Miguel Lifschitz

Discurso de clausuraMiguel Lifschitz
Intendente de Rosario

Cuando hace ya más de un año comenzábamos a soñar con la posibilidad de que Rosario Fuera elegida sede del III Congreso Internacional de la Lengua Española, sabíamos no sólo que ese sueño era posible de alcanzar, sino que trabajaríamos sin descanso para que se cumpliera tal cual lo deseábamos.

Y hoy estamos aquí, narrando la realización de ese sueño, despidiéndonos, luego de cuatro días intensos de debate, diálogo e intercambio de ideas en torno a todo lo que la lengua española convoca dentro de su inmenso universo.

Hoy el español es la lengua que se habla más allá de las fronteras de Iberoamérica, las migraciones y la globalización tecnológica han servido de vínculo esencial para instalar nuestra sonoridad lingüística en las diversas regiones del mundo. Allí donde alguien habla español, habla cada uno de nosotros, y en esa voz, la amplísima riqueza de nuestra cultura se expresa y se difunde. Cuidar este idioma maravilloso, esta casa inmaterial en la que habitamos, requiere de nuestro compromiso cotidiano. Este Congreso ha demostrado que somos plenamente conciertes de las tareas que ese compromiso nos exige.

Rosario se siente orgullosa y feliz de haber oficiado de ciudad anfitriona.

Nuestra ciudad se alegra de haber cobijado bajo su cielo a todos visitantes que hasta aquí han llegado y cálidamente les agradece que hayan contribuido a ayudarnos con su presencia para que nuestro sueño se cumpliera.

No puedo más que agradecer a todos los que han colaborado para el éxito de esta empresa. A las autoridades de la Real Academia Española, del Instituto Cervantes, de la Asociación de Academias de Lengua Española, al Gobierno de España y a sus Reyes, al Gobierno de la Nación Argentina y al Gobierno de la Provincia de Santa Fe, a las delegaciones extranjeras que se hicieron presentes, a los panelistas que aceptaron participar de este encuentro, a las empresas privadas que no dudaron en brindar su apoyo, a los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales por la extraordinaria cobertura que realizaron del congreso y al cálido y generoso pueblo de la ciudad de Rosario que puso lo mejor de sí y acompañó con entusiasmo esta aventura cultural..

Ojalá que este acercamiento sin fronteras que hemos vivido en estos días sirva para seguir impulsando nuevos desafíos que nos tengan como protagonistas, que este poderoso debate e intercambio de miradas en torno al universo de la lengua española haya servido para estrechar los lazos de hermandad que unen a nuestras naciones y comunidades iberoamericanas y también para ratificar una vez más nuestra confianza en el valor del diálogo como herramienta esencial de convivencia humana.

Si así fuera, habremos cumplido largamente con nuestro objetivo.

Muchas gracias.