El español en televisión: preservar la idiosincrasia del pueblo mexicanoRosa M.ª de las Heras Guash
(México)

Mi participación aquí tiene como fin colaborar para que mi país, México, cuya idiosincrasia se caracteriza básicamente por la mezcla de dos culturas: la precolombina y la española, no pierda sus raíces iniciales.

Defender tanto, la indígena como la española, ésta última que nos integró en el mundo occidental por medio de la lengua y de la religión, y que al preservar las costumbres de ambas, se confirme categóricamente, en una apertura positiva de culturización universal, su propia identificación nacional.

La antigua civilización de los mexicas se sigue conservando y muestra la grandiosidad y belleza de los origenes prehispánicos. En todos los estados de la República Mexicana existe el testimonio de la historia, no sólo en monumentos, códices, artesanía, sino en el mismo comportamiento que se hereda de padres a hijos.

La lengua española, a raíz de la Conquista, fue instituida para el pueblo dominado y desde entonces para una mejor comunicación entre los habitantes era necesario hablarla. Desafortunadamente en 1997 todavía existen etnias que no la hablan, a pesar de que en el Código Federal de Procedimientos Civiles, capítulo primero, artículo 271, dice literalmente: «Las actuaciones judiciales y promociones deben escribirse en lengua española. Lo que se presente escrito en idioma extranjero, se acompañará de la correspondiente traducción al castellano».

La comunicación mediante la lengua es el principal instrumento de la sociabilidad y el interés prioritario del hombre. Por eso al haber sido declarada oficialmente en México como idioma en el que está escrita la Constitución que defiende los derechos y establece las obligaciones de los ciudadanos mexicanos, es obviamente, el hecho de hablar, escribir y leer la lengua española, no sólo un deber, sino una necesidad.

Pero las etnias representan un gran número de mexicanos monolingües, que hablan, la mayoría, náhuatl, otros, mazahua, tlahuica, yaqui y mayo, etc, y las entidades federativas que cuentan con las mayores concentraciones de monolingües son : Oaxaca, Quintana Roo, Chiapas, Hidalgo, Campeche, Guerrero, San Luis Potosí, Veracruz y Yucatán (según estadísticas e investigación del INEGI). Lo indiscutible es, que si todo ciudadano mexicano no aprende a hablar, leer y escribir la lengua española, institucionalizada, no nos podremos integrar como nación.

Se debe aclarar que en la Constitución Política Mexicana Comentada, página 18, artículo 40, hay una reforma a la ley hecha el 18 de septiembre de 1974 por el presidente de la República, licenciado Luis Echeverría, que a la letra dice: «La Nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. La ley protegerá y promoverá el desarrollo de sus lenguas, culturas, usos, costumbres, recursos y formas específicas de organización social, y garantizará a sus integrantes el efectivo acceso a la jurisdicción del Estado.

En los juicios y procedimientos agrarios en que aquéllos sean parte, se tomarán en cuenta sus prácticas y costumbres jurídicas en los términos que establezca la ley». Esto último, a mi juicio, se debe a que, en función de que no se educa correctamente al pueblo mexicano, porque no hay medios suficientes para alfabetizar, se tuvo que proteger al indígena que no habla la lengua española.

El monolingüismo, aunado a todas las personas que sólo hablan la lengua española pero que no la leen ni la escriben, nos coloca en un nivel de analfabetismo. Como consecuencia, es necesario utilizar el mundo de las imágenes y del sonido en los medios de comunicación masiva, en especial, en la radio y la televisión.

La señal de la televisión es recibida lo mismo en los municipios más apartados, que carecen de los servicios indispensables para la vida, que en las zonas de alto nivel económico. El público mexicano es heterogéneo por su calidad social, económica e intelectual, de tal suerte que lo más viable consiste en presentar, en la televisión, entretenimiento, básicamente por medio de la música, la danza y los deportes. Para aquéllos que hablan español, la información, las telenovelas y las películas. De esto resulta que el gran problema es educativo.

Si nos remontamos a la postura de México entre 1821 y 1870, la política se centraba en el gobierno del Estado. La industria, la empresa, la educación, etc, estaban subvencionadas por él mismo. Cuando el gobierno no pudo mantener el nivel económico, se dio la apertura a los grupos privados, apoyándolos con un exceso de proteccionismo y parte de aquella subvención. Sin embargo, respecto a la educación específicamente, no se cumplió con el objetivo de aplicarla a todos los mexicanos y, así, el proceso educativo se redujo a un porcentaje limitado.

En el marco de la apertura a la iniciativa privada mencionada, se encuadra la comunicación radiofónica y televisiva. La primera data del 27 de septiembre de 1921 y la segunda el l0 de septiembre de 1950, ambas fundadas por don Emilio Azcárraga Vidaurreta, entre otros, pero siendo él el principal pionero. Se inicia el imperio, en este campo, con el apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica. Obviamente y válido, el modelo de esta industria aplicada a la comunicación tenía que ser al estilo de la British Broadcasting Corporation para tener por lo menos asegurado el éxito del inicio.

