Agradezco a los organizadores del evento su invitación, ya que es un gran honor el participar en este II Congreso Internacional de la Lengua Española en el tema «El potencial económico del español». El idioma español en el mundo de los negocios.
Parece una paradoja pero, para la mayoría de las personas que hablamos español, su importancia pasa desapercibida a pesar de que es un elemento fundamental en nuestra vida.
Por eso, cuando recibí la invitación el tema me tomó por sorpresa, sin embargo, unos momentos de reflexión me permitieron darme cuenta de la dimensión e importancia que el idioma español tiene en la actualidad, pero sobre todo, su potencial económico.
Su conocimiento lo empezamos a adquirir desde el momento en que nacemos y se enriquece conforme vamos creciendo. No nos cuesta trabajo aprenderlo, nos es tan natural y tan nuestro que sólo en ocasiones como ésta tenemos la oportunidad de acercarnos a conocer la dimensión que tiene en el mundo contemporáneo y la importancia que adquiere el que, por ejemplo, todo un subcontinente hable este idioma.
En algún momento, esto nos puede parecer irrelevante, pero, en principio, 365 millones de personas hablan español como lengua materna, es decir, los habitantes de España e Hispanoamérica; sin embargo, también en Estados Unidos hay una gran comunidad que tiene como raíz nuestro idioma. Cerca de 24 millones de personas son de origen mexicano y en total, en los Estados Unidos residen 35 millones de personas con raíces hispanas, lo que representa el 11,5 % de la población de este país.
En términos generales, estamos hablando de 400 millones de personas que tienen como lengua materna el español. Esto representa el 7 % de la población mundial, misma que se estima genera una riqueza equivalente a 3,0 billones de dólares (3 018 900 millones), es decir, 10 % de la producción total de nuestro planeta, lo que se traduce en una producción per cápita y un poder adquisitivo superior a la media mundial.
Estas cifras, por sí solas, ya son impresionantes, pero el español no es un idioma que se halle circunscrito a la zona geográfica que he mencionado. El español ha venido ganando espacios en todo el mundo. No nos sorprende llegar a Canadá y ver que, en particular, mucha de la gente de negocios habla ya nuestro idioma fluidamente.
En la misma Unión Europea, vemos con orgullo que el español es una de las lenguas oficiales, y que esta circunstancia ha fortalecido su uso dado que, antes de la entrada de España a la Comunidad Europea, ya era normal encontrar hombres de negocios y ciudadanos de la Comunidad, que realizaban las más diversas actividades, que hablaran español.
Los frecuentes desplazamientos de numerosos habitantes del septentrión europeo a España, para disfrutar de sus bellezas naturales, su agradable clima y su impresionante historia, han generado un gran cariño y una gran afición por el español, de tal manera que muchos europeos lo han aprendido y lo utilizan como medio de comunicación, hecho que lo sitúa como uno de los idiomas más hablado en Europa.
En Estados Unidos, la presencia de ese numeroso grupo de inmigrantes de origen hispano, aunada a los frecuentes desplazamientos que los estadounidenses, en viajes de negocios o de turismo, realizan hacia Hispanoamérica y a España, también han generado una necesidad y una afición enormes por nuestro idioma.
Los japoneses, durante la época del llamado milagro japonés, para adquirir materias primas necesarias para su industria y en su estrategia de comercialización hacia Hispanoamérica, también aprendieron el español y, ahora, no es raro llegar al Oriente y tratar los negocios en nuestra lengua.
Esto, para mí como empresario, representa una ventaja y una oportunidad extraordinarias que afortunadamente han permitido expandir nuestro negocio por todo el mundo.
En la década de los 80, cuando iniciamos nuestra expansión comercial al exterior, el punto de partida lo fue Estados Unidos. El incursionar en el mercado internacional representaba una aventura que era necesario acometer inteligentemente, evitando errores y costos. La realización de un minucioso estudio definió el nicho de mercado que inicialmente debíamos atacar: el de los residentes mexicanos e hispanos ubicados en la frontera.
La decisión estuvo basada en que el proceso de aculturación de la mayoría de la población mexicana que llega a EE. UU. es muy lento, de tal manera que a través de los años conservan los elementos de una fuerte identidad, mantienen sus hábitos de consumo, siguen comprando productos mexicanos y prefieren comunicarse en español, manteniendo un intenso contacto con sus familiares en México.
Estos elementos nos permitieron una fuerte expansión comercial, pues nuestro producto encarnaba la añoranza y el gusto por algo verdaderamente suyo, además de que cuando lo querían consumir, se les facilitaba y se sentían orgullosos de pedir el producto en su idioma: el español.
Es decir, pudimos aprovechar las ventajas emocionales, geográficas y culturales prevalecientes en el área para conquistar un mercado.
