Buenos días, Señoras y Señores.
Es un honor participar en esta acogedora ciudad de Córdoba en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, en esta sesión dedicada a la competitividad del español como lengua para la innovación y el emprendimiento.
Como saben, la Real Academia Española tiene como misión principal fijar y normativizar la lengua general o común del Estado español, que todos los ciudadanos tienen el deber de conocer y el derecho a usar de acuerdo con lo que establece nuestra Constitución.
La Real Academia cumple esta misión a través de distintos instrumentos, como son el diccionario de la Lengua, la ortografía y la gramática. Además, una función fundamental de la Real Academia de la Lengua es procurar que los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que se mantiene en todo el ámbito hispánico.
En esta labor es fundamental la tarea que realiza la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), que contribuye esencialmente al panhispanismo de nuestra lengua, y a que las obras consideradas normativas por los hispanohablantes se hayan convertido en obras panhispánicas, es decir elaboradas y publicadas por la totalidad de las Academias, que llegan a una comunidad de hispanohablantes compuesta por quinientos setenta millones de personas.
La lengua española no es un bien exclusivo de España, sino de todos y cada uno de los Estados que la usan como lengua general. Y la normativización de esa lengua se lleva a cabo, con el impulso de la RAE, por todas las academias de las repúblicas hispanohablantes.
Por volumen de hablantes, extensión geográfica, diversidad cultural y juventud demográfica, nuestra comunidad hispanohablante, que goza de excelente salud y continúa en crecimiento, supone una ventaja estratégica de primer orden para la innovación y el emprendimiento.
Somos una de las lenguas más habladas en el mundo, tenemos una potente masa crítica capaz de innovar en todos los ámbitos del conocimiento y amplios mercados potenciales que podemos alcanzar.
Estamos, igualmente, bien situados en el ámbito del desarrollo de conocimiento, que es la palanca que mueve y orienta el mundo en el siglo xxi. En el mundo hispanohablante tenemos ya la madurez institucional para que la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación formen parte central de nuestros sistemas de producción y nuestras políticas de Estado.
Tenemos en nuestra comunidad hispanohablante una amplísima red de universidades y centros de investigación, unida por la lengua, empeñada en la consecución de objetivos comunes y habituada a colaborar. Una red excepcional para la innovación y el emprendimiento a la que debemos dotar de metas compartidas.
España ocupa el puesto número 11 mundial en producción científica, indicativo de nuestra capacidad para generar conocimiento que, cada vez con mayor celeridad, transferimos a las empresas y a la sociedad.
Sin embargo, todo este potencial latente tiene que articularse con medidas e iniciativas concretas que lo pongan en valor y también es necesario realizar esfuerzos que corrijan deficiencias. Debemos potenciar comunidades de excelencia científica y facilitar la transferencia a la sociedad en un contexto panhispánico.
¿Podría fortalecerse esta comunidad científica en una dirección concreta, orientada, por ejemplo, al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030? Una actuación como esta implicaría la aplicación trasfronteriza de avances técnicos obtenidos de manera conjunta en nuestro idioma común, lo que arrojaría resultados positivos para la finalidad innovadora y emprendedora que en última instancia perseguimos.
Y no podemos pensar en innovación y emprendimiento sin hablar de digitalización. Ante la revolución digital, el español y los líderes académicos, políticos y empresariales que hacemos uso de esta lengua tenemos que desarrollar un papel activo en la adopción de políticas e iniciativas que posicionen al español como un idioma de referencia.
Sólo el 5,1 % del contenido en internet está en español, por detrás del inglés, el alemán y el ruso, a pesar de que el número de hablantes de alemán y ruso es considerablemente inferior ¿Qué debemos hacer para corregir esta situación?
Permítanme exponer una modesta muestra de innovación digital y de fomento de la digitalización del español desde el lenguaje. La Real Academia Española está desarrollando la plataforma digital denominada Enclave RAE, que pondrá a disposición de los usuarios un amplio abanico de recursos lingüísticos avanzados, información y contenidos relacionados con la lengua española de utilidad para los distintos ámbitos profesionales.
Es una herramienta que tiene un gran potencial de desarrollo y en la que colaboraremos desde la Administración pública española en cuestiones como big data y, especialmente, la Inteligencia Artificial.
La Inteligencia Artificial es un elemento definitorio del siglo xxi. China, Japón, Estados Unidos, Alemania o Francia, entre otros, consideran la Inteligencia Artificial un elemento geoestratégico y central en sus políticas nacionales. En este sentido, por la capacidad técnica existente y por la ingente masa de datos en español, contamos con el potencial para nutrir un ecosistema de inteligencia artificial de clase mundial en español.
La Inteligencia Artificial puede ser definida como el conjunto de tecnologías y algoritmos que permiten a las máquinas realizar actividades cognitivas complejas, hasta ahora reservadas a los seres humanos: toma de decisiones, mejora en la ejecución de rutinas, aprendizaje, razonamiento y, entre otras, el procesamiento de lenguaje natural.
Para esta última actividad, el procesamiento de lenguaje natural, las palabras y las particulares gramáticas del idioma abordado son determinantes, pues configuran los patrones de evaluación. En este caso particular estaríamos ante un reto técnico (la excelencia de los algoritmos) y lingüístico (el adiestramiento de los algoritmos en un idioma determinado), siendo determinantes el volumen y la escala con los que el sistema pueda ser abastecido y adiestrado.
Así, la comunidad hispanohablante podría alcanzar un importante papel en la conformación y desarrollo de tecnologías en Inteligencia Artificial aplicadas al procesamiento del lenguaje natural, con repercusiones positivas en la comunidad científica, las Administraciones públicas y las empresas del conjunto de nuestros países.
Señoras, señores, innovación y futuro nos transportan al mismo lugar, aquel en el que los sueños esperan a ser cumplidos y las ambiciones más nobles, satisfechas. Allí se dirige, decidida, esta pujante y emprendedora comunidad hispanohablante.
Gracias por su atención.