribir cartas, de Erasmo.
Posteriormente, ambas universidades obtuvieron la licencia real para imprimir y vender libros, conformando una especie de «consejo editorial», entre el rector y tres profesores y una estructura mínima de trabajo: tres residentes universitarios, uno dedicado a la compra del papel, otro a la impresión y, el otro, para la venta de los libros. Lo anterior era sostenido por una partida del presupuesto general de la universidad.
Así las cosas, este fue el origen de las primeras editoriales universitarias, que realizaron su labor sin interrupción entre 1584 y 1586, salvando diversos obstáculos, entre ellos: la oposición de los gobernantes, que siempre temieron a la sedición; los religiosos, siempre buscando cualquier forma de herejía y los comerciantes que, desde entonces, llevaban muy mal el asunto de la competencia.
De esta primera experiencia pueden destacarse tres conclusiones importantes: el irrestricto apoyo a las labores editoriales por parte de la máxima autoridad universitaria (debidamente reglamentado y con participación directa), la ayuda financiera para un programa editorial relevante (en parte proveniente de los propios logros editoriales) y una dirección y organización profesional.
A mediados del siglo xix, se inicia en Estados Unidos la creación de universidades inspiradas en los modelos alemán y británico: centros para el descubrimiento y generación de conocimiento mediante la investigación académica y los estudios superiores, lo cual se difundirá con la creación e impulso de las prensas editoriales. Así surge en 1878 la que hoy es la editorial universitaria más antigua con operaciones ininterrumpidas en el continente americano, la famosa Johns Hopkins University Press, cuya actividad editorial se inició publicando dos revistas académicas especializadas (American Journal of Mathematics y American Chemical Journal), así como una colección de monografías preparadas por las facultades y demás departamentos universitarios. Esto marcaría la pauta seguida por las editoriales universitarias organizadas a partir de entonces en los EE. UU. y otros países, sobre todo, con posterioridad a la posguerra.
Entonces, en el caso de las editoriales universitarias norteamericanas, la sucesión y creación de las mismas vendría más o menos así, en unas cinco fases de desarrollo:2
En el caso de Iberoamérica cabe recordar que las editoriales en el contexto universitario van a surgir también con posterioridad a la fundación de las universidades en el continente. Por asuntos de herencia cultural, los referentes más inmediatos están en el modelo universitario proveniente de la Universidad de Bolonia, también conocida como la «Madre de la universidad», que funciona desde 1089 y que recibe el título de universidad en 1317. Luego, la famosa Universidad de Salamanca ostentó el título de universidad por el edicto de Alfonso X de 1253. Entre las universidades más antiguas del continente tenemos la Real y Pontificia Universidad de San Marcos, en Lima, autorizada por Real Cédula del 12 de mayo de 1551, actual Universidad Nacional Mayor de San Marcos; en el mismo año se funda la Real y Pontificia Universidad de México, actual UNAM; le siguió en 1613 la actual Universidad Nacional de Córdoba en Argentina; luego, en 1624, la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Javier de Chuquisaca en Bolivia y, en 1676, la Real y Pontificia Universidad de San Carlos de Guatemala. Para el caso de Guatemala, no hay que olvidar la considerable producción bibliográfica que se tuvo desde la propia Universidad de San Carlos, teniendo en cuenta que, antes de la fundación de la universidad, ya había llegado la imprenta a Guatemala.
Las editoriales universitarias, en general, enfrentan una dualidad contradictoria e inevitable: provienen del mundo académico para cumplir con importantes requerimientos de divulgación y deben actuar en la realidad industrial y comercial del libro. De la habilidad que adquieran para avanzar en estos dos caminos, tan contrapuestos entre sí, en la práctica, dependerá el alcance de sus objetivos fundamentales.
Su actividad editorial responde a las siguientes necesidades universitarias:
Se pueden también identificar tres tipos de empresas que publican libros académicos:
Las editoriales universitarias no pueden confundirse con empresas privadas (editoriales comerciales propiamente dichas), donde prevalece como finalidad primaria el criterio de rentabilidad comercial o el ánimo de lucro y, por tanto, una concepción completa que orienta desde «cuáles» títulos se seleccionan y «cómo» se producen, hasta «a quién» y «de qué modo» se ofrecen.
En resumen, los centros de enseñanza superior publican por su propia cuenta, para cumplir con una de sus funciones sustantivas y satisfacer una necesidad académica real: subsanar un vacío cultural propiciado por la industria editorial tradicional (o comercial) y para destacar un elemento valioso e importante de su actividad intelectual. También por tradición, rutina o puro automatismo (inercia); en búsqueda de prestigio e imagen pública; para justificar un gasto asignado; para la promoción curricular y jerárquica de su personal académico, entre otras razones. En cualquier caso, los libros y otros materiales producidos por una editorial universitaria resultan ser «la mejor carta de presentación» de la institución académica en cuestión, motivo de suyo importante para no descuidar esta función, que resulta no solo de gran beneficio para el claustro académico, sino también hacia afuera, para el resto de la sociedad.
La Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina,3 también conocida por sus siglas AUSJAL, es una red fundada el 10 de noviembre de 1985 con la misión de apoyar a las universidades que se integran a la asociación, en el desarrollo de una alta calidad científica, con elevado sentido de aplicación en los estudios para mejorar la calidad de vida de las sociedades en América Latina, mediante el impulso de la productividad social, el respeto y la protección del medio ambiente, el rescate de lo público y el fomento de la democracia, con el fin de desarrollar oportunidades de vida para todos, especialmente para las mayorías que han carecido del acceso a estas oportunidades.
La Red de la AUSJAL4 está conformada por treinta universidades, en catorce países de la región (México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile y Argentina). Cuenta con cerca de 250.000 estudiantes y 25.000 colaboradores, entre profesores, investigadores, directivos y personal de la administración universitaria. Existen catorce Redes de Homólogos en temas sociales y académicos, claves para el continente, nueve programas de pre y posgrado latinoamericanos y nueve proyectos en red interuniversitarios.
Para lograr una efectiva comunicación en la asociación, se ha creado una Red de Enlaces, que cuenta a la fecha con un total de treinta enlaces, designados por los rectores de cada universidad para mantener una sinergia entre las universidades con la presidencia, la Secretaría Ejecutiva, las Redes de Homólogos y el resto de las universidades. Para el caso de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, el enlace para la AUSJAL recae en la figura del director del Departamento de Cooperación Académica.
La AUSJAL constituye una red de redes o comunidades de aprendizaje integradas por académicos, profesionales y/o autoridades que trabajan en el desarrollo de iniciativas y proyectos disciplinares en red, de conformidad con las líneas estratégicas de la asociación. Para la consolidación de dichas comunidades, se cuenta con las Redes de Homólogos, que han sido integradas para alcanzar una mejor coordinación en los temas específicos que interesan a la asociación.
Entre las líneas de acción que desarrolla la Red de la AUSJAL, figuran proyectos y programas interuniversitarios en las siguientes áreas: estado social y democrático de derecho; derechos humanos; comprensión y superación de la pobreza; responsabilidad social académica; medio ambiente y desarrollo sustentable; sistemas educativos en América Latina; emprendedores y pequeñas y medianas empresas; migración, liderazgo y ciudadanía; cultura juvenil universitaria; educación en valores y ética; intercambio estudiantil; fortalecimiento de la identidad y misión universitaria; tecnologías de la información y comunicación; formación de directivos; creación de redes y comunidades de aprendizaje; cooperación académica internacional; financiamiento de la educación superior.
Es de destacar que, para consolidar aún más la institucionalidad de la AUSJAL, se han venido desarrollando una serie de proyectos con el fin de potenciar la cultura de la AUSJAL en las universidades. De esa cuenta, cada universidad ha implementado el Proyecto de Fortalecimiento de la Cultura AUSJAL con el objeto de consolidar y explicitar la identidad de la AUSJAL, procurando divulgar qué es, quiénes la conforman y comunicar logros y avances, tanto en las instituciones en lo particular, como en la propia Red.
Es entonces en el marco ya descrito donde surge la Red de Editoriales de la AUSJAL. Como antecedente importante y, a iniciativa de la Asociación, se conformó en 2008 un grupo piloto con la participación de las universidades Católica Andrés Bello de Venezuela, Javeriana de Bogotá, Pontificia Universidad Católica de Ecuador e Iberoamericana de Ciudad de México, como una forma de impulsar una red de editoriales universitarias en el contexto de la AUSJAL.
Posteriormente, a finales de 2008, el P. Luis Ugalde, S. J. presidente de la AUSJAL, remitió una comunicación a los rectores de las universidades proponiendo un convenio de colaboración editorial, para ser analizado y suscrito en la Asamblea General de Rectores de la AUSJAL el mismo año.
A la vez, también se proponía la reunión del grupo de publicaciones que se convocó para julio de 2009 en Lima. El convenio ha sido suscrito por veintiún universidades: Alberto Hurtado, Chile; Católica Andrés Bello, Católica de Táchira e Instituto Universitario Jesús Obrero, Venezuela; Católica de Córdoba, Argentina; Católica de Pernambuco, Católica de Río de Janeiro y Do Vale do Río Dos Sinos, Brasil; Católica de Uruguay; Javeriana de Bogotá y Javeriana de Cali, Colombia; Antonio Ruiz de Montoya y Del Pacífico, Perú; Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Iberoamericana Ciudad de México, Iberoamericana, Puebla, e Iberoamericana, Torreón, México; Instituto Pedro Francisco Bonó, República Dominicana; Centroamericana de Managua (UCA), Nicaragua; Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA), El Salvador; y Rafael Landívar, Guatemala.
Por la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, inició el trabajo el P. Eduardo Valdés Barría, S. J., actual vicerrector de Integración Universitaria en dicha universidad, que luego de la reunión de Lima, estuvo colaborando de forma interina la Lcda. D.ª Ana Echeverría, en tanto la universidad decidía cómo organizar su trabajo editorial.
