«Antes de la generalización de las TIC en la vida cotidiana, lo que los adolescentes hacían, prensaban, consumían, compartían o socializaban entre ellos eran asuntos que preocupaban a los estudiosos de los temas de adolescencia y juventud y pocas veces el campo educativo encontraba razones válidas para ocuparse o inquietarse por ellos, salvo que perturbaran el normal desenvolvimiento de las actividades escolares. Pero a partir de la apropiación intensiva y extensiva de los recursos digitales en todos los ámbitos sociales y culturales, la escuela se ha visto forzada a incluir en su currículo y funcionamiento desafíos pedagógicos inéditos, sin contar, en muchas ocasiones, con suficientes herramientas ni comprensión de la dimensión del problema que enfrentaba».1 El título de este panel parece aludir a este problema pedagógico y esta presentación busca ser una contribución a su análisis desde una óptica lingüística, más específicamente, desde una óptica textual.2 Caracterizaré someramente dos grupos de textos, unos de concepcionalidad digital —esto es, propios de un mundo con tecnologías digitales— y otros de concepcionalidad analógica —esto es, concebidos con los parámetros del mundo analógico—, aunque estos textos se encuentren en un soporte digital (típicamente, un texto literario adecuado informáticamente para su lectura en ebook).3 Cerraré mi presentación con unas reflexiones primarias y modestas sobre la relación entre los géneros presentados y la realidad de las instituciones educativas universitarias.
Sin entrar en grandes (ni pequeñas) disquisiciones teóricas entiendo necesario detenernos un momento a desmontar la sigla TIC o TICS, ya incorporada como un término a nuestra lengua, y que, como es sobradamente sabido, significa tecnologías de la información y comunicación. En primer lugar, distingamos entre información y comunicación. Si bien es cierto que al informar comunicamos, lo contrario no lo es. No toda la comunicación humana se reduce a la información, sino que, a diferencia de la comunicación animal, la comunicación humana suele exceder la función de informar. En segundo lugar, aclaremos que el restante término, tecnología, se refiere básicamente a la tecnología digital. En ese ámbito, la necesidad de distinción es aún mayor, ya que la digitalización ha tenido consecuencias diferentes en el ámbito de la información que en el de la comunicación. La digitalización de la información ha impactado brutalmente en términos cuantitativos —la sobreabundancia de información que circula ha provocado una gran «infoxicación»—,4 en las formas de su procesamiento, evaluación, y reempleo, lo cual tiene, sin duda, importantes implicaciones pedagógicas.5 Por su parte, la digitalización de la comunicación ha impactado no solo en términos cuantitativos sino también cualitativos: la tecnología digital, como antes lo hizo la tecnología de la escritura, es responsable del surgimiento de nuevas clases textuales o géneros, que llamo aquí géneros digitales, como una forma de abreviar la larga expresión géneros de digitalidad concepcional.6
De acuerdo con el tema del panel, las dos preguntas que guían este texto son las siguientes:
a. Dado que enseñamos a través de textos (orales o escritos), ¿hasta qué punto ha influido la presencia de las nuevas tecnologías en nuestra forma de enseñarlos?
b. Si los actuales maestros (profesores universitarios, en el caso sobre el cual reflexiono aquí) somos analógicos y los alumnos (estudiantes universitarios) son digitales, ¿en qué medida debe adaptarse el maestro analógico al alumno digital?
Para poder responder estas preguntas, y como ya anuncié, caracterizaré dos nuevos géneros digitales (surgidos a partir de dos aplicaciones: WhatsApp y Twitter) con algo de ejemplificación y luego me referiré, sin ejemplificación por entenderlos más que conocidos, a los viejos géneros analógicos.
Entiendo que los géneros digitales son aquellos cuya comunicación está mediada por un dispositivo electrónico, cuyo registro es coloquial, que presentan frecuentes heterografías o empleo laxo de las normas ortográficas y que tienen rasgos léxicos, morfológicos y sintácticos propios de lo coloquial.7 Tal es el caso, por ejemplo, de los textos que se producen en WhatsApp, que suman a las características anteriores, ser textos dialógico/conversacionales, su muy frecuente heterogeneidad (esto es, la combinación de textos verbales con modalidades semióticas no lingüísticas como iconos, GIF, imágenes fijas, imágenes en movimiento) y la tendencia a la festividad propia del cronolecto juvenil (incluso en adultos), como podemos observar en el ejemplo (1), en el que transcribo una conversación entre un grupo de hablantes adultos cultos. Mis intervenciones, glosas y aclaraciones, están introducidas entre corchetes.
(1)
A las 5:09 p. m. del 14/3/2019, Cuarentón 1 sube a un grupo de WhatsApp un video en el que alguien a la orilla del mar intenta entrar para acercarse a unos cetáceos. Otra persona, quien filma, le grita «Cuidado, Gordo» y otras expresiones para que se aleje de los animales.
