Los medios de comunicación están desempeñando un papel fundamental en la transición mexicana, tanto en la determinación de las agendas y de los marcos de referencia, como en los modos en que los grupos de la sociedad se relacionan y afrontan los cambios.
Conscientes de la gran capacidad comunicativa de la televisión y de la responsabilidad que implica su manejo, en el Canal Once del Instituto Politécnico Nacional, decidimos reflexionar sobre nuestro quehacer informativo. Concretamente, emprendimos esta labor en Enlace, noticiario que yo dirijo, es de información general y se transmite de lunes a viernes de 21:30 h a 22:00 h y a la medianoche. La cobertura directa de la estación alcanza la zona metropolitana de la ciudad de México, aunque con los convenios y las retransmisoras, su señal llega por diferentes medios a casi todo el territorio nacional.
Nuestra discusión se centró en el estilo narrativo del noticiario, el uso que en él se hacía del idioma, la oferta que presentaba y su política informativa, pero también en cuestiones que encontramos que estaban estrechamente relacionadas con las anteriores: los principios que guían la labor del equipo y la ética profesional de los periodistas que lo forman. Nos pareció entonces que un libro de estilo era un buen mecanismo para guiar estos esfuerzos y dejar constancia de ellos.
Nos propusimos, pues, debatir internamente estos temas y establecer algunos principios que orientaran nuestro quehacer. En el ámbito narrativo, nuestro objetivo es combinar la profundidad en el análisis y la precisión en la información con una amena y ágil exposición. En lo que se refiere al uso del idioma, queremos lograr la pulcritud sin demérito de la riqueza expresiva.
La presión del tiempo en el trabajo cotidiano y lo cambiante de algunas de sus circunstancias nos habían impedido desarrollar una labor sistemática en estos ámbitos. Al integrarse a Canal Once Concepción Ortega como auditora narrativa y lingüística, emprendimos la tarea de hacer nuestro libro de estilo.
El primer paso fue realizar un diagnóstico del noticiario conforme a un esquema de análisis narrativo y lingüístico idóneo. Para ello, se establecieron tres elementos de evaluación: estructura de la noticia, congruencia y armonía entre imagen y texto, y corrección y propiedad idiomáticas.
Para efectos del análisis, se dividió el noticiario en una parte fija, compuesta por los titulares, las noticias nacionales e internacionales, y la información económica, y secciones que se transmiten de manera no periódica como entrevistas y reportajes.
Se encontró que había disparidad en las noticias que se transmitían. En algunas, sobre todo de la parte fija, la estructura narrativa o expositiva incluía datos que complementaban la información básica y la situaban en su contexto. Esto le brindaba al telespectador mayores elementos para su análisis e interpretación y favorecía la reflexión sobre el acontecimiento y sus consecuencias.
Otras, en cambio, tenían una estructura deficiente que hacía que las relaciones entre los hechos resultaran poco claras, o bien que permitía la acumulación de datos confusos, o descripciones muy largas, y no siempre se precisaba quién era el autor de algunas afirmaciones.
En lo que se refiere a la congruencia y armonía entre imagen y texto, a diferencia de otros informativos, en Enlace el diagnóstico reveló que se le daba preferencia al aspecto textual, de modo que, en lugar de que la información del reportero complementara lo que mostraban las imágenes, éstas ilustraban lo que narraba o exponía el periodista. Así, en el aspecto narrativo o expositivo, el elemento conductor era el texto y no la imagen. Esta característica nos abría posibilidades narrativas que había que explorar.
Por otro lado, el análisis también evidenció fallas de producción e infracciones a las normas no siempre escritas del quehacer televisivo.
Desde el punto de vista lingüístico, el diagnóstico puso de manifiesto deficiencias tanto en la propiedad, como en la corrección. La primera la entendemos como la adecuación interna de la oración al pensamiento que se ha querido expresar. La corrección es para nosotros la adecuación externa de la oración a los preceptos gramaticales o a las formas socialmente admitidas como las mejores.
En diferentes grados, según el programa informativo, las fallas detectadas son comunes en el medio televisivo. Concretamente, se pueden mencionar:
—Uso incorrecto de números fraccionarios y ordinales, adverbios, preposiciones y conjunciones.
—Utilización indiscriminada de términos y expresiones de las jergas de los políticos, los economistas, etcétera, así como de eufemismos.
—Falta de un criterio uniforme para: la pronunciación y castellanización de los nombres de localidades y personas extranjeras, la pronunciación y la grafía de vocablos provenientes de otras lenguas, la feminización de sustantivos.
—Incorrecta conjugación de algunos verbos y uso inapropiado de otros.
—Fallas en la concordancia tanto nominal como verbal.
—Barbarismos y solecismos.
Cuando se realizó el diagnóstico, Enlace llevaba 19 años de pasar al aire. En los últimos seis años desarrolló un estilo cuyas características conocíamos ahora con mayor precisión. Pero, ¿ese estilo correspondía a nuestras finalidades?, ¿cuáles eran los principios que normaban nuestro quehacer informativo?, como emisores ¿quiénes éramos?, ¿cuál era nuestro público objetivo?, ¿cómo nos queríamos dirigir a él? El esclarecimiento de estos temas ha resultado una experiencia muy enriquecedora.
