Como Director del Proyecto del Centro Virtual Cervantes, del Instituto Cervantes, es un placer para mí presentarles el proyecto del Centro Virtual.
Lo primero que les llamará la atención es ver que la pantalla de mi derecha está apagada y que el ordenador no va a ser utilizado en esta presentación. Efectivamente, los que trabajamos con las redes sabemos que se suele cumplir inexorablemente la llamada Ley de Murphy que dice que todo lo que puede salir mal, sale mal, y una conexión hipotética que hiciéramos a Madrid se convertiría en una larga charla sobre «Bueno, esto funciona bien muchas veces; ya se sabía que hay que esperar…» y demás cosas más bien poco lucidas. Por consiguiente voy a utilizar una técnica milenaria que es la palabra.
El Centro Virtual del Instituto Cervantes es la unión de un proyecto de Estado, los fines del Instituto Cervantes, y un proyecto de nuevas tecnologías. Un maridaje como éste suele ser problemático, sobre todo por una cuestión: toda apuesta en el campo de las nuevas tecnologías nos introduce en un terreno nuevo.
No me resisto a contarles una anécdota sobre este tema, que es la siguiente: cuando el Parlamento Británico tuvo noticia de que se había inventado en Norteamérica una cosa nueva que era el teléfono para transmitir la voz a distancia, se creó una comisión para hacer una evaluación de la importancia que esto podría tener. La conclusión de la comisión fue clarísima: «En Inglaterra nunca triunfará el teléfono, hay demasiados chicos de los recados».
Bien, esta anécdota tiene una segunda parte: En Estados Unidos, por la misma época, una persona que representaba el lado más optimista, dijo: «¡Uy! esto del teléfono yo creo que tiene futuro, puedo ver la época en que cada ciudad tendrá su propio teléfono». Bien, lo que nos enseña esto es que se trata de un campo —como mínimo— resbaladizo.
Los fines del Instituto Cervantes, como bien saben, son la difusión de la lengua española y de la cultura hispánica en todo el mundo. El Instituto Cervantes, como otras muchas instituciones similares en el mundo —como el Goethe Institut, por ejemplo— ha venido funcionando con una estructura típica de centros en una serie de lugares. Concretamente, el Instituto Cervantes tiene, ahora mismo, 34 centros repartidos un poco desigualmente por todo el mundo.
Hasta hace pocos años la mejor forma de cumplir un cometido como éste era identificar una ciudad objetivamente útil para el proyecto, crear un edificio, mandar una dotación de profesores, crear servicios, para acabar dando clase y creando actos culturales en un radio de unos 10 kilómetros a la redonda.
Bien, los tiempos han cambiado y también han cambiado mucho los costes y los procedimientos. Hoy en día, cuando estas intervenciones físicas en países lejanos tienen una carga presupuestaria muy grande, la puesta ha sido a través de la Internet crear un trasunto de los servicios que el Instituto Cervantes da de forma presencial en muchos lugares.
De hecho, lo que les voy a contar está en fase de proyecto, lo que significa no que no existan muchos de los materiales que les voy a relatar, sino sencillamente, que en gran parte están en fase de prueba piloto con centros del Instituto Cervantes de una forma que luego les comentaré.
En primer lugar voy a esbozar, a grandes rasgos, qué tipo de materiales y de intervenciones en Internet son los que están previstos. Para empezar por lo más próximo, el campo de la lengua. En el campo de la lengua la enseñanza de español es un objetivo claro del Instituto Cervantes. ¿Qué es lo que podemos hacer a través de las redes? Sencillamente crear toda una serie de materiales que sirvan de recursos a profesores y que puedan tener una cierta utilidad también para gente que está estudiando español en todo el mundo.
Como es lógico, dada la estructura del medio, hay cuestiones que por el momento no se van a tocar, como sería, por ejemplo, la interacción verbal en tiempo real entre un profesor y un alumno. Sí que hay muchas otras cosas que se pueden hacer en la red, incluso con una estructura por parte de los usuarios no muy elevada, como serían, por ejemplo, ejercicios de comprensión auditiva, de lectura, de pruebas sobre lo que se ha leído, lo que se ha entendido; sistemas de evaluar la comprensión de un texto, por ejemplo: conectores oracionales y detectar qué tipo de comprensión está teniendo lugar por parte de la persona que está haciendo ese ejercicio.
Aquí no ocultaré que nos movemos en un terreno que está, en gran medida, abierto a la investigación, porque aunque en la red sí hay materiales sobre enseñanza de español, en muchos casos son muy deficientes y en algunos casos son directamente erróneos; contienen faltas no ya de ortografía, sino de concepto o de gramática. En otros casos son pobres visualmente, y en otros no utilizan lo suficiente los recursos del medio.
Ésta es una labor de investigación para la cual y, por fortuna, contamos con toda la experiencia didáctica del Instituto Cervantes que se va plasmando en una serie de materiales que se irán poniendo en la red y que, en algún momento, tomarán la forma de un curso con una estructura más o menos formal y que, en la primera fase, irá más bien tomando la forma de materiales por destrezas, por ejemplo, para la comprensión auditiva, para lectura, etc.
Bien, en cuanto a la lengua también, como ha surgido aquí en el Congreso, el Centro Virtual va a intervenir en dos cuestiones:
También vamos a dar posibilidad de consulta de obras de referencia sobre el español. Algunas de ellas serán ajenas; ahí invitaremos —ya están invitados— a algunos medios editoriales y de investigación para que a través de nosotros, a través del Centro Virtual, coloquen en la red obras de consulta que puedan ser útiles para el público que trabaja profesionalmente con el español.
Habrá también materiales propios, entre los cuales tengo que destacar el Archivo Gramatical de la Lengua Española, que es un archivo de unas 150.000 fichas que están clasificadas por fenómenos sintácticos de la lengua española en un corpus que reúne desde ejemplos del Poema del Cid hasta del diario ABC de los años sesenta. Este archivo gramatical de la lengua española —o AGLE— es, sin duda, el mejor archivo sintáctico del español y tiene una riqueza de tratamiento que permite, por ejemplo, entrar por la preposición, acceder a la preposición «a», buscar preposición «a» con sentido de finalidad y, por último, tomar ejemplos del siglo xx.
Bueno, el grado de profundidad de estos árboles sintácticos, para aquellas personas que les puede interesar este dato, puede llegar hasta unos 14 niveles, lo que da idea de la finura sintáctica que puede llegar a alcanzar este corpus. Este corpus constituirá una reserva de ejemplos para, por ejemplo, profesores que quieran preparar materiales y que les interese localizar ejemplos de para final en escritores latinoamericanos. Bien, esto en cuanto a proyectos de tipo lingüístico.
En el campo de la cultura y por su propia naturaleza, los proyectos son de otro género. Los Institutos Cervantes de todo el mundo dan acogida a muchas actividades culturales, como pueden ser exposiciones y conferencias.
El Centro Virtual lo que va a hacer de nuevo es un trasunto de estas actividades, igualmente dentro de las limitaciones pero también de las ventajas de la red. Por ejemplo, en el campo de las exposiciones una de las primeras que pondremos en línea es una exposición sobre un artista mexicano que es Vicente Rojo, en su vertiente de diseñador gráfico. Nosotros creemos que la red se presta mejor para unas ciertas cosas que para otras y, por ejemplo, creemos que la pantalla del ordenador no es un sitio muy bueno para ver «Las Meninas», pero sí tiene una resolución suficientemente satisfactoria para poder mostrar, por ejemplo, cubiertas de libros, logotipos, trabajos gráficos, etc. De hecho, las pruebas que estamos iniciando con estos materiales permiten una apreciación muy interesante de la obra de este gran diseñador gráfico.
Otro tipo de acto o de obra cultural que estamos planeando —insisto siempre en que hay por lo general un cierto grado de investigación en estas propuestas— es una presentación de la mayor intervención de tipo urbanístico que ha habido en la Península Ibérica en los últimos años, que es la construcción de la Barcelona Olímpica. En la red pondremos mapas sensibles que conducirán a distintas zonas de Barcelona en las cuales se podrán seleccionar ciertos edificios de los que se podrá ver plantas, alzados, croquis de trabajo de los arquitectos, fotos desde distintos ángulos, imágenes en video de 360 grados para ver perspectivas urbanas, y este tipo de materiales se complementarán con encuentros a través de la red —en tiempo real— mediante programas de charla. O bien, una parte en diferido por medio de correo electrónico y otra parte mediante programas de charla con alguno de los arquitectos con personas que se encuentren en cualquier lugar del mundo, que puedan estar interesados en esto.
En este aspecto cultural intentaremos también, así como en la portada y en las páginas generales de navegación del Centro Virtual, que la información disponible esté en varias lenguas, no solamente en español, porque por la propia naturaleza del Instituto Cervantes lo que se intenta es que en el mundo anglohablante o el alemán o el público japonés —por citar tres casos que son objetivamente interesantes— pueda acceder a contenidos y materiales. Bueno, aquí hay siempre un lado presupuestario que pone un cierto límite al número de lenguas que puedan intervenir tanto en la navegación como en los materiales, pero digamos que la tendencia es que no sea sólo en español, sobre todo en temas culturales.
Desde el punto de vista técnico, el proyecto está pensado para ser presentado en páginas de la malla mundial —o Web— que puedan ser vistas con la mayor parte de los programas exploradores (o visores o navegadores) del mercado. Es decir, que la idea de este proyecto es que cualquier institución o persona interesada en cualquier aspecto cultural o lingüístico y que tenga un navegador Netscape o uno Explorer, y no necesariamente de la última generación, pueda acceder a estos materiales.
En el futuro probablemente se pueda llegar a un doble nivel de servicios avanzados para personas o instituciones que tengan mayor ancho de línea, o tengan últimas versiones de ciertos programas que permitan mayor interacción, pero por el momento es un proyecto que apunta a lo que sería la base normal de funcionamiento con la Web.
Desde el punto de vista del acceso a estos materiales planteamos que haya, como suele ser normal en Internet, una zona absolutamente abierta para cualquier usuario, una segunda zona para usuarios registrados, en la cual, como es normal, lo que se intenta es tener un buen conocimiento vía la encuesta de registro de qué personas son las que acceden y con qué intereses, lo cual, a la larga, redunda en beneficio de ellos mismos, porque podremos orientar mejor la oferta.
Y, por último, una zona de pago, probablemente mediante suscripción, que estaría reservada para alguna zona más específica de consulta. Por ejemplo, con el archivo gramatical quizás (voy a utilizar muchas veces el «quizás» o el condicional, porque son detalles que aún no están pulidos y que probablemente hasta una fase más adelantada no lo estarán), quizás, digo, haya una zona que sea abierta, por ejemplo, en consultas simples hasta un cierto nivel del árbol, mientras que consultas más complejas que exigen trabajo de la base de datos y, a lo mejor, uso de los operadores booleanos para cruzar distintos tipos de búsqueda, a la mejor eso puede ser objeto de una suscripción como es normal en otras obras de referencia que hay en la Web.
El proyecto, como digo, está en fase inicial y los materiales que se van generando van siendo probados por la estructura de centros piloto del Instituto Cervantes, que tiene por objeto ver los aspectos técnicos, culturales y lingüísticos de los materiales. Ahora mismo tenemos cuatro centros que están situados en Casablanca, Bremen, Manila y Chicago —como ven, repartidos por una serie de husos horarios de zonas de acceso a Internet— que lo que están haciendo es tomar nuestros materiales, examinarlos y ver desde cuestiones de velocidad de acceso, posibles choques culturales, o cuestiones contrastivas con las lenguas de las zonas en que los reciben y, en fin, todo lo que puede suponer el trabajo piloto en un proyecto de estas características.
A medida que los materiales vayan siendo probados, rectificados y corregidos, comenzarán a ser puestos en la red en un momento que no me atrevo a pronosticar cuál puede ser, pero que, a grandes rasgos, podría ir entre el verano inmediato y principios del otoño, entre, digamos, junio y octubre probablemente podamos ir ya metiendo materiales de forma escalonada. En el momento en que los materiales y los servicios, como los foros —tengo que hacer un paréntesis para comentarlos— estén disponibles, se hará, por supuesto, una presentación pública y se darán todas las características de acceso.
Voy a hacer énfasis en los foros porque, aparte del apoyo a estas cuestiones de puesta en común de términos o de apoyo al Proyecto Zacatecas de libros de unificación grafemática, por supuesto crearemos estructuras de apoyo a los usuarios que entren en nuestro sitio, que estudien o que trabajen con estos materiales, que tengan propuestas, que tengan consultas sobre ellos y demás. Bien, tanto foros como materiales serán abiertos al público en algún momento que oportunamente se dará a conocer.