Contacto de lenguas y educación intercultural bilingüe Dante Porfirio Callo Cuno
Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (Perú)

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Resumen

En el Perú, casi un tercio de la población tiene competencia en lengua amerindia; alrededor de cinco millones de hablantes. Cerca de cuatro millones hablan quechua. Aproximadamente medio millón son hablantes de aimara, y unos trescientos mil, de una o más de las 47 lenguas habladas en la Amazonía y los Andes. El propósito de la ponencia es mostrar algunas características de la lingüística del contacto para entender la educación intercultural bilingüe.

Contacto de lenguas

La historia lingüística de América está determinada por la existencia de unas lenguas a las que se superpusieron las lenguas de los colonizadores españoles y portugueses en el sur y en el centro, ingleses y franceses en el norte, y a partir del siglo XIX, y de la independencia de nuevos Estados, por las sucesivas oleadas migratorias.

En el Perú los conquistadores españoles oscilaron durante un tiempo entre una política de imposición del español como instrumento de organización administrativa y de control político y algunos esfuerzos por aprender las lenguas amerindias, principalmente el quechua y el aimara, para facilitar la evangelización, una postura defendida por los religiosos y luego abandonada. Posteriormente, los regímenes políticos de la independencia y la república, mantuvieron exclusivamente el español en todos los ámbitos de la vida social, y a pesar de los esfuerzos realizados de manera aislada y esporádica por algunos gobiernos para valorar y promover el aprendizaje de las lenguas amerindias a través de programas de educación intercultural bilingüe, la situación sigue prácticamente igual (Callo, 2015).

Pese a ello, las lenguas andinas y amazónicas mantienen vigencia como instrumentos de comunicación en diversas regiones del país; las antiguas lenguas del incario representan alrededor del 25% de la población.

Los procesos de españolización en América en los últimos quinientos años tuvieron como objetivos, la uniformización lingüístico-cultural como mecanismo que contribuyera a la conformación y/o consolidación de los Estados nacionales; la diversidad era considerada como un problema que era necesario superar o erradicar. Efectivamente, quienes generaron políticas aisladas de planificación lingüística no entendieron los fenómenos sociolingüísticos y los sistemas de contacto de lenguas que se vienen produciendo desde tiempos muy remotos; no debemos olvidar que no son las lenguas las que entran en contacto vía sus sistemas, sino que son los hablantes, en situaciones de contacto, quienes actúan con estas lenguas.

La situación de contacto genera una serie de variedades lingüísticas. Estas variedades constituyen un conjunto de modalidades expresivas que se usan en diversas comunidades de habla y que llegan a adquirir en muchas ocasiones, el valor de variantes diastráticas o diafásicas y forman parte de un sistema paradigmático condicionado.

En verdad es muy difícil identificar a un país como estrictamente monolingüe debido a que las comunidades multilingües son la gran mayoría. De hecho, el contacto de lenguas es un fenómeno universal y ocurre día a día. La situación lingüística en América tomando en cuenta su problemática es una situación de bilingüismo o multilingüismo social diglósico. Se usan dos o más lenguas en la comunicación convencional: las lenguas amerindias y el español; las primeras son minoritarias y usadas de manera informal; mientras que el español es el idioma común y mayoritario, el único a ser usado en situaciones formales.

En el mundo de hoy son numerosos los casos en que conviven lenguas diferentes en áreas geográficas muy pequeñas. Las situaciones de bilingüismo y multilingüismo, más o menos estables en las que dos o más lenguas han coexistido paralelamente por largo tiempo y ninguna parece estar en vías de caer en desuso, son comunes. Debemos tener presente que es difícil identificar un país como estrictamente monolingüe. De hecho, las comunidades bilingües y multilingües son mayoritarias; existen en el mundo unas 5.000 o 6.000 lenguas, pero solo 140-150 Estados nacionales.

El contacto de lenguas es un hecho cotidiano y universal. En las comunidades lingüísticas la convivencia conlleva a influencias mutuas, y la situación de bilingüismo o multilingüismo, implica el estudio de lenguas mayoritarias y minoritarias, oficiales y no oficiales, nacionales, supranacionales y locales. Los trabajos de Fishman (1968) y López Morales (1989) han caracterizado muy ampliamente los rasgos propios de comunidades bilingües y multilingües. La historia es testigo de las influencias que ejercen unas lenguas sobre otras, influencias que contribuyen de modo decisivo a darle a cada una su particular fisonomía: toda lengua puede mostrar algunos rasgos dejados por el contacto con otras variedades. Las lenguas puras sencillamente no existen.