Desde el punto de vista cultural, la lengua fue el aspecto más relevante en la estrategia de penetración que utilizamos en este mercado pues, al acercarnos a los nichos establecidos por nuestro estudio, lo hacíamos en su idioma.
Nuestro producto era definido por una palabra de la lengua española que resultaba familiar y amigable a nuestros compatriotas en ese mercado, y fue ésta la que nos permitió realizar una exitosa prospección en los Estados Unidos. También es una palabra cuya pronunciación no resulta muy difícil para el consumidor sajón o de otros orígenes, y que tiene una motivación adicional para todos pues también define a un elemento que todos queremos alcanzar: el éxito.
La facilidad de la comunicación establecida por el idioma con núcleos perfectamente definidos, representa un mercado si no reservado, sí propenso al consumo de un producto por elementos adicionales como son las reminiscencias y afectos.
Para los que aprenden el español, resulta ser un idioma sin muchas complicaciones fonéticas pues las letras se pronuncian tal y como se escriben éstas no varían por su posición en la palabra, y eso es una enorme ventaja frente a otras lenguas.
Así como no nos dábamos cuenta de la importancia del español en nuestra vida cotidiana, actualmente vemos que nuestra lengua tiene un peso específico en el concierto mundial y se convierte en un factor determinante en el ámbito de los negocios.
Ya vimos un caso concreto, la estrategia para la introducción de nuestro producto en un mercado, en la que el español desempeñó un papel de ariete, es decir, el español abre caminos a la exportación de bienes y servicios ligados genéricamente al idioma, lo que puede incluir desde la gastronomía hasta la moda; pero también tiene implicaciones comerciales tales como la materialización de contratos, la transferencia de tecnología o la realización de proyectos de consultoría.
Lo es también para el caso de la inversión extranjera directa y, como ejemplo, tenemos la expansión extraordinaria que ha realizado España en Hispanoamérica, misma que en el año 2000, representó un monto equivalente al 5 % del PIB español; es decir, su importancia actual, desde el punto de vista económico, es enorme, pero su futuro lo es más.
Si hace 20 años el número de personas que hablaban español era de 300 millones, ahora es de 400 millones; si en los Estados Unidos, el núcleo hispano era de 14 millones, ahora es de 33 millones; y si definimos geográficamente su área de influencia, tenemos casi todo un continente que habla español.
Es cierto que Hispanoamérica recientemente sufrió los efectos de los avatares económicos, lo que redujo su crecimiento, pero, teniendo en cuenta su estrecha relación con los Estados Unidos y que la economía de éste registrará dentro de muy poco símbolos positivos, estoy seguro de que su recuperación será rápida. Por esto, los hombres de negocios la tendrán que ver como una región cada día más atractiva.
La población hispana en los Estados Unidos presenta la mayor tasa de crecimiento de todas las minorías, de tal manera que, para el año 2005, significará el 12,4 % de la población total y, para el año 2020, este porcentaje se elevará al 16 % en el mercado más grande del mundo.
Otros elementos relevantes en ese mercado son que del total de 562 publicaciones cotidianas y periódicas en circulación en idiomas extranjeros, 174, es decir, el 31 %, es en español.
El número de medios de comunicación americanos orientados a la población hispana alcanza a 154 estaciones de televisión y 845 estaciones de radio, lo que respectivamente representa el 72 % y 48 % de las emisoras en lengua extranjera en ese país; y que, en 1997, la importación total de libros fue de 816 millones de ejemplares, y 12,2 % de ellos fueron en idioma español.
Además, es importante señalar que la población hispana en Estados Unidos tiene una edad promedio de 26 años, resultando más joven que la medida en general, que es de 35 años.
Ante estos hechos, no cabe la menor duda de que la importancia de la población hispana a nivel mundial y en el mercado norteamericano, cada día será mayor. Por eso, los hombres de negocios de todo el mundo se verán más involucrados con el español y es que, si se quiere hacer negocio, la mejor forma de hacerlo es hablar el idioma del consumidor.
La importancia del español se acrecienta porque también es un idioma con una gran vitalidad, que cada día nos hace identificarnos más, pues se ha venido enriqueciendo con numerosas palabras de origen americano y con modismos, que reflejan la capacidad de adaptación del idioma a las condiciones que van creando la evolución de la sociedad y la intensidad de los negocios en un mundo globalizado.
Sin embargo, debemos poner atención a circunstancias particulares que podrían entorpecer el mantenimiento de nuestro español, debemos alejarlo de las variedades dialectales y modismos extremos en donde se mezcla el español con el inglés.
En este sentido, debemos estar conscientes de que resulta fundamental fortalecer la enseñanza y fortalecer el bilingüismo, con el objetivo de preservar la lengua materna y desarrollar las habilidades en la segunda.