Mi especial agradecimiento merecen los organizadores de este III Congreso internacional de la Lengua Española. El comité organizador argentino y su presidenta de honor, la senadora doña Cristina Fernández de Kirchner, el Instituto Cervantes, la Real Academia y las 21 academias que con ella integran la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Nuestro agradecimiento se extiende a las diversas empresas argentinas y españolas que con su valioso patrocinio lo hacen posible, nuestra sincera gratitud finalmente a la provincia de Santa Fe y a la intendencia y al pueblo de Rosario. Con la celebración de este III Congreso se consolidó la feliz la iniciativa propuesta en Sevilla en el año 1992 por el entonces presidente de México Ernesto Zedillo de propiciar con carácter periódico un foro abierto a la a reflexión de todo el mundo hispanoparlante sobre el patrimonio común de su lengua. Fijó el Congreso de Zacatecas su mirada en la especial responsabilidad que los medios de comunicación tienen en el uso de lo que constituye su herramienta de trabajo: la palabra.
Atendió el congreso de Valladolid a las posibilidades que abre la llamada Sociedad de la Información a una lengua como el español, así como los retos que a la vez le plantean. Los convoca ahora, señores congresistas, para que reflexionéis en dialogo abierto sobre identidad lingüística y globalización.
Señoras y señores: todas las lenguas son el mayor o en menor grado mestizas, y el castellano lo fue desde su configuración inicial; se hizo español ensanchando su mestizaje primero en la península y más tarde, y de modo decisivo, a desarrollarse en América. Todos y cada uno de los contactos con otras lenguas y culturas han ido depositando en la lengua española marcas de mentalidades, costumbres y sensibilidades distintas. Señas particulares de identidad que se cimientan en ellas sin borrarse, de modo que el español se configura y vive como un idioma común, con una muy trabada unidad, desde luego, en el que resuenan muy diversos ecos. Plural y polifónica compuesta de muchas voces en correspondencia con ello nuestra identidad lingüística es la suma convergente de muchas identidades.
Esperamos que este Congreso de Rosario aporte luz sobre ese fenómeno tan histórico como actual y ayude a que, conociendo la pluralidad de lo que somos, se avive la conciencia de la comunidad que formamos en y por la lengua.
No se puede olvidar en este punto que la comunidad hispanohablante añade al patrimonio común la riqueza del plurilingüismo; muy conscientes de ello, los organizadores de este evento han reservado dos jornadas para estudiar la fecunda relación del español en América con las numerosas lenguas indígenas y del castellano con el resto de las lenguas de España. No debe proyectarse la mirada únicamente en sentido retrospectivo por más que desde la historia, con sus luces brillantes y con sus densas sombras, obtengamos lecciones útiles, entre otras la del enriquecimiento mutuo que la convivencia de lengua siempre ha supuesto y puede suponer hoy.
Se trata por lo tanto de promover el conocimiento, de fomentar el diálogo; porque precisamente la palabra nos ha sido dada para completarnos mediante la comunicación en todas las dimensiones de nuestra existencia. «Ciudad de Palabras» llamó Platón a la comunidad política que se construye sobre la base de una comunidad de culturas compartidas, integradas a su vez por el mestizaje de elementos culturales comunes.
Señoras y señores: en ese horizonte, el complejo fenómeno de la globalización plantea problemas que no deben ignorarse. Son muchos los que avistan el peligro de una incontrolable fuerza uniformadora que amenaza con borrar las diferencias que nos individualizan y que conforman nuestra plural identidad. Es de seguro que los filósofos, sociólogos, creadores, estudiosos y profesionales del ancho mundo de la comunicación aquí presentes podrán avanzar en el análisis de esta importante cuestión que también abre nuevas posibilidades. Desde el punto de vista lingüístico parece claro que ese mismo fenómeno globalizador puede permitir al español en su creciente expansión consolidarse como lengua de comunicación internacional.
Facilita sin dudas este hecho esa robusta unidad en nuestra lengua que se orienta y expresa en la variedad. Un ejemplo de ello es el Diccionario Panhispánico de Dudas cuya idea nació, por cierto, en el Congreso de Zacatecas. En ese proyecto han trabajado con el apoyo del Instituto Cervantes, las veintiuna Academias que aquí van a presentar el fruto de su estudio. Este es el resultado del arduo trabajo que las Academias han logrado desarrollar entre todos y en pie de igualdad porque la lengua la hacemos entre todos y es de todos. Esta hora sirve de preludio a otras muchas; entre ellas, la más importante será sin dudas la nueva gramática del español que por primera vez lo será del español total diverso y único, desde México a la Patagonia o a Bogotá o el Cuzco. En esa línea de reflexión sobre lo que podemos y necesitamos hacer juntos para promover la internacionalización del español, cabe situar iniciativas como la que el Instituto Cervantes esta promoviendo para que los Diplomas del Español como Lengua Extranjera sea un título compartido por las instituciones culturales y de enseñanza de todos los países hispanohablantes.
Señoras y Señores: este congreso se inaugura en vísperas del 400 aniversario de la aparición de la primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. En el Quijote desembocaba una larga tradición y de él partía otra nueva que también se encausaba en un genero nuevo. El caballero y su escudero inauguraban un modo de convivencia y sociabilidad, de intercambio continuo de ideas y opiniones diversas y opuestas como vías para hallar un resultado convergente, que en donde puede encontrarse en realidad es en la lengua del pueblo.
Nada tiene, pues, de extraño que cientos de ejemplares del Quijote cruzaran el océano en el año 1605 y, tras cabalgar por tierras de América, el pueblo pudiera oírlos por boca de lectores en mil lugares. Nada tiene de extraño que convirtiendo al Quijote en figura familiar toda nuestra lengua se transforme a lo largo y a lo ancho, como dice Carlos Fuentes, en territorio de la Mancha. Desde entonces en virtud del milagro cervantino del que hablaba José Luis Borges a todos nos es más común, todo nos es más cercano e íntimo. Ojalá que este III Congreso Internacional de la Lengua Española que convierte a Rosario en ciudad de palabras contribuya a ensanchar nuestro ser individual y colectivo al modo cervantino; esto es, ampliando los espacios del diálogo.
Concluyo mis palabras felicitando a los organizadores de este importante encuentro y agradeciendo a todos los congresistas su esfuerzo y entrega, deseándoles el mayor de los éxitos en sus trabajos en el marco de este encuentro que con tan gran ilusión inauguramos hoy.
Muchas gracias.