Las campañas aisladas de culturización, según López y Küper (1999), que se generaron en América hasta la década de los cincuenta del siglo pasado, hoy han cambiado. Los Estados han reconocido que las lenguas amerindias son bienes culturales. En la actualidad las constituciones de por lo menos once países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Venezuela) reconocen y aceptan su pluriculturalidad o multiculturalidad. A estos se suman otros cuatro (Chile, El Salvador, Honduras y Panamá) que, con disposiciones de menor rango reconocen también tales derechos y, entre ellos, el relativo a una educación diferenciada.

En América existen cerca de quinientas lenguas amerindias. En Guatemala, destaca la complejidad existente de por sí por el contacto y el conflicto entre el español y 22 lenguas amerindias. En Colombia, país en el cual la población indígena constituye solo 1,7% de la población total, se hablan entre 64 y 68 idiomas diferentes, mientras que en Bolivia y Guatemala, países con una población indígena que bordea el 60%, se está ante 32 y 23 idiomas distintos, respectivamente. Por su parte, Brasil tendría más de 170 lenguas cuando su población indígena no supera los 300.000 habitantes o el 1% de la población total.

El contacto de lenguas trae consigo una serie de manifestaciones lingüísticas y sociales. Nos encontramos no solo ante un concepto de comunidades bilingües, sino también frente a contextos de enseñanza y aprendizaje de lenguas naturales, pasando por las fronteras territoriales o geográficas. En estas situaciones, surgen fenómenos lingüísticos que se desarrollan en todos los niveles de la lengua receptora (interferencia, convergencia, préstamo, calco), Moreno Fernández (1998).

Las lenguas amerindias en contacto con el español

La característica fundamental del contacto entre la lengua española y las lenguas andinas y amazónicas ha sido la dominación de los hablantes del español, determinada por la conquista de los territorios que actualmente componen nuestra América por parte de los españoles y la continuidad que se da durante la colonia y las entidades políticas hispanoamericanas surgidas en el siglo XIX con la independencia.

Este hecho extralingüístico principal ha adaptado todos los factores socioculturales de esta situación de contacto. Las actitudes estereotipadas hacia las lenguas amerindias favorecen al español cuyo predominio ha ido creciendo de manera constante a lo largo de cinco siglos transcurridos desde su llegada a América y que ocupa un puesto más alto en la escala de prestigio en todos los países hispanoamericanos como lengua de la administración, de la educación formal, de la literatura erudita, de los medios de comunicación y de las clases dominantes.

Por ello el español es la lengua de la promoción social, porque permite comunicarse con mayor número de personas en el ámbito nacional y regional. Sin embargo, los siglos de contacto entre el español y las lenguas amerindias, han producido cambios importantes en ambas lenguas. Las influencias no son unidireccionales, sino recíprocas, ya que el español, desde los primeros años de conquista, ha influido en todos los niveles de las lenguas amerindias, y hoy más que nunca, es imposible hallar una variedad lingüística que no recurra al español en la conversación diaria. Es así, que en el Perú se está generando una modalidad lingüística con alta incidencia del español en las lenguas andinas y amazónicas, no solo en el léxico, sino también de forma especialmente significativa en aspectos de la morfología y la sintaxis.

Es urgente que el Estado peruano le dé una mirada reflexiva, humana y social a estas comunidades lingüísticas con el fin de estructurar programas permanentes de planificación y de educación intercultural bilingüe para el fortalecimiento y mantenimiento de las lenguas amerindias.

Según el censo de 2017 el español es el idioma que la mayoría de la población en el Perú aprendió en su niñez: 22.209.686 personas (el 82,6% de la población de mayores de 5 años) manifestaron haber aprendido este idioma en la niñez, seguido del quechua con 3.735.682 personas (13,9%), el aimara con  444.389 personas (1,7%), otras lenguas nativas con  210.017 personas (0,8%) y otro tipo de lenguas con 83.981 personas (0,3%). También se registraron 48.910 personas que manifestaron tener como lengua materna un idioma extranjero, 24.624 personas que no escuchan ni hablan y 10.447 personas que aprendieron en su niñez como lengua materna la lengua de señas peruana.

Según el área de residencia, en el área urbana la mayoría de la población, es decir 18.822.778 personas (87,9%), aprendió en la niñez el español y 2.344.487 (11,0%) manifestaron haber aprendido una lengua nativa (quechua, aimara u otra lengua autóctona).

En el área rural 3.386.908 (61,8%) de la población aprendió el español y 2.045.601 (37,4%) una lengua nativa, especialmente el quechua (30,3%).

La educación intercultural bilingüe en el Perú

Las últimas décadas del siglo XX fueron de gran importancia en la vida política y cultural del Perú. Una de las más novedosas fue la Reforma Educativa que nació al amparo de la Ley General de Educación 19326 promulgada en 1972; incluyó un nuevo nivel en el sistema, la educación inicial, y un nuevo modelo, la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) para las poblaciones de lenguas originarias.

La implementación de la Política Nacional de Educación Bilingüe (PNEB) en 1972 y el Decreto Ley 21156 por el que se oficializó el quechua en 1975, «colocaron al Perú en la vanguardia de la legislación que promovió la educación bilingüe en Sudamérica» (Zúñiga, 2002). Efectivamente, el artículo 12 de la Ley General de Educación de 1972 reconoce, según el Ministerio de Educación, la diversidad cultural y lingüística:

La educación considerará en todas sus acciones la existencia en el país de diversas lenguas que son medios de comunicación y expresión de cultura, y velará por su preservación y desarrollo. La castellanización de toda la población se hará respetando la personalidad cultural de los diversos grupos que conforman la sociedad nacional y utilizando sus lenguas como vehículos de educación.

Después de cincuenta años de institucionalización de EIB, su implementación ha tenido una serie de limitaciones y, lo más grave, en palabras de Madeleine Zúñiga, no ha logrado mayor aceptación de los actores educativos; no ha influido en los programas curriculares para poblaciones rurales, menos para escuelas urbanas y no tiene presencia en la sociedad nacional. Y por qué ocurre esta situación. En primer lugar, porque no existe una política clara de planificación lingüística en relación a un proyecto educativo de calidad y equidad; en segundo lugar, la clase política dominante, no comprende en su real dimensión la realidad multilingüe y pluricultural del país. Perú es uno de los países con mayor diversidad cultural y lingüística de la región con 55 pueblos originarios o indígenas, y 47 lenguas amerindias que son habladas por más de cinco millones de personas en costa, sierra y selva.

La EIB debe generar procedimientos que posibiliten el aprendizaje gradual y progresivo de la lengua de la lengua patrimonial como primer idioma con el fin de evitar el cambio o sustitución lingüística por la lengua dominante.

La difusión del español debe incluir la realidad de las culturas y lenguas de los estados iberoamericanos. La defensa de la diversidad cultural y lingüística es una necesidad de gran valor para el desarrollo de las comunidades de habla.

La EIB está a cargo del Gobierno nacional a través del Ministerio de Educación (MINEDU) que se constituye como el órgano rector de todo el sistema educativo, y de los gobiernos regionales a través de las Direcciones Regionales de Educación (DRE) y de las Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL).

En el Ministerio de Educación existe una dirección en línea a cargo de EIB, que es la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe (DEIB) dentro de la Dirección General Básica Alternativa, Intercultural Bilingüe y de Servicios Educativos en el Ámbito Rural (DIGEIBIRA).

Perú cuenta con 26.862 instituciones de Educación Intercultural Bilingüe donde estudian 1.239.389 niños, adolescentes y jóvenes que hablan una de las 47 lenguas amerindias; ellos tienen derecho a una educación intercultural bilingüe en la que puedan aprender a leer y a escribir en su propia lengua y en español, lengua de comunicación nacional, como segunda lengua.

El objetivo es mejorar sus competencias lingüísticas y buscar que puedan comunicarse en diversos contextos de interacción social y cultural.

Desde el 2007 se evalúa la comprensión lectora en lenguas como el quechua Cusco Collao, aimara, awajún y shipibo-conibo en cuarto grado de EIB; en el 2014 se añadió el quechua chanca y en el 2016, el asháninka.

Normas para el desarrollo de la Educación Intercultural Bilingüe

La Educación Intercultural Bilingüe es un derecho fundamental de los niños y adolescentes de cualquier lugar del mundo. En el caso de los pueblos originarios del Perú, la educación básica debe darse en su lengua de cuna, y tienen derecho igualmente a aprender el español como L2.

