Víctor García de la Concha

Discurso de clausura Víctor García de la Concha
Director de la Real Academia Española. Presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española

Tras los congresos de Zacatecas y Valladolid, con el congreso fundacional de Sevilla, el congreso de Argentina de Rosario era una meta.

Le servían de pabellón una gloriosa tradición cultural y lo que era más importante; la voluntad de un pueblo que en medio de circunstancias coyunturales difíciles quería mostrar al mundo, en este caso de manera inmediata a la comunidad hispanohablante, su vitalidad inagotable, su deseo y su voluntad real de ser. Poco importa a estas alturas, con más exactitud no importa absolutamente nada, las dificultades que hubo que salvar, importa sí, y a decir verdad importa muchísimo subrayar que fue posible superar obstáculos gracias a una voluntad decidida de colaboración.

Quisiera añadir a esa lista de gratitudes, mi gratitud especial a la Academia Argentina de Letras y a su presidente, a los colaboradores del Instituto Cervantes y de la Academia y de la Asociación de Academias que han trabajado en el anonimato, pero sobre todo, deuda de gratitud con los congresistas que han venido de todas las partes del mundo sin ningún otro ánimo que servir a la lengua. A los participantes que han venido de tantas partes, profesores jóvenes de Puerto Rico, de Colombia, del Uruguay, del Paraguay, de Chile, de tantas partes y fundamentalmente, al pueblo de Rosario porque en ningún Congreso de los hasta ahora realizados, fue tan protagonista como fue el pueblo de Rosario en este Congreso Internacional.

Gracias.