Lo que no es lógico es que hasta la fecha siga el apoyo trasnacional, a las emisiones televisivas ante todo. Como decía el antropólogo Oscar Lewis en 1959: «Sólo el uso del idioma español y de artistas mexicanos diferencia los comerciales nacionales de los norteamericanos». Enrique Sánchez Ruiz, página 83. Los medios de difusión en México. De la Revolución al sexenio de Díaz Ordaz (Mimeo), México, 1981. cfr. Para leer los medios, Guillermo Michel.

A pesar de la enorme cobertura alcanzada por la comunicación electrónica en México, no se puede afirmar que sirva para mejorar la educación ni los niveles de bienestar de los mexicanos, ya que además se presenta otro problema, el de la comercialización. Es necesario que se cubra el costo del tiempo de las transmisiones, y ello redunda en perjuicio del receptor, porque tendrá que recibir los mensajes gracias a la decisión de los patrocinadores que velan por sus intereses antes que por las necesidades de los auditorios.

Se ha provocado un movimiento circular sin principio ni fin. Los medios envían los mensajes que convienen a sus intereses, pero el mismo auditorio, al no estar preparado por las circunstancias ya mencionadas, tampoco cuestiona lo que le envían y lo acepta. De ahí que la calidad sea relativa a lo que el público exige. En los medios no se da importancia a los rasgos culturales, importa presentar lo que impacte y, si el público lo acepta, es el valor que se toma en cuenta.

Si un punto a tratar en este trabajo es que la televisión como medio de comunicación sea una vía para educar a un pueblo que acusa analfabetismo y monolingüismo indígena, y generalmente la forma como se manejan los mensajes es desde modelos extranjeros, la televisión no puede ser educativa y nacionalista. De tal suerte que, por dirigirse al público antes mencionado, reduce su producción al entretenimiento para masas, sin preocuparse por los intereses que requerimos los ciudadanos mexicanos para integrarnos en un país que necesita la colaboración y participación de todos.

El gobierno, aunque ha entrado en el campo de la televisión y la radio, no ha logrado captar al auditorio, y la fuerza de los medios electrónicos la tiene la iniciativa privada, la misma que no se preocupa por la educación, porque tiene intereses prioritarios de tipo económico y para esto utiliza a la publicidad que los resuelve.

La educación que debe ofrecer el gobierno para integrar a todos los mexicanos es, antes que nada, leer, hablar y escribir en lengua española. Esto nos lleva a sentar las bases de la lengua española que básicamente se debe manejar en los medios. La connotación que implica la publicidad copiada de otras culturas, y que se reproduce a través de nuestros medios electrónicos, convierte al pueblo indigente, cognoscitivamente hablando, en presa fácil de la manipulación.

Los niños de cualquier estrato social, que reciben los mensajes de la televisión, están expuestos a que deformen la realidad por la manera en que se manejan. La publicidad cumple ante todo con su objetivo: vender. Aunque se haga hincapié en la base ética, ésta no se cumple cabalmente, sobre todo porque vivimos inmersos en el consumismo y con la máxima de la competitividad.

Los adultos que logran un título universitario corresponden a la élite de privilegiados capaces de no permitir la manipulación, pero es la minoría. Porque aquellos que están en el grupo de mínima escolaridad, o no tienen la disciplina crítica para defender su postura y ser auténticamente ellos mismos, o simplemente no entienden los beneficios de la formación cognoscitiva y se rinden ante los encantos del consumismo que refuerza su personalidad por el estatus o, por sobrevivir ante las necesidades económicas, eligen lo que les ofrecen, aunque no sea su ideal , no se integran a la sociedad de manera cabal, sin resabios y renegando de su patria que no les ofrece lo que la publicidad que emiten los medios enaltece sin tomar en cuenta las condiciones del auditorio.

En el caso de los indígenas, la acción paternalista de apoyar el monolingüismo con la justificación de que no desaparezcan las raíces y la idiosincrasia, realmente está provocando aislarlos de un mundo en el que tienen derechos y obligaciones y que no conocen. Los grupos citados anteriormente y de una forma somera, llamados monolingües y que tienen acceso a la televisión, viven en un mundo que no entienden, no sólo por la lengua, sino por todo lo que conlleva el mensaje que está fuera de su contexto.

¿Cómo se puede pensar en el nacionalismo y el apoyo de la idiosincrasia si, quitando la publicidad de algún producto comestible semejante a lo que los mexicanos consumimos o las presentaciones de música o danza vernáculas o algunas muestras de nuestra cultura que se usa de adorno para el corte de canal, en general la televisión está enfocada a mostrarnos otro país y otros países con los cuales no nos identificamos?

En el caso de las personas que hablan la lengua española, es indigno, pero respecto a los grupos monolingües, además viola las mínimas reglas del humanismo. Aprovechando el interés del Instituto Nacional lndigenista, se podría establecer en esa institución analizar más profundamente la situación de la necesidad que tiene el indígena de hablar, leer y escribir la lengua española institucionalizada.

También enseñarles la historia de nuestra patria y, con esos instrumentos, que se pudiera revalorar la grandeza de México, al darles la oportunidad de conocer otras culturas que son dignas de admirar y hasta de tomar como modelo para el progreso, considerando que la propia está al mismo nivel en ciertos aspectos, o con la capacidad de lograr los avances necesarios.

Los medios electrónicos no contribuyen a reforzar el desarrollo de las regiones, ni la identidad nacional, sin contar con que, unido a esto, ahora entramos en la globalización. Es indiscutible que un país no se puede quedar rezagado y México entró en la modernidad, porque el hombre hace la historia y es necesario afrontar los cambios, pero se debe estar preparado y no ser arrastrado por la corriente, para no sufrir las consecuencias.

Los beneficios y perjuicios provocados por los mensajes televisivos son: que los primeros se presentan como incentivo y motivación para quienes entiendan y así colaboren en aras del engrandecimiento de la nación y los segundos, han modificado y desvirtuado los principios que nos identifican como mexicanos.

Es necesario aclarar que la primera denotación de mexicano, con base en la unión de dos razas que se analizó al inicio de este trabajo, no es correcta si tomamos en cuenta el curso de la historia. Pero sí es coherente en función de que nos rige la lengua española. Aunque si tratamos este punto con más exactitud, esa lengua ha recibido la influencia de muchas culturas, pero prevalece el poder de comunicación con todos los pueblos de lberoamérica. Lo que no se puede permitir es que, siendo la lengua española tan rica, se olviden los sinónimos que sustituyen a palabras de otros idiomas y, con el uso indiscriminado de lenguas extranjeras para nuestro país, se provoque la pérdida de nuestra idiosincrasia.

Otro punto indispensable para apoyar el nacionalismo es la correcta aplicación de la lengua española en los mensajes televisivos, y pedir la coherencia del contenido con la palabra que lo expresa. Esto se refiere a que, en principio, el buen uso del idioma es un modelo a seguir por la masa televidente, pero, además , la coherencia del contenido con la palabra implica veracidad, y así se cumple la regia ética.

Una de las consecuencias que resulta del uso incorrecto de la lengua es la falta de credibilidad en los mensajes. El mal uso puede ser por dolo o por ignorancia. Cuando el receptor se da cuenta de que hay dolo, generaliza y por ende ya no acepta lo que se le dice, aunque en alguna ocasión realmente sea por ignorancia del transmisor. En el caso de que el contenido no signifique lo mismo que la palabra emitida, por ignorancia del transmisor, tampoco hay justificación, ya que es tan fuerte la influencia, sobre todo para la masa no crítica, que aceptan el mensaje y forma parte de su comportamiento. Ejemplo de esto es el uso de ver visto, gracias a un locutor deportivo.

Encuentro necesario hacer hincapié en la transmisión televisiva con carácter educativo, para reafirmar la idiosincrasia de los mexicanos, emitir programas sobre los estados de la República, mismos que incrementarían el turismo nacional, sea esto dicho de paso. Pero lo más importante es presentar series de reportajes sobre las diversas regiones del país. Existe un nivel muy alto de mexicanos que no conocen las costumbres, el clima, los paisajes, la gastronomía y la historia. Hay personas que nunca han visto el mar, ni se lo imaginan , otras , la sierra, los hay que no conocen el desierto o el bosque. De tal suerte que su propia tierra les es extraña. ¿Es posible amarla y respetarla si no la conocen?

Concluyendo sobre los puntos tratados, el pueblo mexicano requiere de educación, ya que es necesario ante todo enseñar la lengua española para empezar con un común comunicativo, esto no excluye a las lenguas indígenas. El uso de la televisión como medio de enseñanza, por ser un conducto viable de imágenes debido al monolingüismo y el analfabetismo, se puede dar siempre y cuando los mexicanos entendamos los mensajes, al hablar, en principio, la lengua española; conocer a nuestro país y a nuestra historia, lo cual motivará para aprender a leer y escribir, de tal suerte que se nos abra un horizonte más amplio y nos convirtamos en personas más críticas, por lo que podremos valorar a nuestra cultura, defender nuestra idiosincrasia y nacionalismo y así no seremos presa de la manipulación, sino de la apertura a los beneficios de otras culturas.

Estamos en un época de cambio y de intercomunicación que, con una base cognoscitiva, nos permite escoger las mejores opciones para el progreso, con la capacidad de desechar aquello negativo para la formación auténtica del ser humano.