La responsabilidad política y social de los medios de comunicación masivos es un asunto que orientó también nuestra discusión y que forma parte del debate nacional. ¿Cuál es en la actualidad la conducta de los medios?, ¿como están afrontando la responsabilidad que implica su poder?, ¿cómo ejercer la libertad de expresión para servir el derecho a la información?
En el noticiario nos hemos propuesto seguir promoviendo los valores de nuestra cultura, sin desdeñar las aportaciones foráneas. Pensamos, como Alfonso Reyes, que la única manera de ser provechosamente nacionales consiste en ser generosamente universales. Además, continuaremos propugnando la tolerancia, el respeto a la diferencia y la negociación como medio de solución de las discrepancias y los conflictos.
En el mundo globalizado de hoy, la información suele ser anárquica y excesiva, y resulta inútil si no se la da un significado, si no se elige lo relevante y se proporcionan los elementos para que el televidente se explique sus causas y consecuencias. Pero, ¿cuándo la selección se convierte en manipulación interesada?, ¿en qué momento la jerarquización pierde su sentido ordenador y empieza a excluir factores inconvenientes para el gobierno, un sector social o un grupo empresarial?, ¿cuándo el derecho a la información se utiliza como pretexto para atentar impunemente contra otros derechos?
La línea divisoria es muy tenue y pasa necesariamente por el compromiso ético del periodista y por los principios que guían el quehacer informativo del medio. En Enlace creemos que una parte importante de estos principios es la ubicación del medio.
Canal Once es un canal cultural que forma parte de una institución pública de educación superior. Consideramos, por ello, que si bien Enlace debe reflejar los puntos de vista y las posiciones gubernamentales, también tiene que dar cabida a las expresiones de los diversos personajes, grupos y sectores que conforman la sociedad mexicana, y presentar las tendencias económicas, políticas y sociales nacionales e internacionales, con estricto respeto al derecho a la información del televidente y a la Constitución y las demás leyes vigentes en nuestro país.
A menudo se transmiten noticias sobre disposiciones gubernamentales que no incluyen los motivos que llevan a su adopción y el contexto en el que ésta se da. La autorización del alza del precio de un producto básico, por ejemplo, suele presentarse acompañada de las manifestaciones de inconformidad de los consumidores. ¡Noticia sería que las amas de casa no protestaran! Pero, ¿cuál es el punto de vista de los productores?, ¿por qué la dependencia responsable creyó conveniente autorizar el aumento?, ¿cuál es su impacto ponderado en la economía familiar?
Con esta información, el telespectador puede juzgar improcedentes las razones de los productores e injustificada la determinación gubernamental, pero en Enlace consideramos que necesita contar con ella para formarse una opinión. Coincidimos con Federico Reyes Heroles cuando afirma que «informar supone esa compleja simplicidad de llevar la noticia. No hay más, no hay menos. Quien le resta a los hechos miente, tergiversa al mutilar. Pero también aquel que agrega influye en la desinformación».
Conocemos el alto rating que logra la noticia presentada como espectáculo, mas, sin dejar de reconocer la importancia de este indicador, queremos brindar una oferta informativa alternativa: un noticiario que invite a la reflexión.
Nuestro público objetivo es un telespectador analítico, que ejerza cotidianamente su capacidad de juicio. Buscamos un interlocutor, y vemos al televidente como ciudadano, no como consumidor. Por eso y porque sabemos que la credibilidad es el más valioso patrimonio de nuestra profesión, en Enlace decidimos no dar cabida a rumores, aunque sean llamativos y aumenten el rating. Somos muy cuidadosos en comprobar la información que transmitimos y en indicar la fuente de la que proviene.
En caso de controversia o de que un asunto tenga varios aspectos, estamos tratando de presentar los puntos de vista de todas las partes implicadas.
Además, por respeto al telespectador y a la claridad narrativa, distinguimos la información de la opinión y, en ésta última, indicamos quién es el autor y la representación que ostenta.
Los que hacemos Enlace hemos contraído el compromiso institucional y profesional de transmitir diariamente información veraz, de calidad, lo más completa posible y situada en su contexto, de manera que el telespectador cuente con los elementos necesarios para su comprensión, análisis e interpretación.
Por otro lado, aunque uno de nuestros objetivos es utilizar un idioma correcto e inteligible para cualquier hispanohablante, no excluimos giros lingüísticos y acepciones propios de México cuando contribuyen a la belleza o precisión de la expresión, ni neologismos si son necesarios, comprensibles y se construyen de acuerdo con las formas del español. Consideramos que solo incorporando estas particularidades y aportaciones a la unidad fundamental de la lengua se logrará conservar su vitalidad.
En el libro de estilo, cuya redacción estamos empezando, incluiremos estas cuestiones. Estamos convencidos de la necesidad e importancia de la tarea que hemos emprendido, y decididos a llevarla a buen término con curiosidad intelectual, pasión y constancia.