- La Constitución Política del Perú promulgada en 1993, establece que toda persona tiene derecho «a su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la nación. Todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante intérpretes» (Art. 2, inciso 19). Establece también, que el Estado «fomenta la educación bilingüe intercultural según las características de cada zona. Preserva las diversas manifestaciones culturales y lingüísticas del país. Promueve la integración nacional» (Art. 17).

Además, expresa que «son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según Ley» (Art. 48).

-  Ley para la Educación Bilingüe Intercultural, No 27818 (2002).

-  Ley para la Educación Bilingüe Intercultural, No 28044 (2003); establece que el Estado reconoce la diversidad cultural peruana como un valor y fomenta la educación bilingüe intercultural en las regiones donde habitan los pueblos indígenas.

-  Ley de Protección de Pueblos Indígenas u Originarios en Situación de Aislamiento y en Situación de Contacto Inicial, No 28736 (2006).

-  Ley que regula el Uso, Preservación, Desarrollo, Recuperación, Fomento y Difusión de las Lenguas Originarias del Perú, No 29735 (2011).

-  Ley del Derecho a la Consulta Previa a los Pueblos Indígenas u Originarios, No 29785 (2011).

-  Decreto Supremo No 006-2016 que aprueba la Política Sectorial de Educación Intercultural Bilingüe.

-  Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe al 2021; documento de gestión que implementa la Política Nacional de Educación Intercultural Bilingüe. Considera todos los componentes y ejes de la política y plantea las metas, resultados, estrategias e indicadores de ejecución. El plan tiene como objetivo guiar las acciones del establecimiento de la política de educación intercultural bilingüe que permitirá que los miembros de los pueblos originarios aprendan a partir de sus referentes culturales y lingüísticos y accedan a otros códigos culturales de uso nacional e internacional.

Con base en estas disposiciones legales, el Ministerio de Educación, ha generado un modelo de Educación Intercultural Bilingüe con algunas características fundamentales. El patrón general señala que el mantenimiento y desarrollo de las lenguas propugna que la primera y segunda lengua sean utilizadas a lo largo de toda la escolaridad, donde en una primera etapa (nivel inicial, 5 años) se da énfasis a la lengua materna y se inicia el trabajo de expresión oral en la segunda lengua. Ya en primer grado (nivel primario, 6 años) se desarrolla el proceso de la lectoescritura en la primera lengua y continúa con el desarrollo de habilidades de comprensión oral en la segunda lengua.

Adquirido el código escrito en la lengua materna, progresivamente la segunda lengua irá compartiendo funciones con la primera a lo largo de toda la educación básica.

Breves conclusiones

-  El estudio del contacto de lenguas debe ser uno de los aspectos centrales en la aplicación de los programas de educación intercultural bilingüe con el fin de fortalecer los conocimientos culturales de los pueblos amerindios.

-  Desarrollar en los estudiantes un conjunto de capacidades y competencias para construir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva.

-  La educación intercultural bilingüe tiene que iniciarse desde la primera infancia con el fin de construir y valorar la identidad personal y cultural de un hablante nativo ideal; desarrollar principios de justicia, paz, tolerancia y respeto mutuo.

Bibliografía

  • Callo Cuno, D. (2015), «Interferencia gramatical en el quechua de hablantes bilingües del valle del Colca», tesis doctoral, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú (inédita).
  • Fishman, J. (1968), «Sociolinguistic perspective on the study of bilingualism», Linguistics, 6 (39).
  • López, L. E. y Küper, W. (1999), «La educación intercultural bilingüe en América Latina: balance y perspectivas», Revista Iberoamericana de Educación, 20, pp.17-85.
  • López Morales, H. (1989), Sociolingüística. Madrid: Gredos.
  • Ministerio de Educación del Perú (2013), Hacia una educación intercultural bilingüe de calidad. Propuesta pedagógica. Lima: Navarrete.
  • Moreno Fernández, F. (1998), Principios de sociolingüística o sociología del lenguaje. Barcelona: Ariel.
  • Zúñiga, M. y Gálvez, M. (2002), «Repensando la educación bilingüe intercultural en el Perú: bases para una propuesta de política», en N. Fuller (ed.), Interculturalidad y Política. Desafíos y posibilidades. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú, pp. 309-329.