En la reunión de Lima se eligió como coordinadora de la Red de Editoriales de la AUSJAL a la maestra Aracely Téllez Trejo de la Universidad Iberoamericana de México, Plantel Santa Fe (Capital Federal), quien desde entonces ha asumido de manera muy activa y eficiente la coordinación de la red, dando seguimiento a las tareas asignadas y a la agenda de la misma.
El trabajo de la red cuenta con el apoyo de la Secretaría Técnica de la AUSJAL, representada por el maestro Jesús Azcargorta con sede en Venezuela y de la Secretaría Ejecutiva de la AUSJAL, a cargo de la Profa. Dra. Susana Ditrolio, también con sede en Venezuela.
La misión de la Red de Editoriales Universitarias es concebida así:
Nuestras editoriales responden a los retos que plantea la propia realidad y son una muestra más de cómo vamos teniendo una experiencia de servicio que se vuelve historia de solidaridad con nuestra comunidad y las personas que se acercan a nuestra institución. Por eso, queremos apoyarnos para que nuestro aporte no sólo sea nacional sino también regional e internacional. De ahí nuestra búsqueda de seguir ampliando nuestra colaboración que pasa por medios escritos u orales, ya sean físicos o virtuales. El trasvase de nuestras ediciones pasa por la publicación, distribución y promoción de nuestros textos. Conlleva intercambio que implica promoción, distribución y comercialización de los materiales como también beneficiarnos mutuamente de los procesos editoriales y los avances tecnológicos.5
En el vínculo citado, también puede accederse al directorio de homólogos participantes, en representación de cada universidad.
Como población meta, las publicaciones de la Red de Editoriales de la AUSJAL, se dirigen al sector académico (estudiantes, profesores, investigadores) en las diversas temáticas en cada país, en el ámbito regional e internacional.
Entre los objetivos de la Red, destacan:
La Red de Editoriales de la AUSJAL trabaja realizando reuniones virtuales periódicas, una vez al mes, coordinadas desde la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México y con la participación de las Secretarías Técnica y Ejecutiva de la AUSJAL, ya mencionadas. Entre los programas, proyectos e iniciativas en ejecución, pueden destacarse:
En octubre de 2010, por iniciativa del rector de la Universidad Rafael Landívar, P. Rolando Alvarado López, S. J y su equipo de trabajo, es creada la Editorial Cara Parens y Gustavo García Fong es designado director de la misma. El objetivo de esta unidad académica fue sistematizar la producción editorial universitaria (de suyo muy copiosa dentro de la universidad), definir políticas y criterios editoriales y consolidar la presencia landivariana en el ámbito de la edición, tanto en lo local como en el ámbito internacional.
La editorial tiene como misión «el trabajo editorial universitario a través de la gestión, producción, edición, publicación y difusión del material bibliográfico proveniente de las diferentes disciplinas universitarias, para apoyar a la docencia, investigación y proyección social en beneficio de estudiantes, profesores e investigadores landivarianos, así como de otras universidades, centros de investigación del país y el resto de la sociedad».7
La editorial cuenta con una visión y objetivos estratégicos claramente definidos:
La editorial universitaria recibe, generalmente, proyectos editoriales, unos destinados al apoyo en la tarea docente —que proviene principalmente de las facultades universitarias— y otros que implican todo lo relacionado con la investigación que se realiza en la universidad a través de sus institutos, sobre todo en aquellos temas que la propia universidad ha considerado prioritarios en la línea de contribuir a la solución de la problemática nacional, incluyendo las publicaciones provenientes de proyectos con financiamiento externo, a los que optan tanto las facultades como los institutos de investigación.
La editorial tiene también sus proyectos propios, por ejemplo, la colección temática, agrupada en series y dedicada a ciencias sociales, humanidades, áreas técnico-científicas, literatura, bellas artes, asuntos religiosos, etc.
Asimismo, se dispone también de una agenda cultural donde se organizan diversas actividades, tales como: presentación de libros, actividades de capacitación en redacción, metodologías de la investigación y actividades culturales varias (p. ej., la conmemoración del Día del Idioma Español, del Día Internacional del Libro y de los Derechos de Autor, la participación en la Jornada de la AUSJAL, etc.).
La Editorial Cara Parens cuenta con su catálogo de publicaciones, tanto impreso como electrónico, el cual está a disposición de todos los interesados en conocer el trabajo realizado. Se publica un promedio de cincuenta títulos por año, entre publicaciones impresas y electrónicas.
Para finalizar, deseo citar la paráfrasis de una idea pronunciada en ocasión de la clausura de la primera reunión de la Red de Editoriales de la AUSJAL, realizada en Lima en 2009:
Para que una editorial universitaria… pueda consolidarse y tener éxito, debe tenerse muy en cuenta el sello editorial, que es una especie de «joya y tesoro» que custodia el director… su equipo de trabajo y la institución a la que pertenece la editorial.
Es lo que refleja el nivel académico y científico de cada universidad… es el emblema de su prestigio académico… por ello se siguen procesos rigurosos de selección de lo que se publica siendo imprescindible alcanzar la excelencia en las distintas áreas que conforman una editorial…
En los últimos tiempos han surgido diversos títulos respecto al tema de «libros sobre libros». Sin pretender ser exhaustivo en la enumeración, se sugieren los siguientes títulos: