En nombre del pueblo y del Gobierno de México, doy la más cálida bienvenida a todos ustedes a esta hermosa ciudad de Zacatecas, tan entrañablemente mexicana y tan representativa de la cultura que nos une.
Significativamente nos reunimos en una ciudad que viene de cumplir 450 años de su fundación, y en un año en el que se conmemoran 450 del nacimiento de don Miguel de Cervantes Saavedra.
Es motivo de profundo honor y de especial alegría, que los Reyes de España hayan aceptado estar presentes en la inauguración de este Congreso, pues su celebración ha sido un anhelo largamente compartido por la comunidad de lengua española de todo el mundo.
Por eso, en octubre de 1992, siendo Secretario de Educación Pública, tuve el honor de acudir a Sevilla para ofrecer que nuestro país fuese sede de un primer Congreso Internacional que habría de tener lugar en 1994 y por eso también desde su inicio, mi Gobierno retomó la tarea de organizar el Congreso conjuntamente con el Instituto Cervantes, alentados además por el honroso y decidido apoyo del Rey de España.
En todo momento las labores de organización han estado guiadas por nuestro común amor a la lengua, la lengua que comparten cerca de 400 millones de hombres y mujeres en 20 naciones. La lengua que representa un gran patrimonio que nos hermana en historia, en cultura y en destino.
Nos ha animado, asimismo, la responsabilidad de que en México se origina hoy la Comunidad hispanohablante más numerosa del mundo, y nos anima, sobre todo, que el español sea la lengua de nuestra unidad nacional en un marco de vigorosa pluralidad cultural y étnica en el que estamos resueltos a proteger y promover también el cultivo de las lenguas indígenas
A los mexicanos nos enorgullece hablar, leer y cultivar una lengua de historia milenaria y de inmensa y variada geografía: la lengua del Cantar del Mío Cid y del Quijote, la lengua universal y fecunda de Quevedo, de Garcilaso y de Sor Juana: la lengua vigorosa y palpitante de Borges y Darío, de Cortázar y de Neruda, de Machado y de Rulfo.
Los mexicanos sabemos que el español fue la lengua de nuestro mestizaje y de una historia muy larga en común, y que también es la lengua de nuestras libertades.
El español es la lengua hondamente propia en que están escritas las actas de independencia y las Constituciones de los países aquí representados. El español es la lengua con que hoy nuestros pueblos están construyendo una sólida democracia, con que manifiestan sus legítimas aspiraciones de equidad y demandan un futuro de bienestar y justicia.
Como afirma Octavio Paz, decir lengua es decir civilización, comunidad de valores, símbolos, creencias, visiones, preguntas sobre el pasado, el presente, el porvenir.
En español hemos construido nuestras instituciones nacionales, nuestra historia y nuestra literatura. En español se ha expresado la grandeza de Iberoamérica.
Justamente tres grandes hombres de letras e ideas que han merecido los mayores reconocimientos y que representan la diversidad geográfica y la vitalidad creativa del español nos iluminarán esta mañana con sus palabras.
En nombre del Gobierno de México, agradezco muy especialmente a Camilo José Cela, a Gabriel García Márquez y a Octavio Paz que hayan aceptado participar en esta ceremonia.
Al lado de toda la comunidad hispanohablante, los mexicanos queremos que el español siga siendo una lengua construida entre todos. Una lengua que nos hermane en la paz y la mutua comprensión. De ahí que en este fin de siglo tan rico en transformaciones sea especialmente importante deliberar sobre la lengua española en los medios de comunicación y ante las nuevas tecnologías.
Compartimos la certeza de que en nuestro tiempo la educación y los medios de comunicación tienen la alta responsabilidad de defender la unidad básica de la lengua que nos identifica, así como promover el respeto por las variantes nacionales y regionales del español.
Tengo entera confianza en que este Congreso contribuirá a fortalecer el compromiso de los profesionales de la comunicación con el cuidado y enriquecimiento de la lengua española. De igual modo estoy seguro de que de Zacatecas surgirá un nuevo espíritu entre estudiosos, maestros y comunicadores para apoyarse recíprocamente en sus tareas para buscar respuestas adecuadas a los desafíos tecnológicos de la comunicación y para fomentar el diálogo que es la esencia de nuestra lengua.
El diálogo es entendimiento y respeto, es conciliación y reconciliación, en muchos sentidos es la medida de nuestra forma de ser. El diálogo es hoy la base de nuestra convivencia social, política y cultural, y su instrumento fundamental es nuestra lengua.
Hago votos porque este Primer Congreso Internacional de la Lengua Española contribuya a preservar y fortalecer una herencia cultural que nos hermane y enriquezca en beneficio de los millones de hombres y mujeres que hoy hablan el español y de los millones que lo hablarán mañana.
Muchas gracias.