5:09 p. m. - Cuarentón 1: Hoy en el cabo [cabo = lugar de la costa]
5:13 p. m. - Treintañero 1: me mueeeeeee [me muero]
5:15 p. m. - Cuarentón 1: Tasloco [Estás loco, es expresión de asombro en hablas juveniles]
5:22 p. m. - Septuagenaria 1: Quién es y que animales son? Parecen toninas
5:23 p. m. - Cuarentón 1: Orcas
5:23 p. m. - Cuarentón 1: No se quien es
5:24 p. m. - Septuagenaria 1: Tan en la orilla?. Es raro.
5:24 p. m. - Cuarentón 1: Si no la ve y se tira a nadar se lo morfa [se lo morfa = se lo come]
5:28 p. m. - Veinteañera 1: Chann
5:28 p. m. - Veinteañera 1: Re chiquita igual
5:29 p. m. - Cuarentón 1: Hay uno en el grupo que me lo mandaron dice que esa arena no es de Cabo polonio
5:30 p. m. - Treintañera 1: En la playa bien en la entrada a cabo, donde dobla el camion, la arena es asi......pero si en general es blanquita y finita.
5:36 p. m. - Veintañera 2: Ehaaaaaaaaaaaaa
5:36 p. m. - Veintañera 2: Que maravilla
5:36 p. m. - Veintañera 2: Gordo es o suicida o no sabe nada de ballenas
5:54 p. m. - Treintañera 1: Para mi es punta del este esa playa, tipo queen anne
5:55 p. m. - Veinteañera 1: Ella conoce las playas
5:55 p. m. - Treintañera 1: jajajajaja
5:55 p. m. – Septuagenaria 2: ?????
5:56 p. m. - Septuagenaria 2: Queen Anne??????
5:58 p. m. - Treintañera 1: La parada 41
5:58 p. m. - Treintañera 1: y cercanas tienen tipo esa arena asi granulosa
5:58 p. m. - : Septuagenaria 2: El día del cumple de Septuagenario las niñas dijeron de ir al Titanic. Alguien se anota?
5:59 p. m. - Treintañera 1: Que es el titanic?
5:59 p. m. – Septuagenaria 2: Juego de escape.
6:00 p. m. – Septuagenaria 2: Te acordás que me regalaron para mi cumple?
6:00 p. m. - Veinteañera 1: Depende de cuándo sea, yo
6:01 p. m. - Septuagenaria 2: Hay que combinar. Este fin de semana había lugar
6:03 p. m. - Septuagenaria 2: Está muy bueno
6:05 p. m. - Veintañera 2: Anonadada
6:06 p. m. - Veinteañera 1: Me too
6:57 p. m. – Cuarentón 2: Alguien tiene una masajista para recomendar?
6:58 p. m. – Cuarentón 3: Porque UNA?
7:01 p. m. – Cuarentón 2: Bueno UNO tb puede ser
En este breve fragmento transcrito se pueden observar alargamientos vocálicos (5:13 p. m. Treintañero 1: me mueeeeeee [me muero]), acortamientos y heterografías (5:15 p.m Cuarentón 1: Tasloco [Estás loco], 6:00 p. m. – Septuagenaria 2: Te acordás que me regalaron para mi cumple?), uso y, sobre todo, falta de uso de tildes y signos de puntuación en toda la conversación, onomatopeyas e interjecciones (5:28 p. m. - Veinteañera 1: Chann, 5:36 p. m. - Veintañera 2: Ehaaaaaaaaaaaaa, 5:55 p. m. - Treintañera 1: jajajajaja), prefijación juvenil (5:28 p. m. - Veinteañera 1: Re chiquita igual), sintaxis de la oralidad (5:29 p. m. - Cuarentón 1: Hay uno en el grupo que me lo mandaron dice que esa arena no es de Cabo polonio), el uso de comodines ( 5:54 p. m. - Treintañera 1: Para mi es punta del este esa playa, tipo queen anne), burlas festivas (5:55 p. m. - Veinteañera 1: Ella conoce las playas, y 5:55 p. m. - Treintañera 1: jajajajaja), cambios de tema bruscos ( 5:58 p. m. - : El día del cumple de Septuagenario las niñas dijeron de ir al Titanic. Alguien se anota?, o 6:57 p. m. – Cuarentón 2: Alguien tiene una masajista para recomendar?), préstamos del inglés ( 6:06 p. m. - : Me too), entre otros rasgos típicos del género conversación en una aplicación de chat que permite el diálogo sincrónico.
El segundo caso de géneros digitales de creación reciente en el que me enfoco es el propio de Twitter. Las clases de textos de allí son más diversos. Twitter fue una plataforma de microblogging (blog = bitácora, diario público), empleada originalmente para la expresión personal que ha ido variando sus funciones, entre otras razones, por la ampliación del número de caracteres permitidos de 140 a 280. Grosso modo, y a diferencia de WhatsApp en cuyo uso «típico» predomina la comunicación, los usos de Twitter pueden ser tanto comunicativos como informativos. Sin embargo, en el empleo juvenil de esta red social, que es el que nos interesa aquí ya que son los jóvenes quienes predominantemente pueblan las universidades, dominan los usos comunicativos. Los tweets empleados al servicio de la información o bien contienen noticias breves, como en el ejemplo (2) o bien son textos remisivos, esto es, que envían a una información que está en otro sitio, como en el ejemplo (3).
(2)
(3)
Como decía, los jóvenes emplean Twitter como un espacio de comunicación interpersonal pública, con sesgo conversacional o fático, al comentar hechos de la realidad como en (4) o señalar cuestiones autobiográficas como en (5) o (6).
(4)
Estos empleos comunicacionales más conversacionales de Twitter realizados por usuarios jóvenes lo acercan, en varios aspectos, a los usos de la lengua en WhatsApp, como puede verse en este último ejemplo (6) en el empleo de interjecciones (pa), la prefijación (auriculares re sarpados), acortamiento (tas viendo) y la disortografía generalizada.
Comparemos ahora estas clases de textos digitales con los géneros de concepcionalidad analógica o géneros analógicos, esto es, géneros creados mayoritariamente a partir de la generalización del papel. De este conjunto de géneros creados por la sociedad analógica, algunos son privilegiados por las instituciones universitarias o de formación terciaria (se ligan a su propia génesis), ya que la mayor parte de las prácticas universitarias de generación, transmisión y acumulación de conocimiento se basan en ellos. Si los miramos desde un grosero recorte entre un polo informativo y un polo comunicativo, es posible afirmar que los géneros analógicos se inscriben abrumadoramente en el polo informativo, a diferencia de los anteriores, mucho más cercanos al polo comunicativo.
Los diversos géneros académicos cuentan con estructuras internas predeterminadas o socialmente acordadas, como cualquier género. Son ejemplos de ellos los artículos de especialidad, los textos de divulgación, los manuales, los informes, las evaluaciones, entre otros, y por su alta complejidad deben ser (aunque no siempre lo son) objeto de enseñanza explícita. Poder escribir un género académico breve, como es por ejemplo la reseña, supone conocer qué partes la componen, cuál es el sentido de cada una de ellas en el texto mayor, cómo dialogan entre sí, cuáles son sus secuencias textuales predominantes en cada una de las partes, cuáles deben ser las rutinas lingüísticas recurrentes (léxico, conectores, tiempos verbales, agentividad alta o baja, subjetividad alta o baja), entre otros requerimientos. El lector de este texto, experto seguramente en los géneros analógicos, no requiere mayor ejemplificación de ninguno de ellos. Basta con nombrarlos, ya que se trata en todos los casos de moldes o rutinas socialmente prefijadas.
Los primeros géneros caracterizados, los de concepcionalidad digital, serían géneros primarios, en términos bajtinianos, ya que están siempre relacionados con la comunicación cotidiana y son de baja complejidad y elaboración. Los de concepcionalidad analógica son todos géneros secundarios, justamente por su alta elaboración y complejidad. Los géneros secundarios suelen ser objeto de enseñanza o de aprendizaje, ya que es costoso acceder a ellos por mera inmersión social o a través de pares. Lo contrario sucede con los géneros digitales. Basta con leer Twitter durante un tiempo breve para comprender qué y cómo se escribe en Twitter, basta con tener a mano a algún nativo digital para entender la lógica de la heterogénesis entre textos y GIF o enterarse de dónde hay repositorios de memes, o saber que no es tan importante el cuidado ortográfico o la selección de léxico culto para las conversaciones de WhatsApp.
Dicho esto todo esto, estamos, creo, en mejores condiciones de responder las preguntas realizadas más arriba, que recuerdo aquí para comodidad del lector y en una versión más breve: ¿hasta qué punto ha influido la presencia de las nuevas tecnologías en nuestra forma de enseñar los textos?, y ¿en qué medida debe adaptarse el maestro analógico a las características del alumno digital?
Si tenemos presente que el foco de esta presentación es la cuestión de las TICS miradas desde los textos, la primera de estas preguntas está implícitamente respondida. Por las dudas, lo hago explícitamente: la presencia de las nuevas tecnologías ha influido poco en nuestra forma de enseñar los textos en la universidad. Las clases de textos que son realmente novedosos, los que hemos llamado aquí géneros digitales, se inscriben en el mundo de lo cotidiano y de lo comunicacional. Su foco en la comunicación, más que en la información, los sitúa en un lugar marginal dentro de las instituciones universitarias, que privilegian, como es sabido, la creación y la acumulación del conocimiento y su transmisión intergeneracional.
En cuanto a la segunda pregunta, dado que los nuevos géneros son primarios, esto es, son socioculturalmente adquiribles por inmersión o requieren de muy baja instrucción y, por el contrario, los géneros analógicos, de alta complejidad por su densidad informativa (argumentativa y explicativa), deben ser objeto de enseñanza, entiendo que la universidad, a pesar de estar poblada ya por una fauna estudiantil radicalmente digital, debe enseñar a estos estudiantes digitales a desplazarse en un mundo anfibio, ya que a pesar de que ellos puedan ser maestros en géneros digitales no lo son en los géneros analógicos. Por tanto, los estudiantes digitales precisan aún de maestros que los introduzcan o los ayuden a moverse cómodamente en un mundo dominado, en el caso universitario, marcadamente por lo analógico.